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Juan Sebastián Chamorro: “El pueblo de Nicaragua aborrece una dinastía”

El objetivo común en la Concertación Democrática, “es acabar con la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo”

Juan Sebastián Chamorro

Juan Sebastián Chamorro, exreo político. Foto: EFE

Carlos F. Chamorro

8 de abril 2024

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El próximo 18 de abril se conmemoran seis años de la insurrección cívica que puso en jaque a la dictadura Ortega-Murillo en 2018, con un estallido de protestas, marchas masivas, barricadas en los barrios, tranques en las carreteras, tomas de universidades, que obligaron al régimen a aceptar un Diálogo Nacional, que después aplastó con una represión sangrienta.

El exdirector ejecutivo de la Alianza Cívica, Juan Sebastián Chamorro exprecandidato presidencial y expreso político durante más de 600 días, ahora del directorio de la Concertación Democrática Nicaragüense Monteverde, considera que en Nicaragua prevalecerá la demanda de democracia con justicia, frente a la pretensión del régimen de imponer una “sucesión dinástica de Daniel Ortega a su esposa Rosario Murillo.


“El pueblo de Nicaragua aborrece el establecimiento de cualquier tipo de dinastía, como lo hemos visto en el pasado, de tal manera de que no creemos que sea un proyecto sostenible en el tiempo”, asegura Chamorro en una entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL. 

Esta semana el Parlamento británico presentó un informe sobre “el silencio de la democracia en Nicaragua” en el que recomiendan a los Estados promover investigaciones penales contra los altos funcionarios de la cadena de mando del régimen Ortega-Murillo. ¿Hay condiciones en la comunidad internacional para promover este tipo de acciones de justicia? 

Creo que sí, por un elemento muy válido que lo ha presentado el Grupo de Expertos sobre Derechos Humanos (de la ONU) y es la evidencia contundente de la comisión del delito de apatridia. Hay una Convención de Naciones Unidas de 1961 que en su artículo nueve establece que ningún Estado puede quitar la nacionalidad por razones políticas. Ortega hasta se ha burlado de los desnacionalizados, ha hecho reformas constitucionales que además son ilegales y ha dejado un reguero de evidencia que permite hacer esta causa. 

Obviamente esto tiene que hacerse también desde el punto de vista político, que un Estado —y es lo que recomienda el Grupo de Expertos— promueva esta causa. Además, el Parlamento británico abre la posibilidad de que se sancione vía (Ley) Magnitsky a funcionarios de Ortega y que además puedan enfrentar procesos penales en carácter individual. 

La semana pasada hiciste una presentación en la Universidad de Notre Dame con tu esposa Victoria Cárdenas, titulada Entre el Horror y la Esperanza, en la que hablaste de los más de 600 días que estuviste en la cárcel. ¿Con este testimonio estás documentando un caso para llevarlo a la justicia?

Es parte de la construcción de memoria que debe existir, es un libro testimonial de memoria desde nuestra experiencia como pareja, como familia. La separación y la violación de cada uno de los derechos humanos que se violentaron durante estos seis años. Hago también un recuento de la historia reciente de Nicaragua. Este va a ser un libro en inglés, para llenar un vacío de información a la audiencia anglosajona. Pero, efectivamente, se va a presentar toda la evidencia, aparte de procesos que desde el punto de vista de la justicia interamericana también estamos conduciendo en carácter familiar. 

El legado de la Rebelión de Abril

Estamos a las puertas de un nuevo aniversario de la Rebelión de Abril de 2018,  y parece que hay dos realidades completamente distintas: la oposición en el exilio, denuncia a la dictadura, pero en Nicaragua el régimen promueve un proceso de sucesión dinástica de Daniel Ortega a Rosario Murillo. ¿Qué va a prevalecer?

Va a prevalecer la verdad, la justicia, la democracia, la lucha por los valores de la libertad. El pueblo de Nicaragua aborrece cualquier tipo de dinastía, como lo hemos visto en el pasado, de tal manera de que no creemos que sea un proyecto sostenible en el tiempo. 

Nosotros, como oposición, continuamos haciendo todas las gestiones y actividades posibles para evitar de que estos pilares que sostienen a la dictadura, el pilar material, económico y humano, también con estos perpetradores de violación de los derechos humanos, en el campo internacional, y en lo que se pueda hacer en el territorio también nacional, lo vamos a continuar haciendo en todos estos frentes, como oposición. 

Este mes de abril siempre es un momento de reflexión, de recordar a las víctimas, a los asesinados y continuar la lucha con mayor énfasis para que las familias de los asesinados puedan encontrar justicia y podamos regresar a una Nicaragua libre y democrática. 

En los últimos tres años, sobre todo después de la farsa electoral de 2021 se ha producido una enorme erosión política del apoyo al régimen, de sus propios partidarios sandinistas y de los trabajadores del sector público. Sin embargo, ese vacío no se percibe que lo haya llenado la oposición. ¿cómo puede la oposición convertirse en un interlocutor de cambio frente a ese vacío? 

Desde el punto de vista de la Concertación Democrática Nicaragüense Monteverde, del cual soy miembro del directorio, hemos hablado con distintos Gobiernos. Estuvimos el año pasado en la Unión Europea, en distintos países, en el Congreso de Estados Unidos, para presentar a Monteverde como una opción de poder, una opción que le dé esperanza al pueblo nicaragüense a través de un plan, una acción, una visión de lo que se debe hacer en la lucha en este momento, pero también en la reconstrucción de Nicaragua. La Concertación Democrática Nicaragüense ha sido identificada por la comunidad internacional como la más amplia, plural, la más representativa, que representa ese espíritu de lucha y la búsqueda de la democracia. 

Entonces, parte del proceso, que además va a llevar las pláticas con otras plataformas opositoras que forman parte de todo este esfuerzo, para mostrar a la comunidad internacional, pero sobre todo al pueblo nicaragüense, de que hay y habrá vida democrática en paz y crecimiento económico después de Ortega y Murillo. 

Esta Concertación Democrática ¿tiene una estrategia o una hoja de ruta de unidad en la acción para confrontarse con estas realidades que se están viviendo en Nicaragua. Por un lado, la pérdida de apoyo al régimen y por el otro lado la gente dice pero, ¿dónde está la oposición? 

Si la tenemos. Un plan, una ruta de acciones específicas que no son exclusivas de Monteverde, sino de toda la oposición en una unidad de la acción, que van desde acciones del ámbito internacional, como las gestiones que hemos hecho, por ejemplo, ante la Unión Europea, ante distintos países, la investigación del Parlamento británico, la búsqueda de sanciones individuales e institucionales a instancias que apoyan al régimen y el control que ahora estamos tratando de que en esta nueva Administración del Banco Centroamericano se empiece a dar. También en el tema de derechos humanos, continuar con las acusaciones en contra de los perpetradores de la violación de los derechos humanos y en la medida que la seguridad lo permita, también hacer acciones de presión a nivel nacional, que obviamente, por su naturaleza, tienen que estar en el anonimato. Monteverde sí tiene una estrategia política, una visión incluso de lo que se debe de hacer en el día D, en el día después de la caída de la dictadura, que es el objetivo que obviamente todo el pueblo nicaragüense busca. 

¿Cuál es el siguiente paso? 

Seguirlo fortaleciendo con acciones concretas, específicas, con campañas internacionales con mayor y más fluida comunicación, pero también comunicación con otros grupos y plataformas opositoras y sobre todo resaltando que es una Concertación de liderazgo, organizaciones, instancias, miembros de la sociedad civil, que independientemente de una amplia variedad de orígenes, queremos que refleje la mentalidad de toda la sociedad nicaragüense, donde pueda haber gente de las distintas ideologías o personas independientes, personas que simplemente tienen una aspiración por una Nicaragua mejor. Que Monteverde pueda ser ese espacio de concertación de todo este conjunto de personas sobre un objetivo en común que es acabar con la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. 

Ortega, China, y la nueva oligarquía

¿Cómo ves la expectativa que está promoviendo entre la población el régimen en torno a su alianza con China, como una gran panacea económica? Anuncian inversiones de China en infraestructura, un supuesto crecimiento del comercio con China. ¿Puede China sustituir acaso la relación comercial que Nicaragua tiene con Estados Unidos, con México y Centroamérica? 

No la va a sustituir nunca, porque estamos hablando del principal mercado para los intereses comerciales de Centroamérica y, por lo tanto, de Nicaragua. China está muy lejos y rodeado de países con los cuales Nicaragua compite en nuestras exportaciones. Va a ser muy difícil poner un producto agroindustrial en China, cuando Vietnam, que tiene prácticamente China al lado, lo puede hacer. La población está escuchando este canto de sirena, y está esperando a ver si efectivamente China va a generar algún cambio, pero yo veo muy difícil. Los chinos son una sociedad extremadamente egoísta, no colaboran, no cooperan. Y cualquier recurso que pueda venir, como el caso este famoso de préstamo en dos tramos de 400 millones de dólares para la pista de Punta Huete, eso lo van a hacer ellos y lo van a ejecutar ellos. Pero ciertamente lo que está buscando el régimen es, ya cerrándose la puerta del Banco Centroamericano, que tomará algún tiempo, están buscando otras alternativas, como el canal chino de financiamiento. Pero esto también tiene sus complicaciones en un escenario, además, de que China está teniendo una desaceleración económica. 

En medio de esta dictadura totalitaria, Nicaragua sigue siendo una economía de mercado. Hay confiscaciones a los desnacionalizados, a empresas, a universidades, pero sigue predominando un mercado que está bajo la presión de una política de extorsión tributaria y aduanera. ¿Qué impacto ha tenido la extorsión en el sector privado?

Con el desastre de la política económica de los años ochenta, Ortega ha entendido que no se puede manejar la economía si no es a través del sector privado. Entonces él está jugando con una línea muy fina de ver hasta qué punto es capaz de extorsionar, robar, amenazar, intimidar y confiscar a los privados, para que le den recursos económicos, y al mismo tiempo que la economía privada pueda sobrevivir. Esto es un juego muy arriesgado que él está haciendo, porque todas estas cosas obviamente se saben en el mundo empresarial. Cuando hay una confiscación lo que se da es un desincentivo en las inversiones y se está viendo la desaceleración de las inversiones producto de todos estos problemas. Pero él va a tratar de jugar siempre con esta economía de mercado, porque no tiene de otra. Sabe que la economía estatizada no lo va a llevar a un mejor sitio y al mismo tiempo tener a los empresarios en la mira con una pistola en la sien. Y también hay que decirlo, empresarios que gustosamente colaboran con el régimen, que no necesitan una pistola, sino que colaboran precisamente con actividad. Ya ni se diga otros empresarios muy allegados al régimen que están utilizando estos recursos que todavía reciben. Recordemos que del sector externo se recibieron más de 600 millones de dólares el año pasado, con contrataciones que son fraudulentas, que significan algún tipo de recursos para sus propias empresas, familiares y el partido. 

¿Se puede hablar de un grupo económico Ortega-Murillo, del clan de los allegados a la cúpula del poder con el mismo peso del que tienen los grupos económicos tradicionales en el país, pero con los dados cargados por la relación que tiene con el Estado?

No sé si en términos financieros de capital, pero ciertamente Ortega es un animal político que busca siempre homogeneizar cualquier nivel de poder. Por eso ataca a la Iglesia católica, por eso nos atacó a nosotros y nos echó presos. Y el sector privado representa un poder importante que trata de ir sustituyendo con su pacotilla de empresarios, que ahí están enriqueciéndose y que todos los conocemos con nombres y apellidos, y personas que prestan nombres, empresas allegadas a grupos económicos que tienen ya muchos años de estar trabajando a la sombra de los contratos públicos, de tal manera de que él ve que probablemente su proyecto es que pueda surgir otra oligarquía más cercana a él y tratar de hacerle la vida imposible a cualquier empresario que muestre algún tipo de independencia política. 

La promoción de la migración irregular a Estados Unidos, que al principio eran cubanos y haitianos y ahora se expande a Senegal, a África, Asia, a distintas partes. ¿Es un negocio económico o político para la dictadura? 

Ambas cosas. Ellos están cobrando su tajada en esto y son centenares de miles de personas las que están pasando acá. Esto no ha pasado desapercibido. Y me parece que el régimen no quiere que esté desapercibido sino quieren mostrar que efectivamente están haciendo esto como una herramienta, como una lucha política también. No es casualidad que todos estos aviones que vienen de distintas partes del mundo, vengan en tan poco corto tiempo. Es decir, claramente que hay intereses geopolíticos que están utilizando a Nicaragua como plataforma de aterrizaje para afectar a los Estados Unidos en el tema que es el más sensible en este año electoral, el tema migratorio. De tal manera que aquí, Ortega, de nuevo nos vuelve a meter en su mentalidad de luchar contra Estados Unidos en toda esta problemática, fomentando la llegada de personas. Se han sancionado empresas de aviación, pero también que hay vuelos de aviones oficiales de Cuba, y eso va a ser más difícil de sancionar. 

Hay sanciones para esas empresas que has mencionado, pero también hay impunidad. También hay un tráfico que viene del sur a través del corredor humanitario que pasa por Costa Rica y que cruza Nicaragua también pagando su coima de los 150 dólares y un gran una gran red de negocios, para favorecerlo. 

Así es. Y lo que tratan ellos es meterse en el negocio también para un tema de seguridad de ellos,  se meten y organizan ellos mismos el traslado de estas personas. Pero en el contexto más amplio, yo veo esto como una forma de decirle a los americanos aquí te estoy presionando, y estoy atacando de una forma que yo sé que a vos te duele. 

Entonces, esto es un peligro altísimo en lo que se está metiendo Ortega, porque este tema en particular y sobre todo por la naturaleza de los migrantes, que son principalmente extracontinentales, de Medio Oriente que sabemos que puede implicar todo esto, o de África, ha levantado todas las alertas de radar en los círculos políticos de Estados Unidos, tanto en el Congreso como en la Administración. 

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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