8 de diciembre 2022
Urnas Abiertas reportó 5821 anomalías en las municipales 2022, marcadas por la represión y el fraude electoral, un proceso en que el tribunal electoral asignó el 100 por ciento de las alcaldías en Nicaragua al oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Olga Valle, directora del organismo independiente, presentó el informe final de observación sobre las votaciones, las que considera una “estocada a la democracia”. El estudio lo dieron a conocer en Costa Rica.
El organismo logró documentar—con la participación de una red ciudadana de 1700 personas— diversas irregularidades. El país gastó 31 millones de dólares en la celebración de unas votaciones que no cumplieron con los estándares democráticos, según se deduce del estudio pormenorizado de Urnas Abiertas.
Entre las anomalías encontradas mencionaron que las votaciones fueron convocadas hasta que faltaban 82 días. Eso marca una diferencia con los procesos anteriores, cuando se hacía con seis meses de anterioridad.
El orteguismo fijó 20 días de “campaña”, pero durante todo este período si algo predominó fue la ausencia de competencia política, porque una parte de la oposición está presa y otra en el exilio.
Se registraron 1158 denuncias de personas que aparecen como candidatos sin que se hubieran enterado, lo que constituyó una múltiple “usurpación de identidad”.
El FSLN también sacó ventaja de dirigir el Estado: hubo 1341 denuncias de aprovechamiento de los vehículos del Gobierno; 121 de las 153 alcaldías en manos del oficialismo estuvieron involucradas en abusos como ese, precisaron.
“Se dieron 205 hechos de violencia política entre el 5 y 6 de noviembre. Al menos ocurrieron 50 detenciones arbitrarias entre el 1 y 12 de noviembre”, puntualizó Valle.
Los acarreadores de votos del FSLN
La directora de Urnas Abiertas enfatizó la labor política de los llamados “movilizadores de votos” del FSLN. Ellos realizaron visitas casa a casa a los ciudadanos, desde meses antes de las votaciones cuando realizaron un censo para medir el grado de simpatía de la población a su partido, pero lo hicieron con el fin de hostigar y coaccionar.
“Recorrieron calles, mercados, en muchos municipios se reportó que movilizaron a personas en situación de alcoholismo. Los levantaron para votar, hasta las ambulancias pusieron a disposición de pacientes medianamente convalecientes para que pudieran acudir a las urnas”, agregó.
Se ensañaron con los funcionarios estatales que estuvieron bajo vigilancia de los comisarios del FSLN y a quienes obligaron a enviar fotografías para comprobar su participación en el proceso viciado.
“Hubo impedimento arbitrario para votar—ratón loco—, el ciudadano se acercaba al centro de votación, donde hizo su verificación ciudadana, le decían que no estaba inscrito ahí y hubo gente que lo mandaron a una distancia de ocho horas de donde votó toda su vida. No les permitieron votar”, recordó Valle.
Solo el 17.33% participó en la farsa electoral
A pesar de las trampas de los operadores orteguismo, Urnas Abiertas puso números al fracaso de Ortega. Calculó que el nivel de abstencionismo en las votaciones municipales de 2022 alcanzó el 82.67%, lo que redujo la participación a 17.33%.
Valle afirmó que el FSLN aniquiló el proceso electoral desde julio pasado, cuando asaltaron cinco municipalidades que estaban en manos del partido opositor Ciudadanos por la Libertad con apoyo de la Policía, cuyo jefe supremo es precisamente Ortega.
Para hacer el cálculo de la participación, los técnicos de Urnas Abiertas ocuparon el padrón electoral de 2017 y evaluaron una muestra de 366 centros de votación. El resultado fue un estudio con un grado de confianza de 95 % y un margen de error del 5%.
La investigación fue comentada por el analista político Julio Ricardo Hernández de la opositora UNAMOS, y el exdiputado opositor Eliseo Núñez.
Hernández lamentó que la situación de represión en Nicaragua provoque que los nicaragüenses solo tengan dos opciones: “no votar, o votar con los pies”, en referencia a los miles que han dejado el país para resguardar su integridad en otras naciones y encontrar de ese modo un porvenir que la dictadura les niega.
Núñez ratificó su tesis de que Nicaragua avanza hacia un sistema de “partido único” y, en ese sentido, aseguró que las votaciones se realizan con el objetivo de mantener activos a la base política, que se ha visto erosionada en los últimos meses como explicaron sociólogos consultados por CONFIDENCIAL.
Mónica Baltodano, quien combatió a Somoza en la guerrilla sandinista antes del triunfo de la revolución, dijo que Ortega intenta dar la apariencia de permanecer bajo las reglas de la "democracia liberal", por lo que necesita a los “partidos comparsas” para proyectar esa imagen.
“Se habla de partido único cuando son regímenes que no tratan de aparentar una democracia liberal. Ortega necesita a las comparsas y por eso las va seguir financiando. Hasta el último día, Somoza necesitó la oposición zancuda. El FSLN es un aparato diseñado para control de la ciudadanía y utilizado completamente para la represión”, afirmó Baltodano, quien también es municipalista.