3 de noviembre 2017
Cuando Elsa Hassan salió del cine el cinco de septiembre no pensó que camino a su casa su vida y la de sus tres acompañantes correrían peligro.
Pasadas las diez de la noche en el kilómetro 12 de la Carretera a Masaya, dos hombres en una moto pusieron sus ojos sobre las cuatro mujeres. Encendieron su vehículo y empezaron a darles persecución.
“Yo entro en el kilómetro 13.2, que es mi casa y es un camino que pocas personas transitan. Entonces como lo tengo pegado, justo detrás del bumper digo que me están siguiendo”, relató Hassan a CONFIDENCIAL.
La única salida para las mujeres era refugiarse en un residencial cercano para tratar de despistar a los perseguidores. Después de unos minutos decidieron retomar la marcha y en la calle se encontraban los mismos hombres esperándolas.
El mismo cinco de septiembre, casi a la misma hora, la periodista Gabriela Selser salía de una presentación cerca de Villa Fontana. Esa noche por un error en un giro, tomó la calle de la Unan Managua para dirigirse a su domicilio en la Carretera Sur.
Durante su trayecto un vehículo con las luces apagadas empezó a acercarse peligrosamente a su carro. Intentaba colisionarla por el lado derecho y aunque en un principio ella pensó que solo se trataba de un borracho al volante, la persistencia le dejó claro que se trataba de un intento de asalto.
Selser aceleró. “Pero el vehículo venía detrás, encendió las luces y comenzó a seguirnos. Yo aceleraba y él (conductor) también. Pasamos toda la pista de la UNAN con ellos detrás. Al llegar a los semáforos del memorial nuevamente intentaron interceptarme por el lado izquierdo”, recuerda.
Esa vez fueron más agresivos. Se cruzaron frente a Selser y su hija, quien la acompañaba, para evitar que el vehículo siguiera la marcha. Aun así, la mujer con astucia retrocedió y continuó acelerando, mientras los ladrones no desistían.
Las redes de denuncias
Los casos de estas dos mujeres no son los únicos que en las redes sociales aparecieron en los últimos meses. Es difícil llevar un conteo de cuántas denuncias se registran en los diferentes grupos y páginas personales de víctimas de robos o intentos de asaltos.
Sin embargo, el experto en seguridad Roberto Cajina explica que a su criterio hubo un incremento de las denuncias en las redes sociales, principalmente de mujeres que relataron sobre este tipo de situaciones a altas horas de la noche o incluso en el día.
El experto explica que los asaltos están evolucionando, pero “creo que la Policía no ha sido capaz de darse cuenta de la capacidad de la delincuencia de adaptarse a nuevas circunstancias, a nuevas condiciones. Y no reacciona a esa readaptación que hace la delincuencia”.
El análisis de Cajina parte de las denuncias que él también vio en las redes. Desde su percepción, el aumento en las quejas de la gente en las diferentes plataformas de Internet obedece a la falta de confianza que las personas tienen en la autoridad.
Y no solo eso. También cree que las cifras que publica la Policía Nacional no son precisas.
Por ejemplo, la disminución en casi todas las modalidades de delitos genera la duda. Pero si nos enfocamos solo en la parte de asaltos, el anuario estadístico 2016 de la Policía Nacional indica que en promedio en Nicaragua se registraron a diario 11.7 robos con intimidación en el 2016, cifra mayor que los 10.4 del 2015.
Sin embargo, cuando se revisa las estadísticas entre el año 2014 y el 2015, las diferentes modalidades de robo están a la baja. Por ejemplo, el hurto agravado pasó de 1,108 en 2014 a 978 en el 2015.
El robo con violencia bajó a 2,058 en el año 2015, mientras que en el 2014 se registraron 2,538.
Cuando se ven los datos del 2016, el hurto agravado baja todavía más hasta registrar 749 casos y el robo agravado registra 0 casos. El robo con violencia y el robo con intimidación por el contrario aumentan hasta 2,341 casos y 4,270 casos respectivamente.
Esas variaciones son parte de una “química estadística”, según explica Cajina, pues considera que “se toman los números y se ponen en el laboratorio para dar la imagen de un país seguro, de un país donde se puede invertir, donde la violencia es cero y que coincide con una política estatal. Debiste haber visto las estadísticas del presidente del Banco Central que dice que el 3.8 de los nicaragüenses está desempleado”.
El deterioro de la seguridad ciudadana puede verse en los testimonios de la gente.
Volviendo al cinco de septiembre, Selser y Hassan continuaban huyendo de los asaltantes. Hassan y sus acompañantes tuvieron que entrar a otro residencial cercano a su casa para tratar, nuevamente, de despistar a los delincuentes.
Sin embargo, como última medida llamó a su esposo para que las auxiliara. Al llegar él, los motociclistas habían desaparecido.
A la periodista Selser la persiguieron todavía por más tiempo. El vehículo con dos hombres abordó continuó hasta el kilómetro nueve de la Carretera Sur, donde la mujer le perdió la pista y logró llegar hasta su casa.
Ninguna de las dos puso denuncia en la Policía Nacional. “Pensé ir a poner la denuncia, pero luego me detuve porque dije que me siguieron pero no me robaron nada. Solo alguien que me siguió. Por otro lado sé de casos que denuncia y le dicen que vuelva mañana porque no está quien tome la denuncia. A mi hija le pasó”, remarcó Selser.
Hassan también había tenido una mala experiencia con la Policía en otra situación de asalto, por eso decidió que en esta ocasión no iría ante las autoridades.
Eso, según Cajina, es parte del sentir de muchos pobladores que son víctimas de la delincuencia. La falta de confianza en las autoridades obliga a muchas personas a buscar cómo visibilizar sus casos vía redes sociales.
Eso genera un subregistro. Y posteriormente los documentos de la Policía celebran como si Nicaragua fuera el país más seguro de Centroamérica. En eso Cajina también tiene quejas, pues considera que seguirnos comparando con países como Guatemala, El Salvador y Honduras que tienen problemas de seguridad ciudadana superiores a los de Nicaragua, no permite ver nuestra realidad de forma objetiva.
Los chapeos
Pero los problemas de seguridad en el país no solo están vinculados a la persecución de mujeres en las calles. En las mismas redes sociales también abundan las quejas por “chapeos” de vehículos. Una situación que deja ver claramente la indefensión en la que se encuentra el ciudadano nicaragüense.
Uno de los afectados que prefirió no dar su nombre por temor a más actos delictivos en su contra relató a CONFIDENCIAL que a finales de agosto fue al colegio de su hijo para atender una reunión. Estacionó su vehículo en el parqueo privado del local y cuando salió tenía roto un vidrio.
De dentro del carro los delincuentes se llevaron una computadora, audífonos y unas gafas de sol de su esposa.
Llamó a la Policía y su queja la llevó ante las autoridades del colegio. Nadie se quiso hacer responsable y el guarda de seguridad que estaba cuidando tampoco explicó lo que había ocurrido.
Entonces, si la empresa donde uno llega no asume la responsabilidad, ¿a quién le corresponde? Juan Carlos López, Coordinador del Centro Jurídico de Defensa al Consumidor, explicó a CONFIDENCIAL que la Ley de Defensa de los Consumidores, Ley 842 establece los procedimientos a seguir.
Pero aunque el robo se haya dado en un establecimiento privado, la ley no establece responsabilidades para los locales.
En su artículo 83, la Ley de Defensa de los Consumidores establece que “en ningún caso la administración de un estacionamiento estará en la obligación de asumir responsabilidad por dinero en efectivo u otros valores al portador o bienes dejados dentro del automotor. Las personas dueñas de los estacionamientos y las empresas de vigilancia deberán brindar al cliente que ha sido objeto de robo, la colaboración necesaria para determinar de ser posible el momento y quiénes participaron en este delito, incluyendo cualquier video o declaración testifical. Las personas propietarias de los automotores afectados podrán demandar por daños y perjuicios en la vía judicial”.
Sin embargo, no siempre todo se dará por perdido. López explica que algunas empresas de seguridad privada que tienen seguros puede optar, de libre voluntad, por hacerse cargo del total de las pérdidas o de parte de ellas.
“La empresa de seguridad puede hacerlo por medio de seguros, pero no todas las empresas tienen la posibilidad de obtener seguros. La ley no les obliga a tener seguros. Aunque hubo reformas relacionadas a la ley de la Policía que determinan mayor responsabilidad del sector”, explicó López.
Marvin Pomares, director del Instituto de Defensa de los Consumidores, recordó que ante este tipo de delitos, durante la discusión de la actual ley de los consumidores en el 2013, su organización planteaba que debía haber mayores responsabilidades de parte de las aseguradoras y empresas privadas, pero no lograron consenso.
“No hay una garantía ni una seguridad cuando usted deja su vehículo en un parqueo. No hay seguridad ni nadie que responda”, advirtió Pomares.
Así le ocurrió a Martha Solano. El robo que la afectó a ella fue el de la placa de su vehículo. Otro tipo de denuncias que abundan en las redes.
Según el relato de Solano, salió de su trabajo hacia la Universidad Centroamericana donde tenía una actividad. Posteriormente se dirigió a Metrocentro y notó que ya no andaba la placa. Sin embargo, hizo un reclamo y le mostraron las cámaras de seguridad en las que se reflejaba que ella ya había llegado sin placa.
Reclamó ante la seguridad de la universidad y nadie le dio una respuesta.
“Lo que hice fue ir a la estación de la Policía para reportar el robo y previendo cualquier cosa que pudiera pasar o que alguien pudiera hacer algo con el número de mi carro”, contó Solano a CONFIDENCIAL.
Aunque los robos de placas tampoco son una modalidad nueva de robos, recientemente también las quejas incrementaron en las redes.
Skarlleth Martínez, investigadora del instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas, considera que las modalidades de robos en Nicaragua están evolucionando y que por ende cada vez es mucho más inseguro para los ciudadanos en la capital.
En el estudio de percepción de seguridad ciudadana presentado por el IEEPP a inicios de este año, se demostró que el primer lugar en problemas de seguridad para la ciudadanía son los robos, que principalmente temen las mujeres.
Los asaltos con armas de fuego están en segundo lugar y según el estudio se dan más en Managua y el occidente del país.
“Las redes son un mecanismo para denunciar cosas. Pero si estas denuncias no son reportadas a la institución policial y quedan en el ciberespacio, no se terminan de realizar acciones concretas. Realmente quien tiene la potestad de garantizar la seguridad de la ciudadanía es la Policía Nacional”, dijo Martínez.
No se sabe con exactitud qué cantidad de bandas delincuenciales logró capturar la Policía en lo que va del año. Tanto Martínez como Cajina resienten que la autoridad no brinde cifras específicas para este tipo de caso.
Además, para Cajina, la Policía también debería de tener la capacidad de atender las denuncias en las redes sociales como ocurre en otros países. De tal forma que puedan contribuir a garantizar una verdadera seguridad para la ciudadanía.