
8 de mayo 2025
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Lamentan atrasos, desvíos, desvelos y los gastos que les genera la construcción de la Pista Juan Pablo II en Managua
Varios sectores de Managua sufren un mayor congestionamiento vial por las obras de la Pista Juan Pablo II. Foto: Tomada de la cuenta de X de la Alcaldía de Managua
Las obras de construcción de la Pista Juan Pablo II, reabutizada por la dictadura como Pista Héroes de la Insurrección, mantienen en el caos vial a una buena parte de la ciudad de Managua, según cinco conductores que hablaron con CONFIDENCIAL a petición de mantener sus nombres en el anonimato.
La modernización y ampliación de esa vía, que incluye la construcción de cinco pasos a desnivel, andenes y ciclovías, está prevista a concluir en 2026. Mientras tanto, genera daños a la salud, embotellamientos gigantescos, y aumenta la cantidad de tiempo y combustible necesarios para llegar a destino. Así lo confirman los entrevistados, que se transportan en moto, en bus y uno que maneja un taxi.
La excepción es un graduado universitario que trabaja como obrero en una empresa de Zona Franca. Él tuvo la suerte de que los desvíos hagan que las rutas de buses que antes pasaban a un kilómetro de distancia de su casa, ahora lo hagan a menos de 200 metros.
Dos de los entrevistados que manejan motos complementan sus jornadas laborales regulares con un segundo empleo como repartidores. Reynaldo es uno de ellos. “Pasar en moto por las zonas que están en construcción me toma unos 15 minutos, pero en carro se tarda fácilmente el triple, porque ese embotellamiento es siempre. La presencia de furgones en las vías nos atrasa aún más”, explica.
Sea que estuviera efectuando una tarea de su empleador principal, o entregando un paquete por la noche, Reynaldo señala por ejemplo que en el caso del Puente El Edén, en los peores momentos de los atascos era imposible atravesarlo. “¡Ni las motos podían pasar! Por suerte, andando en moto uno se puede devolver para buscar otras vías, pero los que andan en carro no tenían esa posibilidad”, observa.
Relata que la situación empeora cuando un busero se atraviesa en el camino para permitir el paso de otro bus, porque aquello se pone de locos. “A veces, para entregar un paquete a alguien que está al otro lado de una parte de la vía en construcción, el sistema indica que tengo que dar un rodeo de 10 kilómetros, así que mejor pierdo a ese cliente, porque no tiene sentido hacer ese viaje, gastando una gasolina que nadie me va a pagar”, razona.
Darío también tiene un problema similar a Reynaldo. Por el día trabaja en una pequeña empresa situada en Bolonia, así que debe atravesar más de media ciudad, saliendo desde su casa en los barrios orientales. Su estrategia en todos los casos es buscar vías alternas, sea para llegar a la oficina, entregar paquetes, o volver con la familia.
“Cuando vengo para mi casa busco atajos para llegar lo más rápido posible, pero aun así tardo entre 40 y 45 minutos. Si tratara de pasar en un vehículo de cuatro ruedas por las zonas que están en construcción, podría demorar hasta una hora, o una hora y veinte minutos quizás”, valora.
Andar en moto hace que la misión sea menos imposible, porque “podés adelantar y buscar vías por otro lado. Especialmente por donde no estén construyendo”. Refiere que procura evitar el paso por El Dorado, el Puente El Paraisito, y el Puente El Edén, zonas que cataloga de “caos”.
Aunque en el día, Darío tiene pocas razones para viajar al occidente de la capital, muchas veces, en las noches que trabaja como repartidor no puede evitar pasar por San Judas, los barrios Altagracia, o El Pilar; y el Zumen. Siempre sufriendo largos tiempos de espera.
Eduardo conduce un taxi desde hace varios años, y aunque eso le da alguna ventaja al buscar alternativas por las calles secundarias y barrios de Managua, reconoce que esa ventaja es pírrica, porque no le sirve de mucho al momento de querer agilizar la llegada a destino de sus clientes. Tampoco le sirve para ahorrar dinero: si antes con 500 córdobas hacía un turno, ahora necesita 700. Aunque los precios de los combustibles estén congelados.
“Tengo que hacer unos desvíos grandísimos: en Portezuelo te desvían hacia el lago, y vas a salir por donde fue la Pepsi, pasando por la Pedro Joaquín y Las Torres, pero es difícil pasar, porque las vías están colapsadas”. Si es por el Puente El Edén, la carretera está desbaratada desde la Pedro Joaquín hasta los semáforos de El Dorado, y no hay alternativas si vas a Metrocentro, o a la UCA. “En Larreynaga no hay paso del todo”, detalla.
Eduardo reconoce que en la zona del Mercado Roberto Huembes y en la Colonia Centroamérica, la Policía ayuda bastante a agilizar el tránsito, pero “recorrer la Pista Suburbana es una terrible experiencia”.
El resultado inevitable es que algunos de sus clientes se enojan, porque tienen que levantarse más temprano para salir de su casa una o dos horas antes de lo que era normal, y llegar a sus empleos a tiempo.
César es uno de ellos. Aunque usa una motocicleta para ir y volver al trabajo, él también requiere más tiempo para hacer el mismo recorrido que antes le tomaba de 20 a 30 minutos, y ahora fácilmente 50. “No sirve de mucho levantarse temprano, porque todos hacen lo mismo, así que nos quedamos en las mismas”, valora.
Eduardo, el taxista, narra que sus pasajeros se consuelan diciendo “ojalá que esto valga la pena por nuestros hijos, y por el futuro”.
“Ellos esperan que sirva de mucho, y yo creo que así será. Creo que esta obra agilizará el tránsito por Managua”, vaticina.
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Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.
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