La familia del asesinado exmayor del Ejército de Nicaragua, Roberto Samcam Ruiz, pidió acciones a los gobiernos de Costa Rica y de España, así como a la comunidad internacional. “Actúen con firmeza para proteger a la comunidad exiliada y garantizar que lo que le ocurrió a mi padre no vuelva a suceder jamás”, clamó Gabriel Samcam, hijo del exmilitar, durante la misa de cuerpo presente en San José, Costa Rica.
Samcam Ruiz fue asesinado la mañana del jueves 19 de junio de 2025 en la puerta de su casa de habitación, en una zona al norte de la capital josefina, por un sicario que le descargó ocho balazos. El crimen generó reacciones tanto de la comunidad migrante nicaragüense, como de la clase política costarricense, y de la comunidad internacional.
Desde la perspectiva del exilio pinolero, se trata de un crimen gestado por la dictadura que gobierna Nicaragua. Las autoridades de investigación costarricenses dijeron que no descartan tal posibilidad. La familia de Samcam y el padre Rafael Aragón, que ofició la misa, coinciden con la tesis que apunta en dirección a Managua. De forma específica a El Carmen, el barrio capitalino donde tiene su residencia la familia Ortega – Murillo.
El religioso dijo que “seguimos soñando con una Nicaragua libre, con justicia social. Su muerte se une al clamor de justicia de los asesinados en 2018. Seguimos buscando la verdad. Luchando por la justicia y la reconciliación, superando los proyectos de mentira y de odio que [ellos] promueven en nuestro pueblo, con la valentía y la fortaleza que Roberto nos deja con nosotros”.
Roberto Samcam, “un guerrero de la verdad”
Al referirse al antiguo exjefe de operaciones de artillería, de brigada, y de batallón de lucha irregular, y también ingeniero industrial y administrador de empresas, el sacerdote dijo: “Te honramos como guerrero de la verdad que nos anima a seguir consecuentes con tus ideales de justicia, memoria y de una sociedad abierta y participativa para todos. La dictadura te quitó la vida, pero no la razón”.
Gabriel Samcam dijo que su padre denunció una nueva ola de represión transnacional, ejecutada más allá de los límites territoriales de la República de Nicaragua, que se manifiesta con ataques a exiliados políticos en el extranjero. “En una entrevista advirtió que células de inteligencia del Gobierno de Nicaragua operan en tierra costarricense, con la misión de vigilar y atentar contra los refugiados políticos”, recordó.
Por ello, reiteró la petición al Gobierno de Costa Rica, a aceptar la ayuda ofrecida por Estados Unidos para investigar el crimen “y dar con los responsables materiales, pero sobre todo, con los actores intelectuales. Es imprescindible identificar y extirpar estas redes de represión, y defender el suelo costarricense para que continúe siendo un territorio de paz”.
Samantha Jirón, exrea política desterrada y adoptada por la familia de Samcam durante su exilio en Costa Rica, dijo que la familia solicita al Gobierno de la República de Costa Rica, que se pronuncie en este caso que truncó la vida de un exiliado nicaragüense que también ostentaba la ciudadanía española. De paso, es importante que lo haga no solo por razones de solidaridad, sino también como una expresión de soberanía.
Un amigo… un patriota
En el acto religioso, sus seres queridos y conocidos destacaron las virtudes de Samcam y las razones por las cuales lo recordarán.
El padre Aragón dijo de Samcam que él había sido “caballeroso, veraz, coherente, honrado y creyente. Puntualísimo…. Dialogante. Reconocía sus errores. Trataba de corregirlos para mejorar”.
Lo catalogó como “un ejemplo para superar las diferencias y pluralidad de pensamiento o errores entre nosotros mismos y buscar cómo unir criterios y unificar acciones que nos ayuden a enfrentar los verdaderos problemas por los que estamos atravesando en Nicaragua; compromiso que tenemos que asumir ante la muerte de Roberto”.
También dijo que era respetuoso con las diferencias, y humanista. “Cuando te retiras de un grupo o de un proyecto, posiblemente te vas molesto. Roberto no. Él no trataba de subestimar el trabajo de los antiguos compañeros y sabía respetar las diferencias y no por eso dejar de ser amigo. Era un hombre de palabra y un gran analista en búsqueda de la verdad objetiva, inspiradora de un compromiso responsable que le llevó a la muerte”.
Su hijo Gabriel lo describió como “un ensayista incansable; un gran comentarista político”, cuyo activismo y firmeza moral lo obligaron al exilio en 2018, cuando recibió amenazas claras contra su vida. “Poco después, nuestra casa fue vandalizada. Desde antes que yo naciera, él ya denunciaba la corrupción, las injusticias y los abusos de poder”, rememoró.
En el púlpito, frente a la congregación, Gabriel Samcam dijo que recordaba las entrevistas que dio su padre, sus columnas semanales, su programa radial, “que mi hermano y yo escuchábamos camino a clases de inglés. Todos los sábados, sin excepción. Todos comenzaban con la canción ‘Yo te amo, Nicaragua’. Esa canción no era una simple introducción… era una declaración de amor por su patria, y un anhelo de que Nicaragua volviera a ser libre algún día”.
Dijo que su padre será recordado por su alegría, humildad, y compromiso con los demás. “Fue un hombre de convicciones firmes, que jamás actuó en contra de sus principios. Él encarna el tipo de integridad que el mundo necesita: alguien dispuesto a hacer lo correcto, sin importar las consecuencias”.
Recordó que cuando le preguntaron alguna vez si llegaría a renunciar para protegerse y proteger su vida, Samcam respondió que “nadie —ni persona, ni Gobierno— puede quitarme el derecho de hablar por mi pueblo”.
“Al despedirnos de Roberto, padre, abuelo, hermano, tío, amigo, maestro, mentor, recordémoslo como lo que fue: un padre amoroso, un esposo considerado, un amigo leal y un hombre que vivió con una fuerza y fe poderosa. Nos enseñó que la dignidad y la integridad no se negocian; que la verdad no se calla, y que vale la pena luchar por lo justo”, concluyó.
En un acto en el que también fue recordado por figuras del exilio y el periodismo nicaragüense, Samcam fue enterrado en el mausoleo de la Casa de España (en San José, Costa Rica), “donde le corresponde por ser un nacional español, pero tenemos la esperanza de que regrese a Nicaragua cuando sea república. Nosotros nunca lo olvidamos y nosotros no nos rendimos”, prometió su hijo.