25 de agosto 2024
Una base del Ejército de Nicaragua ubicada en el Cerro Mokorón, al sur de Managua, se ha convertido en los últimos años en uno de los principales centros de espionaje de Rusia, de acuerdo con fuentes vinculadas a la institución castrense. Los funcionarios rusos son los únicos que controlan y manipulan los equipos y la información obtenida, mientras los oficiales nicaragüenses se limitan a brindar “seguridad” en la base, revelaron las fuentes que han tenido acceso a la instalación militar.
En la base Mokorón —o Unidad 502— funciona la Dirección de Inteligencia y Contrainteligencia Militar (DICIM) del Ejército, que durante años ha procesado la información recibida con el sistema de radiogoniometría, que localiza geográficamente señales telefónicas, televisivas o de radios que se generan en el espectro radioeléctrico, como parte de la estrategia de defensa nacional.
De acuerdo con una de las fuentes vinculadas al Ejército —que está fuera de Nicaragua—, las antenas y equipos de espionaje de Rusia se instalaron en varias bases militares nicaragüenses, a mediados de 2017. El proceso fue dirigido por cuatro oficiales rusos, quienes eran los únicos que conocían el funcionamiento de los aparatos. Los oficiales y soldados nicaragüenses se limitaron a realizar obras de construcción.
Antenas y equipos en nueve puntos de Nicaragua
Además del Cerro Mokorón, donde está el centro de coordinación, el Ejército tiene antenas y equipos en otros ocho puntos del territorio nacional para el sistema de radiogoniometría:
- Cerro Casitas, en Chinandega.
- Volcán Cosigüina, en Chinandega.
- El Naranjo, San Juan del Sur.
- Las Manos, en Nueva Segovia.
- Cerro Mogotón, en la frontera entre Nicaragua y Honduras.
- Cordillera Amerrisque, en Chontales.
- Bilwi, en el Caribe Norte.
- Peñas Blancas, frontera entre Nicaragua y Costa Rica.
Al sistema de radiogoniometría que monitorea la actividad de supuestos grupos subversivos y del narcotráfico y las comunicaciones de los ejércitos vecinos, los rusos le han agregado el software SORM-3 para espiar y escuchar las comunicaciones de sus “objetivos”, así como a los llamados “enemigos internos” de la dictadura de Daniel Ortega, según las fuentes.
Cinco antenas parabólicas en Mokorón
La base de Mokorón está compuesta por varios pabellones utilizados como sala de equipos técnicos, habitaciones, sala de conferencias y áreas de protocolo.
En el costado noroeste del complejo militar se instaló, a finales de 2017, una antena parabólica “gigante” junto a otros equipos rusos, que fueron colocados en uno de los edificios aledaños.
Una de las fuentes, cercana al Ejército, explicó que la antena parabólica más grande de Mokorón es “similar” a la instalada en la estación terrestre del Sistema Global de Navegación por Satélite (Glonass), que está en las laderas de la Laguna de Nejapa, en las afueras de Managua. Esta base satelital, inaugurada en abril de 2017, es manejada también por los rusos y es considerada, por expertos, como un centro de inteligencia de Rusia en Nicaragua.
La base militar está rodeada, desde enero de 2013, por un muro de unos tres metros de altura, y el único acceso se mantiene custodiado por soldados. El Cerro Mokorón colinda con la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), la comarca Los Ladinos y la Colonia Miguel Bonilla Obando.
Un documento de la Procuraduría General de la República (PGR) establece que la zona núcleo del Cerro Mokorón —unas 42 manzanas— “se encuentran inscritas a favor del Instituto de Previsión Social Militar (IPSM) y de ciudadanos que han adquirido a través de tracto sucesivo”, según una publicación del diario La Prensa.
El IPSM es el brazo empresarial del Ejército, cuyos millonarios fondos son administrados con secretismo por las Fuerzas Armadas.
Espían a embajadas y posibles “traidores” de la dictadura
La fuente vinculada al Ejército, que está fuera de Nicaragua, comentó que los mandos militares “han informado” a los subalternos que los equipos rusos se “utilizan” para estudios de suelo y analizar huracanes, pero “todos saben” que lo “primordial” es “mantener todo el perímetro de Nicaragua bien observado y dar información a sus colegas o a quién lo solicite”.
“La DICIM —prosiguió— está totalmente subordinada a la tecnología rusa. Ningún (militar) nicaragüense sabe hasta dónde alcanza su control de rastreo y escucha”.
Bajo el mando del general Julio César Avilés, el Ejército de Nicaragua se ha plegado a la deriva autoritaria del binomio Ortega-Murillo, y se ha convertido en un aparato más de control y represión de la dictadura.
Un exalto militar comentó que Ortega ha aumentado las capacidades de “autovigilancia”, para detectar a posibles traidores. “Qué oposición van a espiar en Nicaragua, si ya todos los líderes opositores están afuera, desterrados o autoexiliados”, opinó.
Combinación de radiogoniometría con SORM-3
Tras la rebelión ciudadana de 2018, el régimen ruso de Vladímir Putin ha entrenado a las fuerzas de seguridad nicaragüense en materias de represión y espionaje ruso, según ha admitido Ortega y han confirmado investigaciones independientes.
En septiembre de 2023, Ortega reconoció que un centro de capacitación policial de Rusia, instalado en Managua, ha funcionado “para enfrentar a los golpistas”, a como el dictador llama a los nicaragüenses que lo critican.
Este centro, dirigido por el coronel general ruso Oleg Anatolyevich Plokhoi, tiene la tarea también de formar “un cuadro de agentes de inteligencia” familiarizados y leales a Rusia, quienes puedan operar en Nicaragua y toda Centroamérica, concluyó el estudio “Alianzas peligrosas: el Avance de Rusia en América Latina”, elaborado en diciembre de 2022 por los investigadores estadounidenses Douglas Farah y Marianne Richardson, para el Instituto de Estudios Estratégicos Nacionales de la Universidad de Defensa Nacional.
Además, en marzo de 2024, el dictador autorizó al régimen ruso a financiar y construir en Managua un “Centro de Instrucción” policial, que —según expertos en seguridad nacional— servirá para “encubrir” otra agencia de espionaje de Rusia.
Un experto en ciberseguridad explicó que, en Mokorón, la radiogoniometría puede usarse para detectar una “señal”, mientras que, después, esa señal “se monitorea” con el SORM-3.
El software SORM-3 en Nicaragua
Con la radiogoniometría se puede encontrar físicamente un dispositivo y seguirlo, pero no funciona para escuchar. Mientras, con el SORM-3, ese mismo dispositivo se puede intervenir y monitorear toda su actividad. Esta información puede guardarse en un archivo y analizarla posteriormente.
La información interceptada y almacenada permite a Rusia elaborar un “retrato de internet” de los ciudadanos espiados.
Esta herramienta tecnológica se utiliza para la vigilancia de teléfonos e internet, y permite a los operadores monitorear transacciones de tarjetas de crédito, correo electrónico, llamadas telefónicas, mensajes de texto, redes sociales, redes Wi-Fi y publicaciones en foros. Todavía no existe evidencia de que el sistema tenga la capacidad de vulnerar las aplicaciones de mensajería instantánea, con cifrado de extremo a extremo, como WhatsApp y Signal.
El estudio de Douglas Farah y Marianne Richardson reveló que la dictadura usa desde 2018 el SORM-3 para espiar en Nicaragua, ya que el acceso a esa tecnología ha sido parte de las operaciones de una red de grupos y personas “con profundos vínculos” con la inteligencia rusa y la antigua policía secreta soviética KGB, “especializada en criptología y actividad cibernética”.
Recordó que las intervenciones telefónicas están permitidas por la legislación nicaragüense, aunque exigen la autorización de un juez. No obstante, el Poder de Justicia en Nicaragua está bajo el mando de los orteguistas.
Métodos de vigilancia del régimen
El espionaje ruso desde el Cerro Mokorón se suma a otros métodos de vigilancia utilizados por la dictadura y revelados por CONFIDENCIAL. En octubre de 2022, se publicó un reportaje sobre la existencia en Nicaragua de 39 “antenas falsas” para la vigilancia electrónica que permiten capturar información privada de los usuarios.
La publicación, basada en el análisis de la organización South Lighthouse –dedicada a investigar tecnologías al servicio de los derechos humanos– y el estudio Fake Antenna Detection Project (FADe Project), detalló los sitios donde operan estas “antenas falsas” o dispositivos IMSI-Catcher, entre los cuales destacan las inmediaciones de la Rotonda Hugo Chávez o el Aeropuerto Internacional, en Managua.
Los dispositivos IMSI-Catcher actúan como “antenas falsas” que interceptan las señales telefónicas y capturan el tráfico de los dispositivos móviles. Esto incluye llamadas convencionales, destino u origen de estas llamadas, mensajes de texto, código de SIM Card, ubicación del teléfono y en algunos casos, la escucha directa de la conversación telefónica.
En octubre de 2018, CONFIDENCIAL publicó que la dictadura orteguista compró a empresas tecnológicas privadas israelíes programas de espionaje y recolección de inteligencia, que se apropian de toda la actividad de un teléfono inteligente, como la ubicación del usuario, sitios que visita y los contactos personales. Además, estas herramientas tecnológicas pueden convertir al equipo en un dispositivo de grabación secreto.
Según una investigación del diario israelí Haaretz, estos programas han sido usados en diversos países, incluyendo Nicaragua, para “localizar y detener a activistas de derechos humanos, perseguir a miembros de la comunidad LGBT y silenciar a los ciudadanos que criticaban a su Gobierno”.
La vigilancia política en Nicaragua se ha denunciado desde antes de 2018. El Instituto Citizen Lab de la Universidad de Toronto, Canadá, incluyó a Nicaragua entre los países latinoamericanos que espían a sus ciudadanos, en 2017. El mismo año en que se inauguró la estación terrestre Glonass y comenzó la instalación de las antenas y equipos rusos en las bases militares nicaragüenses, incluidas las del Cerro Mokorón, controlado por la inteligencia rusa.