
4 de abril 2025
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Impuestos del 18%, hacen que sea más caro exportar desde Nicaragua, y beneficia a los países de la región que solo fueron gravados con el 10%
El presidente de EE. UU., Donald Trump, muestra la orden ejecutiva firmada con la que impuso aranceles a diversos países, el 2 de abril de 2025. // Foto: EFE/EPA/Kent Nishimura
La imposición de un arancel del 18% a las exportaciones nicaragüenses con destino al mercado estadounidense, afectará la generación de empleo en el país. También podría constituirse en un incentivo para que parte de la inversión nacional e internacional afincada en Nicaragua, busque destinos menos castigados por la medida del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Este miércoles 2 de abril, el mandatario estadounidense impuso aranceles a las exportaciones de más de un centenar de países, generando un terremoto comercial cuyas consecuencias aún es pronto para calcular. La lógica del inquilino de la Casa Blanca es que puede equilibrar la balanza comercial con esos países, elevando los costos que sus productos tienen que pagar para entrar a Estados Unidos.
La respuesta del régimen fue notoriamente sosegada. En su acostumbrado monólogo de cada mediodía, Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega, señaló que “hemos conocido sus decisiones, sus anuncios, y por supuesto que también, como todos los gobiernos del mundo, hemos procedido a reunir los equipos económicos y analizar el alcance de sus anuncios”. Prometió que los resultados de estos análisis, serán “compartidos con los distintos sectores productivos y exportadores de nuestro país”.
El hecho de que todos los países de Centroamérica sufrieran la retaliación ordenada por el presidente Trump, “envía un mensaje potente: ni siquiera los socios con tratados de libre comercio están exentos de ser evaluados bajo esta nueva lógica de poder comercial”, argumenta el profesor e investigador de la Universidad de Costa Rica, Jhon Fonseca.
Añade que “en esta nueva realidad, aunque el DR-CAFTA sigue vigente, el anuncio implica una reinterpretación unilateral del equilibrio alcanzado en esa negociación”. De ahí que los centroamericanos enfrenten una amenaza real de erosión de su acceso preferencial, que ha sido clave para atraer inversión extranjera y generar empleo, detalló.
El economista y exviceministro de Hacienda, Juan Sebastián Chamorro, no ve discrepancias entre el texto del acuerdo comercial, con la decisión del mandatario estadounidense. La razón es que es potestad del Ejecutivo imponer aranceles, argumentando elementos de seguridad nacional, tal como lo establece la Ley de Comercio de ese país, explicó.
Si bien a toda Centroamérica -y a muchos países del continente- se le impuso un arancel del 10%, la carga aplicada a Nicaragua es mucho mayor: 18%. Eso ofrece una ventaja automática a los vecinos del istmo, cuyos productos tendrán que pagar un arancel menor para llegar hasta el consumidor estadounidense. Es previsible creer que ese consumidor preferirá adquirir un artículo hondureño o salvadoreño que le llegará con un 10% de impuesto, que uno nicaragüense por el que deberá pagar 18% demás.
“El caso de Nicaragua es muy particular, ya que es el país de la región al que se le aplica el arancel recíproco más alto. Por ende, la pérdida de competitividad relativa, que para Costa Rica es un riesgo, para Nicaragua es una realidad para con sus pares centroamericanos (con quienes compite por inversión y mercado), pero también con el resto del mundo”, explicó el académico tico.
Las alternativas del sector privado son muy pocas, asegura Chamorro, entrevistado para el programa Esta Semana, que se transmite en línea como una forma de romper la censura periodística del régimen que encabezan Daniel Ortega y Rosario Murillo. Entre las pocas opciones, menciona “buscar otros mercados para sus productos de exportación; tratar de mejorar eficiencias, y ser competitivos”. Aún partiendo con una desventaja de ocho puntos porcentuales, con respecto a sus competidores más cercanos.
“Esto alterará la relación de los exportadores nicaragüenses con sus compradores en Estados Unidos”, advierte Chamorro. Su tesis es que ese importador estadounidense preferirá un producto que paga un impuesto sustancialmente menor que el elaborado en Nicaragua. Elegirá el que sea más barato, porque “no se trata de ayudar a nadie, sino de hacer negocios. Este impuesto afecta la competitividad del sector productivo y exportador del país”, sentenció.
Trabajadores, productores y exportadores de cada rubro importante se preguntan si se verán afectados por esta tanda de nuevos impuestos, esperando tener alguna certeza que les permita planificar el futuro. Mientras llegan a sus propias conclusiones, el economista Chamorro señala una verdad simple: “La orden ejecutiva [del presidente Trump] no hace ninguna diferenciación”.
A partir de ahí, advierte que “pareciera que estamos hablando de un arancel generalizado a todos los productos de exportación”. Del mismo modo, también señala que la afectación a cada sector estará condicionada por la estructura de costos de cada uno de esos sectores. “No es que porque se le impuso un 18% de arancel, las exportaciones van a desaparecer, pero sí van a reducirse”, señala.
¿Qué tanto? “Eso estará en función de qué tan competitiva era Nicaragua antes de este nuevo impuesto y qué tan competitiva sigue siendo después de este 18%. Ahí es donde destaca la importancia del arancel diferenciado para Nicaragua con el resto de Centroamérica, porque eso pone en una situación de menor competitividad a Nicaragua, con respecto al resto de países de la región”, asegura.
Un economista guatemalteco que accedió a hablar desde el anonimato, explica que es demasiado temprano para poder determinar qué sectores serán afectados, y qué tanto, pero no por falta de esfuerzo. Desde este miércoles, él y sus colegas que trabajan tanto para instituciones privadas, como para entidades públicas, han tenido intensos intercambios tratando de determinar cómo se verán afectados los países de la región.
Chamorro admite que una consecuencia posible es el cierre de empresas, y su traslado a otros territorios, si los números indican que esos ocho puntos porcentuales adicionales reducen de forma significativa la competitividad que tenía Nicaragua. Si eso es así “estas empresas se van a ir porque les va a salir más rentable producir en República Dominicana o en Honduras, y exportar con 10% de recargo, versus el 18%”, ilustró.
El exfuncionario público no cree que esto represente un cambio significativo en el destino de las relaciones comerciales de Nicaragua con el mundo. “Estados Unidos seguirá siendo el principal socio comercial de Nicaragua por los próximos años, por las mismas razones históricas, geográficas y culturales por las que ha sido el principal socio durante la última década”, asegura confiado.
Sabe que las relaciones comerciales “no se ajustan de la noche a la mañana, y no es cierto que China se vaya a convertir ahora en el principal socio comercial. Estamos muy lejos para que eso pueda ser una remota posibilidad. A pesar de este golpe, Estados Unidos seguirá siendo el socio principal -al igual que Centroamérica- así como el principal emisor de remesas”, afirma.
China -que es más un exportador que un importador- bien puede adquirir en los países de su entorno, la materia prima que vende Nicaragua, ahorrándose mucho tiempo y dinero en el proceso. Lo que el experto sí vaticina es que seguirá la invasión de productos y comerciantes chinos que compiten de forma desleal contra el pequeño empresario nicaragüense, así como la sustitución de importaciones de otros países, para seguir favoreciendo a China.
El análisis de las posibles consecuencias de esta imposición de nuevos aranceles sería muy distinto si a todos los países de Centroamérica se les hubiera gravado con el mismo 10%, porque todos partirían de la misma base. El hecho que Nicaragua recibiera un trato discriminatorio, en el que sus productos solo podrán entrar al mercado estadounidense después de pagar 18% de impuestos, impone de entrada, cambios sustanciales en la ecuación.
La pregunta es ¿por qué 18% y no 10%, como a todos los demás?
Según el profesor Fonseca “la respuesta corta es que no hay elementos para poder afirmar o rechazar que haya una razón política detrás de esos aranceles más altos. El hecho de que los criterios para definir los aranceles recíprocos no se basen solo en elementos cuantitativos, sino también cualitativos, hace que sea muy difícil trasladar una subjetividad a la medición”.
Explica que es muy usual que los países implementen medidas no arancelarias como barreras al comercio. “Aunque es de conocimiento de todos, siempre ha sido algo con lo que los países han lidiado, y parece que Estados Unidos ya no está dispuesto a eso. Los aranceles centroamericanos a los productos estadounidenses son bastante bajos, pero no se están basando solo en criterios arancelarios para definir la reciprocidad, y los no arancelarios no dejan de tener un margen importante de subjetividad”, confrontó.
Desde su doble rol de economista y referente político, Juan Sebastián Chamorro esboza una tesis que no puede demostrar, porque ni Trump ni nadie de su equipo ha detallado sus razones para imponer aranceles más elevados a Nicaragua. Sin embargo, eso no le impide llegar a la conclusión de que esos ocho puntos porcentuales más, se deben al “factor Ortega – Murillo”.
“Quien diga que el impacto será una pérdida de tanto por ciento, quizás esté utilizando una bola de cristal”, asegura con ironía.
Explica que sí hay certeza de que el efecto de los aranceles será negativo para la economía nicaragüense. “Lo argumento como economista, por el hecho de que le están dictando a Nicaragua el ‘factor Ortega Murillo’, de ocho puntos porcentuales, por sobre el resto de Centroamérica”.
Si bien esa diferencia porcentual no saca a Nicaragua del juego a escala continental, pero sí lo está perdiendo al ver solo a Centroamérica. “Muchos de sus productos se parecen a los de Honduras, El Salvador, a los de Guatemala”, pero los de Nicaragua llegarán con mayor precio a las fronteras de Estados Unidos. “Lo que veo es que sacaron del juego a los nicas, para que sean los centroamericanos quienes ocupen la posición, ante un encarecimiento mayor de lo que producen ustedes”, explicó.
Chamorro observa que la región tiene aranceles más o menos homogéneos, como corresponde a su realidad de socios en el Cafta. “Ese arancel diferenciado (del 18%) lo atribuyo a las acciones de Ortega contra Estados Unidos, particularmente la política migratoria que ha tenido mucha resonancia en la política exterior estadounidense, al utilizar el aeropuerto de Managua para trasladar hacia Estados Unidos a miles de personas de todo el mundo. Eso no pasó desapercibido, y por eso no debería sorprendernos que se vean aranceles de este tipo”, valoró.
Adicionalmente, el régimen coquetea con los principales enemigos de Estados Unidos: invitó al iraní Mohsen Rezai, a la toma de posesión de Ortega en enero de 2022. Ofreció gran parte del territorio a un empresario chino y le dio permiso para construir un canal interoceánico, y mantiene abiertas las opciones para la visita de soldados rusos al país, más allá de que ya hay un centro de espionaje ruso instalado en Managua.
Si la motivación es política, como argumenta Chamorro “nada hace pensar que esta discusión haya terminado, porque al 18% se le podrían añadir impuestos adicionales, decisión asociada más al tema específico de la seguridad nacional, provocada por la migración generalizada de todas partes del mundo provocadas por Ortega y Murillo”.
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Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.
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