
25 de agosto 2020
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Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano: Habría cambio de estilo,“pero no veo que Biden ‘suavizaría’ sanciones” a Venezuela y Nicaragua
Michael Shifter
Una eventual victoria demócrata en las elecciones del tres de noviembre en Estados Unidos, plantearía un enorme desafío al exvicepresidente y actual candidato presidencial Joe Biden, al tener que “concentrarse en la política doméstica como nunca”, para enfrentar la crisis económica, la pandemia del coronavirus, y reconstruir las instituciones democráticas erosionadas por la Administración de Donald Trump.
Este es el pronóstico de Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, quien esperaría algunos cambios en la relación de los demócratas con una América Latina debilitada económicamente, fragmentada y sin liderazgo, en temas de democracia, medioambiente y derechos humanos.
Sin embargo, “Joe Biden no es un blando”, advierte Shifter, “los demócratas no tienen ninguna ilusión con dictaduras como Nicaragua o Venezuela”, y las sanciones impuestas a estos regímenes “no se van a suavizar”, a menos que haya cambios democráticos.
Este es un fragmento de la entrevista que brindó Michael Shifter, uno de los principales expertos sobre América Latina en Washington, al programa televisivo Esta Semana, que se divulga por YouTube, para vencer la censura televisiva.
Todo está en juego, Bernie Sanders lo dijo muy bien: la economía está en juego, la democracia, y el planeta están en juego. Entonces, realmente hay un reconocimiento que lo urgente es cambiar la Administración. El presidente (Barack) Obama hizo un discurso muy poderoso, muy fuerte, y tiene un partido, por el momento, que parece unido, que han cerrado las brechas, todo en función, con objetivo compartido, de derrotar a Trump en noviembre. Ahora tiene la ventaja en las encuestas, pero faltan más de setenta días, y en este mundo tan acelerado muchas cosas pueden pasar.
En todos, Biden tiene una ventaja importante, no en Texas, pero en Florida, en Michigan, en Wisconsin, Pennsylvania, Arizona, tiene ventaja de entre tres y seis puntos. Pero se espera que esa brecha se va a poner un poco más estrecha en la medida que se acercan las elecciones, siempre pasa así. No pueden ser complacientes, una cosa que aprendió Hillary Clinton hace cuatro años, es que no puedes estar tranquilo, y tienes que conseguir todos los votos. No me sorprendería para nada si este margen se va estrechando en la medida que se acerca el tres de noviembre.
Las encuestas demuestran claramente que hay un enorme rechazo y desaprobación del manejo del presidente Trump con el virus, es abrumador, solamente un 35% o 40% están a favor, el resto está en contra, y creo que es su gran debilidad, más de cinco millones de infectados, unos 70 000 muertos; yo creo que ha sido un costo enorme, no necesario, y mucha gente echa la culpa al presidente Trump, porque no se interesa, no escucha a los científicos, no hace caso a los expertos en todo esto; y la economía, que está muy mal, producto de ese mal manejo de la pandemia. Y no se puede corregir o mejorar la economía si realmente no toman medidas, una estrategia nacional con respecto a la pandemia.
Es cierto que en algunas encuestas la fortaleza de Trump es que tiene buenos puntos para manejar la economía, porque antes de la pandemia esto (se) le reconoce, porque la economía iba más o menos bien. Entonces es importante que Biden demuestre que tiene un plan económico bien pensado, coherente para atacar los problemas en el país.
Totalmente inédito. Nunca hemos escuchado esto de ningún candidato, de ningún partido en toda la historia de Estados Unidos, lo que ha dicho Trump ha obligado el presidente Obama ir a Filadelfia, el corazón de la Constitución de los Estados Unidos, para subrayar lo preocupante, urgente, que es tener un presidente que dice vamos a ver si acepta o no los resultados de las elecciones. Eso va en contra de todos los principios y valores de democracia en Estados Unidos. Mucha gente piensa, y yo comparto esto, que Trump va a hacer todo lo que puede hacer para ganar. Preocupa si va a haber fraude o, por lo menos juicios que en las Cortes demoran mucho, con el presidente Trump utilizando todos los instrumentos a su disponibilidad para complicar todo ese proceso. Y por eso en la convención ha sido un mensaje muy fuerte que no solamente tiene que ganar, sino hay que ganar por mucho, porque márgenes muy amplios hacen más difícil al presidente Trump para robar la elección.
Sí, (nos) estamos ‘latinoamericanizando’ muy rápido aquí en los Estados Unidos. Eso terminó nuestro proceso (de) ‘latinoamericanización’. Justamente, Trump es muy parecido a muchas figuras políticas que todos conocemos en América Latina, que juegan esto. Mucha gente en América Latina está convencida todavía que Trump va a ser reelegido, porque reconocen ese tipo de personaje, y ese tipo de líder, y dicen, bueno, eso pasa en América Latina, va a pasar en Estados Unidos, y Trump tiene muchos aspectos muy parecidos a populistas en América latina.
Creo que habrá un cambio de tono, estilo, concepción. Hay muchas cosas que va a hacer Biden, sobre el tema migratorio, sobre todo el tema de Cuba, volver un poco a las políticas de Obama, creo que eso es importante para América Latina, y lo puede hacer sin nada en el Congreso. Obviamente, si gana el Senado también, que es muy posible, pueden hacer otras medidas, de una reforma migratoria, tal vez, que sería muy difícil si los republicanos mantienen el control, pero si cambia, puede hacerlo.
Hay que reconocer que la región está muy mal económicamente, en términos de esta pandemia, está muy fragmentada, no hay liderazgo, y Estados Unidos también está muy mal. Esto quiere decir que no se debería esperar grandes iniciativas, transformaciones en la política exterior. Biden va a tener que concentrarse en la política doméstica como nunca, porque la situación es muy grave aquí, y hay mucha gente que no tiene trabajo y está en muy mala condición.
Sin embargo, creo que hay cosas significativas con el cambio, para mi concepto sería mejor no aplicar la mentalidad de doctrina Monroe, tener una política mucho más amplia y compleja que la troika de tiranía de Venezuela, Cuba y Nicaragua; volver a la preocupación de derechos humanos y democracia; yo creo que en el caso, como con relación a Brasil, con Bolsonaro, habría diferencias importantes; el tema del medioambiente, que ha sido ausente en la Administración Trump, va a volver con fuerza, habrá una gran prioridad de la Administración Biden.
A mí me parece que no, yo no veo esto. Yo creo que Joe Biden no es blando en estos temas, tanto en Nicaragua como Venezuela. Yo lo veo muy duro contra Maduro, no tiene ilusión que este es un tipo que se puede trabajar, no es un demócrata. Yo creo que el Partido Demócrata en esto ha cambiado, con una posición mucho más dura con respecto a Ortega, con respecto a Maduro. Entonces yo no espero gran apertura si llega Biden a presidente con respecto a Nicaragua.
Yo creo que en el caso de Venezuela las sanciones no se van a suavizar si no hay cambios importantes, o sea, si no suelta a los presos políticos, o sea va a haber condiciones. Yo no veo que Biden llegue a la Presidencia y va a suavizar las sanciones.
Tampoco, tampoco. Esto mandaría una señal de debilidad, y creo que no hay ilusión de lo que significa la dictadura en Nicaragua, lo que significa la dictadura en Venezuela. Entonces yo no veo en ningún caso que se van a suavizar las sanciones. Puede haber otro enfoque o más atención a esfuerzos diplomáticos, combinado con sanciones, porque creo que una de las críticas, válidas a mi juicio, contra la Administración Trump es que le encantan sanciones, castigos, aranceles, pero no le encanta tanto la diplomacia muy sostenida y muy eficaz, y creo que para tener resultados hay que cambiar, hay que combinar ambos instrumentos y enfoques.
El nombramiento de Mauricio Claver-Carone profundiza la polarización en América Latina y por eso es muy preocupante. Tiene países como Colombia y Brasil, los más cercanos a la administración Trump, apoyándolo, algunos países más, centroamericanos, y otros; y luego tiene Argentina y México, ahora Chile también, y Costa Rica que están en contra. Me parece que esto es razón para postergar (la elección), porque lo último que necesita la región en este momento, dada la gravedad de la crisis, y el papel que juega el Banco Interamericano de Desarrollo, es una región más dividida, y el candidato de Trump es una figura polarizante de línea dura, ha tenido un enfoque sobre Cuba y Venezuela sobre todo, y el resto no conoce la región muy bien; no puede comparar su calificación con los cuatro presidentes anteriores, que todos fueron ministros, y tienen otra experiencia regional.
Entonces, es una situación muy complicada, y sobre todo, si gana Biden, va a tener un presidente el Banco Interamericano de la Administración Trump, un ideólogo de la administración Trump, un halcón fuerte, y tiene que lidiar con una Administración totalmente diferente, que es lo contrario de Trump. No sé si esto es viable, no sé si va a funcionar. Entonces, me parece que buscar una manera de postergarlo después del 3 de noviembre sería la solución más sensata. No sé si eso va a pasar. Claver-Carone y Estados Unidos han presionado mucho, está haciendo su propia campaña para este cargo, y, obviamente, hay muchos Gobiernos que no quieren enfrentarse o no quieren oponerse a su candidatura. Pero faltan algunas semanas para ver si se puede buscar otra solución.
El Secretario General (Luis Almagro) ha sido muy enfocado sobre el tema de Venezuela, sobre todo, la región está muy dividida, y eso se expresa en la OEA también, ojalá que se puedan unificar esfuerzos y tener una posición más clara con respecto a Nicaragua. Hay un grupo de trabajo en la OEA sobre Nicaragua, está trabajando, pero no sé hasta qué punto realmente hay el liderazgo suficiente para aprobar, para activar la Carta Democrática con respecto Nicaragua. Eso puede cambiar, pero en este momento no lo veo.
Ha hecho mucho daño. Y creo que el impacto es que América Latina va a ser mucho más cautelosa tratando con Estados Unidos en el futuro, ya no es un socio confiable. Biden creo que va a ser distinto, pero ¿quién viene después? Entonces, no se puede dar por sentado que esta relación va a ser positiva, pero esto ha mostrado a América Latina, a mi juicio, que es muy importante tener y fortalecer otras alianzas en el mundo, más allá de Estados Unidos.
(Sin Trump) el país va a seguir polarizado, va a seguir con una tendencia más nacionalista; muy (antiglobalizado).
Más allá de qué puede significar Biden como persona y Kamala Harris como persona, las condiciones del país no van a cambiar de un día para otro; y creo que la lección para América Latina es que hay que tener estrategias mucho más diversificadas, otros socios, y no contar que Estados Unidos será un socio confiable.
Hay mucho daño, también va a dejar su herencia en el país. Bueno, herencia inmediata de la economía y la pandemia, el costo enorme de su pésimo manejo de la pandemia; pero, más allá, un poco la erosión de normas, de instituciones democráticas. Parte de la tarea de Biden, más allá de cualquier política hacia Nicaragua, o América Latina, o el resto del mundo, va a ser reconstruir un proceso de toma de decisiones: el Departamento de Estado está muy golpeado; otras agencias también están muy golpeadas, hay gente en esos cargos que no son competentes o son ideólogos, o no hay gente, o están vacíos los cargos. Entonces, la primera tarea de una nueva Administración es reconstruir los mecanismos y procesos de toma de decisiones. No va ser fácil, va a tomar tiempo.
Esa erosión de las normas democráticas, creo que mucha gente subestimó el impacto que podrían tener las políticas de Trump, incluyendo al presidente Obama. Creo que el presidente Obama, hasta él, creo que reconoce que él pensó que no iba a ser tan catastrófica la gestión del presidente Trump, pero creo que se dio cuenta que sí ha sido realmente un desastre, y por eso salió con ese discurso en la convención. Entonces, tomará tiempo de reparar, pero esa es la tarea urgente, tanto en el frente doméstico como en el frente de alianzas internacionales, que han sido bastante debilitados en los últimos cuatro años.
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Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.
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