
8 de abril 2025
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Informe oficial explica cómo la recepción de remesas dinamizó el crecimiento económico; sin el impacto de remesas habría recesión, alertan economistas
Un ciudadano muestra un fajo de billetes de diez y veinte dólares. Foto: Archivo
La economía creció 3.6% en 2024, según el Informe Anual publicado por el Banco Central de Nicaragua (BCN). El documento, que también detalla el comportamiento del crédito, la inflación, las reservas internacionales y las exportaciones, entre otras variables, admite de diversas formas la importancia de las remesas familiares en el dinamismo económico del país.
Si bien la recepción de este tipo de transferencias familiares es una constante en la economía nacional, su crecimiento hasta antes de 2021 era en extremo paulatino. Los datos del BCN muestran que se requirieron nueve años (de 2012 a 2021) para pasar de 1014 a 2147 millones de dólares. En 2022, en apenas un año, las remesas crecieron casi tanto como en esos nueve años anteriores. En 2023 y 2024 siguieron creciendo hasta acumular 4660.1 y 5243.1 millones respectivamente.
El Informe Anual 2024 muestra claramente esa relación entre remesas y PIB: si el crecimiento económico de 4.4% en 2023 (según el dato revisado) ocurrió de la mano de un crecimiento de 44.5% en las remesas recibidas, el de 2024 marca un declive: el 3.6% del PIB fue acompañado de un incremento de solo 12.5% en las remesas.
“El crecimiento y el desarrollo económico de Nicaragua será real cuando dependa menos de las remesas. Nicaragua es altamente dependiente de esas remesas”, señala el economista Marco Aurelio Peña. No es una economía que se desarrolle en virtud de la productividad de sus factores de producción dentro del territorio nacional. La remesa es un dinero generado por nicaragüenses fuera del territorio nacional, en un mercado laboral que no es el nicaragüense”, apuntala.
“El dinamismo económico doméstico del país no crece: el crecimiento ocurre en dependencia del exterior”, aseguró en un artículo de opinión el politólogo Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano. “Sin remesas, la crisis económica perduraría todo este tiempo. Hasta la captación de impuestos provenientes de ingresos de remesas explica sobremanera el gran ingreso de la renta”, añadió.
Aunque es muy pronto para saber qué pasará con la economía nicaragüense en 2025 —según el presidente del Consejo Directivo del BCN, Ovidio Reyes, el PIB podría crecer entre 3.5% y 4.5%— hay un dato que los economistas están observando con interés: al cierre del mes de febrero, las remesas habían crecido en 168 millones de dólares, con un acumulado de 909 millones. Eso es 22.6% más que los 741 millones acumulados al cierre de febrero de 2024.
Sin un flujo incremental de remesas familiares, el crecimiento habría sido menor. La diferencia es qué tanto menor: el PIB habría crecido solo 1%, según Orozco. El PIB habría crecido un punto menos de lo que calcula el BCN, según Peña.
“Un dólar de las remesas desde 2018 al presente, aumentó el ingreso en $1.18. De hecho, si la migración no hubiera ocurrido, ceteris paribus, y las remesas solo crecieran 8% anual, el ingreso per cápita sería de USD 2900 y no de USD 4000, (y) el crecimiento económico anual hubiera sido de 1%. El crecimiento en el consumo privado y la economía ocurre con las remesas”, aseveró Orozco.
“Estaríamos hablando de un nivel más bajo de demanda agregada, y por tanto un crecimiento desacelerado. Si Nicaragua —según cifras oficiales— crece al 3.5%, entonces podría estar creciendo apenas al 3.0% o al 2.5%”, subraya por su parte el economista.
Argumenta que habría un crecimiento desacelerado, porque “los migrantes sostienen casi un tercio del ingreso nacional, o sea que aportan un tercio a ese crecimiento. Sin las remesas monetarias, como no habría tanta capacidad de compra, empeoraría la brecha de desigualdad social y habría muchas más personas en situación de vulnerabilidad económica”, complementó.
Al ampliar este punto de vista, advierte que sería más bajo y que, “sin duda alguna habría una contracción”. Esa disminución en el consumo nacional se traduciría en menos productos vendidos porque la oferta empresarial tendría que contraerse hasta alcanzar esos niveles inferiores.
Esto pasaría si dejaran de ingresar al país esas ingentes cantidades de dinero (15 275 millones de dólares en el acumulado de los últimos cuatro años) “que se destina principalmente al consumo, a la compra de las provisiones, al pago de colegiaturas, y dinamizar el comercio en general, sea en los mercados populares, o comprando la ración diaria de frijoles cocidos en la comunidad. Todo eso se reduciría y por tanto, se contraerían el consumo y de oferta empresarial”, reiteró.
“No hay duda que la frágil economía de Nicaragua entraría en recesión si se perdiera más de un cuarto de su producto interno bruto, ya que no habría una manera real de sustituirlo a corto o mediano plazo”, dijo desde el extranjero, un economista que pidió mantener su anonimato para proteger a su familia en Nicaragua.
Explica que, además de su impacto neto, las remesas tienen un efecto multiplicador en la economía de Nicaragua, que depende en mucho del comercio y consumo de servicios. “Esas actividades solamente son posibles gracias a la inyección económica que representan las remesas, y mantienen a flote a una economía que tiene cada vez menos inversión privada y capital humano”, añadió.
Al tratar de explicar el crecimiento de 3.6% marcado en 2024, el BCN asevera que “durante 2024, la economía nicaragüense continuó consolidándose en una senda de expansión sostenida. Las medidas de políticas macroeconómicas implementadas contribuyeron a la estabilidad de precios, del mercado laboral, y monetario, y financiero, lo que reforzó la confianza de los agentes económicos y fortaleció la resiliencia del país frente a choques externos”.
Añade que “el mercado laboral reflejó una baja tasa de desempleo (3.1% promedio anual), con aumento del empleo formal y de los salarios reales”. Sustentan esas aseveraciones con el hecho que el número de afiliados al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) aumentó en 10 459 personas (1.3%) en 2024. Si el número de asegurados superó los 802 000 fue “principalmente por incrementos en los sectores de servicios (destacando comercio y sector financiero) e industria”.
En materia de deuda pública, se señala cómo su saldo se redujo en cinco puntos porcentuales, al pasar de 56.7% a 51.7% del PIB entre 2023 y 2024. Eso, pese a que el saldo total ascendió a 10 174 millones de dólares lo que supera en 82 millones los 10 092 millones acumulados en 2023.
En materia de comercio exterior, se detalla que las exportaciones totales crecieron 2.3%, “impulsadas por las exportaciones de mercancías (3.9%) y de zona franca (0.4%)”. Por su parte, las importaciones aumentaron 7.8%, “principalmente por la mayor demanda de bienes de consumo, intermedios y capital”.
En paralelo, admite que “la factura petrolera disminuyó debido a menores precios, ya que el volumen creció por el dinamismo económico”. A pesar de esa admisión, desde 2021 los precios de los combustibles están congelados en la parte alta de la banda de precios, lo que representa una sangría para los conductores.
Finalmente, al detallar en qué se basan para pronosticar que la tasa de cambio con respecto al dólar estadounidense se mantendrá en 36.62 córdobas por uno, señalan que “la coordinación con la política monetaria y fiscal se reflejó en el fortalecimiento de las reservas internacionales brutas (RIB), la cuales cerraron 2024 en 6105.1 millones de dólares (aumento de USD 658.1 millones)”. Eso permite una cobertura de 2.9 veces la base monetaria y 8 meses de importaciones, en línea con algunas de las metas principales en materia de estabilidad macroeconómica.
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Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.
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