PUBLICIDAD 1M

Habla exsecretaria política FSLN en el Banco Central

El 19 de abril, en una reunión de emergencia el parque japonés, Fidel Moreno "bajó" la orden terminante de Murillo: “Vamos con todo”

Ligia Gómez

19 de noviembre 2018

AA
Share

El pasado 27 de septiembre, cuatro ciudadanos nicaragüenses --Julio Martínez Ellsberg, George Henríquez, Manuel Orozco, y Ligia Gómez--, comparecieron ante la Comisión Tom Lantos de Derechos Humanos del Congreso de Estados Unidos, en una audiencia presidida en Washington por el representante James P. McGovern, demócrata por Massachusetts.

En su testimonio escrito, divulgado por primera vez este jueves, la economista Ligia Gómez, exgerente de Investigaciones Económicas del Banco Central, revela que durante cuatro años fungió como secretaria política del Consejo de Liderazgo Sandinista en esa institución del Estado, recibiendo las órdenes de Rosario Murillo a través de Fidel Moreno y del presidente del BCN, Ovidio Reyes


Experta en temas de pobreza rural y medio ambiente, Gómez es licenciada de la UNAN Managua, con una maestría en la UCA, y cuenta con un doctorado en economía en la Universidad de Córdova en España.

En esta entrevista realizada desde Estados Unidos, vía Skype, la exsecretaria del FSLN en el BCN amplía su testimonio con documentos e información de primera mano, y explica cómo reaccionó la maquinaria Estado-Partido-Familia, bajo el mando de Rosario Murillo, durante los primeros días de la rebelión de abril.

En una reunión de emergencia realizada el 19 de abril en el auditorio del parque japonés, Fidel Moreno –secretario de organización del FSLN y señalado como el jefe de las bandas paramilitares-- "bajó" la orden terminante de Murillo a todos los secretarios políticos: “Vamos con todo”, sentenció.

Ese día en Managua murieron las primeras tres personas, como resultado de una violenta represión policial y paramilitar, y cinco días después, cuando Gómez renunció a su cargo como secretaria política del BCN, tras incumplir las órdenes de Fidel Moreno y Ovidio Reyes, el saldo de muertos ya superaba las veinte víctimas.

Gómez describe el dilema ético moral que enfrentó, como funcionaria del Gobierno y del partido FSLN, durante la masacre: “Por tener un salario, no puede uno apoyar algo que pasó de los límites humanos, o sea, masacrar jóvenes a como se ha masacrado, torturar, y encarcelar personas solo por manifestarse, es algo que uno no puede apoyar. Entonces, mis hijas ¿qué ejemplo les iba a dar? Prefiero estar pasando dificultades que estar apoyando lo que estaba sucediendo.”

Ligia, ¿por qué decidiste brindar este testimonio ante el Congreso de Estados Unidos? ¿Qué relevancia tiene tu palabra como exfuncionaria pública y como exsecretaria política del FSLN en el Banco Central?

Bueno, tres cosas fundamentales: una, poder traer la realidad del país expuesta por una persona que, como yo, estaba involucrada directamente en la gestión política dentro de las instituciones del Estado y que puede decir cómo funciona el aparato, y cómo se está dando todo este proceso que Nicaragua está sufriendo. Entonces, mi mayor interés es tener una incidencia política en tomadores de decisión que nos ayuden a destrabar la situación que vive el país. La otra razón es que me siento en deuda por haber participado apoyando al Gobierno, me siento en deuda con los jóvenes que han sido asesinados y con los presos políticos que están actualmente, y me siento obligada a hacer algo para lograr lo que todos queremos, justicia y democracia y tener un futuro para nuestros hijos.

El partido al mando del BCN

Ligia Gómez, un 19 de julio, con el presidente del BCN, Ovidio Reyes, y el secretario del sindicato de la institución. Foto: Cortesía

Vos fuiste secretaria política del FSLN en el Comité Liderazgo Sandinista del Banco durante cuatro años. ¿De quién recibías órdenes, y qué mandato tenías en el Banco Central como secretaria política?

Como secretaria política las órdenes las recibimos directamente de Fidel Moreno, pero son aprobadas y autorizadas por la autoridad superior que es, en este caso, Ovidio Reyes. El trabajo del secretario político consiste en movilizar a los empleados en función de las tareas partidarias, transmitir las orientaciones que recibíamos de Fidel Moreno y que venían de Rosario Murillo, porque prácticamente se leían en las reuniones o nos llegaban a nivel de circulares, y la otra de garantizar la logística de estas actividades.

Esas actividades de movilización partidarias de los empleados públicos ¿son de carácter voluntario o tienen alguna remuneración económica?

Son voluntarias, pero sí tienen una remuneración económica. En el caso de cada participación se entrega 400 córdobas por participación, pero eso se va acumulando y se hace un reporte a mitad de año y al final de año, se entrega dos veces al año un bono por concepto de participación en actividades de proyección social del Banco Central.

¿Esa es una política específica del Banco, es general del Estado, o cada institución pública decide cómo remunerar la actividad partidaria?

Cada institución pública decide como remunerar, pero el Banco Central tiene una situación especial comparada con otras instituciones debido a que tiene el señoriaje y otras fuentes de ingresos propias, y tiene una partida autorizada por la Junta Directiva para bonos de desempeño productivo, que se usan incentivar la actividad política.

¿Los empleados públicos también participan en actividades electorales partidarias?

Sí. Todo el andamiaje del Estado se vuelca a trabajar en las elecciones, y antes de cada elección hay reuniones con Gustavo Porras, como presidente de la Asamblea Nacional y con Lumberto Campbell del Consejo Supremo Electoral, y ellos nos explicaban a los secretarios políticos qué era lo que teníamos que hacer, en garantizar la participación de todos los empleados del Estado en las votaciones, y movilizar con camionetas y garantizando toda la logística de los centros de votación

¿Puede saber el Gobierno si un empleado público vota o no por el Frente Sandinista?

En esa reunión nos demostraron que sí. Entraron a la página del Consejo, pidieron una cédula, y demostraron si ese secretario político que entregó su cédula había participado en las anteriores elecciones y si había participado en las verificaciones, de manera que ellos nos dijeron de que teníamos que trasmitir a todos los trabajadores que habían maneras de poder controlar que se participaba o no se participaba en las elecciones, y sí, había una gran insistencia a tal punto que después de cada elección Ovidio Reyes pedía una lista de los que no andaban el dedo manchado.

¿Cómo afectan las decisiones técnicas del Banco Central, la existencia de un aparato partidario que funciona de manera vertical, subordinado al presidente de la principal institución económica del país?

En el caso de las funciones del presidente del Banco Central, de una institución con una importancia clave en la vida económica del país, lo que vemos es que él tiene un nivel de alineamiento político muy fuerte, él dedica mucho de su tiempo a trabajar en funciones de dirección de otras instituciones del Estado que no son el Banco Central.

La otra implicancia es que hay un filtro bien fuerte en lo que se publica, si el dato no es conveniente, no se publica, simplemente, se bloquea. Entonces, todo eso hace, además, que exista un trabajo con los técnicos muy controlado. Los técnicos no pueden opinar libremente, tienen que esperar qué es la orientación del presidente da para proceder a seguir con una propuesta de “X” o “Y” trabajo, porque no puede uno tomar iniciativas que ellos consideren fuera de lo orientado. Entonces, por supuesto que esto coacciona el desarrollo institucional y merma las funciones de una institución tan importante como la del Banco Central.

Por ejemplo, las estadísticas que presente el INIDE sobre la reducción dramática en los índices de pobreza, que aparecen avaladas por el presidente del Banco Central ¿son confiables?

El problema es que estás trabajando con datos totalmente desactualizados, tenés una institución desarticulada, descabezada, medio atendida, con un censo demasiado viejo, fuera de lo que normalmente podría ser un marco muestral confiable, y con unas metodologías que no han sido actualizadas en mucho tiempo, con productos de la canasta básica que no necesariamente son los que deberían de estar.

Lo que yo sí sé es que ni nosotros, como investigadores, teníamos acceso a las encuestas de medición de vida desde el 2014, la que se hizo en 2016 no nos dejaron tener acceso en absoluto, y estoy técnicamente clara de que el marco muestral ya está totalmente desfasado.

Y sin embargo, a pesar de esas discrepancias, hasta antes del 18 abril vos, y posiblemente muchos otros técnicos y funcionarios del Banco Central y del Estado, apoyaban la gestión del Gobierno. ¿Este era un apoyo personal al comandante Ortega, al partido Frente Sandinista, o una oportunidad de mantener un trabajo?

Para mí es una mezcla de todo. Por un lado era la única vez que un Gobierno me había invitado a poder ejercer funciones de elaboración de notas de política, cuando 17 años he pasado siendo investigadora en la Universidad, donde evalué políticas públicas, y me invitaron a poder contribuir a los Objetivos de Desarrollo del Milenio con un equipo formado por diferentes ministerios y apoyado por Naciones Unidas, entonces me pareció fantástico.

Por otro lado, a nivel político, a pesar que yo ya no estaba activa en la política desde que ejercía mis funciones como investigadora, sí tuve una formación política desde pequeña, desde que mi mamá se fue al exilio en el 78, y después crecí con la ANS (Asociación de Niños Sandinistas), la Juventud Sandinista, cortes de café, Federación de Estudiantes de Secundaria (FES), estuve con “Baquita”, con muchos compañeros. Entonces yo he creído un proyecto social y considero que participar no debería de ser algo que avergüence, porque debería de ser algo que todos deberíamos de hacer. Desgraciadamente, el partido ya no es lo que nosotros pensábamos que era, y desde que estoy de secretaria política nunca me invitaron a ningún Congreso, la gente que va a los congresos y a las actividades son escogidas y solo son jóvenes, ya la gente como yo es considerada de descarte y solo debemos de cumplir órdenes y punto, si no, somos los indisciplinados.

Después del 18 de abril: “Vamos con todo”

Ligia Gómez

En el Congreso de Estados Unidos, el día de la audiencia donde se presentó su testimonio. Foto: Cortesía

En tu testimonio ante el Comité de Derechos Humanos del Congreso de Estados Unidos, vos decís que el 18 de abril pasaste por el Camino de Oriente y viste cuando los protestantes se empezaban a reunir ¿fuiste testigo de la represión?

Es que yo vivo cerca, entonces pasé comprando helados POPS para mis hijas, y estaban comiendo POPS los jóvenes que estaban para protestar, no eran muchos, eran pocos, y mi susto fue que llegando a la casa ya los estaban golpeando, entonces, no miré la golpiza, pero fue todo en el mismo momento, me dio un gran susto, y luego de eso aumentó la tensión de ese momento.

El presidente del Banco Central me llama preguntando que qué es lo que está sucediendo, yo le digo, --la gente protestó por esto, pero la represión que hubo, la reacción fue desmedida, por favor hable con ellos porque a usted lo escuchan, tiene una posición donde lo pueden escuchar. Entonces él solo insistió en decirme, --¿qué orientaciones recibiste de Fidel Moreno? Y la orientación que recibimos de él, en la reunión que hubo al día siguiente fue –vamos con todo, no vamos a dejar que nos roben la revolución-, y el vamos con todo, es vamos con todo, verdad. Entonces, él dijo -bueno, aquí no hay nada que discutir, yo no tengo nada que decir, hay que cumplir--, y que las personas que estuvieran opinando en contra de lo que estaba sucediendo, del Gobierno, que hiciéramos lista y se la pasáramos porque él podía trabajar con menos personas sin problema.

¿Y vos le pasaste alguna lista de personas del banco que no apoyaban la represión?

No, no se la pasé, y hubiera sido la primera en la lista, por supuesto. Y en ese momento ya empezó mi dilema ético moral, de una cosa es apoyar actividades que vas a ir casa por casa, hacer trabajo (de salud) por los mosquitos, que aunque es muy clientelar el trabajo, pero no lo considera un trabajo moralmente que iba en contra de mis principios, y lo otro, entonces al darse ya este momento de la represión, yo sí ya tuve un límite de lo que podía permitir o no.

Esa reunión de emergencia que mencionás con Fidel Moreno, el día después, el 19 abril, ¿dónde se lleva a cabo, y quiénes más están presentes?

La primera fue en el (auditorio del) parque japonés y la segunda fue en el (auditorio de la alcaldía de Managua) Miguel Larreynaga. Ya en la segunda reunión estuvo (el magistrado vicepresidente del CSE) Lumberto Campbell, y nos mostraron un video donde decían que nos estaban demostrando que todo lo que estamos viendo era montaje, que eso no existía, que le dijéramos a nuestras familias y a todos los trabajadores que no vieran más que los canales oficiales, que todo lo que estábamos viendo era puro teatro. Y Lumberto Campbell, que nos estaba pidiendo que hiciéramos eso, dijo que hasta a su esposa él estaba pidiendo que dejara de ver eso, porque lo tenía loco con las preguntas que le hacía, y le dijo: –bueno, ¿nos vas a creer a nosotros o qué?

Pusieron frente a nosotros a gente que antes no llegaba a las reuniones, los que dirigieron el ataque a #OCUPAINSS (junio 2013), que los conozco solo de cara, ya estaban de frente y estaban observando las caras que hacíamos los secretarios políticos al mirar los videos que no estaban pasando.

Esa segunda reunión es después del fin de semana del 21 y 22 de abril, o sea el lunes 23, cuando se hizo la primera gran marcha multitudinaria pacífica en Managua hacia la Upoli. ¿Para la estructura partidaria que se reúne, los 20 muertos que en ese momento y esa marcha pacífica, representan una rebelión armada contra el Gobierno, o una masacre contra la población?

Lo primero que se da es un alineamiento, o sea primero se recibe lo que debés de aceptar como respuesta. Y la respuesta llega de la reunión que hace Rosario Murillo con los ministros y llega después Ovidio Reyes y repite. ¿Y cuál fue el argumento? El argumento fue: aquí no pasa nada, el poder está totalmente seguro, ustedes estén tranquilos, aquí solamente se dio un pequeño error, de haber tocado algunos jóvenes y algunos ancianos, ya sabemos que eso no se debe de hacer, y la oposición está totalmente dividida, no existe ninguna oposición, nadie tiene un Daniel Ortega como tenemos nosotros, así que el poder va para largo. Entonces, eso díganle a la gente, que todo el mundo esté en paz, tranquilo, que no pasa nada. Es más, en las reuniones de gerencia ya había un apoyo abierto de Ovidio a la represión, tal que nos decía: -si alguien va a una marcha, o convoca una marcha, sabe que está invitando a matar. Pero, ¿por qué tienen que atacar una marcha? O sea, por qué decir que vas a invitar a una marcha es aceptar que tienen que haber muertos. No tiene sentido, verdad. Entonces era parte de ese problema ético y moral que vivimos, y creo que no solo yo, probablemente muchos compañeros que estén dentro todavía.

La fallida toma de Managua el 20 de abril

Ligia Gómez

Ligia Gómez es exgerente de Investigaciones Económicas del BCN. Foto: Cortesía

Hay un correo electrónico fechado el día viernes 20, en el que la jefatura nacional del FSLN, a cargo de Rosario Murillo ordena que se tomen por tiempo indefinido 61 puntos emblemáticos de Managua, es decir en todos los distritos de la capital, sin embargo, ese día lo que se vio en Managua fue una rebelión espontánea de la población. En ese momento, ¿las estructuras del FSLN no podían tomarse esos 60 puntos?

Sí. Tratamos de hacerlo, yo trate de cumplir, a nosotros nos ubicaron en la suburbana

Cuando decís nosotros, ¿a quién te referís?

Es el CLS, el Consejo de Liderazgo Sandinista. Entonces en el Banco Central hicimos un rol donde íbamos a ir un grupo desde el viernes, otro grupo el sábado, otro grupo el domingo, eran dos grupos por día porque eran 24 horas. Pusimos toldos, pusimos sonido, pero, en lo que yo dejo a la gente y subo, yo paso por los barrios de arriba porque llevé a una compañera de trabajo a su casa, entonces entré a los barrios que están cerca de la Upoli, y miré que eso era una insurrección, yo lo miré con mis propios ojos, me costó un montón regresar a mi casa, estaba la gente con cazuelas en la calle, o sea yo me sentía en el 78 yo viví eso, estaba pequeña, tenía ocho años pero me acuerdo perfectamente de todo. Entonces yo llamé a la gente y les dije: --váyanse a su casa. Y el sábado y el domingo yo no cumplí con la orden, los desmonté totalmente, y fue mi primer acto de indisciplina, así fue catalogado por el presidente, que yo cometí indisciplina.

Según tu testimonio, presentaste la renuncia como secretaria política el miércoles 25 de abril ¿Qué pasó ese día?

Yo iba para el trabajo y estaba todo bloqueado, me costaba un montón porque en la Unan no se podía pasar, no podía entrar a Managua, entonces me llama una joven que se llama Blanca García, que es el nexo entre Fidel Moreno y las instituciones, y me dice que nos toca el último turno, el de las seis de la tarde, que teníamos que ir a la Hugo Chávez. Entonces yo le dije a ella: --yo miro que esto está muy peligroso, ¿para qué exponer a las personas de llegar ahí? Es más, en la reunión anterior ya nos habían dicho: – si los atacan, filmen, porque solo salen que son ellos los atacados, si los atacan a ustedes, fílmense. Yo no quería vivir una situación donde yo soy responsable de estar movilizando gente que va a ser atacada, y me dicen que además filme. Entonces ya me empezó hasta la duda de que los iban a atacar. Entonces yo le dije: --mirá, el Banco Central no va a mandar gente. Fue mi decisión y después se la comuniqué al presidente (Ovidio Reyes), y le dije: --mire presidente, yo dije que no iba a mandar a gente. Entonces el presidente me dijo: --No. Tenés que cumplir. Hay que cumplir. Y yo le dije: --No, yo no voy a cumplir porque no me voy a llevar en mi conciencia si le pasa algo a algún trabajador que yo estoy mandando. Entonces yo le digo: --si quiere quíteme del cargo, pero yo no lo voy a cumplir.

Entonces él inmediatamente llamó una reunión, les dijo que yo me había rajado, y que dejaba de ser secretaria política. Desde ese día nunca más me volvió a hablar. Yo desaparecí, me quitaron el teléfono, me bloquearon todos los correos electrónicos, me bloquearon el trabajo técnico, inmediatamente, o sea la vida cambió totalmente en el mismo momento.

Renuncia, despido y amenazas

Te aceptaron tu renuncia como secretaria política, pero no renunciaste a tu cargo técnico. ¿Se podía separar una cosa de la otra? Cómo reaccionó la gente con vos, ¿hubo solidaridad porque estabas protegiendo que no fueran expuestos al peligro, o tomaron alguna represalia?

Bueno, la verdad es que yo deje de ir al comedor porque la gente dejó de hablarme, algunos porque si me saludaban era como que me apoyaban y no querían que eso se viera, porque si me apoyaban era peligroso, y otros porque me consideraban traidora, porque eran organizados, entonces yo era la que había traicionado a ellos, según lo que se había planteado. Entonces empecé a sufrir una marginación fuerte y un bloqueo al trabajo técnico también. Seguí yendo a las reuniones de gerencia, pero no me tomaban en cuenta absolutamente para nada, es más, las órdenes que llegaban para mi gerencia ya la canalizaban a través de otro gerente que tenía mi mismo nivel, ni siquiera era con mi jefe inmediato.

En tu testimonio ante el Congreso decís que el 17 julio recibiste una carta de despido, pero que al final aceptaron tu renuncia.

La verdad es que la gerente de recursos humanos me llamó diciendo que el presidente del Banco Central había ordenado en ese día que procediera a cancelar mi contrato de trabajadora permanente del Banco Central. Yo le pedí que me dijera cuál era el motivo. Me dijo que él decía que yo era un cargo de confianza. Y yo le digo: --pero yo soy gerente de investigación, es un trabajo técnico, no tengo nada que ver con cargo de confianza en ese sentido. Pero, me dijo, --bueno, pero esa es la decisión de él. Y yo te sugiero, que agarrés la opción de una renuncia inmediata. Entonces, ella me dijo que si yo no agarraba eso, yo perdía todas las prestaciones que tenía de ley. Entonces me acogí a presentar la renuncia inmediata y me fui inmediatamente, desde ese día no volví a poner un pie en el Banco Central.

¿Por qué decidiste dejar el país con tu familia? Ya habías salido del Banco, ya habías salido el Frente Sandinista, ¿por qué decidiste emigrar?

Porque no hubo de otra. O sea, empecé a recibir, por diferentes vías, amenazas de traidora, --eras una MRS infiltrada, el comandante se queda y vos pensaste que se iba, hiciste malas cuentas. Y a mí me daba miedo andar con las niñas en la calle, ya no salíamos en el vehículo juntas. Donde yo vivo tenemos cámaras, entonces (hubo) tres ataques feos al lugar donde yo vivo, hasta tiraron balas. Todo eso sumado era muy riesgoso, más si yo quería dar mi contribución haciendo esta denuncia ante el Congreso de los Estados Unidos para que esto no vuelva a suceder en Nicaragua, porque si no asumimos la responsabilidad que nos toca, esto va a seguir pasando, y no podemos seguir así.

Ligia, alguna gente que leerá tu testimonio podría señalarte como cómplice del régimen por muchos años, otros lo van a celebrar como una decisión ética y valiente, y algunos partidarios del régimen, como has dicho, te acusan de traición. ¿Cómo te sientes después de brindar este testimonio?

La verdad es que son dos sentimientos: uno, me siento liberada porque soy yo, y puedo decir lo que siento, pienso, y puedo responder a mi compromiso con la sociedad. Estudié y me preparé, y toda mi vida la he dedicado a trabajar en contra de las desigualdades; y por el otro lado, tengo miedo por mi familia, por mis amigos. He tenido que clausurar el Facebook, pero no me arrepiento. Y creo que es el ejemplo que le tengo que dar a mis hijas. Mis hijas están creciendo. Por tener un salario, no puede uno apoyar algo que pasó de los límites humanos, o sea, masacrar jóvenes a como se ha masacrado, torturar como se ha torturado, y encarcelar personas solo por manifestarse, es algo que uno no puede apoyar. Entonces, mis hijas ¿Qué ejemplo les iba a dar? Prefiero estar pasando dificultades que estar apoyando lo que estaba sucediendo.

Los técnicos y profesionales del Estado que siguen en las rotondas y en las marchas a la Hugo Chávez, ¿estarán ahí permanentemente? ¿Le están brindando un apoyo consciente a un régimen que ha sido señalado de perpetrar una masacre?

La verdad es que algunos se mueven por aspectos ideológicos en el sentido de que sí creen, y les meten el odio de entre pobres y ricos, --aquellos son los ricos que hay que atacar, no nos perdonan porque nosotros les hemos tocado sus capitales, y por lo tanto, ellos están reaccionando. Otros son simplemente obligados porque si no están yendo empiezan a entrar a la lista negra y la primera reducción que haya, van de viaje, ya hay gente que está saliendo. En el Banco Central, se está reduciendo, aun habiendo el incentivo, se está reduciendo la cantidad de personas que están participando en estas movilizaciones de rotonda, ahora van ahora siempre los mismos y el presidente ya está pidiendo listas de que quienes son los que están dejando de ir. Hay un incentivo perverso, si fuiste y dejaste de ir, te atacan; si nunca fuiste, estás más salvado, ¿ya? Entonces es terrible, porque atacan a su misma gente, el que está más expuesto es su misma gente.


PUBLICIDAD 3M


Tu aporte nos permite informar desde el exilio.

La dictadura nos obligó a salir de Nicaragua y pretende censurarnos. Tu aporte económico garantiza nuestra cobertura en un sitio web abierto y gratuito, sin muros de pago.



Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

PUBLICIDAD 3D



Carlos Tünnermann: “Que me recuerden como un ciudadano es lo más honroso”