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Empresas de paquetería “apadrinadas” acaparan un mercado millonario en Nicaragua

Las oportunidades del negocio no dependen del mercado, sino del favor de funcionarios y empresarios privados, hijos y nietos de los “copresidentes”

Fotoarte en el que sobresalen las imágenes de los hermanos Laureano (der.) y Maurice Ortega Murillo. // Fotoarte: Confidencial

Iván Olivares

19 de mayo 2025

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Un día de 2018, Efrén recibió confirmación de que ya estaba en Nicaragua la tablet que había comprado en línea, por lo que se dispuso a hacer los trámites para retirar la paquetería. Primero fue al Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), a sacar un permiso por el que pagó alrededor de diez dólares. Después, fue a la Aduana, donde pagó un impuesto equivalente al 60% del valor de la tablet. En el proceso, perdió todo el día para recibir el paquete.

“Ahora sé que, si hubiera hecho esa misma transacción con alguna empresa de paquetería, me habría salido más barato. En esa época me habrían cobrado 20 dólares por traerla, porque trabajaban con un precio fijo, sin importar el valor. Ahora cobran por libra, pero una tablet pesa unas cuantas onzas, y aunque pesara una libra, apenas pagaría unos dos dólares por ella”, relata Efrén a CONFIDENCIAL, solicitando el anonimato.

Desde 2020, han surgido decenas de empresas dedicadas al envío de paquetes puerta a puerta a Nicaragua con compras que los ciudadanos hacen en línea.

Entre las principales empresas de paquetería en Nicaragua, se identifican a:

  • Nica Express
  • O’Globo Cargo
  • Teen Shop Box
  • Cargotrans
  • Master Express Envíos
  • Rapibox Nicaragua
  • Box Nicaragua
  • Rapidus 23
  • Lago Express
  • JB Cargo Nicaragua
  • Pinolero Box
  • Todo Nicaragua Logistic
  • Fritanga Nicoya
  • 1Click
  • M&M Cargo
  • Areomar Express
  • MK Box Miami
  • Express Global Import
  • Envíos Pronto
  • Smart Cargo
  • Global Cargo
  • Shuvar Express.

Todas esas empresas ofrecen sus servicios para llevar carga hasta Nicaragua desde Estados Unidos y China. También hay agencias como Yolohago Express, que hacen envío de paquetes desde España; y Compras Express Nic y Leysert Cargo Logistic, que operan desde Panamá.

En sentido inverso, agencias como Geyser Express y Aéreo Express, ofrecen sus servicios para hacer envíos de Nicaragua hacia Estados Unidos. El negocio es altamente lucrativo, al punto que puede generar ganancias de hasta 60 000 dólares por cada contenedor que mueva cada empresa.

El padrinaje de la familia Ortega – Murillo

El envío de paquetes es un negocio lícito que ha proliferado a escala global. Sin embargo, en Nicaragua tiene una característica especial: quién entra, quién sale y quién crece, es algo que no está determinado por las fuerzas del mercado, sino por el favor de dos funcionarios y empresarios privados, hijos de la familia gobernante.

“Si en Nicaragua funciona ese negocio de paquetería, es porque está vinculado al régimen. Nadie puede operar un negocio de esos, si no tiene conectes con el régimen. Son negocios que mantienen ellos como funcionarios”, pero también “es una estrategia corrupta de parte de la dictadura, para darle beneficios a su gente”, asegura una periodista norteña que ha visto cómo se enriquecen los allegados al régimen que operan este tipo de negocios.

Una década antes de la explosión de las empresas de paquetería en Nicaragua, había solamente dos que competían entre ellas por quedarse con la mayor parte de un mercado muy lucrativo, que atendía mayoritariamente a los distribuidores que surten a miles de pequeños negocios en el Mercado Oriental. Se trataba de Importaciones Payita, dirigida por Félix Hernández, y Comercializadora Roambeth S.A., propiedad de Roberto Rivas Méndez.

Con el tiempo, esas dos empresas tuvieron que compartir el pastel con muchas otras recién llegadas. Para ser parte de ese esquema —según el relato de Efrén, que terminó dedicándose a ese negocio— hace falta que alguien que ya está dentro consiga una reunión con alguno de los operadores que trabajan directamente para “LOM” (Laureano Ortega Murillo), o para Maurice Ortega Murillo. Esos operadores manejan líneas (o sea, una cadena de empresas) que les han sido asignadas por alguno de los hermanos, con la misión de administrarlas y hacerlas crecer.

Imagen de los hermanos Laureano (izq.) y Maurice Ortega Murillo. // Foto: Archivo

La expansión del negocio de la paquetería

Los nietos de la pareja presidencial también son parte del negocio. Uno de los más notorios es Rafael Ortega (hijo de “Payo” Ortega), que está casado con Margarita Sánchez, también empresaria. Ellos manejan su propia agencia como uno más dentro del esquema. “Tienen más privilegios que otros, pero no manejan ‘líneas’, como ellos le llaman”, explicó Efrén.

La expansión en el número de empresas dedicadas al negocio de la paquetería siguió una lógica de mercado combinada con el control absoluto del poder.

“Cuando vieron que había espacio para ese servicios de internación de encomiendas internacionales e importaciones, comenzaron a surgir grupos liderados por los hijos, las nueras o los nietos de la pareja gobernante, para competir directamente con Importaciones Payita, ofreciendo mejores condiciones”, añade.

La estrategia usada fue el empleo de gestores, que se acercaban para convencer a los empresarios, que estaban entrando al negocio, a trabajar con ellos, diciéndoles cuál de los miembros de la familia era su vínculo.

El padrinaje garantiza la seguridad para el manejo de la carga y para las empresas, ante las regulaciones extorsivas de la Dirección General de Aduanas (DGA) y de la Policía.

Empresarios nicaragüenses han denunciado vivir bajo la constante mira de una intensa campaña de extorsión, liderada por la Dirección General de Ingresos (DGI) y la de Servicios Aduaneros (DGA), de la que también participan las alcaldías, especialmente, la Alcaldía de Managua.

En julio de 2023, una investigación de CONFIDENCIAL reveló cómo una “red de gestores tributarios” opera dentro de la DGI, y de la Dirección General de Servicios Aduaneros, para expoliar a las empresas, que sufren cobros indebidos.

Mientras la Policía, brazo represor de la dictadura, que ha sido autorizada para decidir sobre embargos, desalojo de propiedades y ejecución de deudas, según reformas a la legislación vigente, ratificadas también en una circular no oficial.

Pero quienes trabajan bajo la línea que está controlada por Laureano Ortega Murillo, pueden sentirse más blindados. Un profesional que trabaja para una empresa productora de alimentos dijo a CONFIDENCIAL —bajo petición de anonimato— que aunque la empresa para la que trabaja no usa esos servicios, conoce a otros profesionales que sí las usan “por comodidad, y porque es más barato”.

Efrén relata que se reunió con uno de esos operadores, al que le dijo que quería poner una agencia, y que le diera tarifas. “Después de explicarme cómo funciona el negocio, y asegurarme que podía trabajar tranquilo porque todo estaba bajo el control de los dos hermanos, el operador me dio permiso, y asignó las tarifas que iba a cobrar como agencia: 2.50 dólares la libra de mercadería llegada por vía marítima, y seis dólares la que entraran por vía aérea”, recuerda.

Lo que siguió después fue una rutina de manual de mercadeo: colocar publicidad en redes sociales para comenzar a ofrecer sus servicios de paquetería en Nicaragua. “Lo normal es que tus primeros clientes sean conocidos tuyos que se lo cuentan a otros conocidos, y así va creciendo el negocio. Como resultado, el mercado está bien repartido entre muchas pequeñas empresas”, describe.

La ventaja de pagar solo una fracción del costo

El confinamiento dictado en 2020 a escala global para frenar los contagios de covid–19, generó un incremento desmesurado del envío de paquetes de un lado a otro del globo.

En plena pandemia y después de la pandemia, el régimen de paquetería creció tanto, que la Organización Mundial de Aduanas (OMA) le llamó ‘el tsunami de los paquetitos’. Se referían a millones de paquetes que comenzaron a cruzar los aires y los mares, llevando a los consumidores las compras en línea que cada quien había hecho en los mercados internacionales.

Un profesional con experiencia en Aduanas, explicó a CONFIDENCIAL que la proliferación de empresas dedicadas a la paquetería en Nicaragua, no es un fenómeno solo local, sino regional. “En toda Centroamérica funcionan con el mismo sistema: cobran seis o siete dólares por una entrega puesta en tu casa, que es el mismo régimen que han manejado siempre los couriers, nada más que esto ahora se llama de paquetito”, explicó.

Hasta ahí, todo bien. Estas empresas prestan un servicio de transporte de mercaderías, y cobran esos precios por el trabajo que ellos hicieron para traer esos paquetes con compras desde Estados Unidos, Panamá o China, incluyendo los seguros, el desaduanaje, y otros gastos.

La parte que se saltan las empresas de paquetería en Nicaragua es el pago de los impuestos en Aduanas.

Una funcionaria de una de esas empresas que recoge carga desde Miami (Florida), asegura que “nosotros mandamos su paquete directo”, de modo que el receptor no tiene que preocuparse por hacer las gestiones aduaneras. “Todo pasa por Aduana, pero se lo entregamos en su casa. Por eso se llama ‘puerta a puerta’ porque va directo”, destaca.

¿Cuánto cuesta el negocio del envío de paquetes a Nicaragua?

Dada la opacidad con que se maneja la cosa pública en Nicaragua, las estadísticas no permiten calcular de forma independiente la magnitud del fraude que esta evasión impositiva significa para las arcas del Estado. Pero se puede calcular.

Dos dólares por una libra de paquetes enviados a Nicaragua por carga marítima; y seis dólares por carga aérea son precios fabulosos y, por eso mismo, una tarifa imposible de encontrar, si se pasa por el sistema riguroso de Aduanas, explica Efrén.

Menciona a modo de ejemplo, que importar una camisa de marca que pesa menos de una libra, pagará entre dos y seis dólares si la trae una empresa de paquetería, “pero si pasa por Aduana paga 30% de impuestos”. Según ese ejemplo, si la camisa cuesta 60 dólares, habría que pagar 18 dólares al fisco, “lo que hace una diferencia abismal en cuanto a recaudación. Si lo escalas a miles de operaciones diarias, estamos hablando de una evasión millonaria”, asevera.

Vista de un operador aduanero. Imagen con fines ilustrativos. // Foto: Archivo

Ello es posible, porque las empresas de paquetería pagan una tarifa fija por contenedor, sin importar su contenido. Es normal que los empresarios paguen al operador alrededor de 10 000 dólares por contenedor que, eso sí, debe pasar la revisión de Aduana. Ahí, el personal aduanero se asegurará que no contenga nada ilícito, incluyendo en primer lugar, drones. Luego indicarán que se debe pagar 100 000 o 200 000 córdobas de impuestos, y no es improbable que le impongan una multa de 50 000 córdobas por duda de valor… para cubrir las apariencias.

En ese caso extremo, la empresa de paquetería pagaría 250 000 córdobas por el contenedor, (un poco más de 6800 dólares al cambio actual) que, sumado a los 10 000 dólares entregados al operador, elevaría el costo hasta los 16 800 dólares. “Esos contenedores pueden traer hasta 40 000 libras, a un precio nominal de dos dólares, salen 80 000 dólares. Es un negocio súper lucrativo”, que puede generar ganancias mucho mayores, porque hay empresas que cobran 2.50 y hasta 3.00 dólares por libra, explica.

Complicidad de la Aduana favorece a empresas de paquetería

Además de la evasión al fisco también sufren las empresas que traen mercadería desde el extranjero para hacer negocios lícitos en el país. A la cadena de afectados hay que añadir a las agencias aduaneras que no pueden servir apropiadamente a esos importadores. Los últimos damnificados del sistema, son los gestores que tienen que multiplicar esfuerzos para que las agencias a las que les trabajan, puedan honrar sus compromisos.

Félix es uno de ellos.

En conversación con CONFIDENCIAL desde el anonimato, narra cómo él, sus colegas y sus competidores, se ven obligados a madrugar para tratar de alcanzar uno de los 10 o 20 números que la Aduana Central Aérea reparte cada día para atender a igual número de gestores.

Como empleados formales de alguna agencia aduanera, ellos hacen los trámites para que el personal de la Aduana determine el monto de los impuestos a enterar. Una vez pagado el monto indicado, y completado el papeleo, la mercadería estará a disposición del importador para que se concentre en lo suyo, que es hacer negocios.

Pero si el plazo razonable para desaduanar mercadería es de uno a cuatro días, la inundación de empleados de las empresas de paquetería entorpece el trabajo de los gestores, y aumenta los costos que los importadores deben pagar para poder retirar los productos que hayan mandado a comprar en el extranjero.

Imagen de un letrero de Aduana. // Foto: Archivo

Cualquiera que quiera operar como importador debe tener una licencia, asegura Félix, y corrobora Danilo, un empresario del sector. Sin embargo, ninguna de las empresas de paquetería apadrinadas por la dictadura posee esa licencia, lo que no les impide ser a la vez un importador, y un agente aduanero que se presta servicio a sí mismo.

El poseer ambos sombreros les da la posibilidad de catalogar la mercancía con códigos arancelarios que les permita pagar menos, “y el personal aduanero los deja pasar, así no más, porque esa es la instrucción que tienen”, señala Danilo.

Como conocedor de primera mano, Félix describe qué es lo que pasa cuando llega a la Aduana un contenedor propiedad de estas empresas de paquetería. Lo primero es que se activa un proceso que se llama ‘carga especial’.

“Cuando se recibe una de estas ‘cargas especiales’, los empleados aduaneros cierran la Aduana aérea para atender sólo esa ‘carga especial’. Esa preferencia no debería existir, porque atrasa el trabajo de las agencias aduaneras que operan conforme con las normas, porque sus gestores son enviados de regreso, a pesar que tienen que estar en la Aduana aérea desde las 4:00 o 4:30 de la mañana, anotarse en una lista, y ver si tienen la suerte de que los atiendan en ese día”, explica.

El resultado de ese atraso es que el importador corre el riesgo de que la mercadería sea declarada ‘en abandono’, si no logra desaduanarla en un plazo de 20 días. Mientras tanto, debe pagar por el tiempo que permanezca en los almacenes de la Aduana, aunque ellos sean los causantes del atraso. Obstáculos que no padecen las empresas de paquetería bajo el padrinaje de la familia Ortega – Murillo.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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