2 de agosto 2016
El gobierno de los Estados Unidos afirmó este lunes que se encuentra “profundamente preocupado por las acciones del gobierno de Nicaragua”, que controla el comandante Daniel Ortega, tras calificar que en el país se han “cerrado los espacios democráticos, previo a la realización de las elecciones presidenciales y legislativas el próximo 6 de noviembre” y urgió al gobierno nicaragüense permitir comicios libres y justos.
“Urgimos de manera categórica al Gobierno de Nicaragua a crear un entorno más propicio para la realización de elecciones libres y justas que permitan al pueblo de Nicaragua decidir el futuro de su país”, manifestó el gobierno estadounidense, a través de un comunicado firmado por el secretario adjunto y portavoz, John Kirby, desde la Oficina de Asuntos Públicos del Departamento de Estado.
Para Estados Unidos no pasaron desapercibidos los fallos de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, que a principios de junio arrebataron la representación legal del Partido Liberal Independiente (PLI) al excandidato presidencial, Eduardo Montealegre, e invalidaron las directivas del Partido Acción Ciudadana (PAC), acciones con las que la opositora Coalición Nacional por la Democracia fue eliminada de la contienda electoral.
Además, citó la reciente destitución de 28 diputados opositores (16 propietarios y 12 suplentes) que fue ordenada por el Consejo Supremo Electoral (CSE), y la Junta Directiva de la Asamblea Nacional acató en menos de 24 horas, el pasado viernes.
“Elecciones creíbles y pluralismo político son fundamentales”
Ortega busca un tercer período presidencial consecutivo en las votaciones del primer domingo del próximo noviembre, para las cuales ha descalificado y prohibido el derecho a la observación electoral nacional e internacional independiente.
En los dos últimos meses, Ortega también se encargó aprovechar su control de los poderes Judicial y Electoral para anular la posibilidad de una competencia real, dejando en el juego únicamente a los partidos políticos minoritarios y colaboracionistas, entre esos el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que controla el caudillo liberal Arnoldo Alemán —con quien Ortega pactó a finales de los noventa—, y que en las elecciones de 2011 obtuvo menos del 6% de los votos válidos, según los resultados oficiales del tribunal electoral.
“Unas elecciones creíbles y el pluralismo político son fundamentales para que exista una democracia sólida”, demandó el gobierno de Estados Unidos.
La nota oficial también recordó que “la sociedad civil, los líderes empresariales y los líderes religiosos continúan abogando por el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la separación de los poderes y un proceso electoral justo”.
“Exhortamos al Gobierno de Nicaragua a que respete las voces de su pueblo y dé los pasos necesarios para la realización de elecciones justas y transparentes que permitan la plena participación de todos los ciudadanos nicaragüenses, incluyendo la participación independiente de los partidos de oposición”, subrayó el documento.
A finales de mayo, el Departamento de Estado ya se había pronunciado sobre las elecciones nicaragüenses para instar al gobierno de Ortega a “emitir una invitación oportuna a las misiones de observación electoral creíbles”.
Menos de quince días después, durante el congreso partidario que lo proclamó para su séptima candidatura presidencial, Ortega sepultó la posibilidad de permitir observadores electorales independientes, e incluso llamó de “sinvergüenzas” a los representantes del cuerpo diplomático de Estados Unidos y la Unión Europea.