13 de junio 2019
Un grupo de vecinos de la presa política Olesia Muñoz Pavón se quedó esperándola para recibirla en su casa en Niquinohomo, Masaya. Ella fue liberada el pasado martes, pero no ha llegado a su vivienda porque turbas de simpatizantes orteguistas la esperan para agredirla e insultarla.
Muñoz, soprano del coro de la iglesia Santa Ana, de su natal Niquinohomo, fue detenida ilegalmente en julio de 2018, y condenada a 30 años de prisión por los delitos de terrorismo, crimen organizado, entorpecimiento de servicios públicos, amenazas, robo agravado, y portación o tenencia de armas de fuego.
Ella guardó prisión junto a su hermana Tania Muñoz —acusada de los mismos delitos—, y compartió celda con la comerciante Irlanda Jerez, con quien forjó una fuerte amistad, así como con Kenia Gutiérrez, Jeysi Lagos y Solange Centeno y Brenda Muñoz.
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Al enterrarse que sería agredida por fanáticos sandinistas, la soprano decidió quedarse en Managua, junto con Jerez. “Ahí que se queden burlados, por si tienen pensado hacer algo en contra mía”, mencionó.
“La lucha sigue y no necesariamente tengo que hacerlo desde mi pueblo. Tengo que cuidar mi vida. Dios salvó mi vida tres o cuatro veces de las manos de este régimen y no me puedo exponer. No quiere decir que me voy a callar, porque desde donde esté voy alzar mi voz contra este Gobierno hasta que se derroque”, manifestó Muñoz, en una entrevista con Confidencial.
“Niquinohomo si me estaba esperando, pero quizás no era el momento”, apostilló.
Sin vivienda
“Me mandaron un video donde aparece el frente de mi casa, que está desbaratada y desmantelada. Me robaron todo, no me dejaron nada. Estoy solamente con la ropa de la cárcel y no tengo nada”, denunció.
“Eso no me preocupa porque Dios me lo ha dado todo, el demonio me lo quitó y Dios me lo va a volver a dar”, añadió.
En el contexto de la sangrienta Operación Limpieza —que dejó decenas de muertos y heridos en varias ciudades—, paramilitares orteguistas entraron a Niquinohomo y destruyeron la casa de las hermanas Muñoz. Olesia se escondió en una bodega de la vivienda, aunque días después fue capturada en una casa de seguridad en Carazo.
A la soprano le destrozaron todos los instrumentos musicales que había comprado con mucho esfuerzo: un piano, una guitarra, un violín, una flauta y los parlantes que utilizaba en las misas dominicales.
Rechaza amnistía
Muñoz fue liberada bajo la autoamnistía, aprobada con urgencia por el régimen el sábado pasado. La soprano rechazó la amnistía, ya que “los secuestrados políticos no hemos cometido ningún delito”.
“Esa amnistía solo los beneficia a ellos para no pagar por todos los crímenes y todas las cosas feas que nos hicieron en la cárcel”, apostilló.
El artículo tres de la ley de amnistía establece que los beneficiados serán encarcelados si vuelven a protestar contra el régimen. Al respecto, Muñoz comentó: “Son patadas de ahogados, porque nuestras voces van a seguir sonando, y si nos vuelven apresar, que lo hagan porque no pienso callar; y si me van a quitar la vida, la muerte para mí es una victoria”.
Explicó que una nueva administración podría suspender todo lo actuado por el régimen. “Este Gobierno es inconstitucional y todos los decretos o leyes que han aprobado a favor de los más malos, pueden valer en este momento, pero nada es para siempre”.
Meses en prisión
Muñoz denunció que sus meses en prisión fueron “devastadores”, ya que la golpearon “mucho”. En una ocasión, llegaron a arrancarles las uñas de los pies.
“A mí siempre me golpearon, desde que me capturaron. En Masaya recibí la golpiza más terrible, ahí es donde perdí el miedo. Cuando llegué al Chipote estaba dispuesta a enfrentar lo que quisieran hacerme”, subrayó.
“Dentro de la prisión adquirí varias enfermedades que no tenía, y aún con todo eso he sobrevivido a todos los acontecimientos”, señaló.
La soprano destacó que todos los “secuestrados políticos salimos con más fuerza, no es euforia, es una fuerza que solo Dios nos ha dado. Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen que darse cuenta que ellos son demonios y nosotros hijos de Dios”.