21 de marzo 2023
Hola Nicaragua,
Te quiero contar que The Kota Alliance de New York me ha invitado a recibir el Premio para Defensores de los Derechos Humanos Andrew Blane, en New York. Pero les dije que lo recibía en tu nombre. Les conté cuanto lloras, en este momento, por el dolor que te causa el no haber conocido nunca la paz verdadera y que tu pueblo jamás ha podido vivir tranquilo. Que tu historia de vida ha sido de conflictos, de guerras motivadas por actores internos y externos enfrascados en luchas intestinas por el poder y la ambición.
Que tenemos mucho que dialogar con la historia porque hay un cáncer que te acecha desde hace más de 200 años, y aunque no nació hoy, esa enfermedad encontró un caldo de cultivo excepcional en el sistema que se instauró a partir del pacto Alemán-Ortega y que fructificó en una dictadura.
Pero les expliqué que nunca te has quedado de brazos cruzados ante las injusticias y que tu pueblo valiente y digno, cansado de tanta violación a sus derechos, levantó su vos y su bandera en la rebelión ciudadana de abril de 2018. Que la gota que derramó el vaso fue el dolor causado al ver como se quemaba indolente tu Reserva de Biosfera de Indio Maíz en la Costa Caribe y se arrebataba la seguridad social de sus ancianos y ancianas.
Les platiqué que esa rebelión que buscaba paz, justicia y libertad, fue arrebatada por las fuerzas del terrorismo de Estado del sistema dictatorial de Ortega y Murillo. Las que siguen dejando huellas imborrables de encarcelamientos, muerte, exilio, persecución, derramamiento de sangre, rompimiento familiar y el avivamiento de las heridas de las guerras pasadas.
Pues sí Nicaragua, como te venía contando, les platiqué de todo eso, pero también les dije que sos un país de lagos y volcanes, de montañas, de ríos, de islas, de una hermosura sin igual, y de un pueblo de hombres y mujeres honrados, trabajadores, abundantes en cultura y sobre todo en dignidad y valentía. Que donde quiera que exista un nicaragüense allí está encendida una luz libertaria y de solidaridad.
Nicaragua te cuento, allí supe que Andrew Blane, durante la década de 1960 participó activamente en los movimientos por los derechos civiles y contra la guerra, y en 1969 se unió a Amnistía Internacional. Que en 1974, se convirtió en la primera persona del hemisferio occidental en servir en el Comité Ejecutivo Internacional de Amnistía Internacional, y que se desempeñó como vicepresidente de ese comité de 1979 a 1981. Andrew en 1977, fue uno de los nueve delegados de Amnistía que viajaron a Oslo para recibir el Premio Nobel de la Paz.
Cuando supe tan hermosa historia de Andrew, les dije que tanto vos como yo pedíamos, que ese premio que lleva su nombre y que entregaron este 15 de marzo a esta segoviana, fuese como un arado que va por tus campos sembrando semillas. Para que germinen por fin en tu suelo, frondosos árboles de amor por la vida y de entendimiento entre nicaragüenses para que jamás nadie sufra ni muera por defender derechos. Para que el mundo no nos deje solos, y que aunque seas un país chiquito, sepan que hay gente que como diría seguramente Andrew, que tiene derechos y merece vivir en paz.
Les decía también que ese cáncer que te acecha ha hecho metástasis y que ha despojado a tus hijos e hijas de su libertad pero también de su nacionalidad y que personas ilustres en el mundo comparan esta dictadura de Ortega con la Alemania de Hitler.
¿Triste historia verdad?… el retorno del holocausto.
Y yo, pensando en vos Nicaragua les hice una pregunta durante esa pequeña pero emotiva y hermosa ceremonia: ¿Por qué en pleno siglo XXI se tiene que pagar tan alto precio solo por estar en contra de las injusticias y defender derechos? Las personas allí presentes dijeron que esa misma pregunta se hacía ellas y que seguro Andrew también, porque recordá que él luchó por la paz en el mundo.
Y bien, el tiempo para conversar entre nosotras Nicaragua se nos agotó por hoy.
Pero te cuento que finalmente yo aproveché para concluir expresando que: “Aun cuando ese cáncer de políticos sin escrúpulos nos quiere dejar sin fuerzas, nada de esto amedrenta mi vocación de seguir luchando por la justicia, la libertad y la democracia. Que sé que nací con los vientos de la cordillera Dipilto y Jalapa y el ruido enternecedor del Rio Coco. Y que al nacer traigo conmigo la nacionalidad de esa nación tan digna y valiente de Nicaragua y de la región de Las Segovias. Y que nadie puede osar despojarme de la misma ni a mí ni al resto de los 315 entre presos y exiliados políticos a quienes nos incriminaron por defender los derechos”.
Y terminé diciéndole a Andrew y a su familia que:
Donde quiera que él se encuentre y en memoria de los muertos en los diferentes bandos de las guerras de toda la historia de Nicaragua, sepan, que tomamos su legado, que el mal no puede prevalecer por encima del bien.
Que su semilla germina en cada hombre y mujer nicaragüense que resiste, y que en sus nombres y también de las niñas y los niños: “Amanecerá en Nicaragua una nueva historia, sin bandos, siendo diferentes, pero unidos en un sola causa de construir como hermanos la paz que nunca hemos conocido y que nos merecemos”.
Muchas gracias.