25 de noviembre 2020
Solo dos de cada diez mujeres nicaragüenses que denunciaron a sus parejas por violencia de género en las Comisarías de la Mujer, entre febrero y marzo de 2020, pudieron abrir una causa penal en contra de sus agresores. Las otras ocho fueron persuadidas por las autoridades para mediar con sus victimarios, según datos publicados por la Policía Nacional.
“En comparación al mismo periodo de 2019, hemos observado un incremento en la denuncia en un 25%. Esto expresa una mayor confianza de nuestra población, sobre todo de las mujeres, para interponer las denuncias en nuestra Policía Nacional, en nuestras las Comisarías de la Mujer”, enfatizó el inspector general de esta institución, comisionado general Jaime Vanegas, durante la presentación de los resultados de la campaña “Mujeres por la vida. ¡Mujeres, paz y bien!”.
En Nicaragua, según el artículo 46 de la reforma a la Ley 779, Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, la mediación es permitida en “delitos menos graves” como: violencia física, psicológica, intimidación o amenazas contra la mujer, sustracción de hijos, y solo procederá en los casos en que el agresor no tenga antecedentes penales y la víctima por su voluntad acepte el procedimiento.
Sin embargo, para las defensoras de derechos humanos y de las mujeres denuncian que cientos son obligadas a mediar con quienes ejercen en contra de ellas violencia machista. Además, el proceso de mediación no debería permitirse en ningún caso, porque pone en un mayor riesgo a las víctimas, reclama la abogada feminista, Felicita Laínez, quien es parte de la Red de Mujeres Contra la Violencia (RMCV – Nicaragua) y ha trabajado en la prevención y acompañamiento de violencia en las comunidades.
¿En qué parte del proceso de denuncia, se les sugiere a las mujeres que medien con sus agresores?
La mujer cuando ya no aguanta al agresor pone la denuncia en la Policía Nacional, que es la puerta de entrada principal para buscar justicia, y es allí es donde los casos se están quedando porque prácticamente presionan a las mujeres para que hagan mediación. Si siguieran el proceso, la mujer pondría la denuncia, ellos la recepcionarían, la pasarían a la Fiscalía y si por diferentes razones ella acepta mediar, pues lo haría cuando ya va a un proceso (judicial), pero eso es raro, en este contexto yo no conozco a nadie que haya llegado hasta la Fiscalía, menos a los juzgados.
Conocemos el caso de una compañera, que ha recibido procesos de empoderamiento sobre sus derechos, que fue amenazada de muerte y vive en el patio de la familia del agresor. Ella fue a poner la denuncia y le dijeron “vení mañana, vení mañana”; ella iba porque conoce sus derechos, pasaron tres meses y finalmente le dijeron que la iban a pasar con una jueza que estaba en la Policía —y allí no hay ninguna jueza, lo que hay allí es una facilitadora jurídica,una mediadora —para que haga la mediación con el que la amenazó de muerte.
¿Pueden las víctimas mediar con sus agresores?
La mediación pone en inminente peligro la vida de las mujeres porque se dice que es una resolución de conflicto que trata de evitar la confrontación directa de las partes, pero si el individuo la está amenazando de muerte, cómo va a mediar con él. ¿Cómo es media con el que me está apuntando con una pistola, con el que me tiene un machete en el cuello, con el que me pone un puñal en el estómago? Además que el impacto emocional que tiene en la víctima es terrible. El impacto a los hijos también; hay niños que le dicen a la mamá “¿y por qué no nos vamos?.
De acuerdo a la reforma a ley 779, los casos de mediación solo ocurren en caso de que la víctima acepte
La mediación tiene que ser completamente voluntaria, pero recordemos que en el proceso la mujer tiene muchas presiones, tiene presión social de la comunidad porque la juzgan, le dicen que por algo le pegó, tiene presión de la familia, de los hijos y cuando llega a la puerta de entrada, que es la Policía, estos le dicen “pero arreglense aquí, aquí lo pueden resolver”. De manera indirecta le están persuadiendo para que haga mediación. Entonces lo que debería ser voluntario se ha convertido en un ritual para decir que están haciendo algo. Se han agarrado como que la mediación resuelve el problema y lo único que hace es agudizarlo.
Para nosotras las feministas y las organizaciones de mujeres que estamos día a día acompañando estas situaciones creemos que no debe de haber en ninguna mediación porque está jugando con la vida de las mujeres.
¿A qué desafíos se enfrentan las mujeres al denunciar?
Las mujeres se enfrentan a la presión social, a la discriminacipon, pero sobre todo a la pobreza. Las mujeres de las comunidades rurales con costo tiene para comer, mujeres que prestan (dinero) para estar llegando a las audiencias a ver cómo va su caso, entonces tienden a abandonarlo.
¿Y en los casos de violencia que si prosiguen se logra alcanzar justicia?
Es muy difícil ver un caso que salga con una resolución satisfactoria. Sin embargo, nosotras hemos observado que las mujeres tienen respuesta satisfactoria cuando son acompañadas por una abogada de la organización, pero por sí solas es difícil que el caso avance. En donde se han visto más resoluciones es en los casos de pensión alimenticia.
De acuerdo a la experiencia que tienen en el acompañamiento a las víctimas, ¿qué pasa con las mujeres que denuncian y luego pasan por un proceso de mediación?
Muchísimas mujeres que han mediado bajo diferentes presiones han terminado en femicidio. Y es que la mediación es para otros asuntos, no para cuando me amenazaron de muerte. Esas son las realidades que estamos viviendo en las comunidades.