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Daniel Ortega amenaza con expulsar de Nicaragua a embajadores “entrometidos”

Dictador calificó de “brutal” deportaciones de Trump, admite que sigue aceptando vuelos con nicas expulsados y ofrece “puertas abiertas” a migrantes

Daniel Ortega durante el acto para ascender al grado de “coronel general” del Ejército, a los mayores generales Bayardo Rodríguez (izquierda) y Marvin Corrales (derecha). Foto: CCC

Iván Olivares

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El dictador Daniel Ortega amenazó con expulsar de Nicaragua al “embajador que quiera darnos lecciones aquí” y se quiera “entrometer” en asuntos internos del país. 

La amenaza a los diplomáticos extranjeros surgió al mencionar que el encargado de Negocios de Estados Unidos en Cuba, habría sido llamado por la Cancillería de la isla porque, según Ortega, “empezó a querer mandar en Cuba. Se sentía delegado del imperio… se sentía un cónsul del imperio norteamericano, y que tenía bajo su dominio a Cuba”.

“Aquí, nosotros tenemos bien clara nuestra posición frente a los embajadores que quieran entrometerse. Lo dice la canción Soberanía: ‘allá afuera, que digan lo que quieran, pero en tierra nica, donde ondea la bandera azul y blanca, que fue defendida por la bandera roja y negra de Sandino: el que se trate de entrometer: ¡afuera!, como dice la canción Soberanía”.

Que vaya a dar esas declaraciones, afuera, pero aquí se respeta la bandera azul y blanca, y la bandera roja y negra”, reiteró.

Ortega también criticó las redadas y la expulsión de miles de migrantes latinoamericanos de Estados Unidos, y tildó de “fascista” al Gobierno de Donald Trump, al que evitó mencionar, y comparó esas acciones con las de los nazis. 

La acción del Gobierno de Estados Unidos “es como las persecuciones de los nazis buscando cómo cazar a los israelitas en los países europeos ocupados: donde los hallaban los sacaban a la fuerza y los llevaban a culatazos a los campos de concentración”, dijo al participar en el acto para ascender al grado de “coronel general” del Ejército, a los mayores generales Bayardo Rodríguez y Marvin Corrales.

En aparente alusión a las críticas de quienes cuestionan la creación de este nuevo grado, Ortega aseguró que “no es inventar un grado por inventarlo, sino para fortalecer al Ejército de Nicaragua, al ejército de Sandino, al ejército que surgió de la Revolución para garantizar la paz y el fortalecimiento de relaciones con el resto de ejércitos de Centroamérica”.

Nicas tienen las “puertas abiertas”

En su monólogo, Ortega dijo que “lo que está pasando en Estados Unidos”, [en referencia a las deportaciones de inmigrantes] es brutal, que no tiene nada de democrático ni cristiano. Es un comportamiento fascista. Siguen separando a las madres de los hijos. Lo siguen haciendo. Las familias andan huyendo y donde los capturan se llevan a las madres detenidas y se llevan a los niños para otro lado”, aseguró.

También hizo referencia a la resolución del Gobierno de Estados Unidos “que aprueba la expulsión de un poco más de 500 000 ciudadanos venezolanos, cubanos, haitianos, nicaragüenses, salvadoreños, y la pobre gente anda huyendo, perseguida. ¡Es algo terrible, terrible!”, exclamó. También aludió que la labor de miles de nicaragüenses, salvadoreños, mexicanos, guatemaltecos, haitianos “enriquece a Estados Unidos”, porque ejecutan las obras en las que ya no trabajan los estadounidenses.

Al expresar su “solidaridad con todos esos hermanos perseguidos, en particular con los hermanos nicas”, aseguró que los connacionales que están siendo expulsados de ese país “tienen las puertas abiertas”. Ortega admitió nuevamente que un número indeterminado de nicaragüenses “han estado ingresando en vuelos, y aquí los recibimos muy bien. Migración los atiende muy bien. Se revisa su estado de salud, se les alimenta y se les traslada a su casa, incluso si están en Waspam o Quilalí, hasta allá los lleva el Ministerio de Interior”, aseguró.

Ortega se permitió recomendar que “no se les ocurra regresar a Estados Unidos de nuevo, porque eso es un terror. Esta es su tierra. Esta es su patria, y aquí podrán trabajar en paz”, prometió, pese a que más de 350 000 ciudadanos se vieron obligados a irse del país huyendo de la persecución y la represión que efectúa el Gobierno de Ortega y su esposa, Rosario Murillo.

Aunque mencionó a la migración que está motivada por razones económicas, Ortega la circunscribió a la época de la dictadura de los Somoza, obviando que es durante sus dos administraciones -la década de los años 80 del siglo pasado, así como el período que comenzó en 2018- cuando más nicas han salido del país en busca de empleo o de seguridad.

Al hablar de esos migrantes “que se fueron a Estados Unidos buscando mejorar sus condiciones de vida durante el gobierno de Somoza”, el dictador mencionó a unas hermanas de su padre, “que se fueron a San Francisco -territorio que le robaron a México- a trabajar. Ya estaban mayores, y se fueron a cuidar niños, y cuando podían, le enviaban a mi padre 20 dolaritos, 30 dolaritos, por ese sentido de cooperación que tenemos los nicaragüenses”, relató.

Ucrania, el SICA, y la CELAC

El resto del discurso de Ortega transitó por lugares comunes como la guerra en Ucrania, el retraso en la elección de un nuevo secretario general para el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), o la inoperancia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Sobre la agredida nación europea, señaló que son “los mismos nazis que han venido tomando el poder en Alemania, en Inglaterra, en Francia, los que están hablando de invertir miles y miles de millones para armar a los fascistas de Ucrania”. Aunque valoró que las estancadas conversaciones de paz al menos sirvieran para intercambiar prisioneros y cadáveres, dijo que “a [Volodímir] Zelenski [presidente de Ucrania] ya se le venció su período. Tenía que haber convocado a elecciones, pero nadie cuestiona eso”.

A pesar que la Constitución Política de Nicaragua impedía la reelección consecutiva y prohibía presentarse para un tercer mandato presidencial, Ortega ocupa la presidencia del Gobierno de Nicaragua desde enero de 2007. Su última reelección ocurrió después que encarcelara a los precandidatos que tenían posibilidades de vencerlo en una elección libre.

El dictador también recordó el fracaso de su administración en el SICA al tratar de nombrar a otro nicaragüense para el cargo de secretario general, conforme a las normas del organismo regional.

“Ha habido cierto debilitamiento sobre el SICA. Seguimos pendiente que se nombre al secretario del SICA, que le corresponde a Nicaragua, pero más allá de ese nombramiento, estamos logrando mantener el intercambio en la región” en lo económico, en el campo de la seguridad; de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, señaló.

Ortega también tuvo palabras de elogio para la entidad castrense, al asegurar que “el Ejército ha logrado establecer un instrumento donde los ejércitos centroamericanos pueden hacer planes y programas para defender la seguridad de nuestros países. No estamos pensando en agredir a alguien, sino en defendernos todos”, detalló.

En el caso de la CELAC, dijo que esta organización continental “nació con una fuerza y espíritu de unidad latinoamericana y caribeña. Yo diría que estamos más armonizados los centroamericanos que la CELAC, porque en ella hay gobiernos que sencillamente, no respetan a los otros países y pueblos latinoamericanos”, acusó sin nombrar a ninguno.Describió que en la CELAC “no hay forma de que se llegue a acuerdos algunos”. Las reuniones no generan resultados, porque “ante las propuestas para unirnos, aparecen los gobiernos derechistas, fascistas, lanzando improperios contra quienes presentan estas propuestas. Esto no significa que nos demos por vencidos. Llegará el momento en que los pueblos con gobiernos derechistas entiendan que el desarrollo solo se puede lograr unidos”, sentenció.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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