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Excanciller Aguirre: la Policía me dijo “ayúdenos a salvar el caso”

La Policía llegó a su casa, lo llamaron para dar declaraciones, pero terminaron exhibiéndolo esposado como “tope”

Francisco Aguirre Sacasa

Vladimir Vásquez

16 de agosto 2020

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El excanciller de la República, Francisco Aguirre Sacasa, de 75 años, fue presentado por la Policía Nacional como “capturado por ser receptor de objetos robados”, tras comprar dos campanas de bronce que resultaron ser robadas de la parroquia San José Obrero de la ciudad de Granada. Sin embargo, el exfuncionario sostiene que “este caso tiene bemoles políticos”, y detalla cómo  entre 15 y 20 policías llegaron a su casa a preguntar por las campanas.

Según Aguirre Sacasa, él no fue detenido en su residencia, sino que la Policía le pidió que llegara a ampliar sus declaraciones el viernes por la noche, y luego lo internaron en el Hospital Carlos Roberto Huembes, de la Policía, hasta el sábado en la mañana, cuando ocurrió la conferencia de prensa, en la que lo presentaron esposado y como “tope”.


El también exdiputado liberal asegura que las campanas las compró antes del 22 de julio, cuando aún no se había informado del robo en la iglesia de Granada, revelado hasta el tres de agosto, como indicó la Policía. “Sí me hubiera dado cuenta que a una iglesia de Granada le robaron esas campanas yo hubiera tomado contacto con el obispo de Granada instantáneamente, y se las hubiera entregado yo a él, porque a mí no me interesa comprar cuestiones robadas ni de la Iglesia ni de ninguna persona”, sostiene.

En esta entrevista con CONFIDENCIAL, Aguirre Sacasa explica por qué cree que este caso está tomando “bemoles políticos”. 

Después de lo que ocurrió este sábado, usted mencionaba en la mañana que estaba alterado, ¿cómo se encuentra ahorita (en la tarde)? 

Yo creo que cualquier persona que recibe el tipo de acción que yo he recibido de forma inesperada y, a mi criterio injustificada, obviamente lo afecta, pero una de las cosas que me ha dado un tremendo ánimo son los cientos de correos electrónicos, llamadas telefónicas, videos, chats, que he recibido de gente en Nicaragua, Centroamérica, e incluso en los Estados Unidos, solidarizándose conmigo. 

Vamos al comienzo, ¿usted compra regularmente este tipo de artículos, o esto fue algo particular? 

El tipo que me llegó a vender estas campanas, yo tengo diez años o más de conocerlo. Él es de la Isla de Ometepe, y viene periódicamente, una vez al año, a mi casa, y me ofrece cosas que él decía que eran artefactos precolombinos. Pueden haber sido estatuas pequeñas, platos bien elaborados. Invariablemente él decía que era antiguo, pero eran cosas que él mismo hacía en una fábrica o a través de contactos que él tiene en Ometepe o Granada. A él yo no le compraba mucho. Cuando él tiene alguna pieza que me parece que podría ser un bonito adorno, sobre todo en el patio, y a sabiendas que no son realmente antiguas, le he comprado. En este caso, él llegó con un par de campanas. Él viene, pocos días después del 19 (de julio), y eso es importante porque no se da a conocer el robo de la iglesia en Granada hasta el tres de agosto. En las redes sociales, el Gobierno o la Policía, están diciendo que yo compré estas campanas el mismo día en que fueron robadas en Granada. Y eso es falso. 

¿En qué fecha compró usted las campanas? 

Yo no llevo una fecha precisa de cuándo este hombre vino, pero calculo que vino a más tardar el 22 de julio. O sea que cuando yo me entero que hubo este problema en Granada estaba en una playa de Rivas con un amigo y le dije: menos mal que yo compré mis campanas hace dos semanas. Porque obviamente si él se hubiera aparecido el tres de agosto y me hubiera dado cuenta que a una iglesia de Granada le robaron esas campanas yo hubiera tomado contacto con el obispo de Granada, instantáneamente, y se lo hubiera entregado a él, porque a mí no me interesa comprar cuestiones robadas ni de la Iglesia ni de ninguna persona. 

¿El no participa en el robo de las campanas como dice la Policía, sino que a él le venden las campanas robadas?

Él dice. Es lo que él dijo enfrente de mi casa. O sea que yo compro de una persona que me dice a mí que él compra de buena fe también. 

Mencionaba usted en algunos medios de comunicación que llegaron al menos 20 policías a su casa…

Yo no diría “al menos”  hasta 20. Entre 15 y 20. Era un operativo grande. 

¿Cómo fue todo ese momento de la detención? 

En ese momento no me detienen a mí. Ellos llegan y me preguntan que si yo tengo unas campanas y les digo que sí. La misión de ellos era regresar con las campanas, según lo que me dijeron, y entonces a mí me pareció que era un grupo demasiado grande. Aquí no iba haber nadie que les iba a negar acceso, sobre todo si había alguna duda en cuanto a la legitimidad (de las campanas), pero en ese momento a mí no me detienen.

Es más, me solicitan que yo vaya a dar unas declaraciones al Chipote, y yo les dije: perfecto, yo lo hago. Y fuimos, el jefe de esta tarea, yo, y otras personas al Chipote, manejando yo. Ahí pasé dos horas dándoles un relato de lo que yo sabía de este caso. Yo tengo fotografías de esta acta, en donde se aclara que este señor no me ha estado vendiendo a mi cantidad de antigüedades, sino que me ha vendido piezas que son simulacros de antigüedades, porque te repito, esta es una persona muy conocida en ciertos círculos de Nicaragua y su especialidad es manufacturar estas cosas, pero son nuevas todas. 

Entonces, esa grabación que presentó la Policía durante la conferencia hoy (sábado) en la mañana en la que se escucha un fragmento entrecortado de las declaraciones que usted da, que sugiere que usted acepta que hay una negociación por las campanas, ¿está manipulado? 

Yo no sé lo que dicen ellos. ¿Qué es lo que dicen? Porque yo la verdad no he leído todo eso. Ahora ya estoy viendo porque ellos tenían un camarógrafo en el momento que yo llego a dar esa declaración, que creo que fue ayer, porque hoy no hablé. Dije que él había llegado, que me había ofrecido estas campanas y que me pidió 300 dólares y yo le dije que no, que no valían eso, que le daría 50 dólares o algo así y él se fue, y de repente regresa y me dice: no, cerremos esto en 100 dólares. Y en eso lo cerramos. Porque yo incluso pensaba comprar una campana en Estados Unidos y traérmela, o mandarla en una caja. 

¿En qué momento lo detienen? 

Ayer (viernes) doy esas declaraciones en la mañana. De repente recibo una llamada de un policía de El Chipote, invitándome a las 9:30 de la noche a que fuera ya, porque querían que ampliara mis declaraciones y que además identificara a los supuestos ladrones. Le dije inicialmente que era muy tarde, pero ellos me dijeron que necesitaban eso porque al día siguiente iban a abrir este caso en Granada y que sin mi ampliación e identificación de los ladrones iba a colapsar su caso. Entonces ellos me dicen: ayúdenos a salvar el caso. Yo acepto ir en la noche de ayer y me doy cuenta que ni me hicieron más preguntas ni me metieron en el tema verdadero de identificación de los otros. 

¿Cómo lo detienen y lo pasan a la conferencia de prensa? 

Me mandan al Hospital de la Policía, porque parte de su protocolo es tener un médico allí y yo tenía la presión muy alta. Pasé la noche en el hospital de la Policía y allí me hacen una serie de exámenes. Y esta mañana (sábado) me llevan al Chipote otra vez, y allí sí desemboca en lo que vos viste en las redes sociales. 

¿Qué le dicen en ese momento? 

No me dicen nada. Vos sabés que en los Estados Unidos lo que se hace con una persona detenida es, primero, permitirle llamar a un abogado, y segundo, decirle de qué está siendo acusado, y eso nunca me lo dijeron a mí. 

¿Lo esposan y lo presentan en la conferencia? 

Me llevaban de un lugar a otro. Ahora, en honor a la verdad. Hay varios de ellos (policías) que actuaron conmigo con sumo profesionalismo, otros que no. Y todo lo que llevé conmigo: mi billetera, mi reloj, me lo devolvieron intacto. 

¿Una vez que termina la conferencia de prensa lo dejan ir a su casa o ellos lo llevan?

Ellos me llevan, otra vez a una celda pequeña donde estábamos todos los involucrados en este triste capítulo. Y ahí es donde por segunda vez el que me vendió las campanas dice que lamentaba, y en voz alta para que todos lo escuchasen, que él había comprado de buena fe las campanas y que me las iba a pagar. Y eso lo escucharon los policías que estaban conmigo en ambas ocasiones. Después de eso, me entregaron mis artículos personales y me mandaron a dejar a mi casa. 

¿Bajo qué figura va a estar usted en el juicio que empieza mañana en Granada?

No sé, pero sí creo que este tema está tomando un giro muy político. Recordá que tenemos diferentes crisis actualmente y todo esto está actuando y elevándole la calentura política al país. Pero te puedo asegurar una cosa: sigo siendo demócrata y sigo creyendo en Nicaragua y su porvenir. Yo me siento bien, acabo de tener una reunión con mi abogado. Vamos a darle seguimiento a este proceso, entiendo que (el juicio) comienza mañana en la mañana en Granada. Ahí no soy uno de los acusados, hasta donde yo sé, pues no he recibido una citatoria, pero estamos listos para enfrentar esta pechada, sé que tiene bemoles eminentemente políticos, pero estamos listos para eso. 

Usted mencionaba que esto tiene tintes políticos, pero ¿por qué van contra usted que en los últimos años ha funcionado más como analista que como miembro de un partido político? 

Mi impresión, por lo que me han mandado a decir, es que al Gobierno se le señala de estar atacando a la Iglesia católica, literalmente, pero que aquí está un “golpista”, en este caso Francisco Aguirre Sacasa, profanando un templo de Granada al comprar estas campanas. Te quiero reiterar que los tiempos no corresponden con esa visión que tienen en las redes sociales los sandinistas y además quiero asegurarte que yo no sabía de dónde venían estas campanas, es más, cuando llegó el mini ejército de la Policía a mi casa ayer (viernes) en la mañana, ellos quisieron que identificara al que me vendió las campanas y yo inmediatamente lo identifiqué y él empezó a decirme, enfrente de los policías, que él lamentaba muchísimo lo que me había pasado y que se sentía muy avergonzado, que él también había comprado estas campanas creyendo que los vendedores eran legítimos y que él me iba a reembolsar mi dinero en un futuro. Entonces, de hecho, él se mostró muy molesto también por el hecho de que me había caído a mí esto encima.


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