3 de diciembre 2020
Dos semanas después que los huracanes Eta y Iota impactaron en el Caribe Norte de Nicaragua, los damnificados de la comarca Wounta Bar, que permanecían en la Bluefields Indian and Caribbean University (Bicu), fueron trasladados hasta la comunidad de Lamlaya y "dejados a su suerte", debido a que la universidad retomará las clases que perdieron durante el tiempo que el recinto sirvió como albergue.
La directora del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), Juana Bilbano, explicó que los afectados son —principalmente— mujeres y niños, porque los hombres ya habían regresado, "por sus propios medios", a sus parcelas arrasadas por los huracanes.
Los afectados denunciaron ante Cejudhcan que en el albergue "les dijeron que tenían que salir obligadamente y volver a su comunidad", precisó Bilbano. Sin embargo, las autoridades no los quisieron llevar hasta su lugar de origen porque "imagino que tienen miedo de llevarlos a un lugar donde ya no tienen techo, no tienen nada", continuó la directora de la ONG.
Una parte de los damnificados de la comunidad de Haulover permanece en la escuela Marvin Michell, en Bilwi, donde "cada día que pasa hay menos atención", señaló Bilbano. Es por esta razón que buena parte de los afectados han vuelto a la comunidad para construir champas y vivir de la pesca.
"Algunas personas de la comunidad (de Haulover) están viviendo al aire libre", precisó Bilbano. "Ellos dicen que prefieren estar así que en el albergue, donde se están muriendo de hambre. Ellos, por lo menos, quieren pescar y conseguir algo para comer", continuó.
También los damnificados de la comunidad Wawa Bar permanecen en la escuela Luxemburgo, en el casco urbano de Bilwi, con la incertidumbre de que en cualquier momento podrían ser desalojados, sin importar que su comunidad fue arrasada completamente por los huracanes Eta y Iota.
De acuerdo con la vicepresidenta, Rosario Murillo, un total de 133 familias —equivalentes a 663 personas— continúan albergadas en colegios y casas particulares en el municipio de Bilwi. Una cifra mínima en comparación con las 32 117 familias damnificadas que la funcionaria reportó un día después que Iota azotó el país, el pasado 16 y 17 de noviembre.
La cantidad de damnificados es algo subjetivo, precisó Bilbano, ya que hay familias que perdieron todo y actualmente están albergadas en casas de parientes. Estas personas —aunque no están en un albergue— continúan siendo damnificados.
Láminas de zinc
Murillo aseguró que su Gobierno ha distribuido medio millón de láminas de zinc entre los pobladores afectados por los huracanes en el Caribe Norte y los departamentos del norte del país, donde ambos ciclones impactaron como tormenta tropical.
Sin embargo, la directora del Cejudhcan explicó que la ayuda del Gobierno solo ha llegado a las zonas urbanas y comunidades vecinas a la cabecera departamental. Además, no todos los pobladores son beneficiados con las láminas.
"Hay mucho descontento (con la entrega del Plan Techo) por parte de la gente de las comunidades, pero les dicen que en otras remesas les van a dar a todos así que están con esa esperanza", mencionó Bilbano.
En el casco urbano de Bilwi, no han restablecido completamente el servicio de energía eléctrica; la señal de teléfono e internet es intermitente; y enormes cantidades de basura continúan apiladas en las calles de la ciudad.
También médicos epidemiólogos han advertido de un repute de casos de malaria y covid-19, como consecuencia del hacinamiento en los albergues y las condiciones insalubres generadas tras el paso de los huracanes.