
18 de abril 2025
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Dictadura lleva siete años intentando desaparecer la Rebelión de Abril de la memoria. Destapamos sus inventos detrás del “mes de la paz”
Cada año, la dictadura inventa una efeméride para intentar borrar la memoria de la Rebelión de Abril de 2018. // Fotoarte: CONFIDENCIAL
“Fuimos atacados en el mes más crudo de la siembra y los derrotamos. Son fracasados y es lo que no soportan”, dice airada Rosario Murillo, quien junto a Daniel Ortega lleva siete años consecutivos intentando borrar la memoria de la Rebelión de Abril en Nicaragua, que en 2018 exigió su salida del poder ante la represión y masacre contra las protestas ciudadanas.
Tradicionalmente, el gobernante Frente Sandinista ha celebrado el aniversario del triunfo de la revolución en julio; los aniversarios del nacimiento y asesinato de Augusto C. Sandino, en mayo y febrero, o los de Carlos Fonseca en junio y noviembre. Abril, entonces, era un mes sin importancia para los dictadores, pero ahora se ha convertido en su proyecto personal, inventando efemérides para intentar robarse la memoria de la Rebelión de Abril.
Primero, prohibieron que continuaran las marchas, violentando el derecho a la manifestación. Luego persiguieron toda actividad conmemorativa, instalando la persecución y vigilancia en la vida cotidiana de la nación. Y, como no les ha funcionado, ahora intentan borrarlo inventando efemérides, que tienen poco impacto. El cambio más reciente lo impusieron al declarar abril como el “mes de la defensa de la paz”.
“Cómo les duele, cómo les arden cuando les recordamos sus fracasos, su derrota, cómo reaccionan”, dijo la dictadora en su monólogo del 18 de marzo de 2025, cuando en realidad es a ellos a quienes les molesta y responden con represión.
Abril es el mes en que más incidentes de intimidación, persecución, secuestros y exilios se registran en Nicaragua, seguido de julio y septiembre, según un informe del Monitoreo Azul y Blanco, que registra de forma independiente la situación de derechos humanos en Nicaragua.
CONFIDENCIAL resume los intentos fallidos de la dictadura por borrar la memoria de la Rebelión de Abril y los actos represivos que desnudan su fracaso.
Tras más de 350 asesinados, más de mil heridos, decenas de miles de exiliados por la persecución política, cientos de reos de conciencia y un país marcado por el luto y el dolor, la dictadura impuso un estado policial de facto en septiembre de 2018, al publicar una orden policial que amenazó con procesar a las personas y organismos que convocaran a las manifestaciones de protesta cívica, que declaró “ilegales”.
“Serán responsables y responderán ante la justicia, las personas y organismos que convocan a estos desplazamientos ilegales desde los cuales se han promovido y se intenta promover, acciones delictivas, destructivas y criminales”, indicó la Policía en una nota de prensa difundida a través de los medios oficialistas, el 28 de septiembre de 2018.
La ordenanza policial llegó después que la dictadura reprimió a tiros las protestas ciudadanas, y secuestró y encarceló a centenares de manifestantes. Desde entonces, la narrativa oficial intentaba culpar a los ciudadanos de los asesinatos, hablaba de la destrucción de edificios, calles y universidades y de un supuesto intento de golpe de Estado, al tiempo que callaba sobre la demanda de justicia, libertad y democracia.
En los primeros dos aniversarios, la dictadura impuso la represión para evitar que se conmemoraran las fechas.
En 2019, pese a la prohibición de las protestas y el Estado policial de facto, la población autoconvocada intentó hacer una marcha cívica en Carretera a Masaya, pero ésta acabó con la detención momentánea de 60 ciudadanos, que fueron golpeados y asaltados por la misma Policía.
Estudiantes, excarcelados y ciudadanos nicaragüenses participaron en piquetes o protestas exprés en diversos puntos de Managua y otras ciudades del país. De nuevo, la Policía respondió con violencia y detenciones ilegales contra los manifestantes.
El segundo aniversario coincidió con la llegada de la pandemia de la covid-19, e igualmente las actividades fueron reprimidas. La opositora Unidad Nacional Azul y Blanco denunció al menos 39 detenciones de opositores, más de un centenar de asedios a viviendas o negocios, diez allanamientos y amenazas directas.
Pero la persecución e intentos de borrar la Rebelión de Abril aumentó para imponer el silencio en los años siguientes.
El primer intento de la dictadura por cambiar formalmente el significado de las fechas de la Rebelión de Abril fue nombrar, por decreto presidencial, el 19 de abril como Día Nacional del Deportista, argumentando un homenaje al natalicio del tricampeón de boxeo y exalcalde del FSLN en Managua, Alexis Argüello.
Tras la orden de Ortega, el Instituto Nicaragüense de Deportes (IND) y la Coordinadora Nacional de Federaciones Deportivas (CONFEDE) decidió inventar la Premiación Nacional de Cultura Física donde entregan distinciones a atletas, técnicos, dirigentes y federaciones deportivas, a pesar de que existen otras premiaciones similares.
Ese año, el Monitoreo Azul y Blanco reportó más de 382 incidentes de represión registrados a nivel nacional, que incluyeron 13 detenciones, hostigamiento, campañas de odio, entre otros actos violatorios de derechos humanos.
Por segundo año consecutivo, en 2022, la dictadura conmemoró el 19 de abril como Día Nacional del Deportista y sumó a la fecha una distinción para celebrar a los Bomberos. “Cuánto fuego apagaron en aquellos días en los que los pérfidos buscaban destrucción, muerte, sufrimiento y dolor. Cuánto contribuyeron a la paz”, dijo Murillo.
Para Murillo, el 18 y el 19 de abril fue el “aniversario de las victorias de la paz”. “Allá aquellos que recuerdan esos días con mal corazón. Allá aquellos que no reconocen el rol que jugaron en la destrucción y en la maldad… Allá aquellos”, reiteró.
Mientras, la dictadora pregona “la paz” en sus discursos de odio, en el país reinó nuevamente la represión con reportes de vigilancia, control territorial y patrullaje en todo el territorio. Además, se registró la persecución y destierro de conocidos músicos y productores nicaragüenses.
A sólo tres días de conmemorarse el quinto aniversario de la Rebelión de Abril, la dictadura “activó” en domingo a los diputados de la Asamblea Nacional para que aprobaran en una sesión extraordinaria una ley que declara el 19 de abril como Día Nacional de la Paz.
La ley a penas tiene tres artículos. Uno para nombrar el 19 de abril como Día de la Paz, otro para obligar a la población y a los poderes del Estado a “implementar acciones y actividades para celebrar la alegría de vivir en Paz” durante todo el mes y un tercero para hacerla vigente tras su publicación en La Gaceta.
Lo irónico es que mientras la dictadura manda a celebrar la paz, ellos hacen la guerra. Ese año hubo al menos 39 detenciones en abril, que incluyeron una ola de arrestos ocurridos a principios del mes, cuando se conmemoró la Semana Santa.
A la dictadura no le bastó con declarar el 19 de abril como Día Nacional de la Paz, así que en 2024 ordenó la aprobación de la ley N°. 1197 o Ley Que Declara Abril, “Mes De La Paz”.
Esta ley obliga a que cada año “el Gobierno Central, los poderes del Estado, las instituciones, las escuelas, colegios y universidades, medios de comunicación, los Gobiernos municipales y Regionales realizarán actividades para celebrar en todo el territorio nacional, el Mes de la Paz”.
La dictadura, que se declaró “víctima” de violación a sus derechos durante las protestas, liberó presos comunes y envió a desfilar en caravanas vehiculares a la Policía Nacional y sus militantes.
“Vimos las flagrante violación de todos nuestros derechos a manos de torturadores barbáricos que llenaron las llamadas redes sociales de escenarios falsos, de escenarios ficticios, de manipulaciones, de rebelión”, dijo Murillo durante su discurso televisivo del 18 de abril de 2024, cambiando el rol de la dictadura de victimaria a víctima.
En 2025, la dictadura mandó a derogar la ley 1197 que declaraba abril como “Mes de la Paz” para instalar una nueva ley que, básicamente, ordena lo mismo, pero esta vez define a abril como el “mes del pueblo que defiende la paz”.
A principios de abril, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo obligó a trabajadores del Estado y su ejército de supuestos “policías voluntarios” encapuchados a realizar caminatas en todos los municipios de Nicaragua.
Mientras tanto, en su medios de propaganda, se ven artes con el lema de la defensa de la “verdad verdadera”, cuando en realidad intentan robarse la memoria de la Rebelión de Abril en Nicaragua a través de narrativas falsas en las que –según ellos– el Gobierno fue la víctima, y no la población con sus muertos, heridos, exiliados y presos políticos, que permanece bajo vigilancia, sin poder expresarse libremente.
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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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