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Los nublados de Nica Act y la conexión Putin en EE.UU.

El mejor escenario de la sucesión del poder en 2021 pasa “por una elección competitiva”

El exembajador de Nicaragua en Estados Unidos, Arturo Cruz. Elmer Rivas | CONFIDENCIAL.

2 de octubre 2017

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A pesar del nombramiento de Wilfredo Penco como jefe de observadores de la OEA al frente de una misión que llegará al país en las próximas semanas, el Congreso norteamericano discutirá el próximo martes la iniciativa de ley Nica Act que impondría sanciones económicas a Nicaragua. El exembajador de Nicaragua en Washington, Arturo Cruz, considera inevitable la aprobación de la Nica Act en el Congreso, pero mantiene fuertes reservas sobre la posibilidad de que sea aprobada en el Senado.

Sin descartar la amenaza latente de la Nica Act y la importancia del Congreso, Cruz advierte que Nicaragua debería poner más atención y tener “acceso” al equipo del presidente Donald Trump y al propio mandatario.  “La Casa Blanca no necesita del Nica Act para tomar decisiones, como las ha tomado con Venezuela en casos de individuos, y esa lista, si se fuese a elaborar en algún momento, ya no es el Congreso, sino que más bien es la Casa Blanca, u otras medidas de tipo comercial que pueden afectar nuestros intereses vitales, independientemente de si hay o no hay Nica Act”, explicó el exdiplomático


Y en esta relación con Estados Unidos, Cruz identifica el acercamiento de la Rusia de Vladimir Putin con Nicaragua, como uno de los factores más irritantes en la relación bilateral. El historiador recordó las fuertes sanciones que recientemente impuso el Congreso de Estados Unidos contra Rusia, y advirtió que “Rusia puede tener la tentación de maximizar su perfil en Nicaragua”.

En una amplia entrevista con el programa televisivo Esta Semana, Cruz también analizó los dilemas de la sucesión del poder, para el régimen de Daniel Ortega en el 2021, y aseguró que la clave de cualquier salida es que tengamos “una elección competitiva”.

La amenaza de la Nica Act

Se suponía que la observación electoral de la OEA debería blindar al Gobierno de Nicaragua ante la amenaza de la Nica Act, pero el nombramiento de Wilfredo Penco como jefe de observación de la OEA en las elecciones municipales, no ha tenido un impacto positivo en Washington ¿por qué?

Independientemente del nombramiento del señor Penco, en la Cámara de Representantes no había forma de evitar que fuese aprobado en algún momento. Ya pasó la exposición plena y ahora solo se está esperando para que sea aprobado vía la suspensión de la regla, y se especulaba que fuera en septiembre o mediados de octubre.

Donde siempre estuvo la situación más compleja para el Nica Act, como proyecto de ley, ha sido en el Senado. Independientemente de esta presencia de la OEA, muy disminuida, algunos incluso alegarían de poca legitimidad, tomando en cuenta el nombramiento, creo que para los que no están tan entusiasmados con las bondades del Nica Act va a ser suficiente, y lo digo objetivamente sobre todo porque en la Comisión de Relaciones Exteriores en el Senado,  el principal y el segundo, independientemente de sus reservas que puedan tener con el Gobierno, siguen creyendo de que la estabilidad es valiosa en un momento en que el Triángulo Norte está muy descompuesto y todavía privilegian ese elemento.

¿El Senado debería conocer este proyecto de ley en lo que resta del año?

En teoría lo puede hacer, pero lo más probable es que el Senado toque este tema, si es que lo toca, el próximo año. Porque una vez que el proyecto de ley se apruebe en la Cámara, esto va a ser discutido en el Comité de Relaciones Exteriores, pero el Comité tiene una peculiaridad, y es que se discute en el pleno, no va a la subcomisión, y por lo tanto, en el pleno están las dos figuras dominantes, que son el principal, el senador de Tennessee, republicano, y el senador de Maryland, que es el número dos, porque es el representante principal de los demócratas, ellos dos son los que en efecto deciden si se discute o no. Independientemente de lo que pueda decir el senador  (Ted) Cruz. Obviamente tanto Ileana (Ros Lethinen) como el senador Cruz están entusiasmados con su proyecto de ley, pero el tema verdaderamente está en el Senado.

En el país hay un estado latente de preocupación, sobre todo entre el sector empresarial que está promoviendo la contratación de cabilderos profesionales en Washington. Parece que el sector empresarial está creando su propia cancillería, o su propia embajada en Estados Unidos. 

Independientemente de que Nicaragua ha logrado un piso de crecimiento del cuatro medio por ciento, seguimos siendo un país muy frágil y muy dependiente de nuestro intercambio con los Estados Unidos. Cualquier decisión que se tome en Estados Unidos, ya sea a través de Nica Act o a través de otros proyectos de ley, que hay abundancia en estos temas, nos afectaría de manera muy notable.

Creo que la discusión  de cara al futuro va a estar más en la Casa Blanca que en el propio Congreso, y sí creo yo que si querés tener acceso a la Casa Blanca necesitás un cabildero con ciertas peculiaridades, y por ahí puede andar este tema, alguien que tenga acceso a los funcionarios más relevantes de la Casa Blanca, y que si es necesario en algún momento pueda tener acceso al mismo presidente Trump.

El peso de la Casa Blanca

¿Qué significa acercarse a la Casa Blanca?

Independientemente de que Nica Act va a estar latente, no lo veo moviéndose en el Congreso con la rapidez que se puede mover, y ahora por lo tanto, todo va a pasar por la Casa Blanca, y la Casa Blanca no necesita Nica Act, para tomar una serie de decisiones,  como las ha tomado con Venezuela en casos de individuos, y esa lista, si se fuese a elaborar en algún momento, ya no es tanto el Congreso, sino que más bien es la Casa Blanca, u otras medidas de tipo comercial que pueden afectar nuestros intereses vitales,  independientemente de si hay no hay Nica Act.

¿Cómo se mueve esa agenda de la Casa Blanca? ¿Tiene que ver con los señalamientos de falta de transparencia y corrupción en Nicaragua? 

Trump está mucho más preocupado, y creo que su equipo, con temas migratorios, seguridad, drogas, y esa es la agenda central. Eso no quiere decir que su equipo, tampoco dejen de preocuparse por la democracia como un proyecto deseable.

Pero hay un nuevo elemento, que va a ser también tema de relevancia para el equipo de Trump, que es la presencia rusa. Y la razón por la que yo veo la presencia rusa de cara al futuro como algo complejo, es porque Rusia se puede ver tentado de maximizar su perfil en Nicaragua, precisamente porque el Congreso, en julio recién pasado, aprobó en la Cámara de representantes, por 419 votos a 13, sanciones fuertísimas contra Rusia, Irán y  Corea del Norte, y en el Senado por 92 a 2, y el presidente Trump, si bien es cierto se había opuesto este proyecto de ley, lo terminó firmando. Entonces es irreversible ese deterioro en la relación Rusia-Estados Unidos.

La conexión Ortega-Putin

Y eso es un costo para Nicaragua por la estrecha relación que tiene el presidente Ortega con el Gobierno de Putin, la creciente presencia de Rusia, al menos simbólica, o en áreas que no conocemos.

Pero lo que puede llevar a Rusia también a la tentación de subir su perfil en Nicaragua, porque después de todo estamos a cuánto de los Estados Unidos, y es una posición geográfica que no deja de ser deseable.

El alineamiento de Nicaragua con Venezuela ante el el endurecimiento de las sanciones y las medidas del Gobierno de Trump contra el régimen de Nicolás Maduro, y las sanciones financieras contra PDVSA, y su relación con la Farc –PDVSA- Albanisa- y Albapetróleos de El Salvador. 

Yo creo que puede prosperar esa investigación mucho más en El Salvador que en Nicaragua. Pero hay que estar claro es que los Estados Unidos con PDVSA tiene una relación muy compleja.

Castigar a PDVSA más allá del tema de los bonos, en la relación del intercambio comercial, Estados Unidos prefiere caminar con mucho cuidado en ese tema. En cierta manera el Gobierno venezolano tuvo,  entre comillas, la suerte del huracán de Houston, y de los desastres que han ocurrido, y ahora sancionar a PDVSA en ese tema les resulta muy costoso a ellos.

¿Tiene un costo político involucrarnos en la agenda de Trump, que en este momento no está viendo hacia Nicaragua?

Es un irritante para la diplomacia norteamericana, pero por lo menos ellos sienten de que puede haber cierta reciprocidad  entre lo que Venezuela le ha dado al Gobierno de Nicaragua, y lo que el Gobierno de Nicaragua le corresponde, al menos a nivel de retórica. La pregunta que muchos se hacen es si hay reciprocidad lo que Rusia te ofrece, y lo que nosotros, al menos simbólicamente, le ofrecemos.

Lo que está diciendo es que potencialmente tiene un mayor costo para Nicaragua esa relación con Rusia que la que tiene Ortega con Venezuela. 

La relación con Rusia eventualmente puede ser más difícil de manejar, paradójicamente, que la de Venezuela, porque Venezuela, tuvo niveles de cooperación cercanos a los 600 millones de dólares. Cuando ves flujos de inversión de Venezuela acá, y su intercambio comercial, uno pudiera alegar que hay cierta simetría

Después del 5 de noviembre

En las elecciones municipales del 5 de noviembre se da por descontado que no habrá una reforma electoral, ni cambios institucionales, y vamos a tener un alto nivel de abstención, a pesar de lo que digan el Consejo supremo electoral y la observación de la OEA. ¿Despeja eso la incertidumbre política en Nicaragua y en la proyección del país hacia el exterior en 2021?

Eso va a depender de la misión de la OEA de cara al futuro. Tengo entendido de que vienen a tener una presencia más seria, más relevante en los próximos años. No conozco los detalles pero independientemente de los reclamos legítimos de la sociedad nicaragüense en cuanto la efectividad de esta presencia de la OEA en Nicaragua, yo creo que con esta misión y con todo lo que se ha hecho con la OEA, el presidente Ortega logró superar las complicaciones en las que se metió el año pasado, puesto que estas elecciones municipales en Estados Unidos van a darle suficiente cobertura a esta misión para proponer las grandes decisiones al 2021.

En 2021 el presidente Ortega estaría cumpliendo 15 años consecutivos en el poder, hay señales de desgaste por la centralización y corrupción, y un agotamiento del dinamismo de la economía, más allá de las exportaciones tradicionales. ¿Se pondrá en agenda nuevamente el tema de la transición o  la sucesión en el poder en Nicaragua?

La gobernanza al final consiste en recursos y ejecución,  dependiendo de las expectativas de los nicaragüenses, y  es indiscutible que los recursos se han visto mermados, la ejecución se va a complicar un poco. Ciudadanos que tienen expectativas más altas que los hacen superar el clientelismo barato, y la mediación entre Estado y sociedad no va a ser tan fácil, y eso creo yo que va a complicar los temas del futuro desde el punto de vista de un Gobierno que hasta ahora ha tenido “vacas gordas”. Es decir, distribuir con “vacas flacas” es mucho más complejo.

¿Y la sucesión en el FSLN? 

Va a ser una de las grandes preguntas, y la expectativa es que Rosario sea la candidata del Frente en el 2021, y la percepción que yo tengo al menos, en los círculos de Estados Unidos, (es que) tengo la sensación de que se sentirían cómodos con una sucesión que tiene la majestad de una elección creíble. Si gana, ganó, y si perdió, también. Pero lo verían como el aterrizaje suave a una situación, que siempre tiene la gran incógnita de  cómo se va el gobernante.

¿Pero sería una sucesión familiar?

Es una sucesión a lo interior de una familia, y si tiene la majestad de una elección creíble, y eso en ese contexto creo yo que es fundamental para el gobierno del futuro del 2021, tener esa legitimidad incuestionable, si no, va a hacer una coronación, y se requiere,  para que el país sea gobernable, de una coronación con la majestad apropiada.

Una elección competitiva en 2021

¿O de una elección competitiva?

Tiene que ser competitiva.

¿Que puede aprender el comandante Ortega de otras transiciones fallidas?

Siempre he dicho que en América Latina a los gobernantes se les debe ver no solamente por la obra de gobierno cuando estuvieron en el poder, también se tiene que ver de la manera en que se van. Es decir,  las sucesiones ordenadas, son un determinante del bienestar de ese país.  Imagínate si don Porfirio (Díaz) en México se va a tiempo;  imagínate si (Anastasio) Somoza se hubiera sabido ir, como se supo ir el presidente Ortega en el 90, y eso hizo posible una sucesión y una transición bastante interesante para el país.

Vos decías hace un momento que la elección de 2021 tiene que ser competitiva.  Pero con el debilitamiento de la oposición, ¿tiene el sector privado algún rol que jugar como actor democrático, hay otras fuerzas económicas, sociales en el país que pueden contribuir a esa competitividad política? 

Yo creo que la ciudadanía, a medida que tenés un cuerpo ciudadano más robusto, esa es la esencia. En gran medida el Gobierno, y hay que reconocerlo, con mucha inteligencia ha pasado de repartir láminas de zinc,  a carreteras, puentes, a obras de infraestructura mayor que la gente ve. En un par de años, pasar de zinc a infraestructura notable, te van a decir –queremos otro tipo de bienes y servicios que pasan por lo político. Y esa ciudadanía que va a ir creciendo es la esencia de esa aspiración a una democracia liberal, representativa, más funcional, más competitiva. Cuando dejemos de ser clientes y seamos ciudadanos.

Estás hablando de un mundo ideal, de una especie de deber ser.

Estoy hablando de la aspiración. Así como tenemos un piso de un crecimiento del cinco por ciento, debemos tener un techo que aspira a un crecimiento mayor; yo aspiro a un perfil electoral de otras características, y en el proceso aspiro que el Frente Sandinista tenga la capacidad de pasar de ser una maquinaria que maneja clientes,  a un partido que le propone a los ciudadanos programas; y en el proceso que la oposición vaya sacando músculo, y que haya líderes de la oposición que tengan cara. Estos años es precisamente para darle cara a los líderes de la oposición.

Te preguntaba si hay algún espacio para un nuevo rol del sector empresarial.

Lo que pasa con el sector privado es que todavía los traumas de los 80 y de los 70 no los logran superar. ¿En qué sentido? A finales de los 70 jugaron un papel muy activo, y en los 80 sufrieron grandes confiscaciones y dificultades. Creo que ahora ellos, como grupo de presión, son más cuidadosos.

Aprendieron una serie de lecciones y juegan un papel muy importante porque en gran medida la legitimidad de nuestro Gobierno pasa por el crecimiento económico, y en ese aspecto el sector privado sí es fundamental. Quien te iba a decir que el Gobierno sandinista se preocupa por insistir en que el país crece sobre la base de la inversión privada, cuando el modelo de Estado de los años 80, ni siquiera veía la inversión privada como un actor relevante, sino que hasta con desdén.  Entonces creo que los empresarios están mucho más reservados en ese tema y quieren que el país continúe creciendo, y son un grupo de presión más cuidadoso que en el pasado.


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