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La prensa en el exilio está derrotando la censura en Cuba, Nicaragua y Venezuela

Luz Mely Reyes, directora de Efecto Cocuyo y Carlos Manuel Alvarez, director de El Estornudo: el periodismo está sobreviviendo las dictaduras

Periodistas de Nicaragua son reprimidos por policías en una calle.

Foto: EFE | Confidencial

Carlos F. Chamorro

8 de septiembre 2024

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El Día Internacional del Periodista se celebra este ocho de septiembre, en homenaje al periodista y escritor checoeslovaco Julius Fucik, autor del emblemático Reportaje al pie del Patíbulo, que fue detenido y ejecutado en Berlín por la Gestapo en 1943, en la Alemania nazi dominada por Adolf Hitler.

Ocho décadas después, en Guatemala, el periodista José Rubén Zamora, director de El Periódico, uno de los héroes contemporáneos de la libertad de prensa, cumple hoy 765 días de detención arbitraria por investigar y denunciar la corrupción, mientras que, en Nicaragua, Cuba y Venezuela, la prensa independiente ha sido criminalizada y se ejerce, principalmente, desde el exilio.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) concedió este año el “Gran Premio a la Libertad de Prensa 2024”, su más alta distinción, al Periodismo en el Exilio “en homenaje a colegas y medios de comunicación latinoamericanos que de manera creciente son forzados a desplazarse o a emigrar debido a la violencia, las amenazas y la persecución de grupos criminales, funcionarios corruptos y gobiernos autoritarios”.

El Comité Ejecutivo y la Comisión de Premios de la SIP “reconocieron la defensa de la libertad de expresión y el compromiso con la verdad, en circunstancias de extremo riesgo y adversidad”. La SIP ha documentado un aumento creciente en el número de periodistas exiliados, principalmente de países como Nicaragua, Venezuela, Guatemala, Cuba, Ecuador y de desplazados internamente en México y Colombia. El fenómeno también incluye a las redacciones de Cuba, Nicaragua y Venezuela, algunos de los cuales tienen sus operaciones en el exterior debido a que son víctimas de persecución sistemática.


En el programa Esta Semana que se transmite este domingo 8 de septiembre en el canal de Youtube de CONFIDENCIAL, debido a la censura en Nicaragua, conversamos con los periodistas Luz Mely Reyes, directora de Efecto Cocuyo de Venezuela y Carlos Manuel Álvarez, director de El Estornudo de Cuba, para conocer cómo sobrevive el periodismo bajo las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y cuáles son sus principales desafíos para seguir haciendo periodismo de calidad.

Luz Mely Reyes, directora de Efecto Cocuyo de Venezuela y Carlos Manuel Álvarez, director de El Estornudo de Cuba.

La criminalización del periodismo

Este jueves (5 de septiembre), en Nicaragua fueron excarcelados y desterrados a Guatemala 135 ciudadanos, entre ellos el periodista Víctor Tícay, que estuvo 17 meses preso por haber transmitido en su cuenta de Facebook las imágenes de una procesión religiosa. Y entre las muchas otras personas que estaban encarceladas y condenadas por brindar una opinión en redes sociales, salió de la cárcel el profesor universitario, sociólogo y filósofo, Freddy Quezada. ¿Cuál es la situación la criminalización de la libertad de prensa y la libertad de expresión en sus países? ¿En Venezuela, hay periodistas presos o perseguidos después del fraude electoral del 28 de julio?. 

Luz Mely Reyes: Sí, la situación de Venezuela ha llegado a unos niveles de represión que nunca se habían visto y en este momento hay 12 periodistas tras las rejas y 13 periodistas judicializados. La mayoría de estos casos se produjeron luego del fraude del 28 de julio y son periodistas o trabajadores de la prensa que estaban en su momento haciendo algún tipo de reporte o su trabajo.

El Colegio Nacional de Periodistas, y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, han denunciado estas detenciones arbitrarias, porque a estos periodistas, indistintamente se les está acusando de “terroristas” y también de delitos de odio. 

En Cuba, también hay periodistas presos por la cobertura que brindaron en las protestas de 2022. Otros han sido perseguidos mucho antes de esa fecha. ¿Se puede ejercer el periodismo independiente sin el riesgo de ser perseguido o encarcelado? 

Carlos Manuel Álvarez: No, el riesgo, es latente. De hecho, ha habido un desmantelamiento de una prensa independiente que paulatinamente fue conformándose en Cuba a lo largo de la década pasada, debido a un ecosistema variado que logró constituirse a distintos medios de comunicación, y también  distintas vías de transmisión de información que corría por fuera de los márgenes del Estado, gran parte de ese cuerpo comunicativo fue exiliado, otros fueron apresados y los ejercicios de comunicación, vengan de donde vengan, están siendo muy criminalizados.

Ha habido protestas no solo en 2021 y 2022, este año, hubo fuertes protestas sociales en el oriente del país y muchas personas que transmitieron a través de sus redes sociales, que dieron declaraciones a la prensa independiente, han sido encarceladas. Estamos hablando de también de jóvenes ciudadanos cubanos que por poner algún post en Facebook, están condenados a 10 o 15 años de privación de libertad.

Estamos llegando a unos niveles de represión con cualquier tipo de información que no pueda manejar el aparato totalitario cubano, que excede también el cuerpo de la prensa independiente, que sigue siendo frágil, minoritario, pero que a pesar de todo parece resistir.

El Estornudo tuvo un episodio también hace una semana, un evento que iba a hacer una chica trans, reportera de nuestro equipo, el lanzamiento de un programa audiovisual que estamos proponiendo, fue cancelado. Fue citada por la seguridad del Estado, algo ya rutinario, pero que no podemos naturalizar en ningún caso. 

La prensa independiente ante la censura

Sin embargo, a pesar de esta persecución y la censura en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua, se sigue haciendo periodismo y las audiencias están siguiendo a los medios independientes. ¿Cómo se hace? En Nicaragua hay tres medios confiscados, entre ellos CONFIDENCIAL, decenas más han sido cerrados y más de 200 periodistas estamos en el exilio. Literalmente, todos los medios independientes en Nicaragua trabajan desde el exilio. En el caso de Venezuela, hay medios independientes que están también trabajando en el país, ¿pueden llegar a sus audiencias o está siendo bloqueado el internet y el acceso de la comunicación por parte del Estado? 

Luz Mely Reyes: La mayoría de los medios independientes en Venezuela, han sido bloqueados en Internet. Los medios radioeléctricos tradicionales, son censurados y cada día cierran una o dos emisoras de radio en el país.

Sin embargo, los periodistas siguen haciendo su trabajo. Han tenido que tomar previsiones, por ejemplo, en este momento en los medios independientes no se están firmando las notas para evitar retaliaciones con el nombre y apellido de los periodistas. Pero hay equipos dentro del país, que todavía tienen espacios para hacer reporterismo, estar al lado de la gente, hacer algunas entrevistas.

¿Cuáles son los problemas que estamos teniendo? Evidentemente, la criminalización, que ya ha tomado un nivel que nunca lo habíamos vivido, habíamos llegado hasta un patrón de hostigamiento y algunos casos de judicialización, pero no de privación de libertad.

Esa raya roja se pasó, también la intimidación, el acoso para inhibir a los periodistas, y la exposición al escarnio público que ya está tomando también ribetes no solo de desinformación, sino de una difamación fuera de todo orden, que hacen más complicado poder estar en la calle y decir --soy periodista de este medio. Sin embargo, todavía hay algún pequeñísimo espacio en donde muchos periodistas que están en el terreno en Venezuela se están desenvolviendo para hacer coberturas muy cercanas con la gente. 

En Cuba, ¿un periodista independiente se puede identificar a la hora de hacer una cobertura. o eso es algo que está completamente impedido? Y por el otro lado, ¿hay censura oficial, bloqueo de Internet o autocensura? 

Carlos Manuel Álvarez: Sí, sin duda hay cada una de esas tres cosas. Hemos ido encontrando a partir de las circunstancias que ha impuesto la práctica en los últimos años una suerte de redacciones híbridas donde buena parte de lo que significa conformar un medio periodístico, se hace desde el exilio y contamos con algunos pocos reporteros en el país, la mayor parte de ellos sin que entreguen sus nombres. Algunos todavía lo hacen y podemos encargarnos también de que algunos reporteros entren en el terreno hacia temas que son necesario contar, que son necesario mirar, pero que están en una segunda línea en cuanto al enfrentamiento con la policía política,  y los temas que son más neurálgicos, tratamos de cubrir toda la reportería desde fuera, ciertas llamadas telefónicas, ciertas conversaciones por WhatsApp o grupos de Telegram, informaciones que si podemos algún modo amortiguar la exposición de los reporteros que tengamos dentro, solemos hacerlo desde fuera.

Entonces, muchos trabajos tienen una autoría colectiva, porque los modos de recabar la información para ese reportaje, para ese texto específico, el lenguaje periodístico. lleva una suerte de reportero tentacular, formado por muchas habilidades y posibilidades de acuerdo a este tipo de redacción. Sin duda una redacción que resiste y que está ubicada en un lugar que no es el lugar natural desde el que normalmente se hace periodismo, pero que ha encontrado maneras para seguir reporteando y seguir siendo incómodos hacia cada uno de nuestros regímenes.  

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¿Pero la audiencia cubana puede acceder a estos medios?

Carlos Manuel Álvarez: Los medios están bloqueados. Estamos ante una audiencia que ha tenido durante décadas tanta escasez de información, fuera del aparato oficial cubano, que muchas veces los ciudadanos cubanos suelen pedir, por ejemplo, hacia sus familiares en el extranjero, más que el envío de remesas, de insumos, de alimentos, unas recargas telefónicas que le permitan conectarse a Internet. Es decir, hay tanta sed de información que puede superar incluso el hambre o la escasez, que ya es más que suficiente dentro de Cuba.

Aunque los medios estén bloqueados a través de canales de Telegram, de VPN, de información que se basa de modos que luego no se pueden identificar en cifras, pero que si corre a través de la ciudadanía, si está en la conversación pública, si tiene un impacto en las conciencias políticas de la gente y eso sucede cada vez más, porque creo que ha habido una educación pública y política de parte de los cubanos en los últimos años, que hace diez o 15 años no soñábamos con que fuese así.

Entonces los medio están bloqueados, pero ese bloqueo resulta ya insuficiente para el nivel de hartazgo político que hay dentro de la sociedad y también para el nivel de conciencia que la sociedad ha adquirido, entendiendo la importancia de acceder a esta comunicación de estos medios independientes, o esta información que se mueve por fuera del aparato de prensa oficial. 

Redacciones en el exilio: una situación permanente

En Nicaragua, el periodismo en el exilio empezó como una condición de emergencia, de preservar la libertad ante la persecución policial en 2018, 2019, luego se convirtió en algo permanente, es decir, todas las redacciones tuvieron que ubicarse en el exterior, en Costa Rica, en Estados Unidos, en España, pero siempre enfocados en cubrir la realidad nicaragüense a través de canales seguros de comunicación con las fuentes. Y todas las grandes investigaciones periodísticas de Nicaragua sobre corrupción en el Gobierno, sobre las purgas internas y las pugnas dentro del propio régimen, sobre la migración masiva, todas las grandes historias, detrás de ellas han sido posibles, porque hay una relación de confianza con las fuentes que se comunican con la prensa independiente, incluyendo servidores públicos, civiles y militares. ¿Cómo valoran ustedes la calidad de la prensa independiente en Venezuela, en Cuba, el periodismo investigativo, narrativo y la innovación del periodismo?. 

Luz Mely Reyes: En Venezuela, hay una gran cantidad de medios independientes, la mayoría fundados por periodistas, y tenemos medios de investigación, y tenemos medios muy híbridos. Desde el 2015 se generó este ecosistema que fue llamado la Primavera Digital de los Medios en Venezuela con medios fundados por periodistas que veníamos de medios tradicionales y que tomamos decisiones de hacer medios independientes. en este momento el ecosistema está muy frágil, pero sigue habiendo como una generación de relevo que se ha ido formando a través de las distintas iniciativas que varios de estos medios hemos desarrollado. En el caso de Efecto Cocuyo, tiene una escuela de formación de jóvenes periodistas.

Carlos Manuel Álvarez: En el caso cubano, las investigaciones de impacto en los últimos años, los reportajes de más peso, se han hecho desde estas redacciones en el exilio, que tuvieron un momento estos medios que fueron conformados en Cuba, y tuvieron que ser cortados de modo abrupto, sus redacciones se dispersaron y tuvieron que elegir un exilio forzoso antes que la cárcel, después de largo tiempo de persecución, de interrogatorios, de secuestro, también de detenciones.

Eso generó un impase de desconcierto, para seguir ejerciendo el periodismo independiente o para sostener los medios, pero era evidente que teníamos que encontrar otros mecanismos de subsistencia y generar cambios estructurales dentro de las redacciones para poder seguir reportando o informando. Después de ese momento donde efectivamente varios medios independientes cubanos sufrieron un golpe considerable, han logrado de nuevo estabilizarse, y la persecución, la satanización hacia muchos de nosotros en términos de asesinatos de reputación se mantiene con la misma intensidad, lo cual es siempre es una medida de que seguimos siendo una especie de contrapeso para la información oficial.

El Estornudo, por ejemplo, sus dos investigaciones de mayor impacto, que han provocado incluso respuestas oficiales, de tomar medidas hacia sus propias instituciones, de individuos que han terminado en la cárcel, destituciones de cargos, se han hecho desde el exilio y ha tenido que haber un reconocimiento explícito por parte de los medios de comunicación oficiales, de sus funcionarios públicos, de las investigaciones que El Estornudo ha llevado adelante.

Es decir, después de una suerte de descrédito o de negación de esa información, han tenido que asumir la verdad esa información y han tenido que tomar medidas, porque ha habido una sociedad civil que ha respondido a esas denuncias y se ha hecho cargo de ellas. Estamos hablando de un escenario donde todo el monopolio no está de parte del Estado, aún cuando nos han exiliado, o si lo está, pero hay modo de contrarrestarlo.

Carlos Manuel mencionaba el respaldo de la sociedad civil, pero la sociedad civil también está siendo perseguida, extinguida, prácticamente. En Nicaragua se han eliminado más de 5000 asociaciones, fundaciones, es decir, no existe un espacio de acompañamiento a la libertad de prensa y la libertad de expresión. Y sin embargo, se sigue haciendo periodismo. Este año la Sociedad Interamericana de Prensa, la SIP, le ha otorgado el Gran Premio de Libertad de Prensa a la prensa en el exilio de Nicaragua, Cuba, Venezuela, Ecuador, Guatemala, y otros países. ¿Cuáles son los principales desafíos? ¿Hay alianzas, apoyos, para que el periodismo en el exilio sobreviva? 

Luz Mely Reyes: Esa es la gran pregunta que hay que empezar a responder, esta tendencia de países que expulsan a sus periodistas, pues no solamente tienen que ver con los gobiernos autoritarios, sino también, por ejemplo con factores como el crimen organizado, como ha ocurrido en el caso de Ecuador o con grupos de poder, como ocurre en Colombia, o la misma situación en México, en donde también el crimen organizado expulsa a sus periodistas. 

Tenemos países en donde funciona la democracia, pero no hay el espacio para que los periodistas puedan ser lo suficientemente libres y seguros y ejercer su oficio. El gran desafío es justamente entender que este es un patrón y es una tendencia que se expresa en el continente y empezar a identificar países de acogida, otras sistemas que puedan responder a las necesidades que tienen quienes salen al exilio.

Estamos trabajando con el ICFJ en el tema de los periodistas en  el exilio y los periodistas te dicen varias cosas. Una tiene que ver con su situación legal migratoria, que tienen que invertir demasiado tiempo tratando de tener algo de estabilidad. Luego, la necesidad de tener manutención, y no tener que renunciar a ejercer el oficio periodístico, porque te tienes que dedicar a ganarte la vida para poder mantenerte con otras cosas.

Hay unas cosas muy prácticas, logísticas, que los Estados que están comprometidos con la libertad deberían empezar a tomar en cuenta. Nosotros estamos proponiendo crear algunos hub, algunos países de acogida, que sean santuarios para los periodistas y donde los periodistas puedan no solamente tener espacio para el ejercicio libre de su función, además sirviendo a las audiencias de los países de los que han tenido que huir, sino que también tengan algún tipo de trato especial, no se están pidiendo privilegios, lo que se está pidiendo que se tome como una población especialmente vulnerable y sensible y que se pueda dar en los países de acogida, un tratamiento inmediatamente de refugiados que le permita a este periodista poder seguir haciendo su trabajo.

Carlos Manuel Álvarez: Creo que esto que en principio pudiese parecer un estado transitorio, es evidentemente definitivo, al menos va a tomar un largo tiempo. Estas redacciones ya se han transformado y se han conformado tal cual así, no estamos en un momento de espera y tienen que cambiar los modos en que circulan los apoyos, y los financiamientos también.

La preocupación o los cuidados por los periodistas exiliados, que estamos en una situación precaria y en una situación de trabajo parcial muchísimas veces. Antes podíamos dedicarnos completamente a nuestros medios de prensa, ahora tenemos que combinar o sostener esos medios de prensa también con otros trabajos, porque no hay una red de apoyo para sostener estos medios en el exilio.

Y son los medios que siguen manteniendo la libertad de expresión en cada uno de estos contextos autoritarios. No se trata de entender el apoyo en estos territorios solo como el lugar nacional cerrado, me parece que en un mundo global como este es algo que está completamente rebasado.

Entonces, pensar a un periodista cubano, a un periodista nicaragüense, o un periodista venezolano, hoy como alguien que solo adquiere importancia si está dentro de ese territorio, es desconocer los modos en que los medios de prensa independiente de cada uno de nuestros países, se están llevando adelante. Y por supuesto, nuestra prioridad sigue estando en aquellos colegas fuente reportero que tenemos dentro. Pero no hay modo de sostener a esos reporteros que tenemos dentro,  si no se presta una particular atención hacia el cuerpo de la redacción que está instituido fuera de cada uno de nuestros países. Y esa mirada tiene que dirigirse ahí cada vez más, porque es el modo en que seguiremos siendo medianamente sostenibles. 

Estamos haciendo periodismo local, nacional, y periodismo global. Estamos mirando a nuestros países y al mismo tiempo a ese otro país que tiene Cuba, que tiene Venezuela, que tiene Nicaragua distribuido en muchos países del mundo. A esa migración que también se convierte en un fenómeno permanente, igual compartimos los problemas no solamente de un país, sino de toda la región. 

Luz Mely Reyes: Totalmente de acuerdo. Yo estoy ahorita en una ciudad en Estados Unidos y me he encontrado con la diáspora cubana, con la diáspora nicaragüense, con la diáspora venezolana. No estoy en Miami, estoy en Austin, y es increíble la cantidad de ciudadanos de nuestros países, tanto de Cuba, Nicaragua, como Venezuela. Entonces somos periodistas que cubrimos los territorios, pero los territorios de nuestros países ya están regados por el mundo, y yo creo que eso también puede ayudar a que desde el mundo académico y desde otros espacios de pensamiento se pueda tratar de caracterizar qué es lo que está pasando con estos movimientos de ciudadanos, de estos países que están regados por el mundo, y lo que está haciendo la prensa independiente de esos países, que también empezó a regarse por todo el mundo. 

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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