
7 de abril 2025
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Analista recomienda una salida económica para el régimen: explorar con EE.UU. una apertura, para restablecer la democracia y la seguridad jurídica
Si bien la imposición de un arancel sustancialmente más alto que el del resto de competidores latinoamericanos afectará al ecosistema empresarial y productivo nicaragüense, dos economistas que conversaron con CONFIDENCIAL, opinan que no todo está perdido. Que en medio de la crisis que se avecina, hay una oportunidad para mejorar o, al menos, para no perder tanto.
El miércoles 2 de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles a la mayor parte de los países del mundo, con el objetivo declarado de cerrar la brecha comercial. A las naciones de Centroamérica le salió barato: 10% de aranceles generalizados, con la excepción de Nicaragua, a la que se le impuso un cobro del 18%.
“El golpe de estos aranceles es político ya que Nicaragua es el país de América Latina y el Caribe que recibe el arancel más alto. Venezuela, la otra dictadura que tiene comercio con Estados Unidos, es el segundo, con 15%”, detalló el politólogo nicaragüense Manuel Orozco, en un artículo de opinión publicado en CONFIDENCIAL.
“Estados Unidos —prosiguió— tiene claro que Nicaragua no es un socio comercial confiable”, y que “la tarifa obedece a consideraciones políticas que pueden ser un preámbulo a otras presiones”.
Las empresas que puedan irse del país, quizás lo hagan, porque el arancel se convierte en un incentivo para trasladar sus operaciones. “Aunque suben los costos, las empresas calculan el costo-beneficio de moverse a otro lugar considerando la inversión inicial, de movilización de factores, de contratación de personal, de conformar cadenas de valor hasta Estados Unidos, entre otros, así como la durabilidad del arancel sobre sus productos”, enlistó Orozco.
“En primera instancia el Gobierno de Nicaragua puede tomar estos cambios como el inicio de una guerra comercial, y aplicar medidas de retaliación que escalen el conflicto”, alertó Orozco, pero lo que debe hacer, recomendó, “es explorar un acercamiento con Estados Unidos para aumentar la inversión privada norteamericana y subir el volumen de importaciones (para bajar la brecha comercial). Para esto debe dar señales para resolver las diferencias político-diplomáticas, que incluyen la democratización del país y el restablecimiento de los derechos de la diáspora expulsada y exiliada del país. Esto empieza por mejorar la seguridad jurídica del país”, concluyó el analista.
Trasladarse a otro territorio no es una alternativa real para la mayoría de los empresarios que operan en Nicaragua. Para ellos, la opción es aumentar la productividad y la eficiencia, además de estar listos para aprovechar las oportunidades que puedan surgir, reconociendo que eso no es fácil.
Siendo que los productos nicaragüenses tendrán que pagar un arancel más alto para entrar al mercado estadounidense, los empresarios y los funcionarios que busquen respuestas tendrán que hacer un análisis más detallado. “Empresa por empresa, sector por sector, y hasta país por país, considerando aquellos países contra los que compite Nicaragua, así como las preferencias de los consumidores estadounidenses”, dijo un economista guatemalteco con experiencia en materia arancelaria.
En ese análisis, la comparación debe ser entre centroamericanos, que parten con ventaja frente a Nicaragua. “No es que se van a eliminar todas las importaciones provenientes de Nicaragua, pero sí van a disminuir, porque si aumenta el precio del producto en Estados Unidos, la gente consume menos, por un tema de elasticidad de precios”, dijo por su parte un economista nicaragüense con experiencia en comercio internacional.
En referencia a las opciones de las empresas de Zona Franca, este economista concluye que “la única manera en que pueden competir es disminuyendo sus costos en materia salarial. Yo veo un gran riesgo de que algunas empresas de zona franca puedan irse a otro país”.
La primera y más evidente de sus recomendaciones es elevar las eficiencias, aunque eso no sea tan fácil. Si lo fuera, seguramente la mayoría ya lo habría hecho, pero en este escenario es algo que todos deberán intentar.
Nicaragua exporta más de 400 millones de dólares en alimentos a Estados Unidos: café, carne, leche, azúcar, langostas, camarones, frijoles y galletas, explica el experto nicaragüense. El resto son productos de Zona Franca y productos industriales, a los que también se les va a aplicar el 18%, que se constituye en un elemento de competitividad, aclara.
Su criterio es que Nicaragua puede salir de esto, aunque reconoce que es muy difícil. Para ello, primero hay que “elevar la productividad, para compensar la imposición de aranceles, pero eso no lo van a hacer estos productores que tenemos en Nicaragua, y si lo hacen, sería en uno o dos años”.
En vez de eso, tiene una propuesta que suena a recomendación ilícita, pero no siempre lo es: triangular.
Ya lo hacían los encargados del Mecanismo de Compensación Comercial del ALBA, que compraban en la región productos más baratos para enviarlos a Venezuela como parte del pago por la factura petrolera. Eso, a pesar que la triangulación estaba expresamente prohibida en ese acuerdo.
También se ha hecho con el café hondureño, que tenía una penalización internacional, por lo que se vendía a los productores nicaragüenses que lo exportaban como si hubiera sido producido en las montañas del norte de nuestro país.
Los comerciantes salvadoreños que peinan los campos nicaragüenses para comprar queso y frijoles que serán enviados a su país para procesarlos y venderlos en Estados Unidos con la leyenda “Empacado en El Salvador”, también practican una forma de triangulación.
Los exportadores nicaragüenses pueden triangular su producción, vendiendo por ejemplo, su café a Guatemala o a Honduras para que estos lo reexporten, pero eso depende de cómo estén los precios internacionales, añade el economista nicaragüense. “Esos ocho puntos de diferencia son el espacio que queda para negociar, pero para eso tienen que establecer alianzas”, añade.
Entre otras opciones, sugiere que si en Nicaragua hay empresas exportadoras de capital extranjero, y esos inversionistas tienen empresas similares en sus países, puedan hacer negocios juntas, para disminuir el efecto de los aranceles.
La estrategia que podría salvar a nuestros exportadores es aliarse con sus pares de los países cercanos, en especial Honduras, Guatemala y El Salvador. “Podríamos aumentar las exportaciones hacia esos países y reducir las que van hacia Estados Unidos, como pasó en los años 80. La triangulación haría que crecieran las exportaciones de algunos productos de nuestros vecinos centroamericanos, pero sería con productos nicaragüenses”, vaticinó.
Aunque esa opción ofrece una salida a las tribulaciones del sector que exporta hacia Estados Unidos, el economista reconoce que dependerá de la capacidad de los empresarios afectados, para hacer negociaciones o asocios con algunas empresas exportadoras de otros países.
Detalla que, en el caso de la ganadería, Nicaragua es el país que produce más carne, y que el negocio de exportación de carne está en manos de la familia Ortega Murillo. “Eso sí los va a golpear duro, porque en Centroamérica no hay otros exportadores de carne con los que se puedan asociar”, aclaró.
“Hay productos (como los mariscos), que solo nosotros producimos y tenemos una ventaja comparativa enorme, pero la estamos perdiendo con este arancel diferenciado, pero también con la decisión de desarticular todos los gremios”, concluyó.
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Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.
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