25 de diciembre 2023
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Poco antes de la medianoche del 24 de diciembre, fue confirmada la liberación del sacerdote Jader Guido, segundo vicario de la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, tras casi 12 horas de detención. Su pecado: elevar plegarias por el obispo de la Diócesis, monseñor Rolando Álvarez.
Lo del padre Guido comenzó con la introducción en la misa del IV Domingo de Adviento, este 24 de diciembre, la víspera de la Nochebuena. Entre acción de gracias por los cumpleaños de algunos feligreses y en rogación por la salud de otros, el sacerdote ofreció la celebración litúrgica “en rogación por nuestro obispo, monseñor Rolando, por todos los sacerdotes, religiosos y religiosas de nuestra Diócesis”. También pidió por el alma de obispos y sacerdotes fallecidos en el país. Ese gesto de fe desató la furia del régimen.
Este 25 de diciembre, monseñor Álvarez cumple 508 días en cautiverio, desde el 4 de agosto de 2022, cuando fue forzado al encierro junto a otros clérigos y laicos en la Residencia Episcopal de Matagalpa. Semanas después de su secuestro, el 29 de septiembre, Daniel Ortega dejó clara su intención de imponerse ante la Iglesia, acusándola de ser una “dictadura perfecta… una tiranía perfecta”, además de acusar nuevamente a obispos y sacerdotes de «asesinos» y «golpistas».
En la llamada Oración Universal u Oración de los Fieles en cada misa, las habituales peticiones por la Iglesia, el Papa, obispos y clero, se han convertido en actos de resistencia.
La detención del padre Guido ocurre luego de varios días de asedio policial en la Curia de Matagalpa y de hostigamiento en contra del vicario general de la Diócesis, monseñor Óscar Escoto Salgado, quien fue secuestrado por policías y civiles armados la noche del 21 de diciembre, liberado en la mañana siguiente y luego, por la noche del 22, fue forzado a salir de la residencia episcopal de Matagalpa para llevarlo a Managua. También fue dejado en libertad en la víspera de Nochebuena.
Otro de los ataques contra la Iglesia sucedió días antes en La Cruz de Río Grande, en el Caribe Sur, donde policías y civiles armados secuestraron al obispo de la Diócesis de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega, y a los seminaristas Alester Sáenz y Tony Palacios, quienes permanecen en condición de desaparición forzada.
Nadie del régimen y tampoco de la Iglesia se ha referido oficialmente a las detenciones del obispo Mora y los seminaristas; tampoco a los eventos con monseñor Escoto y del padre Guido.
A pesar de las sombras que oscurecen el horizonte eclesiástico, la luz de la fe persiste. Este 25 de diciembre, monseñor Escoto y el padre Guido celebraron misas de Navidad en la Parroquia Santa María de Guadalupe y en la catedral San Pedro Apóstol, respectivamente.
En la homilía de la misa de Navidad, el padre Guido destacó que “los santos, padres de la Iglesia, ven en este misterio de la Encarnación, cómo el poder de Dios se manifiesta en dos palabras: en el servicio y en la pequeñez, en la sencillez, en la humildad”.
“El misterio de la Encarnación, el mensaje que nos da es que el poder también de la Iglesia es un poder que se manifiesta desde la pequeñez, desde el servicio, desde el amor a los hermanos. No es un poder como estructura mundana o estructura humana… el amor tiene un poder incomparable”, dijo el padre Guido.
Al final de la misa, mientras el coro interpretaba como canto de despedida “Un gajo de chilincocos”, del artista exiliado Carlos Mejía Godoy, los feligreses se encaminaron frente al altar mayor de la catedral y uno a uno abrazaban al padre Guido. Un gesto de amor de la feligresía hacia sus pastores.
Este artículo se publicó originalmente en Mosaico CSI.
