11 de marzo 2022
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, consideró este viernes que la decisión de Nicaragua de retirar a su embajador en Madrid no es más que “un capítulo más de la huida hacia adelante de (Daniel) Ortega” y advirtió que la medida no impedirá que su país continúe reclamando la liberación de los presos políticos.
Albares recordó que el mandatario nicaragüense “tiene una sanción moral y política de la comunidad internacional”, que considera que las elecciones por las que renovó por quinta vez su mandato en noviembre fueron “una burla” y le reportaron “sanciones reales”.
El canciller respondió así al ser preguntado por la decisión del Gobierno nicaragüense de retirar a su embajador en Madrid, Carlos Midence, un asunto sobre el que dijo que “si alguien cree que esta medida va a impedir que España reclame democracia y liberación de presos políticos en Nicaragua, se equivoca radicalmente”.
Midence, que estuvo al frente de las sede diplomática del país centroamericano en Madrid desde septiembre de 2016, fue convocado el jueves por el secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, Juan Fernández Trigo, para expresarle su malestar por la negativa del Gobierno de Ortega a permitir el regreso de la embajadora española a Nicaragua.
El 11 de agosto del año pasado, el Gobierno de Pedro Sánchez llamó a consultas a la embajadora María del Mar Fernández-Palacios en respuesta a un comunicado publicado el día anterior por la Cancillería nicaragüense que contenía, según el Ministerio de Asuntos Exteriores español, “gruesas falsedades sobre procesos judiciales y electorales” españoles. Desde entonces, el régimen de Ortega ha impedido que la embajadora española regrese a Nicaragua.
Según fuentes diplomáticas, Trigo le indicó a Midence que la falta de una embajadora en Managua suponía una asimetría en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
A las pocas horas de este encuentro, el Ejecutivo nicaragüense ordenó la retirada de sus funciones de su embajador en España argumentando “continuas presiones y amenazas injerencistas” en su contra, que “hacen imposible el ejercicio de la labor diplomática”, dijo.
Relaciones tensas
La tensión diplomática entre Nicaragua y España comenzó hace unos meses, con motivo de las detenciones ilegales de líderes opositores en el contexto de las votaciones de noviembre pasado, en las que Ortega se reeligió sin competencia política, contra lo que España reaccionó varias veces con protestas enérgicas.
Un día después de esos comicios, el canciller español dijo que en Nicaragua “no ha habido elecciones justas, libres ni competidas”, y exigió la liberación de los opositores y periodistas detenidos, incluidos siete que aspiraron a ser candidatos presidenciales en esos comicios.
“Los opositores que deseaban competir (en esas elecciones) están en la cárcel en estos momentos y exigimos su liberación como venimos haciendo desde agosto”, cuando España retiró a su embajadora en Managua en señal de protesta, puntualizó Albares.
El pasado 24 de febrero, el régimen reclamó a la Cancillería de España por unas supuestas “insolentes declaraciones” del canciller español sobre Nicaragua, aunque no especificó cuáles.
“Ante las insolentes, anacrónicas, desfasadas declaraciones del canciller de España, José Manuel Albares, sobre Nicaragua y las funciones diplomáticas en este país libre y soberano, reiteramos: Nicaragua no es colonia de nadie”, señaló el Ministerio nicaragüense de Relaciones Exteriores, en una declaración.
En la nota de prensa, la Cancillería nicaragüense no indicó a cuáles declaraciones se refieren ni cuándo se dieron lugar o en qué fecha.