2 de abril 2025

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El presidente Raúl Mulino “no tendría alternativa más digna que romper relaciones diplomáticas con Nicaragua”, valora periodista panameño
Fotografía de la entrada de la Embajada de Nicaragua en Ciudad de Panamá. Foto: EFE | Confidencial
La acusación de Rosario Murillo a Panamá, de pretender “emboscar” el traslado del expresidente panameño Ricardo Martinelli, que pretendía llegar asilado a Nicaragua el 31 de marzo de 2025, ha elevado la tensión diplomática entre ambos países.
Murillo anunció que no recibirían a Martinelli, y aprovechó de quejarse de Panamá, por sumarse a los países democráticos que rechazaron a los operadores políticos de Daniel Ortega como candidatos para ocupar la Secretaría General del SICA. Un mensaje que en el país canalero reciben como un “vulgar chantaje”, valora el periodista panameño, Rolando Rodríguez, asesor de investigaciones de La Prensa de Panamá.
“El chantaje de el que es víctima el país por parte de Rosario Murillo, parecería que (el presidente Mulino) no tendría una alternativa más digna que decidir un rompimiento de relaciones diplomáticas con Nicaragua”, asegura Rodríguez.
Martinelli tiene más de un año asilado en la Embajada de Nicaragua en Panamá, una sede diplomática que convirtió en un lujoso apartamento para vivir. Tiene una condena con sentencia firme de 10 años de cárcel, por el delito de lavado de dinero, y se trata del tercer expresidente centroamericano requerido por la justicia, que la dictadura de Daniel Ortega le ofrece protección, después de los salvadoreños, Mauricio Funes, y Salvador Sánchez Cerén.
En esta entrevista, publicada en el canal de YouTube de CONFIDENCIAL, el periodista panameño valora el futuro del expresidente Martinelli y las relaciones diplomáticas entre ambos países.
El régimen de Nicaragua acusó al Gobierno de Panamá de planear una emboscada al traslado del expresidente Ricardo Martinelli. ¿Qué han respondido las autoridades panameñas?
La situación en Panamá sigue siendo muy confusa después de las declaraciones de la vicepresidenta Rosario. Entiendo que se hayan en negociaciones tanto el Gobierno panameño como el de Nicaragua, en espera de llegar a un acuerdo, porque acá en Panamá ha habido mucha crítica por lo que parece ser un chantaje de Nicaragua, y así lo han llamado varios analistas políticos y diplomáticos, pero están tratando de salvar la situación para darle cabida al salvoconducto y, finalmente, al traslado del expresidente Martinelli a Managua. Y esto tiene como en ascuas a todo el país, porque no sabemos finalmente qué va a pasar en estas negociaciones.
Murillo alegó que no recibirían a Martinelli mientras tuviera una solicitud de Interpol. ¿Martinelli podía viajar a Nicaragua con ese salvoconducto, pese a esa solicitud de Interpol?
Sin ninguna duda, él puede viajar a Nicaragua, porque justamente el salvoconducto es para esos temas, justamente poder viajar con la tranquilidad de llegar a su país de destino. El problema con la alerta roja es que Martinelli ha sido juzgado y condenado al pago de 20 millones de dólares y una condena de un poco más de 10 años. Y las autoridades judiciales pretenden que el expresidente cumpla su pena y por eso ha solicitado a la Interpol una alerta roja, que según entiendo, hasta este momento, la Policía Nacional no ha tramitado del todo.
En otras palabras, la alerta roja en este momento no existe y el expresidente puede viajar de forma expedita con el salvo conducto hasta Managua. Así que no sabemos las razones por las que Nicaragua se niega ahora a recibirlo.
En ese comunicado, Rosario Murillo además señaló al Gobierno panameño de bloquearles el derecho a la Secretaría General del SICA. Usted mencionaba la palabra “chantaje”. ¿Cómo se ve en Panamá este reclamo que ahora lo mezclan con el caso de Martinelli?
Justamente esa es la palabra que se está usando, es un chantaje. Yo creo que el presidente Mulino no es una persona que se deje chantajear de esta forma, yo veo muy difícil que responda positivamente a este planteamiento de la vicepresidente Murillo. Y se está corriendo un gran riesgo de que finalmente el presidente José Raúl Mulino termina diciendo: Yo no voy a acceder a eso. Panamá está, y en eso él tiene mucha razón, en su derecho de ver a quién le da su voto. No es la presidenta Murillo la que va a decirle a un presidente, cualquiera que sea, cómo votar. Es su potestad negociar, pero en este caso no se está viendo como un punto de negociación, sino como un vulgar chantaje. Y así lo han expresado especialistas en asuntos internacionales aquí en Panamá.
¿Ese salvoconducto continúa vigente? ¿Se lo extenderán?
Está vigente hasta el próximo jueves (3 de abril de 2025). En la Cancillería Panameña, la semana pasada, se emitió un comunicado en el que se decía que se extendía un salvoconducto que tenía una vigencia, justamente hasta ayer a la medianoche y que era improrrogable. No obstante, como ya ha podido ver, el Gobierno panameño decidió darle tres días más al expresidente Martinelli para viajar a Nicaragua, lo cual no es una decisión enteramente del expresidente Martinelli, sino que también necesita la autorización de la vicepresidente Murillo. Y hasta esta hora, todavía no hemos visto que haya un pronunciamiento que haya cambiado en lo más mínimo en ese sentido.
Aunque al momento que grabamos esta entrevista, Martinelli no ha viajado a Nicaragua, ¿qué impacto ha tenido en Panamá la emisión de ese salvoconducto que le ofrece a Martinelli la posibilidad de salir del país?
Han sido reacciones encontradas. Una es que él debe salir de Panamá para ver si este país, después de 15 años, obtiene algo de tranquilidad, porque los cinco años que gobernó de 2009 a 2014, el país vivió en una especie de montaña rusa, porque todos los días había un escándalo, no se salía de una cosa para entrar a otra. Luego, los siguientes 10 años han sido de procesos judiciales contra él y mucha gente de su Gobierno que han sido investigados por delitos de lavado de activos, especulado, delitos contra el Estado.
Luego están los adeptos al propio Ricardo Martinelli, que piensan es el que debería ser el presidente, que fue brutalmente apartado de las candidaturas presidenciales. Y está el otro sector del país, entre los que yo me incluyo, que el señor Martinelli tiene que cumplir una condena. Y no está bien que el Gobierno le haya dado un salvoconducto para abandonar el país y gozar de una libertad que no se merece porque ha sido condenado en un juicio que además fue en televisión nacional. Y tiene casos aún pendientes, como el caso Odebrecht, que está todavía pendiente del juicio.
Así que si se va para Nicaragua, él no comparecería ante los tribunales de justicia para responder por este asunto.
Y en este escenario, en ese dilema, en que si se va o si se queda, y continúa asilado en la embajada nicaragüense, ¿qué alternativas tiene el presidente Mulino?
Si la señora Rosario Murillo se niega a recibir al señor Martinelli, una de las prerrogativas, o una de las alternativas que tendría el presidente Mulino es romper relaciones con Nicaragua. Y en este caso, dado el hecho de que se niega a recibir a una persona y además que en el tema del chantaje de el que es víctima el país por parte de Rosario Murillo, él parecería que no tendría una alternativa más digna que decidir un rompimiento de relaciones diplomáticas con Nicaragua.
El presidente Mulino criticó un tiempo las reuniones políticas que Martinelli tenía en la embajada nicaragüense y marcó distancia de él. ¿Cómo se define y describen las relaciones entre ambos?
Son unas relaciones medio tensas, porque si bien ambos llegaron de la mano a la presidencia de la República, el expresidente Martinelli esperaba más ayuda de él. Martinelli estaba esperando que de alguna forma el presidente Mulino lo sacara de las miserias que está padeciendo ahora. No puede movilizarse, está metido en una embajada desde hace 14, 15 meses. Y ahora mismo él está muy disgustado con el presidente, y lo ha dicho de distintas formas, de formas directas e indirectas. Pero lo cierto es que no están bien.
¿Y qué gana la dictadura de Ortega con asilar y recibir al expresidente Martinelli?
Esas son cosas que no se pueden decir al aire, seguramente, pero sospechamos que no son cosas muy benditas. Sobre todo porque Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen una tradición, fama o una costumbre, no sé cómo definirlo, que se aleja mucho de la posición derecha extrema de la que es Ricardo Martinelli. Entonces, no tiene mucho sentido que personas que se definen tan de izquierda reciban a una persona, además, condenada por delitos contra el Estado panameño, de extrema derecha.
Así que la pregunta es: ¿Por qué lo hacen? ¿Qué gana Nicaragua con esas cosas? Entonces, la misma pregunta deben estar haciéndose ustedes: ¿Qué ganamos nosotros teniendo a estas personas aquí? Si no, más desprestigio del que puede darnos el actual presidente Ortega.
¿Y qué representa ese salvoconducto y una eventual salida del país para la justicia panameña?
Representa básicamente una burla. Porque el señor Martinelli fue condenado por delitos contra el patrimonio del Estado. Y en este caso no se trata de una poca cosa, se trata de bienes que fueron comprados, medios de comunicación que fueron comprados con el dinero de contratistas del Estado. Entonces, la pregunta aquí es si ese salvoconducto lo salva de una condena política. Pues no, no es una condena política, se tratan de delitos comunes. Y si son delitos comunes, significa que el Señor fue juzgado como cualquier persona en Panamá.
Entonces, ¿qué derecho le asiste al Gobierno darle un salvoconducto para que pueda gozar? Porque dicho sea de paso, la condena iba acompañada del pago de una multa de casi 20 millones de dólares. Pero no, el señor ni ha pagado ni va a cumplir su condena. Entonces, es una burla. Y probablemente esto fue lo que motivó al órgano judicial a solicitar una alerta a Interpol.
El presidente Mulino ha hecho críticas públicas a la dictadura nicaragüense, alegando, por ejemplo, que en Nicaragua “no hay Dios ni ley”. ¿Qué se espera del futuro de las relaciones diplomáticas entre ambos países?
Yo diría que esa es la antesala de un rompimiento diplomático o de relaciones con el estado de Nicaragua. Yo no sé si va a ser todo el rompimiento completo, porque esto puede ir en escalada, puede ser un rompimiento de relaciones comerciales, un rompimiento consular, en fin. También podría ser el fin de las relaciones políticas entre los dos países o las relaciones diplomáticas. Y eso yo creo que está en el horizonte muy próximo, que eso ocurra por el chantaje que está haciendo objeto el país. No olvidemos que lo que está pidiendo la señora Murillo tiene consecuencias.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está haciendo todo lo posible por recuperar el Canal de Panamá, y si no lo hace, tratará de hacerlo a través de negociaciones con Panamá. Si el señor Mulino sucumbe a este chantaje, lo pondría en una posición muy difícil frente a una negociación con Estados Unidos. Porque si se dejó mangonear por un país que está dirigido por una dictadura y que no representa una relación importante para Panamá, entonces, imagínate cómo sería contra la primera potencia del mundo y con la que Panamá sí tiene muchas cosas que perder. Él tiene que ir con una posición fuerte, no con una posición difícil.
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Periodista y productor general de los programas Esta Semana, Esta Noche y Confidencial Radio, dirigidos por Carlos F. Chamorro. Exiliado en Costa Rica desde junio de 2021.
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