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Productores enfrentan el ciclo agrícola con los ojos puestos en las lluvias

Agricultores nicaragüenses esperan conseguir mano de obra para levantar las cosechas, y que no siga aumentando el precio de los insumos

Agricultores nicaragüenses en labores de arado y siembra. // Foto: Tomada de El 19 Digital

Iván Olivares

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Las aguas de mayo dieron la señal a miles de productores para comenzar a preparar la tierra para el ciclo agrícola en Nicaragua. Los agricultores sembrarán los granos básicos que garantizan la seguridad alimentaria del país: maíz, frijol, arroz y sorgo. Por su parte, las empresas dedicadas a la agroindustria implementan sus planes para sembrar café, maní, ajonjolí, caña de azúcar, cacao, banano, plátano y tabaco.

La esperanza de pequeños y grandes agricultores es que el clima se comporte adecuadamente. Que a sus cultivos les caigan las cantidades de agua necesarias para garantizar la producción para el consumo local, junto con la exportable. De paso, esperan también que no se repita el comportamiento observado en el período 2023 – 2024.

El Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio (PNPCC) del presente ciclo, detalla que en el ciclo anterior hubo pérdidas en granos básicos (-15.0%). También en maní (-4.7%), ajonjolí (-11.5%), tabaco (-28.8%), así como en banano de exportación, chiltomas, yuca, malanga y quequisque. Según el presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, eso se debió a que durante el ciclo agrícola 2024 – 2025 se observó “el desvanecimiento del fenómeno ‘El Niño’, lo que conllevó a que el período lluvioso se instaurara plenamente a partir de junio”.

El resultado fue que predominaron condiciones neutras, aunque hubo lluvias por arriba de las normas históricas, que afectaron varios cultivos.

Según el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER), hay un 75% de probabilidad de condiciones neutras de “El Niño” o “La Niña”, al menos hasta agosto de 2025. Ello insufló suficiente confianza entre los estadísticos del Gobierno, para plantear crecimientos de entre 7.3% y 8.8% para los rubros de arroz, frijoles y maíz.

A pesar del optimismo gubernamental, tres productores dedicados al cultivo de la tierra expresaron a CONFIDENCIAL, desde el anonimato, sus reticencias acerca de cómo viene el invierno de 2025, sabiendo que es mucho lo que está en juego si el clima no les es propicio.

Sembrar para perder

Agustín es un agricultor de unos 45 años de edad, que todos los años siembra dos manzanas de maíz y frijoles en una pequeña comarca caraceña. Él es parte de un grupo de amigos, vecinos y familiares que no puede dejar de sembrar todos los años, en un ciclo que se activa cada vez que el viento trae avisos de lluvia. Hasta este 2025. 

El hombre narró que al menos por una vez, se abstendrá de preñar la tierra después que las matemáticas le mostraran el tamaño de la pérdida económica del ciclo anterior. Sus cuentas concluyen que invirtió unos 30 000 córdobas en abono, insecticidas y todo lo necesario para preparar la tierra. No gastó en limpieza del terreno, porque lo limpió él mismo.

A pesar de sus esfuerzos y de todas sus esperanzas, su decepción fue grande porque solo cosechó 18 quintales de frijoles, que es lo que esperaba sacar en una sola manzana. Pensando en recuperar lo más que pudiera, se decidió a vender el producto por libra para no caer en manos de intermediarios, llegando a obtener unos 3000 córdobas por quintal. Los intermediarios le habrían pagado mucho menos.

Aún así, su retorno fue de unos 27 000 córdobas, porque tuvo que dividir con un socio, el dinero producto de la venta.

Esa falta de certeza no es una inquietud de siempre. Fernando, un productor que se acerca a las siete décadas de una vida transcurrida entre surcos y temporadas de café, asegura que “esta es una preocupación más bien reciente. Antes la gente no pensaba tanto en la sequía. Les preocupaba que el invierno fuera demasiado copioso, porque afecta tanto que haya un periodo seco durante el invierno, como también un exceso de agua, pues la agricultura requiere de lluvias moderadas”, explicó.

Dado que diversas fuentes pronostican un invierno moderado, Fernando tiene la esperanza de ver que eso se cumpla porque “sería beneficioso para la agricultura, que no requiere de grandes precipitaciones lluviosas, que más bien causan daño”.

Trabas en el ciclo agrícola

El cumplimiento de las metas para el período actual, depende de una combinación de factores en la que el clima es la más importante, pero no la única. La disponibilidad, en cantidades y a precios accesibles, de insumos agrícolas, los precios del mercado, y la existencia de mano de obra, también determinarán qué tantos granos y vegetales llegan a las mesas de las familias nicaragüenses.

Las fuentes consultadas coinciden en que en el país hay suficientes insumos para trabajar la tierra de forma apropiada. El problema es el precio de esos insumos, que se mantiene un “alto”. Aunque la normalización de la guerra de Rusia contra Ucrania permitió que disminuyeran los precios de los fertilizantes y agroquímicos, en Nicaragua estos no llegaron a bajar de forma considerable como para decir que volvió a ser accesible para muchos.

“El hecho de que el precio de los insumos siempre esté alto, es una traba que impide incrementar la producción”, aseguró Rolando, un agrónomo que asesora a productores en diversas zonas del país. “De cara al ciclo agrícola, es determinante fertilizar la tierra y ejecutar las labores agrícolas”, para tratar de lograr los mejores resultados posibles, agregó Fernando.

El problema es que se necesita personal para aplicar los fertilizantes, eliminar la maleza, abrir los surcos o sembrar las semillas. Y gente es lo que menos hay. Rolando relató que algunos cafetaleros lograron recoger una buena cosecha, en parte, porque “contaron con la mano de obra suficiente, aunque eso no es generalizado. El problema de la falta de mano de obra sí es general”.

Los productores a los que se refiere lograron atraer suficiente personal elevando el precio de la lata de café, y mejorando las condiciones en la finca para atraer al mayor número de cortadores. Ese pequeño grupo de productores logró levantar buena parte de la cosecha, pero son la excepción. El problema de la mano de obra existe y continúa.

Ese problema no lo es tanto para Agustín, por causa del tamaño de su operación: solo dos manzanas. Tampoco lo es para sus vecinos, que ya araron la tierra, pero al saberse al vaivén del clima también están buscando otras opciones para generar ingresos. No vaya a ser que vuelvan a perder.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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