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Martha Ubilla y el reencuentro con sus dos hijos en el destierro: “Estamos hacinados, pero libres”

Abrazó a su hijo de 20 años en el avión que los trasladó hace un mes entre 222 reos políticos a Estados Unidos. Allá se juntaron con su otro vástago

Martha Ubilla fue detenida por la Policía del régimen la madrugada del 11 de enero de 2023. | Foto: Tomada de redes sociales.

Octavio Enríquez

8 de marzo 2023

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Un silencio conmovedor predominó durante el primer abrazo en el reencuentro entre Martha Ubilla y su hijo Marvin Castellón, de 20 años. También las lágrimas y una incertidumbre que no terminaba, a pesar de la cercanía inesperada. “Madre: Creí que te dejaba, pero ahora ya estamos juntos. Ya no quiero saber nada de este país”, le dijo en el avión, antes que saliera el vuelo a Estados Unidos.

Ni ella ni él sabían que eran parte de los 222 reos políticos que el régimen de Daniel Ortega desterró para luego quitarles la “nacionalidad” en una serie de medidas consideradas por abogados en derechos humanos como violatorias de las normas internacionales.


Ubilla tiene 61 años y es opositora de la dictadura. Hasta su destierro, ella había permanecido detenida un mes en las celdas del distrito III de la Policía en Managua. Su hijo se encontraba capturado desde las protestas de 2018, cuando las autoridades iniciaron la persecución en su contra, a pesar de que era un menor de edad.

Según el Mecanismo para el Reconocimiento de las Personas Presas Políticas de Nicaragua, el joven se encontraba en la celda 44, Galería 6, en el Sistema Penitenciario La Modelo en Tipitapa, al norte de la capital. Igual que a los otros centenares de presos políticos solo les dijeron que debían subirse a los buses, sin explicarles cuál sería el destino final de aquel viaje que llenó a todos de incertidumbre hasta que llegaron al Aeropuerto Internacional y les confiaron que los mandarían al destierro.

“El diablo me quitó mi tierra (Nicaragua), pero la dicha que Dios me dio fue mandarme para este lugar y reunirme con todos mis familiares que se habían venido por la política. Sobrinos, yernos, mis hijos… Estamos juntos, libres, aunque estemos hacinados”, dice Ubilla, desde Florida, donde lamenta que aun tiene parientes en Managua.

El otro reencuentro: su otro hijo excarcelado

Ese 9 de febrero, a la madre le faltaba otra alegría. Después de mirar a Marvin le faltaba reencontrarse con su otro hijo Marlon, de 28 años, también exreo de conciencia y exiliado en suelo estadounidense. Él salió de Nicaragua en marzo de 2022, junto a trece miembros de su familia para resguardar su integridad. Hoy se gana la vida en trabajos de jardinería y lucha para sostener a su familia.

El acoso estatal contra Marlon fue también colosal. Según los registros periodísticos, él estuvo encarcelado hasta el 15 de diciembre de 2021 por las mismas razones que sus otros parientes: participar en las masivas protestas que demandaron la renuncia de Ortega en 2018.

Esas manifestaciones pacíficas, surgidas tras la aprobación inconsulta de las reformas a la Seguridad Social en Nicaragua, fueron reprimidas brutalmente por la dictadura, a través de la Policía y grupos armados del orteguismo. El saldo de muertes sumó 355 y se reportaron más de 2000 heridos.

Según los documentos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), adscrita a la Organización de Estados Americanos (OEA), la familia de Ubilla fue objeto de asedio policial.

En los meses posteriores a las protestas, Ubilla sufrió un atentado contra su vida, luego que paramilitares pasaron disparando frente a su casa de habitación, sin que alguien fuese herido.

El 9 de julio de 2018, ella y su nuera fueron trasladas a la Dirección de Auxilio Judicial donde sufrieron violencia física y psicológicadurante 15 días. Incluso cuando visitaba a su hijo Marvin, en la cárcel La Modelo, a ella la obligaron a desnudarse y le intentaron tocar sus partes íntimas.

En julio de 2018, los hermanos fueron emboscados por paramilitares que también dispararon contra el vehículo en que se movilizaron. Marvin fue golpeado y conducido  también al distrito III donde permaneció 20 días y luego lo enviaron a la cárcel La Modelo “donde sufrió presunta tortura”. Esa situación no fue suficiente para las autoridades que le atribuyeron delitos comunes a los jóvenes.

Un interrogatorio policial sui generis

El 11 de enero de 2023, la señora Ubilla fue secuestrada de su hogar a las cuatro de la mañana. Rompieron la puerta de su casa y pronto se vio rodeada de uniformados, algunos portando capuchas, quienes le comunicaron que llegaban a traerla porque era sujeta de una “investigación”.

“Yo no he matado ni robado a nadie, soy una vieja de 60 años”, les respondió en algún momento a sus perseguidores. Sin embargo, la acusaron de que la “destrucción que vivía el país se debía a todo lo que ella hablaba en los medios de comunicación”.

Los oficiales se refirieron de ese modo a las denuncias sobre la situación de los presos políticos y a la demanda de libertad para su hijo Marvin. La agresión continuó cuando la llevaron a la estación policial en Managua.

Le mostraron supuestamente las comparecencias en zoom donde ella dijo que Ortega era ladrón y violador. Los oficiales le afirmaron para intimidarla que le podían poner enfrente al “comandante para que se lo dijera”. Nunca se arrepintió.

Más bien les dijo que podía decirle lo que quiera, más ahora que el régimen la tenían presa. “Soy una mujer muy fuerte de carácter, no les tengo miedo, nunca le tuve miedo a los policías ni a nadie de ellos. No les voy a tener miedo hoy más que nunca, aunque esté en Estados Unidos”, afirmó Ubilla.

Para esta mujer, ese desafío se mantiene intacto cuando está por cumplirse un mes desde el reencuentro con sus hijos. Si algo está claro en sus palabras es que no piensa fallarse a sí misma, a pesar de las situaciones adversas.

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Octavio Enríquez

Octavio Enríquez

Periodista nicaragüense, exiliado. Comenzó su carrera en el año 2000, cuando todavía era estudiante. Por sus destacadas investigaciones periodísticas ha ganado el Premio Ortega y Gasset, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa, y el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS).

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