16 de junio 2019
Una decena de personas resultaron con golpes y heridas el sábado 15 de junio en la catedral de León, luego que una turba de fanáticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo atacaron con piedras, botellas de vidrio y palos a feligreses católicos y exreos de conciencia, mientras participaban en una misa por el primer aniversario del asesinato de Sandor Dolmus, un monaguillo de ese templo católico.
Inicialmente los orteguistas colocaron una tarima en el atrio del templo, desde donde hicieron sonar músicas de propaganda del FSLN y posteriormente lanzaron piedras al interior de la iglesia. Durante el ataque las puertas de la catedral fueron cerradas para evitar que ingresara la turba ingresara, pero al final de la misa la Policía Nacional irrumpió en el templo.
El jefe de la delegación policial de León, comisionado Fidel Domínguez, y el obispo de occidente, Bosco Vivas, persuadieron al grupo de personas que permanecía refugiadas en la catedral para que salieron y hasta se comprometieron a acompañarlos para evitar que fueran agredidos; sin embargo, una vez afuera del templo, tanto el obispo como el comisionado, dieron la vuelta y la turba procedió a agredir a los autoconvocados.
Yonarqui Martínez, abogada de varios expresos políticos, denunció la complicidad del obispo y la policía con los agresores, quienes además de golpearlos les robaron algunas de sus pertenencias.
“Ese señor (el obispo) nos convenció para que nos saliéramos de la catedral, todo el mundo nos decía que no confiáramos en él, pero nos dijo que si nos quedábamos adentro él no respondía y dejó que entraran los policías. Deduje que al irse él iban a permitir que entraran los paramilitares y nos iban a matar, él nos convenció de que nos saliéramos, nos dijo que nos iba a resguardar… nosotros con las manos arribas y luego él a mitad de camino corrió, se regresó y nos dejó solos en manos de los paramilitares”, señaló Martínez.
“Los paramilitares nos robaron, nos golpearon, estoy mal pero los golpes no nos duelen, no nos duele que nos hayan robado, me duele que un ministro de la iglesia, un sacerdote nos haya entregado de esa manera… Esa gente quería matarnos, no era golpearnos, vieras como buscaba a Nairoby (Olivas), buscaban a Byron (Corea), buscaban como matarnos”, continuó la abogada.
Tras el ataque, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urgió a través de su cuenta de Twitter al Estado de Nicaragua a garantizar la integridad de las personas que fueron atacados en la catedral de León. “La libertad religiosa, el derecho a la protesta y a la memoria deben ser protegidos por el Estado”, añadieron.
De igual forma, la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos (OACNUDH) condenó “el ataque perpetrado por turbas progubernamentales con la tolerancia y aquiescencia de la Policía en contra de las personas que asistían a la misa en memoria de Sandor Dolmus en la Catedral de León”.