31 de diciembre 2023
La Policía Nacional despidió 2023 de la misma manera que actuó durante todo el año: espiando, acosando y secuestrando a decenas de sacerdotes nicaragüenses. Desde el 20 de diciembre, la dictadura ejecuta una gran redada, imponiendo una “Navidad negra" contra la Iglesia católica y líderes religiosos, quienes han cometido la supuesta falta —ante los ojos del régimen— de orar por el obispo Rolando Álvarez, preso desde hace más de 515 días.
La libertad del obispo es la principal demanda de la población nicaragüense, reveló una encuesta —contratada por CONFIDENCIAL— de la firma costarricense CID Gallup. A la pregunta: ¿Cuál es su opinión sobre la condena al obispo Rolando Álvarez?, el 72% respondió estar “en desacuerdo” porque el religioso “es inocente” y “debe ser liberado”; un 19% “no sabe o no respondió”; mientras sólo un 9% considera que “es culpable” y “debe estar preso”.
Entre la semana de Navidad y Fin de Año, han sido detenidos un obispo, siete monseñores, siete párrocos y dos seminaristas. Nueve de ellos pertenecen a la Arquidiócesis de Managua, que dirige el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes, quien ha guardado silencio ante las detenciones.
Los secuestros coinciden, además, con el regreso del Ministerio del Interior (MINT), una entidad que en la década de los 80 —durante el primer Gobierno del FSLN— se encargó de espiar, perseguir, encarcelar y asesinar a los considerados “enemigos de la revolución”.
Para la abogada e investigadora nicaragüense exiliada Martha Patricia Molina, la “dictadura sandinista está preparando un destierro o una acusación penal masiva de religiosos”, al igual como ocurrió en octubre de 2023 cuando el régimen desterró a otros 12 sacerdotes que mantenía en prisión y los envió al Vaticano.
CONFIDENCIAL elaboró una lista —basándose en información de Molina y fuentes cercanas a la Iglesia— con los datos de los sacerdotes detenidos en esta nueva ola de detenciones.
La investigadora destacó que, en todos los casos, “no existe una acusación formal” en contra de los sacerdotes y “no se tiene información de su paradero”.
Detenidos entre 29 y 30 de diciembre
La mayoría de los secuestros de sacerdotes se dio entre la noche del 29 y la mañana del 30 de diciembre. En esas horas fueron detenidos nueve líderes religiosos: siete de Managua y dos de Chinandega.
Monseñor Ismael Serrano, párroco de San Miguel Arcángel, en Las Brisas, fue arrestado la tarde del 30 de diciembre, según han denunciado defensores de derechos humanos. Molina ha advertido que Serrano “es un sacerdote demasiado enfermo”, por lo que temen por su vida.
Monseñor Silvio Fonseca, vicario de la pastoral Familiar, arquidiócesis de Managua, fue secuestrado la noche del viernes 29 de diciembre por policías, quienes previamente asediaron por horas la iglesia donde se encontraba el líder religioso.
De acuerdo con las fuentes, los agentes policiales estuvieron durante el día en las afueras de la iglesia Santa Faz, en Bello Horizonte, de la que es párroco Fonseca. Esperaron la noche para entrar a capturar al religioso.
Silvio Fonseca es un abierto crítico de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. En declaraciones y entrevistas a medios locales ha acusado al régimen de “promover un odio nunca visto” contra la Iglesia católica, y de “privar al pueblo católico a formarse en su fe”.
Al líder religioso le fue retenido su pasaporte en noviembre de 2021, sin justificación alguna, mientras intentaba salir del país para viajar hacia Estados Unidos para chequear su estado de salud.
Horas después fue detenido monseñor Miguel Mántica Cuadras, párroco de la Iglesia Francisco de Asís, en Bolonia, Managua. El religioso también ha criticado la actuación del régimen orteguista. En una entrevista con CONFIDENCIAL, denunció que, desde 2019, existía una “persecución contra la Iglesia católica” en Nicaragua.
En la misma redada fueron secuestrados los sacerdotes: Mykel Monterrey, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Candelaria, en Managua; Jader Hernández, de la parroquia Madre del Divino Pastor en Nejapa, Carretera Vieja a León; Ervin López, de Chinandega; y monseñor Jaime Ramos, de la iglesia Santa Ana, en Chinandega.
En la lista también está Gerardo Rodríguez, párroco de la iglesia Purísima Concepción, en el Reparto Belmonte, Managua. Una fuente cercana al sacerdote dijo al diario La Prensa que la Policía llegó a las dos de la madrugada del 30 de diciembre.
Rodríguez es diabetico y ha estado hospitalizado en varias ocasiones por ese padecimiento, según la fuente, quien responsabilizó a la dictadura si el sacerdote “muere en la cárcel”.
También fue detenido Raúl Zamora, de la parroquia Divina Misericordia, en Managua. El sacerdote junto al padre Erick Alvarado salvaron la vida de unos 150 estudiantes, el 13 de julio de 2018, al darles refugio en el templo durante un ataque paramilitar.
Los paramilitares al servicio de Ortega y Murillo atacaron con armas de guerra a estudiantes que se habían tomado la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (Unan-Managua) pidiendo justicia, respeto a la autonomía universitaria, la salida de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (afín a la dictadura) y un cambio de Gobierno. En una camioneta doble cabina de la iglesia, los religiosos ingresaban al campus en medio de las balas a recoger estudiantes heridos y desmayados.
Después, los estudiantes para salvar sus vidas se refugiaron en la iglesia, a pocos metros de la universidad. La iglesia quedó agujereada por todos sus costados luego de ser atacada por los militares por más de 14 horas. Dos estudiantes murieron en el ataque.
Denunciaron secuestro el 29 de diciembre
Los secuestros del sacerdote Fernando Calero y monseñor Marcos Díaz Prado fueron denunciados el 29 de diciembre, aunque su detención se dio un día antes.
Calero es párroco de Nuestra Señora de Fátima en el municipio de Rancho Grande, de la Diócesis de Matagalpa. De acuerdo con Molina, fue “secuestrado por la Policía Nacional en su parroquia” tras haber mencionado al obispo encarcelado Rolando Álvarez, quien preside la Diócesis de Matagalpa.
Díaz Prado es vicario de la iglesia Santo Tomás Apóstol del Puerto de Corinto, en Chinandega, que pertenece a la Diócesis de León, dirigida por el obispo Sócrates René Sándigo.
Los detenidos el jueves 28 de diciembre
Monseñor Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua, fue secuestrado el 28 de diciembre, luego de salir de una reunión en las oficinas de la Curia Arzobispal, en la zona de Las Sierritas de Managua.
Avilés ha sido un abierto crítico de la pareja presidencial y en una entrevista, en junio de 2022, afirmó que el pueblo de Nicaragua “quiere que este Gobierno se vaya”.
El sacerdote Héctor Treminio, tesorero de la Arquidiócesis de Managua, fue detenido por la Policía la tarde del jueves. Testigos publicaron en las redes sociales fotografías de un vehículo sedán marca Yaris placa placa ES 15748, en el que presuntamente trasladaron al religioso.
Treminio, párroco de la iglesia Santo Cristo de Esquipulas en Managua, fue uno de los que condenó la quema de la venerada imagen de la Sangre de Cristo, calcinada el 31 de julio de 2020 en su capilla en la Catedral de Managua en un incendio involuntario, según las autoridades, y de acuerdo con la Iglesia Católica, en un acto terrorista.
En esa misma homilía, ofrecida en agosto de 2020, Treminio también criticó el enriquecimiento de la familia Ortega, de los que dijo “hoy son los mayores capitalistas de nuestro país”.
“¿Acaso no son los que iban a velar por los pobres y hoy son los que se mueven en carros que valen 240 000 dólares? ¿Y dónde está la consigna de los pobres?”, reprochó.
Una detención el 26 de diciembre
El martes 26 de diciembre fue secuestrado monseñor Pablo Villafranca, de la parroquia Nuestro Señor de Veracruz en Nindirí, Masaya. “Estaba en el residencial de Planes de Veracruz, Eucalipto. El sacerdote allí vivía, lo sacaron de su cuarto”, precisó una fuente a 100% Noticias.
De acuerdo con el medio en el exilio, la detención se registró entre las 10:00 y 11:00 a. m. “Varias patrullas de la policía llegaron a la casa” del sacerdote.
Villafranca “siempre pedía en sus homilías por la libertad de monseñor Rolando Álvarez”, le dijo un feligrés a 100%.
Inicio de la ola de secuestros
Esta gran redada “Navidad negra” inició el 20 de diciembre con el secuestró al obispo de la diócesis de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega, quien fue llevado con rumbo desconocido junto a los seminaristas Alester Sáenz y Tony Palacios.
El arresto ocurrió un día después que el jerarca católico expresó en su homilía que la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) permanece unida en oración, tanto por la Diócesis de Matagalpa como por su obispo monseñor Rolando Álvarez.
El obispo fue interceptado por la Policía cuando se dirigía a la parroquia Santa Cruz, en el municipio de La Cruz de Río Grande, donde tenía previsto realizar confirmaciones a 230 feligreses.
Detenidos, liberados y bajo vigilancia
El sacerdote Jader Guido, segundo vicario de la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, fue detenido tras la misa del IV Domingo de Adviento, el 24 diciembre, en la que oró por Álvarez, además de “por todos los sacerdotes, religiosos y religiosas de nuestra Diócesis”. Fue liberado antes de la medianoche de ese mismo día.
La detención del Guido ocurrió luego de varios días de asedio policial en la Curia de Matagalpa y de hostigamiento en contra del vicario general de la Diócesis, monseñor Óscar Escoto Salgado, quien fue secuestrado por policías y civiles armados la noche del 21 de diciembre, liberado en la mañana siguiente y luego, por la noche del 22, fue forzado a salir de la residencia episcopal de Matagalpa para llevarlo a Managua. Fue dejado en libertad en la víspera de Nochebuena.
Aunque están bajo vigilancia policial y paramilitar.