25 de marzo 2024
Después del colapso del comunismo en la URSS y los países de Europa Oriental, han quedado en el mundo cinco sistemas económicos socialistas bajo el control del Partido Comunista: China, Corea del Norte, Cuba, Laos y Vietnam. Excluyendo a Corea del Norte y Laos, por falta de información estadística, nos quedan tres países con dos modelos económico-sociales distintos. Uno es el plan central de Cuba y de grandes empresas estatales dominantes sobre el mercado y la propiedad privada, con tímidas e incompletas reformas orientadas hacia el mercado que han sido incapaces de generar crecimiento económico, todo lo contrario (Corea del Norte sigue este modelo, pero sin reformas). El otro es el “socialismo de mercado” chino-vietnamita donde las pequeñas, medianas y algunas grandes empresas privadas y el mercado predominan bajo un plan descentralizado (una especie de guía para el desarrollo), mientras que el Estado regula la economía y controla a las empresas más grandes (Laos también sigue este modelo). En este marco, la participación del sector estatal en el producto interno bruto (PIB) ha disminuido significativamente en China y Vietnam: 27% y 31% en 2019 respectivamente, pero en Cuba se mantiene en el 91%.
Para hacer una comparación adecuada entre los dos modelos (y los tres países) hay primero que atacar el problema de características diversas que pudieran impedir aquella. Por ejemplo, el territorio chino es 86 veces el tamaño del cubano y su población 123 veces la cubana. Además, el embargo estadounidense contra Cuba ha sido más largo que el que sufrió Vietnam. Pero al examinar numerosos indicadores, entre ellos, los demográficos, el índice de desarrollo humano, etc., se encuentra que la mayoría de ellos son similares en los tres países.
Además, países pequeños, tanto en superficie como en población, como Suiza, Países Bajos, Dinamarca y Estonia han tenido éxito en alcanzar niveles muy altos de desarrollo humano a pesar de tener una superficie territorial inferior a la mitad de la de Cuba. Por último, Vietnam bajo el embargo estadounidense, inició el proceso de reforma. Se puede concluir que los indicadores divergentes no son un obstáculo y, por lo tanto, los modelos y los países son comparables.
Las principales políticas económicas
Las cinco políticas económicas principales de los dos modelos son: la propiedad de los medios de producción y el papel del mercado frente al plan; la reforma agraria; el proceso de industrialización; el empleo y el desempleo; y la unificación monetaria y cambiaria. Un análisis comparativo detallado demuestra que las políticas chino-vietnamitas han sido más efectivas que las cubanas.
Por ejemplo, la reforma agraria de China-Vietnam dio libertad al productor agrícola para producir lo que desease, venderle a quien quisiese y fijar los precios por la oferta y la demanda; esto eliminó las frecuentes hambrunas en China e hizo a este país virtualmente autosuficiente en alimentos, mientras que Vietnam se convirtió de importador a exportador de alimentos, y hoy es el segundo mayor exportador mundial de arroz.
Por el contrario, en Cuba el Estado influye en qué cosecha producir, obliga al productor agrícola a venderle parte de la cosecha (hasta 70%) y fija el precio de venta por debajo del precio de mercado. Como resultado, la producción agrícola cubana ha caído en picada, la isla tiene que importar dos mil millones de dólares en alimentos y sufre un agudo desabastecimiento.
Otro efecto similar ha sido la unificación monetaria y cambiaria que en China-Vietnam se hizo en un período relativamente corto y pronto redujo la inflación y expandió las exportaciones. Mientras que en Cuba la unificación ha provocado una inflación entre 500% y 1000% —con tendencia creciente— y una caída de las exportaciones de 59% entre 2013-2022. Al ordenar a los tres países respecto a las cinco políticas, Cuba siempre queda a la zaga de China y Vietnam.
Una medición del desempeño económico-social de los dos modelos y los tres países utilizando los 20 indicadores más relevantes y comparables (diez económicos y diez sociales), muestra que el modelo de China-Vietnam ha tenido un efecto positivo notable mientras que el de Cuba ha provocado crisis económicas y deterioro social. En 2009-2020, el PIB creció a un promedio anual de 7.4% en China, 5.9% en Vietnam y 0.9% en Cuba.
El efecto de los dos modelos en la protección social (pensiones contributivas, asistencia sanitaria y asistencia social) en los tres países, basado en los principios de seguridad social elaborados por la Organización Internacional del Trabajo, resulta en un ordenamiento igual a los anteriores: China, Vietnam y Cuba.
El índice de desarrollo
Los resultados analizados son aún más relevantes cuando se tiene en cuenta que, al tiempo de sus revoluciones, los dos países asiáticos tenían un nivel de desarrollo económico-social muy inferior al de Cuba. Esta brecha exigió a China y Vietnam un mayor esfuerzo para igualar y superar los logros cubanos. Cuba desarrolló la seguridad social mucho antes, más rápido y de manera más expansiva de lo que podía sostener financieramente, lo que la ha hecho insostenible a largo plazo, especialmente debido al pobre desempeño económico que ha tenido.
Por el contrario, la seguridad social de China y Vietnam se desarrolló gradualmente y está respaldada por un desempeño económico exitoso, por lo que es más sostenible financieramente. Por último, el envejecimiento acelerado de Cuba ha afectado adversamente la sostenibilidad financiera del sistema de Seguridad Social, mientras que está comenzando a impactar a China, pero aún no en Vietnam.
¿Por qué, a pesar del éxito del modelo chino-vietnamita que mantiene al partido comunista en el poder, no ha sido seguido por Cuba? Es imposible dar una respuesta terminante, pero la historia de Cuba bajo la revolución sugiere dos explicaciones. La primera sería que la dirigencia cubana es renuente a delegar poder económico al sector no estatal porque considera que ello implica ceder poder político (aunque en China y Vietnam el partido comunista sigue en el poder). Y la segunda que los líderes cubanos también temen a implementar reformas estructurales del estilo chino-vietnamita, debido a que generarían una dinámica que la haría imparable, como el símil de la bola de nieve que rueda cuesta abajo en la montaña.
Cuba sufre la crisis económico-social más extensa y profunda bajo la revolución. En los dos últimos años se ha estado moviendo hacia el modelo de capitalismo oligárquico ruso. Sin embargo, el PIB por habitante ruso es muy inferior al de la mayoría de los países de Europa Central y Oriental que estaban bajo el dominio de la Unión Soviética. La solución para Cuba sería tomar el sendero del modelo chino-vietnamita ajustándolo a sus características propias. Personalmente yo preferiría el modelo de los países escandinavos con excelente éxito socioeconómico y democracia, pero que sería políticamente más difícil de implantar.
*Artículo publicado originalmente en Latinoamérica21.