18 de enero 2024
Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenaron el destierro de dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas después de “conversar” con el Vaticano en un intento por calmar el “desprestigio” y la “crítica” internacional por el encarcelamiento de los sacerdotes en Nicaragua, valora el sacerdote jesuita José María Tojeira, vocero de la Compañía de Jesús para el tema de Nicaragua.
“Es evidente que sí ha habido algunas conversaciones, pero yo creo que de buena fe (de parte del Vaticano). De parte del sandinismo son conversaciones de mala fe, para aliviar un poco el desprestigio internacional y la crítica creciente por un encarcelamiento injusto”, señala el religioso en una entrevista con el programa Esta Noche.
La preocupación del papa Francisco ya era evidente y aunque “hubiera preferido mil veces que los sacerdotes se quedaran en su lugar de trabajo, en vez de la cárcel, prefirió recibirlos en el Vaticano”, agrega.
La dictadura reconoció que sí hubo conversaciones de coordinación con el Vaticano para desterrar a los 19 religiosos, en una nota de prensa donde informaron sobre la expulsión de los líderes católicos, entre ellos los obispos Rolando Álvarez, de Matagalpa y Estelí, e Isidoro Mora, de Siuna.
“Ellos esperan tener menos presión (internacional), pero creo que la presión va a ser la misma porque es evidente que el modo de actuar sistemático de persecución religiosa y, por supuesto, de persecución de la libertad de opinión”, considera Tojeira.
El jesuita prosigue, “la presión no se va a detener aunque hagan estas pequeñas concesiones que son importantes para nosotros, quienes apreciamos la libertad de la gente que queremos, pero no quita la injusticia, el destierro y la privación de nacionalidad”.
Dictadura exhibe “debilidad”
El vocero de la Compañía de Jesús para Nicaragua percibe el destierro de religiosos como una muestra de “debilidad” de la dictadura, quienes incluso tuvieron que ablandar el lenguaje de odio que utilizan en contra de la Iglesia católica y sus sacerdotes.
“Si usted lee el comunicado oficial del Gobierno nicaragüense verá que tiene unas palabras que contrastan totalmente con el discurso permanente que mantiene especialmente la Rosario Murillo en contra de la Iglesia. Eso para mí es un signo de debilidad”, opina.
“No han podido —prosigue— ni con la fortaleza de los obispos ni de sus sacerdotes, ni con el descrédito internacional que se les ha ido formando”.
Para Tojeira, tanto Ortega como Murillo son “hipócritas” porque “hoy pueden decir amamos a la Iglesia tiernamente, y mañana de volver a encarcelar, expulsar”.
Dos días después que desterró a los sacerdotes, la dictadura continuó con su discurso de odio. Murillo en su monólogo del 16 de enero de 2024 afirmó que el “odio se ha desterrado de Nicaragua, Gracias a Dios” y que “la maldad y perversión están lejos, donde deben estar”.
Asimismo, la dictadura secuestró al sacerdote Ezequiel Buenfil Batún, rector del Convento San Juan Neumann, en Chinandega.
Buscan erradicar opiniones disidentes
“Para el Gobierno sandinista cualquier opinión por reducida o por prudente o por suave que sea, pero que sea diferente de la opinión oficial del dúo gobernante, es algo que quieren erradicar. Es decir, ellos quieren que haya una absoluta igualdad de pensamiento, por lo menos a la hora de expresarlo”, afirma.
Por lo tanto, con la expulsión de estas voces incómodas intentan “impedir que la fuerza ética moral de la Iglesia pueda dañarles lo más mínimo. No se dan cuenta que persiguiendo a la Iglesia se dañan ya de por sí, ellos mismos”.
“Y no se puede silenciar esa persecución” aunque Rosario Murillo diga que a la Iglesia no se le persigue. “Es absurdo decir que no persigue y expulsar a 39 sacerdotes. Eso no se ha visto en ninguna parte del mundo, sin que todo el mundo diga que hay persecución”.
Obispo Rolando Álvarez debe seguir apoyando a los nicaragüenses
El padre Tojeira cree que la voz profética del obispo Rolando Álvarez no debe ser apagada ahora que está en el exilio. Al contrario, monseñor debe continuar apoyando y animando a los nicaragüenses víctimas de este régimen.
“Al obispo Álvarez lo he conocido a lo largo de su historia crítica frente a los abusos del régimen y su resistencia en la cárcel, que es admirable. Ojalá pueda seguir hablando desde una posición de servicio a los nicaragüenses en el exterior como monseñor Silvio Báez”, considera.
“Ojalá monseñor Álvarez y los otros sacerdotes, desde Roma o desde Costa Rica, puedan tener un papel para seguir hablando esta vez desde la libertad, puedan seguir animándonos a todos a un cambio verdadero porque la brutalidad de la dictadura no puede permitirse”, agrega.
El sacerdote jesuita no descarta que el papa Francisco pueda nombrar cardenal al obispo Álvarez como ha ocurrido con otros religiosos como el cardenal de Praga, Miloslav Vlk, quien durante años ofició clandestinamente bajo el régimen comunista en Checoslovaquia.
“Cuando cayó el Muro de Berlín y se jubiló uno de los obispos ancianos, el papa Juan Pablo II le dio esa sede y a continuación lo hizo cardenal”, explica.
“Yo creo que con el obispo Álvarez debería seguirse un proceso parecido. Es decir, buscarle un tipo de trabajo, pues decía yo en Roma, en Costa Rica, en algún otro lugar desde donde pudiera seguir apoyando al pueblo nicaragüense y dentro de esa condición darle todo el apoyo de la Iglesia con el cardenalato”, opina.
"Ojalá (el papa) lo hiciera cardenal porque es una persona que ha demostrado su fidelidad a la Iglesia desde una situación de cárcel injusta, dura y humillante. Él ha mostrado una fidelidad a la Iglesia como muy poca gente lo puede demostrar. Entonces, yo sí creo que se merece una palabra de ánimo”, dijo Tojeira.