22 de septiembre 2024
AA
Hoy se ven más letreros anunciando fritangas y platillos nicaragüenses en la Gran Área Metropolitana de Costa Rica que hace unos cinco años. También hay más “sodas” con sazón y administración nica en la capital San José, reflejo de la creciente formalización de nicaragüenses como emprendedores en el sector de servicios, particularmente de comida.
Entre 2018 y 2023, se han registrado 82 nuevos negocios de comida, gestionados por nicaragüenses en San José, un incremento del 58% en comparación con los cinco años anteriores, según datos de las licencias activas de la Municipalidad de San José solicitados por CONFIDENCIAL.
“Tener un negocio propio en el país que nos acoge nos llena de orgullo, ya que demuestra que, a pesar de que a los nicaragüenses se nos ve solo como mano de obra básica y barata, también somos capaces de emprender, generar empleo y superar la burocracia y las limitaciones que enfrentamos como migrantes”, asegura Nydia Elisa Monterrey, una nicaragüense refugiada en Costa Rica y dueña de La Gigantona, un restaurante de comida típica ubicado en Zapote, San José.
El auge de los emprendedores nicaragüenses, en este sector de la economía costarricense, coincide con el más reciente flujo de nicas que han llegado a Costa Rica a raíz de la crisis sociopolítica en Nicaragua en 2018.
9% de patentes de comida preparada en San José son de nicas
En total existen unas 2300 licencias vigentes para establecimientos de venta de comida preparada, que datan de 1980 a marzo de 2024. De estas, 380 fueron solicitadas por personas con cédula de identidad extranjera, siendo 205 de nacionalidad nicaragüense (9%).
El 16.5 % del total de establecimientos en el sector gastronómico en el cantón de San José son administrados por extranjeros y, de estos, cerca del 54% corresponden a nicaragüenses. Le siguen personas originarias de China con el 28% y Colombia con 9.2%.
Unos 82 nicaragüenses solicitaron una patente para operar en este sector entre 2018 y 2023, de las cuales 42 son “sodas”, término utilizado en Costa Rica para referirse a las comiderías o pequeños restaurantes. Unas 26 patentes gestionadas por nicas corresponden a restaurantes y 14 a puestos de comida para llevar.
Algunos de estos emprendedores optan por ofrecer un menú de comida típica nicaragüense, como el restaurante Rinconcito Nicaragüense La Monimboseña, Cuchara Nicaragüense, La Gigantona, Eve's Gourmet y Don Vigorón, establecimientos reseñados por Nicas Migrantes en el artículo “Dónde disfrutar de comida de Nicaragua en Costa Rica”, donde se detalló una lista de emprendimientos de nicaragüenses en San José y otros cantones.
¿Por qué hay más nicas como dueños de negocios?
El crecimiento de restaurantes abiertos por nicas en San José tiene causas variadas, según el economista nicaragüense Álvaro López-Espinoza. En primer lugar, se debe al cambio en el perfil del migrante pinolero en Costa Rica, especialmente a partir de 2018.
“Antes, la mayoría de los nicaragüenses que emigraban a Costa Rica tenían características particulares, como ser jóvenes y con niveles de educación bajos. Solían trabajar (principalmente) en áreas como servicios domésticos, comercio y agricultura”, explica.
Tras el inicio de la crisis sociopolítica y el actual deterioro económico en Nicaragua, “hay una mayor diversidad en la migración, con personas con niveles educativos más altos, más experiencia laboral y un mayor poder adquisitivo”, sostiene
“Esto ha llevado —prosigue— a una ampliación de las opciones laborales y comerciales, incluida la posibilidad de emprender negocios propios, como restaurantes de comida”.
Por otro lado, ante la falta de oportunidades laborales en su campo profesional o al encontrar únicamente trabajos precarios, —informales y sin garantías—, “muchos migrantes han encontrado en el emprendimiento una alternativa”, destaca.
Es el caso de Nydia Elisa Monterrey, copropietaria de La Gigantona, quien decidió emprender junto con su familia el restaurante de comida nicaragüense. “Desde que vinimos (en 2018) encontrábamos trabajos mal pagados y necesitábamos mejorar la economía de nuestra familia”. Pensó que como periodista sería muy difícil lograr un puesto en un medio costarricense con buen salario y garantías de ley.
Además, la familia de Monterrey era dueña de un restaurante en Bluefields, en la Costa Caribe Sur, antes de su abrupta migración. Esa experiencia previa les facilitó emprender en este sector.
La regularización migratoria ha permitido a las personas migrantes integrarse más fácilmente en la economía formal de Costa Rica y acceder a servicios financieros, como créditos, para establecer negocios formales, subraya Lopéz-Espinoza.
Orgullo para las familias nicaragüenses
Aunque el impacto económico a nivel macro puede ser limitado en comparación con otras contribuciones de la población migrante nicaragüense en Costa Rica, —como en el sector agrícola o de construcción—, estos pequeños negocios juegan un papel crucial en el sustento de las familias de los dueños y de los empleados que contratan, y que suelen ser nicaragüenses también, indica López-Espinoza.
“Antes, en la casa de mis padres solo mi hermano mayor trabajaba; ahora, tanto mi madre, como mi hermano menor, trabajan con nosotros en el restaurante, lo que ha mejorado nuestras condiciones de vida”, reconoce Monterrey.
Además, destaca cómo estos negocios apoyan a pequeños comerciantes y emprendimientos nicaragüenses. “Por ejemplo, los proveedores de quesillos y nacatamales que ofrecemos en nuestro menú están felices de tener un lugar estable donde vender sus productos, y ver cómo sus negocios crecen junto con el nuestro”, añade.
Monterrey asegura que emprender no solo trae beneficios económicos, también genera un sentido de bienestar ya que fortalece su autoestima como migrante, al ver el progreso y el impacto positivo en la comunidad a la cual se integra.
