3 de noviembre 2021
El nombramiento de Ramón Uriel Pérez Acuña, como director por Nicaragua ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), significó un gran ascenso para el que hasta hace unos meses, era funcionario del Ministerio de Hacienda, en un cargo crucial para la obtención de recursos públicos para el cuestionado régimen Ortega Murillo.
En junio de 2020, Pérez Acuña asumió la representación de Nicaragua ante el banco regional, después que el Acuerdo Ministerial 06-2020, firmado por el ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta, lo separara del cargo de director general de Crédito Público, que ocupaba desde el 12 de febrero de 2007.
Al publicarse el cambio en La Gaceta 125, del 8 de julio de 2020, el ministro Acosta también nombró a Marlon Antonio Navarrete Mena, para sustituirlo en esa posición.
El nuevo director ante el BCIE, “enseñaba Matemáticas en el Recinto Universitario Carlos Fonseca Amador (Rucfa), de la UNAN-Managua, y entró al Ministerio de Hacienda, en el área de Deuda Interna, cuando el Frente Sandinista volvió al poder. Fue ascendiendo por lealtad partidaria sin tener experiencia financiera o económica. Entre sus subordinados y compañeros tenía fama de buena gente, pero no se le reconocía capacidad”, dijo un economista que lo conoce desde hace muchos años.
Desde su puesto como director general de Crédito Público, Pérez Acuña tuvo la oportunidad de trabajar cerca del ministro Acosta, con lo que pudo ganarse su confianza, todo lo cual fue especialmente útil cuando el titular de Hacienda fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, lo que obligó a Daniel Ortega a retirarle algunas funciones administrativas.
En realidad, Pérez Acuña ya representaba a Nicaragua, desde antes de la sanción a Acosta. “Él asistía a casi todas las reuniones de los organismos internacionales, especialmente a las asambleas de gobernadores cuando no iba el ministro.
De hecho, quien representaba a Nicaragua en casi todas las reuniones del BCIE, era Uriel”, señaló otro economista que conoce cómo es la relación del gabinete económico con los organismos multilaterales.
“Lo que sí sé es que es un buen técnico. Sabe su oficio. A él lo iban a poner como director en vez de Armando Navarrete cuando falleció Silvio Conrado, pero eso hubiera debilitado al Ministerio. Ahora no quedaba otra”, explicó.
Pérdida de influencia
Que Pérez Acuña acudiera a las asambleas del BCIE, desde antes de la sanción contra Acosta, tampoco era un hecho extraordinario, porque ese tipo de reuniones son de bajo perfil para los ministros de Hacienda, al punto que, en ocasiones, solo llegan tres o cuatro propietarios, y el resto manda a un alterno temporal, en vez del gobernador alterno, que generalmente es el presidente del Banco Central.
Otra razón es que muchas veces, las reuniones del BCIE coinciden con las del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y en ese caso, los ministros prefieren ir a las asambleas del BID.
“Por su cargo, Uriel estaba en todas las reuniones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y viajaba con las misiones a Washington desde el principio. Por supuesto, también atendía a las misiones del Fondo, cuando ellos venían a Nicaragua”, explicó.
Este economista refiere que Pérez Acuña “tiene un carácter tranquilo, pausado, de pocas palabras, no es extrovertido, lo cual en el directorio presencial del BCIE no es usual. Generalmente ahí van más políticos. A mi juicio, eso implica que el señorazgo que tenía Nicaragua con Conrado -y que intentó tener Navarrete- no creo que lo logre Pérez, cuando se trate de negociar complejos temas institucionales en el BCIE”.
Al explicar el tema del ‘señorazgo’, relata que “Conrado era el director de más edad, de mayor experiencia en general, y de mayor tiempo consecutivo en el Banco, lo que le daba un liderazgo particular, al punto que, aunque los demás no estuvieran de acuerdo con él, respetaban mucho sus decisiones. Tenía poder de convocar a los otros directores y encabezar o aplacar revueltas entre ellos o contra el presidente del BCIE. Era un líder, un primus inter pares”, explicó.
Apoyo ‘a capa y espada’
Entre 2017 y 2021, el BCIE financió a Nicaragua una cartera de proyectos con un costo de 2287 millones de dólares, a pesar de las críticas sobre la falta de transparencia, democracia, y violaciones a derechos humanos en Nicaragua.
La vida de Pérez Acuña dio un gran salto adelante al asumir el cargo, habida cuenta de los generosos salarios que paga el BCIE a sus funcionarios, incluyendo cobertura de vivienda, vehículos, seguros de salud y de vida, más extensas vacaciones.
Al nuevo director le tocará representar a Nicaragua ante el BCIE en medio de la agudización de la crisis de legitimidad que se inaugura con el nuevo período gubernamental de Daniel Ortega y Rosario Murillo, señalado a nivel nacional e internacional como un régimen dictatorial y antidemocrático, ante la falta de legitimidad de los resultados electorales del 7 de noviembre.
A la par suya, el otro funcionario del Ministerio de Hacienda que representa a la dictadura ante el banco regional, es José Adrián Chavarría Montenegro, que el 29 de mayo de 2020 fue ascendido al cargo de viceministro, desde su antiguo puesto de secretario de Administración Financiera del MHCP, con el fin de efectuar las funciones administrativas que Acosta ya no puede realizar por estar sancionado por el Tesoro de Estados Unidos, como suscribir en nombre del Gobierno los empréstitos otorgados por el BCIE.
Pérez Acuña terminó sus estudios de bachillerato en la ciudad de Estelí, de donde es originario, y luego cursó y obtuvo una licenciatura en Matemáticas en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, entre 1983 y 1987. También sacó un máster en Economía Pública y Desarrollo, en la Universitat de Barcelona.