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El mazazo de la abstención

CSE “maquilla” cifras de abstención en 31.8%: pero aún con cifras oficiales se eleva a 50%, mientras la oposición estima más del 70%

JRV en el Centro de Votación de Ciudad Sandino, en Managua. Carlos Herrera/Confidencial

13 de noviembre 2016

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En las tres ocasiones que el presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, leyó los resultados provisionales de las votaciones del pasado seis de noviembre, jamás mencionó la palabra abstención. La baja participación registrada el pasado domingo constituyó la principal competencia para la reelección del comandante Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, a quienes la autoridad electoral les otorgó la presidencia y vicepresidencia de Nicaragua con el 72.5% de los votos válidos.

Sin embargo, la sorpresa no fue la cifra obtenida por el binomio presidencial, sino la abstención masiva, evidente en las mesas electorales que lucieron prácticamente desoladas por todo el país.


Según Rivas, la participación en las votaciones fue del 68.2%, pero las organizaciones opositoras Ciudadanos por la Libertad (CxL) y el Frente Amplio por la Democracia (FAD) calculan una abstención superior al 70%.

Aunque Rivas no mencionó este voto protesta, sí culpó a la oposición ilegalizada por un fallo judicial a principios de junio, por una supuesta campaña contra las elecciones. El día de la votación, la oposición se organizó en comandos de observación y monitoreo ciudadano y sostiene que la abstención es un revés para la administración del Frente Sandinista y un rechazo masivo al colapso del sistema electoral y de las votaciones reducidas a una “farsa” o “circo electoral”.

Boletas enteras al final de la jornada

Olga Sánchez. Ilustración

Olga Sánchez. Ilustración

Confidencial reunió más de setenta actas de cierre, escrutinio y carteles de resultados, que muestran un promedio de participación del 30 al 35%.

La Ley Electoral establece un máximo de 400 votantes por Juntas Receptora de Votos (JRV), y la media de participación según estos documentos anduvo entre 90 y 150 personas.

La participación más elevada fue en algunos distritos de Managua, según las actas recabadas por Confidencial. De esas, la JRV con más electores fue la 0605204002, donde votaron 237 personas.

Las actas también corresponden a Centros de Votación en Jinotega, Matagalpa, Chinandega, León, Carazo, Puerto Cabezas y Chontales.

Los datos más dramáticos en participación se registran en zonas rurales. Actas de Santa María de Pantasma y San José de Bocay, en Jinotega, revelan que los votantes no sobrepasaron los veinticinco por JRV.

En la JRV 523, de Pantasma, solo acudieron a votar 22 personas y según el cartel de resultados de esa mesa electoral, todos votaron por el FSLN.

En Esquipulas, Matagalpa, el acta de cierre de la JRV 1312000301 no utilizó 326 de las 400 boletas dispuestas para suplir la votación.

En la JRV 0306000602, de La Trinidad, Estelí, votaron solo 56 personas: 55 por el FSLN y una por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), según el escrutinio.

En Chinandega mostró un comportamiento similar la JRV 0411002601, donde de 400 boletas asignadas, 297 no fueron utilizadas.

En ninguno de los documentos obtenidos por Confidencial gana otro partido que no sea el Frente Sandinista, que reforzó su tradicional maquinaria del voto disciplinado con una labor de acarreo de votantes que también fue documentada.

“Los observadores vieron que votantes eran trasladados en el 27% de los Centros de Votación observados”, aseguró el consorcio de Panorama Electoral.

Las matemáticas de Roberto Rivas

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Aun partiendo de los resultados oficiales de las votaciones del pasado domingo, el 68.2% de participación que presenta Rivas no cuadra. Analistas y opositores sostienen que la errada matemática de Rivas obedece a objetivos partidarios premeditados.

El tercer informe preliminar, con el 99.8% de las mesas electorales escrutadas, afirma que 2 millones 578 mil 445 nicaragüenses salieron de sus casas a marcar y depositar su voto: 2 millones 488 mil 199 fueron votos válidos y 90 mil 246 fueron nulos.

Sin embargo, para estas votaciones el universo total de votantes era de 4 millones 990 mil 20 nicaragüenses. De estos, 4 millones 345 mil 161 ciudadanos están en el “padrón activo”, es decir que están aptos para votar; y otros 644 mil 859 están en el “padrón pasivo”, o sea, una lista “verde” donde el registro electoral ha enviado a aquellos que no han votado en las últimas dos o tres elecciones, sin importar sus motivos.

Desde 2012, el CSE decidió diferenciar estas listas con el argumento de depurar el padrón, aunque en cuatro años nunca ha rendido cuenta del proceso.

Con un universo de 4.9 millones de votantes y un total de 2.5 millones de votos depositados (según las cifras del CSE), un simple regla de tres revela que el nivel de abstención no es el 31.8% que dice el tribunal electoral, sino un 48.3%.

Esa cifra es seis puntos más que el 42% de abstención registrado en las elecciones de 2011, señala Kitty Monterrey, directiva de Ciudadanos por la Libertad (CxL), que además calcula una abstención mayor según su propio monitoreo.

“Hemos estimado un índice de abstención de 76.2%, calculado sobre la base del padrón activo, o de 72.8% calculado sobre la base del padrón cercenado”, explica Monterrey.

Las cifras oficiales no cuadran

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Si en lugar del universo de 4.9 millones se parte del “padrón activo” de 4.3 millones, el porcentaje de abstención baja a 40.6%, o sea, todavía casi nueve puntos por encima de la cifra del 31.8% que estima el CSE.

Sin dar explicaciones sobre el origen de otro tipo de padrón, a tres semanas del día de la votación el magistrado Rivas mencionó que además del padrón total, el padrón activo y el padrón pasivo, había un “padrón real” de 3.8 millones de nicaragüenses, basado en la cantidad de votantes que el CSE esperaría en las JRV, y es el que CxL llama “padrón cercenado”, porque de entrada el CSE elimina a 1.2 millones de nicaragüenses sin explicar los criterios para su exclusión.

Ese es el padrón más pequeño, pero aun con ese padrón, el porcentaje de participación que da Rivas no calza.

El politólogo y estudioso de la estadística electoral, José Antonio Peraza, sigue también las cifras oficiales del CSE sobre la participación vs. abstención y afirma que siguiendo el método con el que el tribunal electoral ha calculado estos porcentajes, las cifras de Rivas tampoco le dan.

Peraza explica que la fórmula que el CSE ha utilizado para calcular la participación es una operación entre el número de personas inscritas para votar (es decir, el universo de votantes) y el número de votos válidos, o sea, sin incluir los votos nulos que son parte de los votos depositados.

Con este método, los porcentajes de abstención han sido: 13.77% en 1990, cuando venció Violeta Barrios de Chamorro; 23.61% en 1996, cuando ganó Arnoldo Alemán; 26.81% en 2001, cuando fue electo Enrique Bolaños; 33.16% en 2006, cuando Ortega regresó a la Presidencia, y 41.92% en 2011, cuando el caudillo del FSLN se reeligió en contra de las disposiciones constitucionales que prohibían la reelección presidencial.

Peraza sostiene que con esa misma fórmula, el porcentaje de abstención de acuerdo a los mismos registros presentados por el CSE en las votaciones de 2016 es del 50.1%

“Es decir, hay un 18.2% más en la cifra de participación que el CSE da y que no se sabe de dónde lo sacan y deben una explicación”, reclama.

“Resultados inauditables”

Las cuentas de Rivas son aún más deficientes. Peraza afirma que los resultados que presenta el CSE son inauditables, porque “la única manera de auditar es que el CSE publique los resultados Juntas por Juntas, con sus respectivas actas de escrutinio y eso no lo hace”.

Roberto Courtney, director ejecutivo de Ética y Transparencia (EyT) y miembro del grupo de observadores nacionales no acreditados Panorama Electoral, asegura que debido a la falta de transparencia del proceso, los resultados de la votación presentados por el CSE son “inauditables” y carecen de credibilidad.

“Las elecciones de 2016 no han cumplido con los estándares básicos relacionados con la integridad electoral, y han representado más bien un retroceso en comparación con las tres últimas elecciones pasadas, que carecieron de credibilidad”, advirtió el consorcio.

La experta en Derecho Constitucional, Azahálea Solís, opina que desde antes que el CSE presentara los resultados preliminares y aun desde antes del día de la votación, el proceso electoral ya no tenía legitimidad.

La estrategia de la oposición

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  • ¿Cómo medir la abstención sin fiscales ni presencia en las JRV?

Para la jornada de votación, los grupos de Ciudadanos por la Libertad (CxL) y el Frente Amplio por la Democracia (FAD) organizaron comandos de observación y monitoreo. ¿Cómo llegaron a cifrar en más de 70% la abstención? Ambos grupos se basan principalmente en los reportes recibidos por sus estructuras, soportados con fotografías de la rala o nula participación durante diferentes momentos del día.

Ambas organizaciones también recopilaron carteles de resultados y actas de escrutinio, aunque denunciaron que “aproximadamente el 50%” las Juntas Receptoras de Votos no publicaron los resultados, tal como lo establece la Ley Electoral.

Para estas votaciones fueron habilitados 4,308 Centros de Votación con un total de 14,581 mesas electorales. A la fecha, el CSE no ha presentado los resultados Junta por Junta en su sitio web, como tampoco lo hizo en las elecciones nacionales de 2011 ni las municipales de 2012. El registro de las elecciones pasadas también está eliminado.

Abstención transversal en campo y ciudad

El FAD admite que carece de una “metodología más fina” ante la falta de estadísticas, pero sitúa la abstención en un rango del 70 al 80%.

El grupo observó 575 Centros de Votación en 86 de los 153 municipios del país. La muestra fue dividida en 30% de CV donde históricamente gana el Frente Sandinista, 40% donde no, y otro 30% en circunscripciones que se inclinaban a cualquier lado.

“Queríamos medir, ver de dónde venía la abstención”, explica el exdiputado y miembro del FAD, Eliseo Núñez. “La abstención fue transversal, y en las áreas rurales alcanzó hasta casi el 90%”, afirma.

Núñez también reclama que el magistrado Rivas no precisa con base en cuál de los padrones calcula la participación, y critica que al padrón no se le aplicó el crecimiento de votantes anuales.

El padrón electoral crece entre 500 mil y 700 mil votantes entre cada elección nacional, ya excluyendo un porcentaje de muertos. En 2011, el padrón electoral fue de 4.3 millones y la proyección del mismo CSE apuntó a 4.9 millones para el 2016.

Sin embargo, al establecer un “padrón real” de 3.8 millones de votantes, Rivas no solamente omite el crecimiento natural del padrón, sino que además anula otros 600 mil que si fueron parte del registro en 2011. En decir, en lugar de crecer, lo redujo en 1.2 millones de votantes.

Qué ve y que obvia el CSE

En tono regañón, Rivas afirmó el lunes pasado que “los resultados obtenidos son producto de la voluntad popular, a pesar de que algunos medios tratan de descalificarlos” y agregó que “los expertos han sido testigos de la participación en cada Centro de Votación y de la vocación democrática del pueblo de Nicaragua”.

El magistrado obvió que la observación electoral nacional e internacional independiente no fue acreditada y que sus expertos citados son invitados que el Poder Electoral guió por Centros de Votación específicos. Los mismos sitios desde donde los medios oficialistas realizaron su cobertura de la jornada. “Los pasearon por Centros de Votación vitrinas, pura pantalla”, valora el jurista y exdiputado José Pallais.

A última hora, el tribunal electoral invitó a “hacer presencia” el 5, 6 y 7 de noviembre a una misión de la Organización de Estados Americanos, que el secretario general Luis Almagro aclaró que no se trataba de observadores. La delegación fue exhibida en el Centro de Votación del Colegio Carlos Fonseca, del barrio Batahola Norte, de Managua. Lo que ellos observaron y concluyeron aún se desconoce.

Las omisiones del magistrado Roberto Rivas no son solo en matemáticas. El día de las votaciones tres JRV fueron quemadas en la colonia Puerto Príncipe, de Nueva Guinea, una de las zonas donde la jornada estuvo más marcada por la abstención. La Guinea es la cuna del movimiento campesino que protesta contra la concesión del canal interoceánico y la noche previa a la votación los candidatos del PLC renunciaron porque el CSE reemplazó sus fiscales por miembros del Frente Sandinista.

También un enfrentamiento armado dejó tres muertos en Ciudad Antigua, Nueva Segovia.

“Hubo incidencias en algunas JRV que no vale la pena mencionar, porque son los enemigos de la democracia, son los enemigos de nuestra Patria quienes la hicieron”, descalificó Rivas. Según él, estas “son esas personas que hacen pasarelas en los canales de televisión y en embajadas todos los días del mundo… o en el Congreso norteamericano tratando de acabar con la imagen de este país”. Se refería al país que él ve, donde los votos los cuenta él.

¿Borrarán a dos millones de ciudadanos?

  • Depuración del padrón es demanda permanente, pero el CSE lo utiliza para eliminar a quienes no han votado por diversos motivos y amenaza su derecho al voto.

El consorcio Panorama Electoral expuso en su quinto informe sobre el proceso electoral que “es inaceptable el procedimiento que utiliza el Consejo Supremo Electoral para depurar el padrón”.

“Este mecanismo pone en peligro el derecho al voto de un alto porcentaje de la ciudadanía que reside en el exterior o que por otras razones no ha votado en dos elecciones consecutivas”, indicó el grupo.

En ese colador de “depuración”, previo a las votaciones recientes, el CSE ya había enviado a 1.2 millones de ciudadanos al excluirlos del “padrón real” con el que el magistrado Roberto Rivas anunció que partiría para contar los votos.

Solamente partiendo de los resultados oficiales y no de la abstención masiva que según la oposición el CSE intenta “maquillar”, el número de nicaragüenses que sería excluido con los argumentos del “padrón real” de Rivas, aumentaría a más de dos millones de nicas que no han votado en las últimas dos o tres elecciones, incluyendo la de este año.

Los expertos en estadística electoral estiman que un porcentaje mínimo de esa cifra correspondería a nicaragüenses fallecidos, que incluso figuran en el “padrón activo”, como por ejemplo el papá fallecido de Sobeyda López, que el día de la votación encontró sus datos en el padrón activo pegado en el Colegio Luis Alfonso Velázquez, según constató Confidencial.

Sin embargo, en la “depuración” del CSE la gran mayoría se trataría de ciudadanos que no han votado por vivir en el exterior o que por diferentes motivos, incluyendo la apatía o la abstención como recurso de protesta, no han votado en los comicios recientes.


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Arlen Cerda

Periodista. Desde 2003 ha trabajado en medios tradicionales y digitales.

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