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“El FSLN está consolidando un modelo de ‘despojo’ en la Costa Caribe”

Miguel González: “Hay un clamor demandando la liberación de los líderes de Yatama. Único contrapeso que existe es a nivel de los territorios indígenas”

Un ciudadano carga material electoral para los comicios regionales en la Costa Caribe de Nicaragua, en marzo de 2024. Foto: Presidencia

Carlos F. Chamorro

3 de marzo 2024

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El domingo 3 de marzo, el Frente Sandinista convocó a votar en las novenas elecciones regionales en la Costa Caribe, mientras Yatama, el principal partido costeño ha sido ilegalizado y su fundador y dirigente político, Brooklyn Rivera está encarcelado y desaparecido desde hace cinco meses.

El antropólogo y politólogo costeño, Miguel González, resalta que, desde la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Costa Atlántica en 1987, nunca se han realizado elecciones en la Costa sin competencia electoral, “eliminando las opciones políticas regionales”.


En una entrevista con el programa Esta Semana que se transmite este domingo a las 8.00 p. m. en el canal de YouTube de CONFIDENCIAL, González advierte que en la Costa hay un clamor demandando la liberación de los líderes de Yatama, pero el Estado policial se está extendiendo en la Costa Caribe con mayor presencia de la fuerza policial.

Originario de Bluefields y profesor de Estudios sobre el Desarrollo Internacional en la Universidad de York, en Toronto, Canadá, González destacó que con el control de todos los espacios autonómicos, el Frente Sandinista está consolidando un modelo de “despojo” económico en la Costa Caribe, y el único contrapeso que existe está en el nivel de las comunidades indígenas. “En el nivel de los territorios, ahí (el régimen) va a continuar enfrentando una resistencia natural, que es de la autonomía propia de las comunidades, que ha existido por siglos”, comentó.

En estas elecciones regionales en la Costa Caribe, el Frente Sandinista va sin competencia política. El partido Yatama está ilegalizado, sus líderes están en la cárcel y desaparecidos y ningún partido originario de la Costa está en la boleta electoral. ¿Qué significa la eliminación de la competencia política en este tipo de elecciones?

Me parece que es trascendental. Esta situación es muy inusual en la historia de la Costa Caribe y especialmente después de la aprobación del Estatuto de Autonomía. No hay competencia electoral, se han eliminado las opciones regionales políticas propias. Esto es parte de un proceso que se ha venido acumulando, en donde el Frente Sandinista ha venido cooptando los espacios políticos, no solamente de los Consejos Regionales, pero también de los espacios municipales y también de autoridades territoriales, que son los espacios más cercanos a las comunidades y que son espacios formados a la luz de la Ley 445, la Ley de Tierras de Demarcación Territorial, que estableció la figura de la autonomía indígena y le dio estatus jurídico y respaldo constitucional.

¿Este es el cierre total de esos espacios de autonomía, o queda algo acaso? El Frente Sandinista va a tener el control total de los Consejos Regionales y será el partido hegemónico en estos Consejos y en todas partes.

El Frente es el partido hegemónico en los Consejos Regionales desde hace dos elecciones. Si uno ve los datos históricos, desde 2006, ya el Frente Sandinista vino cooptando desde un proyecto hegemónico, instrumentalizando los espacios de los consejos regionales para acumular poder.

En términos de hegemonía, el Frente tiene la mayoría de los Consejos Regionales ya cooptados. Esto se va a consolidar aún más, pero hay que tomar en consideración que en los territorios aún existen esos espacios comunitarios, muchos de ellos cooptados. Pero también resisten y tienen la capacidad y el tesón de mantener sus propias autoridades y demandar el respeto de sus propias formas de elección. Ahí hay un espacio, en el nivel más territorial, en el nivel de las comunidades donde se sigue ejerciendo un contrapeso. Este contrapeso es cada vez más difícil, hay ataques a esos espacios a través de violencia armada. Pero hay un reservorio muy poco visible, pero importante en términos de mantener una aspiración autonómica.

La élite regional costeña

Cuando Daniel Ortega habla de los supuestos logros de la autonomía, siempre presenta a algunas personalidades costeñas, líderes como el magistrado Lumberto Campbell, la secretaria de la Asamblea Nacional, Raquel Dixon, la magistrada del Poder Judicial, Ellen Lewin, o la doctora Mirna Cunningham, que representa al régimen en distintos foros internacionales. ¿A quién representan estos líderes costeños?

Muchos costeños nos hacemos esa pregunta. Ellos tienen sus propios intereses, es un grupo, una élite regional costeña, que ha estado en una relación muy beneficiosa con el régimen de los Ortega-Murillo. Y esta relación les ha permitido escalar en distintos espacios políticos.

He estudiado el proceso autonómico por 30 años y nunca vi tanto poder que se haya acumulado, y tantos espacios que ocupen costeños en el Estado nicaragüense, en el Gobierno, en las estructuras políticas regionales. Pero esto es parte de un proceso de simulación, de poner a costeños, negros, mujeres, indígenas, mestizos, para decir: —el régimen de Ortega-Murillo es inclusivo de la costa, pero es simulación, porque estos grupos representan sus propios intereses.

La manera en que este poder se acumula y se distribuye en la Costa es bastante oportunista,  instrumentalizado a través de un sistema clientelar, no muy distinto al que funciona en el resto del país. Por lo tanto, hay una crítica bastante fuerte en la Costa, porque eso representa para el Caribe muy poco.

Por otro lado, el exdiputado y líder de Yatama, Brooklyn Rivera, exaliado del Frente Sandinista, está cumpliendo cinco meses preso y desaparecido después de que participó en un foro de Naciones Unidas. Fue desterrado de facto, regresó a Bilwi y fue capturado igual que la ex diputada suplente Elizabeth Enríquez, también de Yatama. ¿Qué impacto tiene esta desaparición forzosa dentro de la población costeña?

Es brutal. Hay un clamor muy grande de los dirigentes de Yatama, las bases políticas, e inclusive fuera de Yatama, organizaciones costeñas, están demandando fuertemente, en distintos espacios a nivel nacional, en los medios sociales, en espacios internacionales, la liberación de sus líderes.

Porque a veces se dice que no representa una amenaza política a Ortega, pero uno puede ver realmente de que en las elecciones regionales Yatama siempre ha participado como partido independiente, como organización política propia. Se ha aliado en temas nacionales con el Frente Sandinista, pero en las elecciones regionales siempre ha estado compitiendo con su propia casilla. De tal manera que uno podría pensar que, siendo una organización local, bastante focalizada a los temas de la costa, no representaría una amenaza para la visión hegemónica del Frente. Pero el Frente Sandinista quiere controlar la narrativa de restitución de derechos en la Costa, y les preocupa mucho que les cuestionen esa visión. Por lo tanto, Yatama compitiendo en un proceso electoral cuestiona esa narrativa y uno puede entender la lógica de excluirlos e inclusive de apresar a sus líderes y desaparecerlos.

Aun en los peores momentos de nuestra historia en la Costa, durante la guerra, cuando Yatama era un movimiento armado y desafió al Frente en el campo militar, el Frente Sandinista empezó un proceso de negociación con Yatama, especialmente con Brooklyn Rivera y le permitió, posteriormente, entrar en un proceso de pacificación, libertades e inclusión democrática. Parece que realmente están empujando las cosas a un límite, acosando al partido político más importante en los últimos 40 años de la historia de la Costa Caribe.

Miguel González, politólogo costeño e investigador en la Universidad de York. Foto: Confidencial

¿Eso puede tener consecuencias políticas sociales en Bilwi y las principales comunidades de la Costa, o hay una imposición del Estado policial en el Caribe? Alguna gente considera que en la Costa pareciera que hay un poco más de libertades, en comparación a cómo se vive la persecución en el Pacífico, en el norte, en otras partes del país.

Diría que no es tan así. Me parece que siempre se presenta la Costa como una región en donde el Estado tiene menos presencia, en donde hay relativas libertades. Pero eso ha venido cambiando, ahora podemos hablar de un Estado policial que se ha extendido al Caribe de Nicaragua. Esto se puede ver no solamente con la presencia militar, en zonas de las comunidades. El argumento es que se persigue el crimen organizado, pero tiene que ver con mantener un estado de control, de vigilancia, de presencia militar, y eso ha venido disminuyendo la oportunidad que la gente tiene para expresar su desacuerdo.

Lo que uno puede ver es que la presencia policial se ha incrementado, es bastante dirigida, está bastante concentrada en algunas ciudades como Bluefields y Bilwi, pero también en la región de Las Minas y, cada vez más, en las zonas territoriales cercanas a las comunidades. Y esto por los ataques a las comunidades y a sus territorios y tiene aparejado una mayor presencia militar y policial.

El modelo extractivista del FSLN

El informe que presentó el Grupo de Expertos en Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre Nicaragua, le dedica un capítulo entero a la violencia en la Costa Caribe, particularmente la violación de derechos humanos contra los pueblos indígenas, sobre todo en las zonas de la reserva, y habla de una instrumentalización de los colonos para imponer el control en los territorios indígenas y en las tierras comunales. ¿Qué está ocurriendo en los territorios indígenas y la reserva?

Me parece fundamental que ese informe del Grupo de Expertos recogió un capítulo sobre la Costa Caribe. Esto es muy valioso, pues también es algo que ya hemos venido sabiendo nosotros, que es la ocupación ilegal de territorios y de áreas comunales ancestrales y tituladas a las comunidades indígenas.

La instrumentalización es algo que se ha venido denunciando, empezó hace unos diez años, se ha dado permisibilidad a nuevas ocupaciones en áreas territoriales indígenas. Esto se hace de distintas maneras, no hay un solo método o una sola estrategia. A veces vemos que hay ocupaciones violentas y asesinatos acompañados por bandas organizadas y estas actúan con bastante complicidad de la fuerza policial.

Hay intereses más de fondo, no solamente son grupos de familias intentando ocupar tierras, sino también hay sectores más poderosos detrás, que en la medida en que apoyan a estos grupos, pues también ellos afirman sus intereses. Esto lo han venido diciendo las organizaciones indígenas en los territorios de la Reserva, pero también organizaciones civiles que ya han sido canceladas, como Cejudhcan (Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua) que han venido denunciando, no solamente en el país, sino en el Sistema Interamericano.

¿Qué hay detrás de este proyecto hegemónico del Frente Sandinista de control del territorio, y de los espacios de la autonomía? ¿Hay un modelo de desarrollo? El Frente habla de restitución de derechos y, por otro lado, se cuestiona que hay también un modelo extractivista con intereses económicos y políticos específicos.

La Costa no se ha movido a un modelo de desarrollo más inclusivo, aunque el Frente hable de restitución de derechos; en la práctica, más bien hay un despojo de derechos, porque la Costa sigue funcionando bajo un modelo extractivo, no se ha movido para nada de ese modelo de extracción de madera, de minas, de recursos pesqueros, de una economía de plantación. Eso continúa siendo la dinámica económica de la Costa Caribe. Quizás lo que ahora está sucediendo, que no es único de la Costa, es que hay más remesas, porque la gente está emigrando, pero el modelo sigue siendo de acumulación extractivista.

Lo que está pasando es que, en ese modelo de acumulación extractivista, el Frente Sandinista también se va a ir posicionando mejor, o eso es lo que intenta al desmontar las instituciones autonómicas, es afianzar las decisiones que tienen que ver con cómo se van a usar esos recursos.

Por ejemplo, el tema del Canal Interoceánico, cuando se aprobó la Ley 840, el Frente, en contra de lo que dice la Constitución, que la tierra indígena no se puede vender, no se puede embargar o transar con fines comerciales, despojó al territorio Rama de una buena parte de su área territorial titulada.

Lo que existe es la capacidad que ha venido teniendo el Frente, o que intenta consolidar, ocupando los espacios de los Consejos Regionales, de las gobernaciones, de las dos coordinadores regionales, los municipios, para tomar las decisiones importantes que le permitan afianzar ese modelo de despojo que va a beneficiar a los grupos de interés cercanos al círculo de poder.

Ningún Gobierno anterior, desde 1990, intentó tener tanto control del espacio territorial costeño. Pero en el nivel más bajo, el nivel de los territorios, ahí va a continuar enfrentando una resistencia natural que es de la autonomía propia de las comunidades, que ha existido por siglos. De hecho, ahí están las bases de Yatama, en las comunidades. Mucha de esa gente está en desacuerdo con lo que le han hecho a sus líderes, expresa esa inconformidad que han visto el acoso y el agravio contra los dirigentes de Yatama, como un agravio colectivo hacia la Costa Caribe.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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