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La victoria soviética y la celebración de Putin

Cada 9 de mayo se celebra en Moscú la derrota contra el fascismo y, a la vez, la actual guerra contra Occidente en el frente ucraniano

Vladímir Putin.

Vladímir Putin, presidente de Rusia. Foto: EFE

Rafael Rojas

11 de mayo 2025

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El 9 de mayo de 1945 los últimos contingentes del Ejército nazi se rindieron ante las tropas soviéticas. Días antes, Hitler se había suicidado, había caído Berlín y Alfred Jodl, el jefe de la Wehrmacht, había firmado la capitulación frente a los Aliados en Reims, Francia. Desde entonces, europeos y estadounidenses comenzaron a celebrar el día de la victoria contra el fascismo el 8 de mayo, pero para Stalin la consumación de la derrota nazi había tenido lugar al día siguiente, el 9 de ese mes.

Los soviéticos tenían poderosas razones para conmemorar de un modo singular aquella victoria. La ofensiva alemana en el frente oriental había sido especialmente dura y los soviéticos, en buena medida, por rechazo al Pacto Molotov-Ribbentrop de 1939 y por el anticomunismo occidental, habían resistido solos allí durante cuatro largos años. Se calcula que cerca de 18 millones de civiles habrían perdido la vida durante la intervención nazi en la URSS.

Lo que ha sucedido en Moscú, en estos días, sin embargo, vuelve a confirmarnos que no son lo mismo historia y celebración, como ha escrito el historiador mexicano Mauricio Tenorio. Durante el relanzamiento imperial del gobierno de Vladimir Putin y, especialmente, desde la anexión de Crimea en 2014, cada 9 de mayo se celebra en Moscú la derrota contra el fascismo y, a la vez, la actual guerra contra Occidente en el frente ucraniano. Ese sentido antieuropeo de la celebración rusa se opone al de la llamada Declaración Schuman, que festeja el 9 de mayo el Día de Europa o de la Unidad del Continente.

La guerra se ha trasladado a las conmemoraciones, y tanto Rusia y sus aliados como la Unión Europea y Estados Unidos, se involucran en una disputa por aquellos hitos de mediados del siglo XX. Esta vez, con motivo de los 80 años de la derrota nazi, la celebración en Moscú ha sido apoteósica. Lo que se ha celebrado no sólo es aquella victoria sino la derrota de Ucrania y de Occidente y el avance en la construcción de lo que llaman “nuevo orden mundial”, que sus defensores ven favorecido por Donald Trump en la Casa Blanca y el colapso de la gobernabilidad democrática a nivel global.

El espectáculo de diversos líderes del mundo, como Xi Jinping, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, recorriendo las largas alfombras rojas de los salones del Kremlin y luego contemplando el imponente desfile militar en la Plaza Roja, no se entiende sin el contexto más reciente de la invasión a Ucrania en 2022, que a su vez no está desligado de la perpetuación constitucional de Putin en el poder, hasta 2036, por lo menos, desde las enmiendas y el referéndum de 2020.

El mandatario cubano Díaz-Canel captó muy bien el sentido de la celebración rusa cuando, apenas aterrizado en San Petersburgo, escribió en su cuenta de X: “Nosotros sí conocemos la historia”. Es textualmente la misma frase que, a principios de este año, dirigió el canciller ruso Sergei Lavrov al presidente francés Emmanuel Macron, a propósito de la colonización francesa del Norte de África y el Medio Oriente.

Pero lo que quiere significar el slogan no es únicamente que los soviéticos, en efecto, vencieron a los nazis el 9 de mayo de 1945 sino que los rusos, ahora mismo, están venciendo a los ucranianos, a los europeos y a los estadounidenses en el Donbás. En estos momentos hay una tregua relativa en la ofensiva rusa, pero, probablemente, desde este mismo fin de semana, la guerra volverá a mostrar su peor rostro en Ucrania.

Hay quienes ven una perfecta continuidad entre el altermundismo de izquierda de fines del siglo XX y principios del XXI, sucesor del tercermundismo de la Guerra Fría, y el actual discurso del “nuevo orden mundial” sostenido por Rusia y China. Sin embargo, ni esos dos proyectos de reorganización global, el ruso y el chino, son idénticos o necesariamente complementarios, ni el nuevo nacionalismo imperial ruso es una versión remozada del internacionalismo comunista.

*Artículo publicado originalmente en La Razón de México

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Rafael Rojas

Rafael Rojas

Historiador y ensayista cubano, residente en México. Es licenciado en Filosofía y doctor en Historia. Profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de la Ciudad de México y profesor visitante en las universidades de Princeton, Yale, Columbia y Austin. Es autor de más de veinte libros sobre América Latina, México y Cuba.

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