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Miguel Mendoza: “Yo soy un pequeño grano en la montaña de la prensa independiente”

Cronista deportivo galardonado con una Mención Especial en premios Cabot de periodismo por“ informar la verdad bajo ataque”

Miguel Mendoza

Miguel Mendoza. Foto: Tomada de redes

Carlos F. Chamorro

23 de julio 2023

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El jurado del premio de periodismo Maria Moors Cabot, que otorga la Universidad de Columbia, anunció los cuatro periodistas ganadores en 2023: los  norteamericanos June Erlick y Joshua Goodman; la mexicana Alexandra Xanic, y el colombiano Carlos Eduardo Huertas. Mientras que el periodista nicaragüense Miguel Mendoza, cronista deportivo y bloguero, recibió una mención especial “por informar la verdad bajo ataque”, en nombre de todo el periodismo nicaragüense que sigue trabajando en “condiciones extremas”, y la mexicana Nayeli Roldán, recibió otra mención especial para ella y el periodismo mexicano. 

En esta entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Miguel Mendoza habla de su pasión por el deporte, “es lo que más domino”, y de su compromiso con la defensa de los derechos humanos. “No puedo dejar por alto el asunto por el cual estuve preso 597 días. Yo siento que tengo un compromiso más como ciudadano, que como periodista a la hora de estar publicando las noticias que afectan a todo un país”, dice Mendoza.


El periodista galardonado calificó como “un honor recibir el reconocimiento en nombre de la prensa independiente que ahora está siendo perseguida, exiliada, confiscada por el régimen de Nicaragua” y agradeció que los periodistas nicaragüenses “lo celebran como propio”.

Mis felicitaciones por este premio, esta Mención Especial que la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia te otorga con el premio María Moors Cabot, dice: "Premiamos a Miguel Mendoza por informar la verdad bajo ataque”, bajo los ataques del régimen Ortega Murillo. ¿Cómo recibes este reconocimiento?

En lo personal, me emociona, me alegra porque es un premio con un gran prestigio. Es un reconocimiento a lo mejor del periodismo y ver que hay tres grandes del periodismo nicaragüense que lo han recibido, lo mío es una mención, pero estar a la par de de tu papá (Pedro Joaquín Chamorro, 1977), de vos (Carlos Fernando Chamorro, 2010) que estuviste ahí también, de Pedro Xavier Molina (2019), no te imaginas lo especial. Yo desde que vi esto dije: –oye, ¿Qué hago yo en este grupo?

Este premio se otorga ahora también a grandes periodistas de la región latinoamericana como: Carlos Eduardo Huertas, Alexandra Xanic y Nayeli Roldán. Norteamericanos como Joshua Goodman y June Erlick. En tu caso el jurado te describe como: “periodista deportivo y bloguero”.

Es la pregunta que siempre me hacen, ¿Qué hace un cronista deportivo opinando de política? Pero, yo siempre respondo que no opino de política, yo me manifesté en contra de las violaciones a los derechos humanos, que es muy distinta, porque nosotros no ejercemos una militancia política en el periodismo. Y la verdad es que, viendo el currículum de todas las personas que están aquí, incluso la periodista mexicana que le hacen también la mención, es una periodista que yo sigo por la calidad de investigaciones que siempre ha hecho y que le causa muchos dolores de cabeza al presidente de México. Estaba familiarizado con algunos de los nombres que van a estar en esta ceremonia el 18 de octubre, que tienen un enorme nivel y que juegan un papel muy importante en la sociedad donde se desarrollan y han tenido un trabajo excelente a la hora de hacer denuncias y de presentar investigaciones muy fuertes.

El jurado dice que en tu nombre otorga esta mención para “todos los periodistas de Nicaragua que trabajan en condiciones extremas”, la mayoría en el exilio y también dentro de Nicaragua. ¿Cómo han recibido este reconocimiento de tus colegas?

Muchas felicitaciones. Les ha caído muy bien. Para mí es un honor, el reconocimiento dice precisamente que es en nombre de la prensa independiente que ahora está siendo perseguida, exiliada, confiscada por el régimen de Nicaragua. Y el hecho de que yo sea el que vaya a recibir esta distinción, pues me corresponde representar a todo este gremio al que pertenezco, al que estimo, al que respeto, en donde hay decenas de periodistas de gran calidad, y que hacen un gigantesco trabajo todos los días.

Yo no soy ni el 10% de todo lo que hace el periodismo nicaragüense, que para mí es un orgullo pertenecer a este equipo, y he recibido notificaciones y felicitaciones. Lo han reportado en sus medios de comunicación, creo que la prensa independiente en Nicaragua está tomando también como propia esta distinción, que es lo que a mí me alegra, porque yo en este momento estoy simbolizando precisamente a la prensa independiente, que somos centenares, los que tenemos que funcionar del exilio, porque en Nicaragua no se puede ejercer el periodismo.

La gente sabe quién dice la verdad

¿Cómo ves el periodismo hoy en Nicaragua, en esta batalla por la verdad? De un lado está la maquinaria oficial, del otro lado los medios independientes en el exilio. Pero también están las redes sociales, que son un espacio de información, de desinformación y de polarización política. ¿Quién marca la pauta?

El asunto de la credibilidad está con la prensa responsable. Yo no tomo muy en serio el asunto de las redes sociales a la hora de hacer calumnias, señalamientos, y la gente está convencida de quien tiene la verdad. Ahí está la encuesta que diste a conocer hace un par de domingos, en donde la credibilidad, el nosotros como institución, el periodismo independiente, solo está detrás de la Iglesia católica. Eso te habla de la manera como le está llegando uno a los ciudadanos. 

Ahorita mismo, el 19 de julio, doña Rosario Murillo vino con un ataque feroz en contra de “los vendidos, de los que tratan de vender otra realidad”. Y es precisamente porque la piedra en el zapato de Rosario Murillo, como de Daniel Ortega y su mafia en el poder, es el periodismo que todos los días los está desnudando con investigaciones, destapando casos de corrupción. Ellos quisieran mantener oculto todo esto, por eso hicieron leyes para perseguir incluso a los que filtraban información. 

A mí me alegra que la gente sabe quién es quién, quién dice la verdad en el asunto de la comunicación. A estas alturas, el discurso, la narrativa del régimen ya no convence a nadie, ya todo mundo está convencido de quién dice la verdad y a quién hay que seguir, a quien hay que respetar y a quién hay que creer. 

Cuando vos incursionaste en las redes sociales, me refiero a tu resonancia en 2018, había un espacio para el debate público, había un espacio para informar ¿Cómo lo ves ahora en 2023, después de que saliste de casi dos años en el encierro de la cárcel?

En Nicaragua está totalmente cerrado. Pero las redes sociales han sido vitales precisamente por el Internet. Si el régimen tuviera el control de los medios de comunicación como en los años 80, pues nosotros no tendríamos ninguna relevancia.

No hay ningún tipo de debate, no hay ninguna libertad, incluso, desde que Ortega llegó al poder no hizo una sola entrevista, ni siquiera con sus medios de comunicación. Si ya no había debate en el 2018, porque las conferencias de prensa de los funcionarios del Estado estaban cerradas, no había la posibilidad de tener información pública clave para suministrar a la gente, ahora es menos. No sé si Nicaragua es el único país del mundo donde no hay un solo periódico en la calle, no hay un solo medio de comunicación independiente funcionando en Nicaragua, porque los que están están pecho a tierra, como Radio Corporación, el Canal 10, que también jugó un papel clave.

Yo me he puesto a pensar que lo que estamos viviendo es peor que lo de los años 80 en materia de comunicación, porque en los años 80 habían ciertos medios todavía funcionando en Nicaragua y ahora no hay uno solo. Si estás en Nicaragua vas preso, como a la señora que metieron presa ayer porque denunció que le habían fallado con el ofrecimiento de comida. O sea, basta que uno de un like y dé un pequeño comentario para que vayan presos. 

Ese es el dilema que yo tenía en El Chipote, decía yo: –estoy preso, si a mi me sacan y me mandan a mi casa, pues a los dos días me van a regresar al Chipote, porque para mí va a ser difícil callarme. Creo que para el trabajo que yo tengo, fue mejor venirme para acá, porque al día siguiente me iban a llevar preso de nuevo, porque no sé cómo hubiera hecho mi familia para evitar que yo siguiera con mi labor en las redes sociales.

Periodismo desde el exilio

¿Cómo podes reportear ahora desde el exilio? Vos tenes fuentes en Nicaragua, incluso gente que está vinculada al mismo Gobierno, pero la gente tiene miedo y, por el otro lado, hay también confianza con la prensa independiente. ¿Cómo se maneja ese dilema entre el miedo y la confianza para hablar con un periodista? 

A ustedes también les pasa. Cada día están más cerrados. La gente tiene más temor por los controles, porque les revisan los teléfonos, porque les pueden poner trampas en las oficinas. Incluso estuvieron presos gente de la Corte Suprema de Justicia acusados de filtrar información. Por ese motivo, ahora están desterrados. Es bien difícil. La gente confía, pero te advierten: no lo digas, no me comprometas, pero esto es lo que está pasando. A mí me han venido noticias de primera mano y me dicen que no lo diga, porque si lo decimos los van a descubrir porque solo ellos lo saben o es un grupo reducido.

Uno tiene que estar también, como periodista, con el asunto del interés por hacer una publicación, pero también debemos entender que nuestras publicaciones ponen en riesgo a muchísima gente. Ese es el cuidado. 

Vos mismo hace poco hiciste una entrevista con un empleado público y le tenés que ocultar el rostro, le tenés que cambiar la voz. La gente cada día tiene más temor, y no te estoy hablando de la gente común y corriente, como nosotros, que andamos en la calle, que no tenemos ningún resorte de poder. Es increíble que hasta los generales tengan temor. Increíble que hasta los grandes funcionarios de la Policía tienen temor. O sea, eso de que metieron preso a Adolfo Marenco te da una idea de hasta qué punto la dictadura es capaz de llegar con alguien incómodo.

Te imaginás la secretaria de una institución, un funcionario pequeño cuando ve que hay generales de la Policía presos o que van por alguien que se supone tiene relevancia y confían en él. Ahí está lo que le pasó a (Omar) Halleslevens. Entonces, para nosotros los periodistas no es fácil conseguir información porque tenemos que hacer el balance de que sí vale la pena hacer una publicación a riesgo de la persona que te está filtrando esa información.

El deporte y el dinero

Los fanáticos estaban pendientes de la cobertura que ibas a hacer en la Copa de Oro en la que Nicaragua había clasificado y luego fue expulsada, fue penalizada por violar las reglas sobre nacionalización de deportistas. ¿Qué impacto tiene esto en el deporte nacional, en la proyección, la imagen de Nicaragua?

Muy mala imagen. Lo que pasa es que nuestro deporte es chiquito, es pobre y, a nivel internacional, suspender a Nicaragua, sacarlo de la Copa de Oro, no tiene mayor repercusión porque no generamos grandes ganancias en los partidos de Copa Oro. Pero, a nivel interno, la imagen de la Fenifut quedó arruinada, quedó por el piso, porque es una modalidad de nacionalizar que se venía dando desde hace años sin ningún tipo de control. En Nicaragua regalan las ciudadanías a personas solo porque tienen cierta calidad y en muchas ocasiones ni siquiera teniendo cierta calidad, basta que sea pelotero de Venezuela, un pelotero cubano, un pelotero dominicano o futbolista que medio haya tocado un balón para recibir la ciudadanía. 

Lo que supimos con este uruguayo que alinearon, que aunque Nicaragua no había cumplido el requisito para competir por Nicaragua, descubrimos que a este jugador (el Real) Estelí le presentó el contrato hace unos años y le dice que además de jugar con Estelí, va a jugar con la selección de fútbol. O sea, sin antes dar una patada, sin antes tocar un balón, ya el hombre llega a Nicaragua siendo nicaragüense para jugar con la Selección. Son irregularidades. 

Ahora, esto es un lastre que se tiene. Esto es un vicio que se tiene para satisfacer a Fidel Moreno, que es prácticamente el dueño del fútbol. Fidel Moreno ha hecho del fútbol, con el Tren del Norte, con Estelí, una potencia en ese pequeño reino. A Estelí nadie le gana en el fútbol porque tiene todos los recursos, es monstruoso el respaldo que tiene. Basta decir que el estadio de Estelí es el mejor estadio de Nicaragua, ¿de donde vienen los recursos? y hay hasta centro comercial alrededor. También está el asunto del baloncesto, Estelí se metió al baloncesto. Estelí está en la Liga Profesional de Béisbol. Yo supe, y eso fue público, que para entrar ahí nomasito puso 50 000 dólares y entró al béisbol.

 Esto del fútbol es una pequeña campanada. Iba a ocurrir porque en Nicaragua los iban a cazar y se iban a descuidar. Esto demuestra que la Federación de Fútbol no está preparada, no domina algunos reglamentos, porque no van a hacer adrede lo que le ocurrió con la Copa Oro. 

En Nicaragua, el dinero que no lo pueden invertir en otras esferas lo están invirtiendo en el deporte. Miren la Liga Profesional de Béisbol, y yo trabajé mucho tiempo ahí, antes tenían problemas para pagar la planilla a los equipos y cómo nos explicamos que ahora, que hay más dificultades económicas en Nicaragua, tienen rato de no quejarse de que les falta dinero para la planilla o para completar un campeonato. Ahí está clarísimo lo que está ocurriendo en el deporte y el dinero que se está jugando alrededor del deporte.

Te escucho hablando con mucha pasión sobre el deporte, que desafortunadamente está contaminado con la corrupción y con la política ¿Dónde está tu vocación, en la crónica deportiva o en el periodismo de opinión sobre la crisis de Nicaragua?

Me siento apasionado hablando de deporte, es lo que más domino, podemos pasar hablando mediodía, pero hay cosas en las que yo me he metido y tengo que prepararme, tengo que leer conceptos para poder responder, porque cada uno sirve para algo y yo para lo que sirvo es para hablar de deporte. 

¿Dónde está mi audiencia? Me está pasando algo bien curioso. Cuando pongo algo de deporte, por muy importante que sea, no tiene mucho alcance. Cuando pongo algo que está relacionado con la violación de los derechos humanos, con que hay simpatizantes de Ortega aquí que vienen aprovechándose del parole. Cuando se pone una noticia sobre algo que está haciendo la dictadura, eso sí tiene relevancia y una cantidad de comentarios. Ahora mismo estoy haciendo unas entrevistas “De preso a preso” y veo la cantidad de vistas que tiene. Si le hago a un pelotero, no creo que tenga mucha vida, pero es lo que me apasiona. Y yo estoy en una encrucijada. ¿Qué camino sigo como periodista? No puedo desvincularme del deporte, pero tampoco puedo dejar por alto el asunto por el cual estuve preso 597 días. Yo siento que tengo un compromiso más como ciudadano que como periodista a la hora de estar publicando las noticias que de alguna manera afectan a todo un país.

La Universidad de Columbia dice que vas por buen camino y por eso te están entregando ahora este reconocimiento por cronista deportivo y por informar la verdad. 

Como dije al inicio, es una pregunta recurrente que me dicen, vos eras cronista, como quien dice vos estabas tranquilo, vos deberías estar narrando béisbol, vos deberías estar siguiendo a los boxeadores en Nicaragua. Pero ¿Cómo iba a quedar yo si la disimulaba? Yo no quiero estar secuestrado como están los cronistas deportivos en Nicaragua. Yo prefiero la libertad de pensamiento y tuve que pagar un alto costo como todos. Carlos, vos has sido de los más confiscados, de los más afectados y desde los periodistas con poca experiencia a los que tienen una gran experiencia, pero que han retado al régimen como periodistas, hemos recibido cuero y castigo. Por eso el premio. 

Siempre es bonito recibir los reconocimientos, pero yo, la verdad es que no me la creo. Aparecí en una encuesta que vos diste a conocer como el tercer periodista con más credibilidad en Nicaragua. Ahora viene este premio, todo en dos semanas, imagina como me siento. Yo digo que están bromeando conmigo. Esto es como un sueño. Ahorita estoy viviendo algo bien especial que solo sentí cuando nos subieron en el avión cuando nos liberaron. 

Siento que el trabajo que he venido haciendo, la gente lo reconoce, la gente lo cree, que le estoy llegando a las personas, pero no me creo ni el número uno, ni el número dos, ni el número tres, ni el número diez, ni el número doscientos, ni el mejor periodista en Nicaragua. Yo soy un pequeño grano en esa inmensa montaña de la prensa independiente que estamos recibiendo mucho castigo, pero haciendo lo que nos apasiona y desnudando al régimen de la manera como podemos, de la manera como la pensamos, cada uno con su estilo.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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