Martin Baron es uno de los periodistas más respetados en Estados Unidos y en el mundo por el rigor, la independencia, y la calidad de su periodismo de investigación.
Inició su carrera en 1976 en The Miami Herald, y además, trabajó en Los Angeles Times y The New York Times, antes de dirigir dos de los más influyentes diarios de Estados Unidos: The Boston Globe (2001-2012) y The Washington Post (2012-2021).
Bajo su liderazgo periodístico, las redacciones han ganado 17 premios Pulitzer, diez en The Washington Post; seis en The Boston Globe, y uno en The Miami Herald.
Tras su retiro del Post, en 2021, escribió un libro de memorias titulado “Frente al poder: Trump, Bezos y el Washington Post”, en el que elogia el apoyo brindado por el propietario del periódico, el empresario multimillonario Jeff Bezos a la independencia periodística del medio bajo el acoso del presidente Donald Trump.
Cuatro años después, en el festival Centroamérica Cuenta, celebrado del 19 al 24 de mayo de 2025, en Guatemala, —en una conversación con Carmen Aristegui, directora de Aristegui Noticias, y Pepa Bueno, directora de El País— Baron reconoció que su libro “necesita una secuela”, para analizar las consecuencias de la capitulación del magnate tecnológico durante la segunda presidencia de Trump.
En una entrevista en el programa Esta Semana, que se transmite en el canal de YouTube de CONFIDENCIAL, debido a la censura televisiva en Nicaragua, Martin “Marty” Baron analizó las amenazas a la libertad de prensa y la democracia en Estados Unidos por parte de Donald Trump, a quien describe como “un aspirante a autócrata que desprecia la Constitución y quiere eliminar a los árbitros independientes, es decir, a la prensa, a los jueces, a toda la judicatura de los Estados Unidos, a los académicos, a los bufetes de abogados”.
Sin embargo, Baron dice que en Estados Unidos aún no hay una dictadura, “hay libertad de expresión. Yo puedo expresar mis propias opiniones ahora y espero que pueda volver a mi país después de esta entrevista. Pero hemos descubierto que las instituciones democráticas del país son más débiles de lo que imaginábamos y él quiere adquirir más poder. Él tiene solamente una herramienta, es la amenaza de la fuerza”.
Trump, Bezos y The Washington Post
En 2023, publicaste un libro sobre tus memorias como director de The Washington Post, durante la primera presidencia de Donald Trump, en el que describes a un periódico valiente, respaldado por su propietario, el multimillonario Jeff Bezos, fundador de Amazon, que le hizo frente al poder de un presidente que declaró al periodismo como enemigo del pueblo. ¿Cómo fue esa colisión entre Trump, Jeff Bezos y The Washington Post?
Bezos había comprado el periódico en 2013, siete meses después de mi llegada. Bezos nos daba nuestra independencia periodística. Afortunadamente, estoy muy agradecido por eso. Estábamos cubriendo a Trump, investigando hondo en su historial personal, su historial profesional, y a Trump no le gustaba la cobertura. El empezó primero a criticar al Washington Post, pero después criticaba mucho a Jeff Bezos y dijo que su compra del Washington Post fue una manera de evadir sus impuestos, que éramos lobistas para su empresa, Amazon.
También amenazó con aumentar las tarifas para entregar los paquetes de Amazon con un precio tres veces mayor. Él intervino en un contrato de 10 000 millones de dólares para servicios en nube para asegurar que el contrato no fuera otorgado a Amazon. Trump intervenía todo el tiempo, pero Bezos nos daba nuestra independencia periodística, nunca se entrometía en nuestra cobertura. Y fue una colisión entre Trump y el Washington Post, Trump y Bezos, porque Trump pensaba que debería haberse entrometido en la cobertura del Washington Post.
Te retiraste del periódico en 2021 y ahora en 2025, durante la segunda presidencia de Trump, Jeff Bezos ha hecho una serie de compromisos y alianzas con Donald Trump. ¿Qué pasó? ¿Se puede considerar que el propietario ha hecho una capitulación del Washington Post, ante el poder?
Yo creo que ha cedido a la presión de Trump. La cobertura del periódico no ha cambiado. Hay buenas investigaciones del desempeño de Trump, de los miembros de su gabinete y del Gobierno. Cada día hay historias reveladoras sobre lo que está ocurriendo. Hay comentaristas que siguen criticando a Trump y editoriales que critican a Trump. Sin embargo, el comportamiento y las decisiones de Bezos han hecho mucho daño a la marca del periódico y ha sido un deservicio a los periodistas que están trabajando ahí.
Once días antes de las elecciones, en 2024, él tomó la decisión de no publicar un editorial de respaldo presidencial a Kamala Harris que había escrito la sección de Opinión.
Él apareció en el escenario durante la toma de posesión de Trump, como si fuera un trofeo con todos los otros ejecutivos tecnológicos. También Amazon compró los derechos para un supuesto documental sobre la vida de Melania Trump, del que ella es la productora ejecutiva. Obviamente, no es un documental independiente, y la compañía Amazon pagó 40 millones de dólares por los derechos, tres veces más que la oferta siguiente.
Recientemente, Amazon anunció que iba a comprar los derechos a la serie de televisión El Aprendiz, la serie de Trump que terminó hace muchos años, no sabemos la cantidad de dinero, pero obviamente, Trump tiene derechos en esa serie, entonces es dinero en el bolsillo de Trump.
Y también, Bezos tomó la decisión de limitar la variedad de opiniones que van a aparecer en la sección de Opinión en el Washington Post. Todavía no hemos visto las consecuencias de esa decisión, pero va a limitar las opiniones en esa sección, y yo creo que es antidemocrático.
¿Qué impacto ha tenido esa relación del propietario con la presidencia de Trump, en los periodistas y en la audiencia de los suscriptores de The Washington Post?
Algunos periodistas se han ido del periódico, no están de acuerdo con la política de Bezos, tienen muchas dudas sobre el futuro del periódico y ha habido un gran éxodo de talento del periódico. Pero los periodistas siguen con su trabajo y están ejerciendo buen periodismo.
El impacto sobre los lectores, después de su decisión de no publicar un editorial de respaldo presidencial, 300 000 lectores cancelaron sus suscripciones. Hizo mucho daño al modelo sostenible del periódico. Y después de su decisión de limitar el rango de opiniones, casi 75 000 suscriptores más cancelaron sus suscripciones.
Un momento peligroso para la prensa y la democracia
En estos primeros meses de la presidencia de Trump, hay una batalla entre Trump y algunos medios de comunicación, hay juicios contra algunas cadenas televisivas. ¿Cuánta influencia política y económica tiene hoy la presidencia en los medios de Estados Unidos?
Es un momento muy peligroso para la prensa, para la democracia también. Trump ha amenazado a la prensa de varias maneras. Antes de su toma de posesión, había presentado demandas contra la prensa y un poco antes de la toma de posesión, sus abogados llegaron a un acuerdo, por ejemplo, con la cadena de televisión, ABC, para pagarle a Trump 15 millones de dólares y también un millón de dólares para reembolsarle el costo de sus abogados. Ahora los abogados de Trump están en negociaciones con la cadena de televisión, CBS, por sus quejas sobre la manera de editar una entrevista con Kamala Harris. Y parece que van a llegar a un acuerdo de 40 millones o 50 millones de dólares para resolver esa demanda.
También hay un organismo que se encarga de la regulación de las cadenas de televisión, que ha lanzado varias investigaciones sobre las cadenas de televisión más grandes: ABC, CBS, NBC, con una excepción: Fox. Obviamente, Fox se ha convertido en un brazo propagandístico del Gobierno de Trump y el Gobierno no está haciendo nada con respecto a esa cadena de televisión.
También el Gobierno ha recortado fondos para las empresas públicas de radio, NPR, y la cadena de televisión pública, PBS. Y hay otras medidas que Trump ha puesto en marcha, siempre está amenazando a la prensa, sigue intentando minar la confianza del público en la prensa independiente y está intentando minar el modelo económico de la prensa también.
Estás describiendo un fenómeno que tiene alguna similitud con las presiones económicas que ejerce la presidencia de Trump sobre las universidades públicas y privadas en Estados Unidos, en el que algunas universidades como Columbia han capitulado, mientras que Harvard está resistiendo a pesar de los recortes económicos que se le han impuesto a esa universidad.
Trump está intentando hacer daño a todas las instituciones del país, él no quiere que haya ningún árbitro independiente de los hechos. Él piensa como un aspirante autócrata, él quiere ser el propietario de la verdad y quiere eliminar los árbitros independientes, es decir, a la prensa, él está atacando a los jueces, a toda la judicatura de los Estados Unidos, a los académicos, a los bufetes de abogados que antes habían representado a sus supuestos enemigos políticos, aunque hay un derecho de representación en la Constitución de los Estados Unidos. Pero es un hombre que desprecia la Constitución, que no respeta el Estado de Derecho, que no respeta la libertad de expresión y la libertad de la prensa, él está haciendo mucho daño a todas las instituciones democráticas del país.
Un aspirante a autócrata en Estados Unidos
Algunos politólogos con los que he conversado afirman que ya no se puede decir que Estados Unidos sea una democracia plena y que es un régimen autoritario competitivo, donde aparentemente se pueden llevar a cabo elecciones. Tú dices que es un aspirante autócrata, ¿qué le falta para ser un autócrata pleno?
Han pasado solamente un poco menos de cuatro meses, le queda tiempo. Él ha hecho mucho daño en poco tiempo, pero el país no es una dictadura, hay libertad de expresión. Yo puedo expresar mis propias opiniones ahora y espero que pueda volver a mi país después de esta entrevista. Pero hemos descubierto que las instituciones democráticas del país son más débiles de lo que imaginábamos y él quiere adquirir más poder. Él tiene solamente una herramienta, es la amenaza de la fuerza.
¿Y cuáles son las herramientas de resistencia para frenar esas tendencias autoritarias de Trump? ¿Depende esto de la sociedad civil, de los medios, las universidades? ¿O depende más de la política en el Congreso, y el Partido Demócrata, la oposición en las próximas elecciones de medio término en el Congreso?
Todo depende del pueblo estadounidense, de los ciudadanos. Ellos tienen que ejercer sus propios derechos, tienen que apoyar a las instituciones democráticas del país. Desafortunadamente, en los Estados Unidos hemos visto una gran disminución en apoyo a la democracia, porque muchas personas piensan que no se ha traducido en una mejora en su vida cotidiana. Sin embargo, hay mucho apoyo para la constitución, para las instituciones democráticas.
La Judicatura ha hecho un buen trabajo. El Congreso no está haciendo nada. No se resiste porque los republicanos están en control del Congreso, en la Cámara de Representantes y también en el Senado. Entonces, mucho depende de las elecciones en dos años.
¿Qué impacto tiene en todo esto el ánimo de la población que eligió a Donald Trump de apoyarlo o de seguirlo apoyando? Las encuestas que se hicieron a raíz de los primeros 100 días hablaban de un desánimo en relación a ciertos temas. La economía de Trump, por ejemplo, ¿cuánto depende su consolidación o debilitamiento del resultado de la economía?
La economía, quizás es el elemento más importante, porque podría afectar a las personas de a pie. Y si hay un aumento de la inflación, si hay una recesión y hay personas que pierden su trabajo y si tienen que pagar más debido a los aranceles, entonces vamos a ver un descenso en el apoyo a Trump. Ya hemos visto un descenso en el apoyo a Trump, sin embargo el Partido Demócrata no tiene una buena marca ahora, es una mala marca, y no hay buen liderazgo en ese partido tampoco, mucho depende de las elecciones, y de la economía.
¿Cómo valoras el impacto, la proyección que tiene este tipo de liderazgo de Estados Unidos, que no es plenamente democrático, con tendencias autoritarias en América Latina, en Europa, en la relación con China y Rusia?
Tendrá muchas repercusiones en otros países. Trump sigue el ejemplo de algunos líderes en América Latina, los líderes autocráticos, y él ha puesto en marcha varias medidas que son de naturaleza autoritaria. Pero también hay líderes en América Latina que siguen el ejemplo de Trump.
Antes, los Estados Unidos era el abanderado del Estado de Derecho, de la importancia de una Constitución, de la libertad de prensa, la libertad de expresión. Ahora ha perdido ese papel en el mundo. Y en otros países hay mucho, mucho temor sobre la falta de un modelo para la libertad de expresión, porque hay líderes que piensan que pueden hacer lo que quieran para reprimir a la prensa.
Los nuevos desafíos de la prensa en Estados Unidos
The Washington Post desarrolló un instrumento de fact-checking del discurso, Donald Trump, y demostró la narrativa de mentiras de Trump, un presidente que miente reiteradamente, sin embargo, sigue siendo inmensamente popular. ¿Eso significa que Trump tiene alguna conexión de otra clase con la audiencia o es un fracaso de los medios de comunicación?
No creo que sea un fracaso de los medios de comunicación. Nos obliga a decir la verdad, a investigar hondo en los hechos. Durante su primer Gobierno descubrimos que él había dicho más de 30 000 mentiras y afirmaciones falsas. Pero muchos ciudadanos piensan que todos los políticos mienten. Entonces, ‘él miente por mí, él es miembro de mi tribu, él habla como yo hablo, él tiene presente mis preocupaciones, mis luchas, mis expectativas’.
Están pensando en su vida cotidiana, en las condiciones económicas. Y muchas personas estaban hartas de lo políticamente correcto, él ganó (las elecciones) por un margen muy estrecho, pero tuvo más votos que Kamala Harris y en los Estados clave.
¿Cómo se hace el periodismo cuando la mentira está normalizada, los medios de comunicación están bajo una enorme presión económica y las audiencias también están consumiendo desinformación de las redes sociales? ¿Cuál es el principal desafío de los periodistas en Estados Unidos?
El principal desafío es que no podemos ponernos de acuerdo sobre los hechos, porque todos los elementos que utilizábamos en el pasado para determinar los hechos se han devaluado, la educación, la experiencia, los conocimientos y sobre todo las pruebas. Todos se han devaluado y es muy peligroso para la prensa, para la democracia, para el progreso de la sociedad, el desafío es sobre cómo deberíamos ejercer nuestro trabajo.
Hay varias medidas que deberíamos poner en marcha. Primero, deberíamos cubrir a toda la gente de forma honesta, precisa, justa. Nunca deberíamos despreciar a nadie en nuestra sociedad, nunca deberíamos condescender a nadie, muchas personas quieren verse reflejados de forma justa y precisa en nuestra cobertura.
Segundo, tenemos que tener una política de transparencia radical, demostrar al público cómo hacemos nuestro trabajo. Cuando hay un documento judicial, por ejemplo, deberíamos publicar todo el documento para que el público vea que no hemos sacado de contexto la información. Lo mismo con un video, con un audio, cuando hay datos, deberíamos darle al público los enlaces a esos datos.
Tercero, la manera de consumir la información está cambiando, en particular entre los jóvenes, pero entre otras personas también. Es una época más visual y muchos jóvenes prefieren los videos cortos, y el audio. Tenemos que cambiar nuestra forma de comunicarnos con el público, porque hay influencers y podcasters, ellos transmiten más autenticidad. Nosotros, en los medios, siempre nos centrábamos en la autoridad, la investigación profunda en los hechos es importante, es el cimiento de nuestra profesión y tenemos que seguir haciendo eso. Sin embargo, tenemos que pensar también en la forma de comunicarnos con el público, porque si no nos comunicamos con autenticidad, el público no nos va a dar crédito para la autoridad.
Y este cambio que está introduciendo Trump en la sociedad norteamericana, ¿está asociado a su persona, a una coyuntura, o es algo que puede llegar a ser permanente en la sociedad norteamericana?
No puedo predecir. Es demasiado temprano para decir, depende de la resistencia de los ciudadanos, depende de su impacto, depende de la economía, porque si hay más personas sufriendo, él podría perder apoyo.
Y si la economía de Trump tuviese éxito, podría también consolidarse ese modelo autoritario.
Sí, claro, por supuesto. Pero nosotros los periodistas siempre tenemos que cumplir con nuestra misión. Tenemos la obligación de decir al público la verdad, hacer una investigación en los hechos, ejercer nuestra profesión de forma honesta, precisa, no hay otra opción, pero tenemos que cambiar nuestra forma de comunicarnos con el público, porque el Gobierno de Trump se ha aprovechado de los nuevos medios, los medios que han surgido, los podcasters, los influencers. Él tuvo mucho éxito y deberíamos reflexionar en el éxito que él ha tenido y los nuevos medios también.
¿Tiene algo que aprender la prensa norteamericana de otras sociedades bajo autoritarismo?
Sí, los periodistas en América Latina son valientes, han persistido con su misión. Increíblemente, han mantenido un sentido de humor, es impresionante. Yo siempre digo que como periodistas tenemos que pensar en el valor, en las dos acepciones de la palabra: el sentido de valentía y valor en el sentido de utilidad. Siempre tenemos que pensar en la utilidad de nuestros informes.