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Nueva presidenta del BCIE, Gisela Sánchez, tendrá que cortar corrupción, cerrar oficinas y “aligerar” la planilla del banco

Le recomiendan "ordenar la casa", comenzando por una auditoría a la gestión de Dante Mossi, y cortar la corrupción y hacer recortes

Gisela Sánchez es la nueva presidenta del BCIE

La costarricense Gisela Sánchez, durante la conferencia de prensa en el BCIE al ser elegida presidenta de la entidad. // Foto: EFE | Gustavo Amador

Iván Olivares

25 de noviembre 2023

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La presidenta electa del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), la costarricense Ana Gisela Sánchez Maroto, tendrá que tomar algunas medidas difíciles -y quizás hasta enfrentarse al Directorio- para dejar atrás la era en que lo presidió el hondureño Dante Mossi, y reencauzar a ese banco regional de desarrollo con rumbo a su misión original.

El Banco mismo lo reconoció así en la nota de prensa con la que dio a conocer la elección de la funcionaria tica, que proviene de la banca privada, al asegurar que esta “ocurre en un momento trascendental para el Banco, en el que sus socios buscan asegurar un nuevo liderazgo que enriquezca el objeto de ser de la institución como ente promotor de la integración y el desarrollo económico y social equilibrado de la región”.


Para el exrepresentante de Costa Rica ante el BCIE, Ottón Solís, lo primero que tiene que hacer Gisela Sánchez como presidenta del BCIE es “reducir gastos administrativos. Eso implica eliminar la corrupción, pero tiene que enfrentarse al Directorio, y tiene que enfrentarse a ciertos vicios que Dante instaló ahí, que son vicios nuevos que no tenía el anterior presidente”.

Datos oficiales del BCIE muestran que en 2018 (el hondureño Nick Richsbieth dejó la presidencia ejecutiva del Banco el 30 de noviembre de ese año), los gastos administrativos fueron 80 millones de dólares: 49.3 millones en gastos de funcionamiento, y 30.7 millones en sueldos y salarios.

Cuatro años después, en 2022, Mossi cargó a la institución con 124.3 millones de dólares en gastos administrativos (78.1 millones en gastos de funcionamiento y 46.2 millones en sueldos y salarios), lo que se explica, en parte, por el alto incremento de personal observado en ese período: si recibió el Banco con 330 empleados, ahora lo entrega con 550.

Confrontado con ese dato, un economista de origen nicaragüense se pregunta para qué quería Mossi más gente en las oficinas, mientras que Solís reitera que su compatriota tendrá que “eliminar gastos superfluos”, señalando por ejemplo, cómo Mossi incrementó el personal de la oficina de relaciones públicas del BCIE, que pasó de cuatro a catorce personas.

Gisela Sánchez tendrá que despedir personal en el BCIE

El economista nicaragüense opina que Gisela Sánchez tendrá que despedir personal, tal como ya ocurrió a mediados de los años 80, cuando se reestructuró el Banco y se despidió a unas 50 personas para dejarlo en 230 empleados, “porque el Banco estaba por quebrar”, mientras que un economista extranjero que trabajó para el Banco, opina simplemente que “el personal lo debió haber despedido Mossi”.

La era Mossi fue “terrible”, opina Solís, porque “en lo financiero y administrativo, detuvo la tendencia que tenía el Banco de mejorar sus índices y su calificación, y los puso en un riesgo severo, además que creó una gran desmoralización”, por el mal ejemplo en el personal.

Para el economista extranjero “la era Mossi fue un desastre. Fue muy mala”, recordando que el Banco venía de diez años de administración Richsbieth, enfocada casi exclusivamente en temas financieros y administrativos.

El economista nicaragüense también opinó que Mossi “desmejoró sustancialmente” el trabajo realizado por sus predecesores, destacando entre ellos al nicaragüense Harry Brautigham que venía de la banca privada, que “no perdona nada. Ahí producís, o te vas”. Ese señor [Mossi] en la banca privada hubiera durado tres meses”, especuló.

Gisela Sánchez
Gisela Sánchez en la reunión anual del World Economic Forum, en Davos, a finales de mayo de 2022. // Foto: WEF

Nueva presidenta del BCIE traería un poco de aire fresco

Si bien aligerar la plantilla permitiría reducir algunos gastos, los tres exfuncionarios coincidieron en que el Banco también debería desprenderse de las sedes que inauguró en Corea, Taiwán, España, Argentina, Panamá, República Dominicana, Honduras y Nicaragua, por considerar que la mayor parte de ellas son innecesarias.

Siendo que las sedes instaladas en Taiwán, España, Corea, y Argentina funcionan en edificios alquilados, Solís opina que su cierre generaría ahorros en gastos de personal, viajes, alquileres, y gastos de funcionamiento (teléfono, agua, electricidad, Internet).

El ansia por inaugurar sedes comenzó en 2020, con la oposición de algunos pocos directores, entre ellos Ottón Solís, quien señaló que Mossi “nunca hizo -ni presentó- un plan de negocios” que justificara esas inversiones. “Fue puro esfuerzo para ganarse el voto de esos países para su reelección… sin resultados”, observó.

Tener oficinas en tres continentes también aumentó los gastos en salarios, viajes, viáticos, de un personal que trabaja en edificios semi vacíos, como ocurre en la sede tica o en los edificios construidos en Honduras y en Nicaragua, a los que Solís considera elefantes blancos, construidos para mostrarlos como “evidencia de logros, cuando eran más bien el peligro de pérdida de la calificación financiera del Banco”, sentenció.

Otras de las tareas a emprender por Gisela Sánchez son la supresión de las Operaciones de Política de Desarrollo (OPD), básicamente, desembolsos de recursos que no están atados a proyectos, y que los Gobiernos usan como ‘caja grande’. Dado que son recursos de apoyo presupuestario, los países no tienen que justificar su uso, y el Banco no puede dar certeza de que se usaron apropiadamente.

“Lo mejor que puede hacer el Banco, es ser un banco de proyectos, porque los proyectos son evaluables ex-ante y ex-post. Son monitoreables… y eso mejora muchísimo la gobernanza del Banco”, destacó el economista extranjero, que también recomienda “acotar el espectro temático de los proyectos”, de modo que se circunscriban a un plan estratégico que priorice salud, educación y carreteras; que excluya la seguridad, y vea con mucho cuidado al rubro electricidad, considerando las irregularidades ocurridas en ese campo.

La costarricense Gisela Sánchez
Gisela Sánchez junto al presidente de Costa Rica, Rodrigo Cháves, durante la presentación de su candidatura al BCIE. // Foto: Captura de video de conferencia presidencial en Costa Rica

Una auditoría la herencia de Dante Mossi

El economista nicaragüense cree que la ingeniera Gisela Sánchez Maroto “por sanidad” debería ordenar una auditoría que le indique cómo recibe el Banco, ante la sospecha de que “Dante Mossi no le dijo al Directorio la verdadera situación de deterioro del Banco”. Con el resultado de la auditoría, ella sabría cuál es el verdadero estado del BCIE, lo que le serviría de punto de partida para comenzar a tomar sus decisiones.

Reducir el presupuesto de los directores; mejorar el ambiente interno del Banco y rescatar su cultura laboral, serán otras de las tareas a enfrentar por parte de la presidenta entrante, para dejar atrás una era que Solís llamó “la era en que la cultura de la corrupción tropical de América Latina lideró al BCIE”, mientras el economista nicaragüense la catalogaba como “un período desafortunado”, y el extranjero decía de ella que “ya fue olvidada”, y si alguien la recuerda, será “como una época autoritaria, una época de funcionarios con miedo”.

Por lo pronto, el Banco espera que a partir del uno de diciembre, la nueva administración implemente “un profundo proceso de reformas que busca retomar la senda del Banco en materia de liderazgo, eficiencia y efectividad en el desarrollo de la región”, para fortalecer “la gobernanza, la mejora en la gestión financiera, la reorientación de la política crediticia, y la mejora del desempeño administrativo”.

“La nueva administración, a cargo de la señora Sánchez, representa una oportunidad para fortalecer la confianza, la utilización sostenible de los recursos para incrementar el impacto en el desarrollo, el fortalecimiento del capital del Banco mediante un marco financiero que armonice los objetivos de corto, mediano y largo plazo, una cultura de rendición de cuentas, la gestión por resultados, una nueva estrategia de comunicación con cercanía a los beneficiarios y el acceso a la información”, añadió la nota.

En una frase, esta es una oportunidad para dejar atrás la era Mossi.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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