19 de septiembre 2024
Hacer periodismo en Nicaragua se equipara a cometer un “delito de terrorismo”, denunció el periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro, que se exilió en Costa Rica ante las amenazas sufridas por ejercer un periodismo independiente en su país.
“En Nicaragua hacer periodismo equivale a que el régimen le fabrique a una persona el supuesto delito de terrorismo e incitación al odio”, declaró contundente en una entrevista a EFE en Madrid, al hablar de la censura impuesta por Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.
En los último años, el Gobierno nicaragüense “suspendió y confiscó varios medios de comunicación independiente” y “cerró universidades” dedicadas a la enseñanza del periodismo, como la sede de la Universidad Centroamericana en Nicaragua, ya que “es un crimen hacer periodismo” o “emitir una opinión” en el país centroamericano, continúa.
Hijo de la expresidenta Violeta Barrios y del editor del diario La Prensa Pedro Joaquín Chamorro —asesinado en 1978, durante la dictadura de Anastasio Somoza—, Chamorro simpatizó con el sandinismo en una primera etapa pero pronto se distanció y terminó por exiliarse en 2021 en Costa Rica, donde dirige la publicación online CONFIDENCIAL.
Periodismo “desde el exilio”
El periodista, que ha participado esta semana en Madrid en un foro sobre Centroamérica organizado por la Casa de América, lamentó que esta “criminalización de la libertad de prensa y expresión” ha propiciado que en Nicaragua solo se pueda hacer periodismo “desde el exilio”.
Más de 260 periodistas nicaragüenses se han exiliado, según el último informe elaborado por la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED).
“Aunque estemos en el exilio, nuestros ojos, nuestros oídos y nuestro reporterismo está en Nicaragua”, apunta Chamorro, convencido de que el principal “desafío” para los medios independientes es “ofrecer seguridad y canales seguros de comunicación” a las fuentes colaboradoras.
Ante la falta de “protección y garantías” de derechos de los periodistas en Nicaragua, Chamorro defiende “una implicación” del periodismo internacional en la crisis de su país, “empezando por la prensa centroamericana”, que debe “poner en el radar” de la opinión pública “la historia de resistencia silenciosa” del país.
“Lo fundamental es que la prensa internacional siga contando la historia de Nicaragua” para evitar “que se normalice y que se acepte” la situación de censura.
Una crisis de censura que, afirma, afecta también a los ciudadanos nicaragüenses “en su derecho a la libertad de expresión individual”.