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Falta de mano de obra y clima incierto perjudican a caficultores nicaragüenses

Ante la carencia de trabajadores, los productores del norte de Nicaragua consideran posibilidad de “solo atender” una parte de sus cultivos de café

Un cortador nicaragüense trabaja en una de las fincas cafetaleras en el norte del país. // Foto: Tomada de IP Nicaragua

Iván Olivares

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Presionados por la duda de cómo estará el clima y la certeza de no disponer de suficiente mano de obra, los caficultores nicaragüenses encaran el inicio del ciclo lluvioso de 2025 con un nivel de incertidumbre que lastra algunas de las decisiones más importantes que deben tomar. Entre ellas, si tratan de cosechar el 100% de las áreas cultivadas, o se centran en las que sí pueden atender.

“Hay un alto riesgo de que cuando llegue el momento de la cosecha no haya personal para recogerla, igual que en la temporada que acaba de concluir”, asegura Elvin Barrera, un técnico agrícola que asesora a cafetaleros en la zona norte del país. “Conozco el caso de una hacienda que requería 600 cortadores para recoger la cosecha pasada, y lo más que logró contratar fueron 280”, relata.

Describe que las fincas han bajado su actividad productiva, ante la escasez de personal para llevar a cabo las tareas agrícolas. “Fincas que antes se manejaban con 100 trabajadores, ahora tienen 40 a 50 personas. Está escasa la mano de obra”, reitera.

Se trata de un panorama muy similar al que describe Rafael, que cultiva café en las frías tierras matagalpinas, en un entorno en el que persiste la escasez de personal. “Estamos sufriendo insuficiencia de mano de obra, a tal extremo que muchos productores de café estamos pensando eliminar áreas y adecuar nuestras plantaciones a la cantidad de mano de obra disponible”, comenta.

El razonamiento básico indica que tratar de mantener operativas todas las áreas en las que normalmente trabajaban, sin tener suficiente mano de obra, se traduce en una atención deficiente para la totalidad de la plantación. También es un desperdicio de dinero, porque “los costos se mantienen, y lo más seguro es que habrá menos producción porque no se hicieron las labores en tiempo y forma, no se fertilizó en el momento adecuado, ni se fumigó cuando se necesitaba. Esto es un freno de emergencia para el crecimiento del sector cafetalero”, sentencia.

Esa limitación puede afectar las metas de producción cafetalera para la temporada 2025 – 2026, plasmadas en el Plan Nacional de Producción, Consumo y Comercio (Pnpcc). El documento prevé un crecimiento del 3% que permita pasar de 3.17 millones de quintales de café en el ciclo pasado,  a 3.27 millones de quintales en el presente. Para ello, se contempla que el rendimiento pase de 15.4 a 15.8 quintales por manzana.

“Se espera un volumen exportado 2.9 millones de quintales, con un valor de US$647.6 millones, lo cual significa incrementos, en volumen de 7.9% y en valor de 23.5%, con relación a 2024, debido en parte a mejores precios internacionales”, añade el texto.

Caficultores nicaragüenses se “preparan” tras primeras lluvias

El agua es el otro gran limitante para el presente ciclo agrícola. Más que el agua, saber si la tendrán en cantidades suficientes, de modo que las plantas no se sequen por su falta, ni se ahoguen por el exceso.

“Cuando se habla de ciclo agrícola, inevitablemente hay que pensar en los saltos del clima, o en el cambio climático”, explica Rafael. Ese es, desde su perspectiva, el gran reto que enfrenta tanto la agricultura como la ganadería. Destaca que en este momento, los productores de ambos sectores se preguntan cómo los va a tratar el cambio climático: si el invierno será copioso o moderado. Si será seco, o si solo presentará periodos secos.

Les tranquiliza que ya comenzaron a caer algunas lluvias. Gracias a un grupo de chat que mantiene con productores de varios municipios norteños, este productor asegura que en amplias fajas del norte del país ha estado lloviendo, lo que incrementa la sensación de que ya se va a establecer el invierno. “Sabemos que el jueves llovió en varios lugares del norte (La Dalia, Peñas Blancas, Waslala)… lo sé porque consulté con amigos”, enfatiza.

La regularización de las lluvias enciende una especie de locomotora, explica el productor. Lo dice en referencia al hecho de que al comenzar a llover, los dueños (o administradores) se reunieron con los técnicos para definir fórmulas para fertilizantes, así como las áreas a fertilizar. Rafael subraya que “algunos ya tenían el producto en bodega, y comenzaron a aplicarlo. Normalmente no se comienza a fertilizar con la primera lluvia, pero como han estado cayendo algunos chaparrones y el suelo ha alcanzado un nivel de humedad bastante aceptable, la gente se atrevió a fertilizar”.

Aunque normalmente actividades como la fertilización, y las labores agrícolas son determinantes de cara al presente ciclo, este productor dice que en este contexto se las ve “como algo secundario. Lo principal a tomar en cuenta, es cómo no verse afectado por las variabilidades del clima. Esa es la gran disyuntiva que tenemos los productores”.

Hay un elemento que, por esta vez, genera poca preocupación: el acceso a semillas, fertilizantes e insumos en general. Tanto desde el punto de vista de la existencia en las tiendas, como de los precios. “Están bastante accesibles. Hay semillas, fertilizantes y fungicida en existencia, así como productos químicos en general, e incluso algunos biológicos. No creo que tengamos dificultad en eso”, asegura.

Después que los precios de los fertilizantes se elevaron de forma exagerada cuando Rusia invadió a Ucrania, la normalización del conflicto ha hecho que se moderen sus precios. Pese a todo, “en Nicaragua siguen un poco altos de manera artificial porque, aunque los precios internacionales bajaron drásticamente, la Aduana mantiene su política de imposición de dudas de valor a los importadores, y eso sigue encareciendo los fertilizantes. Sin esa intervención de la aduana, el precio podría estar hasta 20% más bajo”.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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