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“Hay una negociación entre Ortega y Trump para recibir los vuelos de deportados nicas”

Andrew Selee, director del Instituto de Políticas Migratorias: “El régimen Ortega-Murillo no esta recibiendo los aviones gratis”

vuelo con deportados

Avión militar de las Fuerzas Armadas de EE. UU. que llevó a Managua a nicaragüenses deportados. Foto: Embajada de Estados Unidos

Carlos F. Chamorro

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En el primer semestre de 2025, más de 2000 migrantes nicaragüenses fueron deportados en 19 vuelos provenientes de Estados Unidos, la mitad de los cuales pasó por la base naval de Guantánamo, y fueron recibidos en Managua en secreto por las autoridades del régimen Ortega-Murillo.

A pesar del secretismo oficial y la retórica anti Trump que mantiene Daniel Ortega, Andrew Selee, director del Instituto de Políticas Migratorias de Estados Unidos considera que hay un acuerdo entre Trump y Daniel Ortega para recibir a los deportados.

“No puede Estados Unidos llevar un avión a Nicaragua sin un acuerdo con el gobierno nicaragüense. No sabemos que se da a cambio de eso de parte de Estados Unidos, si Estados Unidos ejerce algún tipo de presión, si quita algún tipo de presión que habría hecho de otra forma. Pero, obviamente, no está recibiendo los aviones de gratis el régimen Ortega-Murillo” explicó.

En una entrevista el programa Esta Semana que se transmite en el canal de YouTube de CONFIDENCIAL, debido a la censura televisiva en Nicaragua, Selee analizó el impacto que tendrá la nueva ley fiscal, aprobada por el Congreso de EE. UU. y endosada por Trump el 4 de julio de 2025, en la política de deportaciones masivas.

“Les dieron 45 000 millones para detención y deportación, más dinero para la frontera, más dinero para el muro fronterizo. Van a contratar más aviones para agilizar el proceso de deportación y probablemente también vayan contratando a personal que rastrean a los migrantes indocumentados”, explicó Selee. Sin embargo, advirtió que difícilmente lograrán la meta de un millón de deportados en 2025, de un total de 14 millones de indocumentados. “Eso es muy difícil, quizas medio millón en el primer año, van a generar temor, sin duda. Todos los indocumentados van a tener un temor racional de ser deportados, pero la gran mayoría nunca van a ser deportados del país”.

Las deportaciones de migrantes a Nicaragua las maneja el régimen Ortega-Murillo en un absoluto secretismo. Pero el martes pasado, la embajada de Estados Unidos en Managua informó que que decenas de nicaragüenses llegaron deportados al país en un avión militar. ¿Por qué deportan a migrantes en un vuelo militar?

Eso es muy raro, lo empezaron a hacer al inicio de la administración Trump y luego dejaron de usar los aviones militares porque es más costoso,  y han estado usando las líneas aéreas que tienen los aviones contratados.

No me queda claro por qué hicieron eso, porque obviamente llama la atención cuando mandan un avión militar, y estos eran parte nicaragüenses, parte venezolanos. Quizás querían subrayar que están haciendo deportaciones a Nicaragua, pero ya sabíamos que estaban enviando nicaragüenses a Nicaragua. Eso no se ha parado durante la administración Trump.

La verdad es que al terminar el humanitarian parole, que tenían muchos nicaragüenses que entraron de forma legal, con la anuencia del Gobierno de Estados Unidos, ya se les terminó su permiso de estar en el país, y hay muchos más nicaragüenses que están desamparados y en situación de no tener documentos y sujetos a deportación.

Al final, fuentes diplomáticas de Estados Unidos indicaron que solo eran nicaragüenses los que llegaron en ese vuelo militar y no venezolanos. Pero, ¿significa esto que hay un acuerdo entre la dictadura de Ortega y la administración Trump para coordinar las deportaciones?


Tiene que haber, no puede Estados Unidos llevar un avión a Nicaragua sin la anuencia, sin un acuerdo con el gobierno nicaragüense. Es lo que hemos visto también con Biden y ahora con Trump, que hay negociación para los vuelos de deportación a Nicaragua. No sabemos que se da a cambio de eso de parte de Estados Unidos, si Estados Unidos ejerce algún tipo de presión, si quita algún tipo de presión que habría hecho de otra forma. Pero, obviamente, no está recibiendo los aviones de gratis el régimen Ortega-Murillo.

La diferencia con la administración Biden es que se ha incrementado considerablemente el número de deportados nicaragüenses. En este primer semestre, se han recibido 2100 migrantes en 21 vuelos provenientes de Estados Unidos, es 40% superior al mismo período en la administración Biden. Y lo que llama la atención es que más de la mitad de estos vuelos pasaron por la base naval de a Guantálamo recogiendo deportados nicaragüenses. ¿Por qué mandan a Guantánamo a los migrantes deportados?

Mandaron a Guantánamo nicaragüenses, venezolanos, y de los países donde tenían dificultad en regresarlos a su país, y eso también es una forma de presionar a los Gobiernos a que tomen a sus nacionales para que no estén recluidos en Guantánamo. No sé si eso fue parte de la presión que ejercieron sobre el gobierno de Nicaragua, pero yo sospecho que hay una negociación de por medio, casi siempre hay en estos casos.

Si bien siempre ha habido indocumentados nicaragüenses, había muchos que llegaron de forma legal, llegaron con su permiso, su humanitarian parole, entraron acorde a lo que les pidió el Gobierno de Estados Unidos, quitándoles eso, de pronto hay un grupo mucho más amplio que realmente está vulnerable a ser deportado.

Por lo menos 90 000 nicaragüenses entraron con parole, de estos, 60 000 no solicitaron asilo, pero hay más de 250 000 que se estima están en condiciones de indocumentados y estaban antes en riesgo de deportación. ¿Qué pasa después de la aprobación de esta ley fiscal, que le otorga más recursos a la administración Trump para impulsar su política de deportaciones?

Les dieron 45 000 millones para deportación, para detención y deportación, más dinero para la frontera, más dinero para el muro fronterizo. Pero 45 000 millones están enfocados específicamente en detención y deportación.

Es muy difícil que vayan reclutando nuevos agentes, eso va a ser seguro, pero toma mucho tiempo. Lo que van a hacer rápidamente es incrementar el número de camas, eso es su capacidad de detención para que pueden tener más personas recluidas mientras esperan ser deportados. Van a contratar más aviones para agilizar el proceso de deportación y probablemente también vayan contratando a personal que rastrean a los migrantes indocumentados.

Lo que toma mucho del tiempo de los agentes de ICE es rastrear a las personas que están indocumentadas, saber quiénes son, dónde están, a qué hora llegan a su casa o a su trabajo, para todo eso se puede contratar a personas externas.

Casi seguro va a haber un aumento de detenciones y deportaciones, pero también hay fuerzas contrarias, una son las Cortes, hay que ver donde terminan algunas decisiones iniciales de la Corte Suprema, todavía las detenciones están en juicio en las Cortes en Estados Unidos.
Dos, se está formando una opinión pública mucho más negativa frente a las deportaciones. Al principio era muy popular porque el público sí quería que Donald Trump parara el flujo en la frontera, que llegara menos gente, él identificaba a los migrantes indocumentados como criminales. Pero ahora se nota que están agarrando sobre todo personas en sus lugares de trabajo, el público es mucho más escéptico y la mayoría es negativa frente a Trump en el tema de migración. Eso sí es un cambio de último mes.

En el caso de Nicaragua, Ortega ha empezado a criticar frontalmente la política de deportaciones de Trump, pero al mismo tiempo el Gobierno de Nicaragua retiró a la Organización Internacional de Migraciones, a la OIM y ACNUR, la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas, y cerró varios consulados en los Estados Unidos. ¿Qué efecto tiene retirarse de esas agencias, en la protección de los migrantes nicaragüenses y los refugiados en otros países?

No nos debe sorprender que no hay un compromiso real del régimen en Nicaragua frente a los migrantes y refugiados nicaragüenses. Al final de cuentas, la mayoría están huyendo del régimen, o por lo menos del colapso de la sociedad y la economía, derivado de las políticas del régimen

Yo no sé qué tanto los nicaragüenses en Estados Unidos se acercan a los consulados, creo que tienen el mismo problema que los cubanos, que en general no se acercan al consulado cubano, excepto cuando sea absolutamente necesario, porque desconfían mucho de su Gobierno, igual con los nicaragüenses y los servicios consulares. Obviamente, de vez en cuando la gente necesita algún trámite y lo hace, pero en general no ha habido una cercanía, a diferencia de otros consulados. Tú vas a los consulados de Guatemala, de México, de Colombia y tienen un trato muy directo, muy frecuente con sus connacionales. Eso no es así con Nicaragua y Cuba.

Las personas que tenían el parole humanitario y que tenían permiso de trabajo ya fueron notificadas, les dicen que se suspenden los permisos y les piden que se autodeporten. Esas personas están bajo la supervisión y el control del ICE. Y supongo que aquellos que ahora van a enviar remesas pagando ese impuesto del 1%, también pueden ser localizados más fácilmente por el Estado.

Pueden ser localizados, yo creo que muchos van a cambiar de dirección, porque si dieron su dirección a ICE o a USIAS, si dieron su dirección a una de las agencias del Gobierno de Estados Unidos, muchos van a cambiar de dirección para que no los localicen.

En teoría, las empresas están notificadas que les dieron de baja, algunas de las empresas de Estados Unidos están en un registro donde checan la validez de los documentos, pero muchas empresas sobre todo pequeñas empresas, no se van a dar por notificados que terminó el programa de parole, muchos quizás ni lo saben. Entonces, seguramente algunos logran seguir trabajando legalmente y otros sí van a perder su trabajo, seguramente ya han perdido su trabajo.

¿Cuál es la capacidad efectiva del Gobierno de incrementar las deportaciones en esta segunda parte del año, ahora con ese incremento tan grande de recursos que mencionabas? Decías que no pueden reclutar más agentes, pero tienen más recursos.

Si, pero van a poder contratar servicios que les ayudan y van a tener más espacio para detención, van a incrementar mucho las deportaciones, detención y deportaciones, pero va a seguir siendo un fracción del total.

Han dicho que quieren un millón de deportados al año, eso es muy difícil, no es imposible, pero en este momento sí es imposible. A lo mejor de aquí un año logran un millón al año, pero hay 14 millones de indocumentados en Estados Unidos. Aunque lleguen a un millón al año por tres años, y medio millón quizás en el primer año,  es una fracción del total, la probabilidad de que cualquier persona sea deportada es muy baja. Van a generar temor, sin duda. Todos los indocumentados van a tener un temor racional de ser deportados, pero la gran mayoría nunca van a ser deportados del país.

Dentro de este paquete fiscal aprobaron un impuesto de uno por ciento a las remesas. Eso fue al inicio un intento también de disuadir a la migración indocumentada. Iba a ser solamente los migrantes no ciudadanos que tenían que pagar un impuesto de 5%. En las negociaciones en el Senado se bajó de 5 a 3.5%, luego en la Cámara Baja a uno por ciento, y se aplica a todos ciudadanos y no ciudadanos. Sería mejor sin ningún impuesto, pero al final de cuentas, uno por ciento probablemente no cambie la vida de la gente, ni el comportamiento de enviar remesas. Si fuera 5%, yo creo que sí habría un impacto enorme.

Hablabas de las protestas y de la impopularidad que se está generando en torno a las redadas, a los encarcelamientos y a este tipo de deportaciones. ¿Eso está focalizado en algunas ciudades en particular? ¿Podría tener una incidencia en la manera en cómo la administración Trump está ejecutando las deportaciones? ¿Es una protesta efectiva?


La protesta visible no es la efectiva, la que es efectiva es el descontento de la gente, es mucho mayor entre demócratas independientes, menor entre republicanos, pero ya se empieza a notar entre republicanos también, entre empresarios, sobre todo en el sector agrícola, que tienden a ser muy afines a Donald Trump y en el sector de la hotelería y los restaurantes, que también han sido grupos muy afines a Trump. Ahí tiene un poco de presión de los suyos.

La protesta en la calle son mayormente demócratas y gente que odia a Trump, pero la protesta que sí le está afectando a Trump es de su propia gente, que son pro-Trump, empresarios que no quieren que les caiga una inspección que espante a sus trabajadores y no lleguen a trabajar.

Las encuestas nos dicen que 40% de la población apoya a Trump en migración, en su control migratorio, pero un 50-55% están opuestos, no les gusta cómo lo está ejerciendo. Eso es un cambio, hace dos meses había un apoyo masivo a las iniciativas de Trump en materia migratoria, porque el público lo veía que deportando a criminales. No todos, pero la impresión era que la mayoría eran criminales, y la mayoría tenía algún antecedente, un 60%, calculamos en los últimos dos meses, tenía algún tipo de antecedente criminal quizás no tan severo, pero cuando cuando empiezan las redadas en los lugares de trabajo cambia el perfil y ya es el vecino de uno.

En Estados Unidos los indocumentados no son un grupo aparte de nosotros, son un grupo integrado en la comunidad. A lo mejor uno puede pensar en el indocumentado criminal como alguien diferente, pero cuando ya se trata de los trabajadores, es gente que conocemos en carne propia.

¿Existe algún límite para el crecimiento de la política de deportaciones relacionado con las preocupaciones que hay entre los empresarios y otros sectores sobre el empleo?

Sí, el límite es Donald Trump. Trump es un animal político y depende cómo él lee la situación. En este momento tiene a Stephen Miller (Subdirector del Gabinete de políticas), que es el autor de sus políticas migratorias, como la persona principal en la toma de decisiones, no solo migración, casi en todos los temas domésticos. Pero Trump es capaz de cambiar de opinión si siente presión de los empresarios y sobre todo empresarios que son de sectores afines a él.

Lo que hemos aprendido de Donald Trump es que tiene instintos, pero no principios. Tiene instintos políticos, quiere mostrar que es duro en la migración, eso no va a cambiar. pero también es capaz de cambiar las medidas específicas porque siente que el público cambia.

Yo creo que vienen en algún momento algunos ajustes. Él ya ha hablado, (yo lo he contado cinco veces) de dar una vía legal a las personas que trabajan en agricultura y hoteles. No sabemos de ninguna medida específica concreta en este momento, pero lo sigue diciendo y es muy probable que alguien en la Administración está poniendo pluma en papel y tratando de diseñar algo que llega a su criterio.

Eso no le va a gustar a Stephen Miller, pero Miller es fiel a Donald Trump y toda la gente en la Administración lo va a aceptar. Yo no digo que va a dejar de deportar personas, eso siempre va a seguir, pero puede ser que cambie la naturaleza, el ritmo, los sectores, mucho dependiendo del hombre en el poder, del presidente de Trump.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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