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John Feeley: Trump considera que la entrega del canal de Panamá fue “un mal negocio”

Exembajador de Estados Unidos: su prioridad son las deportaciones; “Venezuela será la prueba de fuego de su relación con las dictaduras”

Donald Trump

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se dirige a sus seguidores en el estadio Capital One Arena en Washington, pocas horas de reasumir el cargo (EE.UU.). EFE/ Ángel Colmenares

Carlos F. Chamorro

20 de enero 2025

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Este lunes 20 de enero inicia el nuevo mandato presidencial de Donald Trump en Estados Unidos, cuyo  primer acto de gobierno será ejecutar grandes redadas en Chicago y una decena de ciudades para iniciar su proyecto de realizar deportaciones masivas de inmigrantes.

Como parte de la nueva estrategia de la política exterior de Estados Unidos, Trump ha prometido una política expansionista que incluye recuperar el control del canal de Panamá, que desde hace 25 años administra el Gobierno panameño de forma soberana, y pretende anexar a Canadá como un nuevo Estado de Estados Unidos.

“Donald Trump siempre ha considerado que la entrega del canal a Panamá fue un mal negocio. No es una idea nueva”, explica el exembajador de Estados Unidos en Panamá, John Feeley, quien fue testigo de una reunión en la Casa Blanca entre Trump y el presidente Juan Carlos Varela de Panamá en 2016, en la que el mandatario estadounidense mencionó el tema.

Sin embargo, Feeley duda que Trump pueda imponer una política expansionista con Panamá, Canadá o Groenlandia, pues implicaría “involucrar al Ejército en una guerra. Y en los Estados Unidos, hasta los votantes MAGA más militantes, nadie quiere emprender una guerra nueva en un país extranjero”.


En una conversación en el programa Esta Semana, que se transmite en el canal de YouTube de CONFIDENCIAL debido a la censura en Nicaragua, Feeley analizó las futuras relaciones de Trump con México y Venezuela, y advirtió que Trump podría estar interesado en negociar con el dictador Nicolás Maduro una eventual suspensión de sanciones para deportar a más de 700 000 venezolanos a su país de origen.

Trump y el canal de Panamá

El presidente Trump ha manifestado en distintos alegatos que Estados Unidos tiene el derecho a recuperar el control sobre el canal de Panamá. Vos fuiste embajador en Panamá en los primeros años de la presidencia de Trump. ¿Esta pretensión de retomar el canal, a pesar de que existe un Tratado que le dio a Panamá la soberanía del canal desde hace más de 25 años, es una idea nueva de Trump, o existía desde antes?

John Feeley. Existía desde antes, lamentablemente. Él se ha pronunciado en varios momentos en contra del Tratado. El no cree en negocios de gana-gana. En su concepto de cómo funciona el mundo, él no es capaz o no quiere aceptar que una alianza estratégica como la que existe entre Estados Unidos y Panamá desde hace más de un cuarto de siglo tiene un valor. Entonces, en su mente, él ve que Estados Unidos, que sí construyó el canal, pero lo entregó por nada a cambio de nada, y además, siendo fanático de la fuerza o la apariencia de la fuerza, él siempre ha criticado al expresidente Jimmy Carter como un hombre débil.

Entonces eso no es nada nuevo en términos de lo que yo había personalmente escuchado. Él subió el tema en 2016 en una reunión privada con Carlos Varela, entonces presidente de Panamá, pero nunca subió el tema en su primer mandato, públicamente.

Ocho años después estamos viendo la confluencia de dos cosas. La obsesión que siempre ha tenido Trump de que es un mal negocio, pero combinado con una segunda tendencia. Y esos son los “halcones!” antiChina que existen a su alrededor. En particular, Marco Rubio, Secretario de Estado que lo mencionó en su audiencia de confirmación el otro día. Mike Walsh, el hombre que él ha nombrado para ser su asesor de Seguridad Nacional.

En realidad, China está haciendo lo que ha hecho en Panamá desde hace varios años. Hay una expansión comercial, sin duda, y ese comercio se podría convertir en una amenaza contra Estados Unidos a nivel de espionaje, a nivel de las redes de Huawei. Pero yo no veo ninguna amenaza geoestratégica naval, bélica, que invocaría la cláusula del tratado de neutralidad para que Estados Unidos se viera forzado a retomar el canal como Trump ha dicho.

John Feeley, exembajador de Estados Unidos ante Panamá.
John Feeley, exembajador de Estados Unidos ante Panamá.

¿Vamos entonces a una tendencia conflictiva en la relación de Trump con Panamá y América Latina? Uno ve cuál ha sido la reacción del presidente Mulino en Panamá y de muchos representantes de América Latina, coincidiendo en defender la soberanía panameña sobre el canal. 

John Feeley. Los líderes de América Latina tienen que caminar “cordón flojo”, como lo caminaron la primera vez entre 2016 y 2020, y reconocer que como Tucídides, el filósofo historiador griego, escribió: “Los fuertes hacen lo que quieren, lo que les dé la gana. Los débiles hacen lo que tienen que hacer”. Hay una asimetría enorme en términos del poderío económico y militar entre los Estados Unidos y los países de América Latina. Pero eso no significa que los países de América Latina tienen que hacer combate con la retórica de Donald Trump.

El Gobierno de Trump es capaz de herir económicamente a muchos países en América Latina con aranceles o con la abrogación de tratados de libre comercio. Pero si estamos hablando de un choque militar, no lo veo posible. Entonces, mi consejo no solamente a José Mulino, sino a todos los presidentes de América Latina es, no reaccionen inmediatamente ante cada tweet y cada cosa que diga Trump.

Él va a decir muchas cosas. No digo que lo pueden ignorar y que no deben pensar en lo que podrían ser las repercusiones. Pero no hay ganancia en un pleito, en una trifulca retórica entre un país de América Central y un presidente de Estados Unidos que ya sabemos por su historia, tiene la tendencia de abrir su boca y decir francamente cosas que no hacen sentido y son estúpidas.

En el fondo, ¿Trump tiene alguna intención ulterior de negociar? ¿Qué quiere negociar en Panamá?

John Feeley. La verdad, no sé, porque Panamá es un socio estratégico de Estados Unidos que está colaborando en casi todos los sentidos. Panamá es el único país del hemisferio que está permitiendo vuelos de deportación de los migrantes que han cruzado el Darién, y no tienen derecho necesariamente de continuar un viaje indocumentado. Y Panamá está colaborando, eso es inaudito, nunca lo había hecho antes.

La colaboración en términos de migración bien podría ser una idea que tiene Donald Trump, y él va a encontrar en José Mulino y su Gobierno socios bastante abiertos a la idea de fortalecer la frontera del Darién para que la gente no pase por ese infierno.

Otra cosa que posiblemente Donald Trump no ha mencionado, y  posiblemente él quiere, es que Panamá no cobre, no ponga una tarifa para los buques de la Armada de Estados Unidos cuando hacen el tránsito. Pero por más de 25 años que el canal ha estado en manos de la Autoridad del Canal de Panamá, por el Tratado ellos siempre han dado un privilegio a todos los buques de guerra y los submarinos de la Armada americana, que no tienen que hacer fila en el canal.

En 25 años han pagado un monto de 24 millones de dólares, eso es menos de un millón de dólares al año, eso es el presupuesto para el café en el Pentágono. Si Donald Trump está molesto por eso, la Autoridad del Canal podría quitar ese cobro, es una empresa que el año pasado cobró cinco mil millones de dólares en peaje a los buques comerciales. Un millón de dólares no es nada en ese monto, entonces no sé lo que piensa Trump en el fondo.

Más allá del tema del Canal de Panamá, hay un discurso expansionista del presidente Trump. Por ejemplo, dice que quiere anexar a Canadá como un Estado de Estados Unidos o comprar el territorio de Groenlandia, sobre el que tiene soberanía Dinamarca. ¿Esta pretensión tiene implicaciones a nivel global?

John Feeley. Yo creo que no. Canadá sabemos que no se va a vender, Estados Unidos no lo va a anexar. Ya el pueblo de Canadá ha respondido.

El presidente de Panamá ha hecho lo necesario para consumo doméstico. Ha dicho “no, muchas gracias, señor Trump. Cada metro cuadrado del canal de Panamá pertenece al pueblo panameño”, y el primer ministro de Dinamarca y el de Groenlandia ya le han contestado. Entonces, si Donald Trump realmente tiene pretensiones expansionistas, va a tener que meter el Ejército a otra guerra extranjera.

En Estados Unidos, hasta los votantes MAGA más militantes, nadie quiere emprender una guerra nueva en un país extranjero, porque acabamos de terminar un ciclo de dos guerras que duraron más de 25 años, con trillones de dólares malgastados, más de 6000 muertos, hijos, hijas de ciudadanos americanos que pelearon en Afganistán, Irak. ¿Y qué ganó Estados Unidos con esas guerras? Nada. Yo no creo que el país estaría detrás de Trump en un supuesto deseo para emprender guerras nuevas para expandir su territorio.

México, China, y el fentanilo

Veamos el caso de las relaciones con México, que es el principal socio comercial de Estados Unidos en América Latina. ¿Cuál es la prioridad de Trump? ¿Las tarifas a los productos chinos o el control del fentanilo y las operaciones de los carteles del narcotráfico? ¿Cómo ves la reacción hasta hoy de la presidenta Claudia Sheinbaum?

John Feeley. Trump y su Gobierno van a estar mirando muy de cerca cómo China está utilizando a México para ingresar sus productos sin pagar las tarifas que cobramos a los productos chinos, al tener un lavado como productos mexicanos. Eso es un tema legítimo a pesar de que la retórica es exagerada. Los oficiales del Departamento de Comercio van a intentar inspeccionar y tratar de arreglarlo.

El tema del fentanilo es mucho más grave y definitivamente responde ante una necesidad americana. Aunque las sobredosis y los casos de muertos de sobredosis han caído en el último año de Joe Biden, todavía es una plaga, una amenaza en muchas ciudades de Estados Unidos.

Entonces, esa retótica puede ser que Donald Trump está haciendo lo que él siempre hace, para que México tome más acción en contra de los carteles, pero tenemos que ver lo que ha pasado recientemente. Han tenido el decomiso más grande de fentanilo en la historia de los servicios de seguridad en México en el último mes.

Yo creo que México no hacía todo lo que podía hacer durante la administración de Biden y Andrés Manuel López Obrador, y espero que Claudia Sheinbaum pueda responder de una forma positiva, mostrando más colaboración en términos de controlar  la producción de fentanilo y el trasiego.

Un tercer tema que también Donald Trump trae entre ceja y ceja respecto a México es la migración, un panorama un poco más complicado. Trump ha prometido a sus militantes, la mitad del país en términos del voto popular, que va a comenzar con deportaciones masivas de los indocumentados en los Estados Unidos. Esa población oscila entre 11 y 12 millones de personas.

Será muy difícil lograr deportaciones masivas, pero no tengo ninguna duda de que Donald Trump va a intentarlo. Vamos a ver muchos mexicanos indocumentados capturados en redadas y devueltos a México. Claudia Sheinbaum ya ha dicho que ella va a aceptar todos los mexicanos que sean deportados, pero no los de otros países.

Quiere decir que cuando hay nicaragüenses, guatemaltecos, salvadoreños y sobre todo cuando hay venezolanos, México no los va a aceptar. Donald Trump va a tener que crear campamentos muy grandes en el Estado de Texas para retenerlos hasta que su Gobierno pueda encontrar la forma adecuada para devolver a aquellos nacionales a sus países natales.

La dictadura de Venezuela y las deportaciones 

¿Qué lugar ocuparán las dictaduras de América Latina, Cuba, Nicaragua, Venezuela, en las relaciones de Trump con la región? En el caso de Venezuela, ¿cuál será su prioridad? Por un lado, ha invitado a su toma de posesión al presidente electo, Edmundo González, pero también hay versiones de que hay una intención de una posible negociación con Maduro sobre el tema de las deportaciones e inversiones petroleras.

John Feeley. Ahí tiene Donald Trump -y Marco Rubio cuando asuma como secretario de Estado- el desafío más grande y la primera prueba de fuego sobre cuáles van a ser las intenciones verdaderas de Donald Trump respecto a las dictaduras.

No voy a apostar, pero sí puedo ver la posibilidad de un arreglo con Nicolás Maduro, porque Marco Rubio, Mauricio Claver Carone, los legisladores y senadores cubanoamericanos pueden odiar a las dictaduras y, francamente, cualquiera que quiere la democracia odia las dictaduras, la de la isla, o en Nicaragua, y la naturaleza mafiosa en Miraflores, en Caracas, debe preocupar a cualquier ciudadano, pero las preocupaciones humanitarias y filosóficas son una cosa, y la cruda realidad es otra cosa.

¿Qué es lo que Donald Trump realmente necesita de Venezuela?. No necesita su petróleo. Estados Unidos en los últimos diez años se ha convertido en el productor más grande del mundo, incluyendo a Rusia y Arabia Saudita, de petróleo y gas. No necesitamos el crudo de Venezuela, pero Donald Trump sí necesita deportar aproximadamente a 700.000 venezolanos.

Durante la campaña, Donald Trump dijo una cosa absolutamente falsa, un fake news, y alegó que los venezolanos del Tren de Aragua estaban comiendo gatos y perros en los suburbios en Estados Unidos. Ningún americano sabe lo que es Tren de Aragua si no es especialista en América Latina. Lo dijo porque los venezolanos han sido la población de Sudamérica que ha llegado de forma indocumentada en más número en los últimos años.

Para complacer a sus bases MAGA, a la gente como Steven Miller y Tom Home que van a instrumentar su política, Donald Trump tiene que encontrar la forma de deportar un gran número de venezolanos. Entonces, ¿cuál es la forma más sencilla? ¿Deportarlos a cambio de no tener que imponer las sanciones?

Sabemos que Marco Rubio reaccionaría fatal, pero a lo mejor Donald Trump, que es el jefe, le va a susurrar en el oído: -Marco, búscame el numerito de Nicolás Maduro, yo voy a hacer mi arreglo con él y tú puedes hacer lo que quieras con Nicaragua, Cuba y todo lo demás allá-. Eso es algo que yo, personalmente, voy a estar mirando muy de cerca, para ver quién gana.

Entre los militantes de Donald Trump hay muchas facetas. No es un movimiento monolítico: está compuesto por conservadores sociales, por evangélicos, gente muy conservadora que quiere que Donald Trump nos lleve como país a tener familias tradicionales, en contra de las poblaciones LGBTQ.

La otra cara de la moneda es que hay un gran número de financieros de Wall Street, y expertos -hombres y mujeres- en comercio, del sector de alta tecnología de Silicon Valley en California, entres ellos, el más famoso obviamente es Elon Musk y también Vivek Ramaswamy.

Ya hemos visto una batalla interna entre los dos campos: los conservadores sociales, los teócratas que quieren un país más cristiano, y los que son internacionalistas, hombres de empresa y negocios de la próxima generación, de inteligencia artificial, las redes sociales. Y tiene que ver con una visa que se llama H1B, que se otorga a los migrantes con altas destrezas profesionales con carreras en cómputo, en ingeniería.

Donald Trump estaba muy en contra de esa visa y el programa, diciendo que ofrecía a extranjeros mejores trabajos que a americanos nacidos en los Estados Unidos, americanos blancos que habían votado por él, y no quería continuar con el programa de visa H1B. Ahora algunos financistas de su campaña están diciendo “mi negocio depende de los ingenieros de sistemas que vienen de India, Bulgaria, Israel… necesito ese programa H1B, y Trump ya decidió con los de alta tecnología y no con los conservadores sociales. Entonces bien puede pasar la misma cosa respecto a América Latina y en específico respecto a Venezuela.

En el caso de Cuba, el presidente Biden, de manera tardía, sacó a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo en lo que parece ser una negociación para que Cuba libere a más de 500 presos políticos. ¿Qué se puede esperar de Trump? ¿Podría revertir esta medida?
John Feeley. Más rápido que un taxista en Nueva York. Definitivamente, eso va. Yo creo que está escrito. Como humanista, yo celebro que hay más de 500 presos políticos cubanos excarcelados. Cuba es un régimen desalmado. Todos lo reconocemos. La gran pregunta siempre es cuál es la táctica que uno quiere emplear para incitar o empujar un cambio en la isla.

Los conservadores como Marco Rubio, como los cubanoamericanos, piensan que con más sanciones van a lograr un cambio democrático en la isla. Y hay otros como el campo de Biden que decían: no, quizás es a través de otra estrategia para que por lo menos se pueda contar con un poco de ayuda humanitaria.

Lo curioso es que no importa que sean republicanos o demócratas, a través de los últimos 40 años, desde el periodo especial en los 90, cuando se fueron los soviéticos Estados Unidos es por mucho el proveedor de ayuda humanitaria número uno en la relación con Cuba. Pero, tratando de pensar como Donald Trump, él no quiere nada de Cuba, no hay nada que Cuba le pueda ofrecer.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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