2 de julio 2019
El sacerdote Edwin Román, de la parroquia San Miguel, en Masaya, se ha destacado por su labor pastoral y humanitaria durante la Rebelión de Abril. Él ha estado al frente de la liberación de presos políticos, la asistencia de heridos y el acompañamiento a las víctimas de la matanza, y así se ha ganado la admiración ciudadana y también amenazas que han puesto su vida en peligro. Al padre Román lo han detenido y golpeado y también han intentado incriminarlo, pero afirma que “la Iglesia se fortalece en tiempos de persecución” y sostiene que no pretende exiliarse ni abandonar su labor pastoral.
A mediados de junio, el Departamento de Estado de los Estados Unidos publicó un informe sobre “Libertad Religiosa Internacional” que documenta la persecución religiosa en Nicaragua.
El padre Román afirma que esa persecución es dirigida directamente por la pareja dictatorial. “Se valen de la ignorancia de sus bases, del pueblo, para azuzarlos y ponerlos en contra de sus hermanos en la Iglesia”, denuncia el párroco.
El sacerdote estima que el informe de Estados Unidos ha sido “oportuno” y valora que “están pendientes de lo que sucede en Nicaragua” con el Gobierno del FSLN, que, recuerda, ya en los ochenta persiguió a los obispos y sacerdotes de la Iglesia.
“Lo hemos visto en los ataques a las catedrales de León, Managua y otras parroquias… La Iglesia no es enemiga del Estado. Si nos han visto a sacerdotes u obispos prestando una ayuda al pueblo indefenso es porque es nuestra misión”, reclama el sacerdote, que concede la entrevista en su parroquia que ha recibido pedradas y balazos, que aún se observan en sus paredes.
El silencio de la Conferencia
A pesar de las denuncias en el informe del Departamento de Estado, los principales líderes de la Iglesia católica no se han pronunciado al respecto. Hasta la fecha, ningún obispo ha reaccionado al documento. Sin embargo, el padre Román asegura que el tema no es ajeno para los obispos y sacerdotes.
“La Conferencia Episcopal es un cuerpo colegiado, son los pastores de la provincia eclesiástica de Nicaragua, son también seres humanos, no te puedo asegurar que hay divisiones, sino que es un cuerpo colegiado y tienen que consensuar”, justifica el sacerdote.
A su juicio, la Conferencia sí ha reconocido y denunciado la persecución religiosa. “Lo hemos visto a través de las cartas pastorales o comunicados que se han dado sobre la situación actual, tendrán también su momento, pero sí te puedo asegurar que varios obispos, e inclusive sacerdotes, hemos alzado la voz en todo lo que está ocurriendo”, afirma.
El informe también menciona los atentados en contra de los obispos Abelardo Mata y Silvio Báez, ahora trasladado a Roma, quienes en su momento han alzado su voz en contra del abuso de poder en Nicaragua.
Régimen intenta incriminarlo
El padre Román sostiene que la persecución también intenta incriminar a los sacerdotes. El párroco denunció esta semana que, una mañana a finales de julio de 2018, el segundo jefe de la Dirección de Auxilio Judicial, comisionado Farle Roa Traña, simuló ser un penitente para intentar vincularlo con el delito de trasiego de armas y municiones.
“Yo estaba en el portón de la casa cural… y entonces pasó un carrito (marca) Yaris, color gris, placa de León. Se detiene y bajan el cristal de la ventana y me dice que quería como una confesión conmigo… yo subí a su vehículo y comencé a escuchar su supuesta confesión. Al final me di cuenta que no era un penitente porque me pregunta ¿qué opinaba yo que él estaba trasegando armas y bombas desde Monimbó hacia Managua, a las universidades? Yo le contesté que hiciera lo que su conciencia le dictaba, y entonces me bajé de su vehículo, pero al cerrar la puerta noté una bandera rojinegra”, relató el sacerdote.
La Iglesia no está sola
A pesar del asedio y el hostigamiento de la dictadura, a la parroquia del padre Román cada día llegan más fieles de diferentes partes del país, celebra. “He visto muchos frutos de la feligresía. La Iglesia se fortalece más en tiempos de persecución”, destaca.
El religioso asegura que personas ateas y de otras religiones también le han expresado su admiración y respeto hacia el trabajo realizado por la Iglesia católica durante la crisis sociopolítica de Nicaragua.
El padre Román está convencido de que la Iglesia no está sola “de ninguna manera”. “Hay un pueblo que está orando”, dice, y agrega que, a pesar de que han sentido la solidaridad de la ciudadanía, los obispos y sacerdotes no andan buscando protagonismo “ni que nos agradezcan”.
“Es una labor humanitaria y Dios en su momento sabrá recompensar. Mientras estemos en este mundo tenemos la misión de hacer algo bueno por el pueblo de Dios”, subraya.
El religioso, en cambio, critica que el régimen utilice símbolos del cristianismo para su propaganda política y “falsa reconciliación”, y reta a predicar con el ejemplo.
“¿Qué dijo el señor Daniel (Ortega) en la plaza (el 19 de julio de 2018)? Que los obispos, que la Iglesia, son unos asesinos, unos golpistas. Entonces, vemos como han venido azuzando a sus bases, la misma gente, que me da mucha pena, porque se valen de la ignorancia del pueblo”, lamenta.