13 de agosto 2023
AA
Las palabras del presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras Cortés, no fueron inicialmente para adular a la fiscal general Ana Julia Guido, reelecta en su cargo el viernes 11 de agosto de 2023 para un período de cinco años. Fueron para hacerlo con sus jefes políticos y las principales cabezas de la dictadura bicéfala, Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En una sesión especial desde la ciudad de Nandaime, en Granada, Porras exaltó la “sabia decisión” de Ortega y Murillo en proponer para la reelección a la funcionaria y al fiscal general adjunto Julio González Sandoval, quienes asumieron el cargo por primera vez desde el 9 de abril de 2014.
Este sábado fueron juramentados para otro período y seguir al mando de una institución, cuestionada a nivel nacional e internacional desde 2018 por la fabricación de casos contra opositores a Ortega y los presos políticos.
Una plaza pequeña de la ciudad fue arreglada. Se colocaron sillas plásticas, se pusieron adornos con flores en el sitio vecino a las oficinas de la municipalidad, para recibir a los 90 legisladores que celebraron una sesión especial de cuatro horas en conmemoración del 154 aniversario del “tránsito a la inmortalidad” del héroe nacional José Dolores Estrada, oriundo de Nandaime. En el régimen de Ortega, la gente no muere, avanza hacia la eternidad.
“No quiero dejar pasar este momento para expresar la sabia decisión del comandante Daniel y la compañera Rosario al proponer a la compañera Ana Julia Guido y al compañero Julio González para continuar en esos cargos que son tan vitales para nuestro país y la sociedad nicaragüense”, aplaudió Porras.
Música nicaragüense animó el evento. La reunión de los legisladores fue transmitida en las redes sociales, pero el sitio estuvo vacío. Algunos pobladores recorrieron la calle principal en un desfile, algunos niños de un coro fueron llevados al parque central. Hasta el mismo Porras parecía consciente de la falta de convocatoria y dijo que cuando se organizó el evento, esperaba celebrar el aniversario de Estrada con “el pueblo de Nandaime” y lo mencionó como una crítica.
La actividad principal, paralelo a lo de Estrada, fue la juramentación de la fiscal general y el fiscal general adjunto. Guido y González fueron reelegidos por separado con 89 y 87 votos. El informe conclusivo de la comisión especial formada para la convocatoria a la elección de fiscal general detalló que los otros candidatos fueron cinco personas. Sin embargo, cuatro de ellos son desconocidos y uno está vinculado al Partido Liberal Constitucionalista, una de las organizaciones colaboracionistas de la dictadura, conocidos en la tradición política de Nicaragua como los “partidos zancudos”.
Desde enero de 2022, luego de unas votaciones sin competencia electoral y marcadas por una escalada represiva, el FSLN controla el 100% del Parlamento con 75 legisladores, mientras los otros 15 están en manos de aliados. Algo de Murillo también, una extravagante esotérica que maneja con mano de hierro el gabinete en la dictadura actual, se percibió en las palabras de Porras.
Cuando tomó la promesa de ley a la fiscal general y al fiscal general adjunto, el presidente de la Asamblea Nacional dijo que la juramentación se realizó “frente al espíritu” de Estrada. Destacó el pasado guerrillero de Guido, sus antecedentes en la Policía, donde fue subdirectora y una trayectoria que describió como “difícilmente alcanzable”. Guido correspondió el elogio con rostro inexpresivo. Pétreo.
Las “condecoraciones” de la fiscal general
Porras siguió con sus lisonjas públicas. “Además, (ella, Guido) tiene las dos condecoraciones máximas que puede tener algún nicaragüense: Ella tiene la condecoración de ser sancionada por el imperio, que es el reconocimiento a su labor y cumplimiento de nicaragüense. Y es también orden Augusto César Sandino”, agregó uno de los principales operadores de Ortega y Murillo.
Las palabras a Guido fueron en ese sentido un autoelogio, porque él mismo fue sancionado por Estados Unidos en 2019 y dos años después por la Unión Europea. Guido y el Ministerio Público fueron sancionados por su persecución a los opositores. Fue bajo la presidencia de Porras, que el Parlamento aprobó el marco jurídico usado por la Fiscalía para encarcelar.
Una maquinaria integrada por fiscales, policías, jueces y oficiales del Sistema Penitenciario ha sido señalada por graves violaciones a derechos humanos de centenares de presos políticos hasta que el régimen los desterró en febrero pasado. Un total de 222 reos de conciencia fueron enviados entonces a Estados Unidos. Los declararon “traidores de la patria” y los despojaron de su nacionalidad.
La dictadura de Ortega ha rechazado siempre la demanda de justicia y el retorno a la democracia, realizado por la mayoría de la comunidad internacional. Alegan que son víctimas de intervencionismo y fueron objetos de un intento de golpe de Estado en 2018, mientras se acercan a China, Rusia e Irán para evitar rendir cuentas. Una “diplomacia” del aislamiento.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al menos 355 personas fueron asesinadas en el contexto de la represión del Estado contra las manifestaciones que pedían la renuncia de Ortega y Murillo, entre abril de 2018 y julio de 2019. Más de 2000 personas fueron heridas. Naciones Unidas y la OEA han coincidido en señalar la perpetración de crímenes de lesa humanidad y la instauración de un Estado de impunidad hasta ahora.
Además, organismos de derechos humanos, la Iglesia católica y los medios de comunicación independientes denunciaron los abusos. Eso explica la persecución del Estado que ha dejado la expulsión al exilio de defensores, periodistas, sacerdotes, el cierre y confiscación de medios, y el encarcelamiento y condena del obispo Rolando Álvarez, y el exilio del obispo auxiliar Silvio José Báez y de otros religiosos.
Quienes escucharon las palabras ceremoniosas de Porras en Nandaime por las redes sociales no podían olvidar al periodista de Canal 10, Víctor Ticay, originario de esta ciudad y encarcelado por el régimen de Ortega en Semana Santa por divulgar imágenes en las redes sociales de una procesión religiosa.
La sesión en honor al general José Dolores Estrada, héroe de Nicaragua y orgullo de la ciudad que derrotó al filibustero William Walker en 1856, fue una manipulación para justificar la represión actual.
“Estamos rindiéndoles honores al general José Dolores Estrada, quien nos enseñó el camino para enfrentar la intervención extranjera, el filibusterismo, el mismo y los mismos piratas de siempre. Y los mismos patriotas de siempre tenemos que enfrentar a los filibusteros”, dijo Porras.
En la mesa principal lo escuchó el alcalde sandinista Roger Acevedo Chavarría, el diputado granadino Rodolfo José Urtecho, y los miembros de la junta directiva de la Asamblea Nacional. Reinó el silencio sobre el tema de la represión, justificada con creces por Porras. Tampoco se dijo nada sobre Ticay, hijo de Nandaime.
