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Productores resienten sequía, costo de agroquímicos y falta de mano de obra

Cuatro problemas que amenazan el ciclo agrícola: sequía, alto costo de agroquímicos, migración de trabajadores y bajos precios internacionales

Fincas ganaderas en la zona seca de Boaco

Imágenes de archivo de fincas ganaderas en la zona seca de Boaco, afectadas por la sequía. Foto: Archivo/Confidencial

Iván Olivares

3 de octubre 2023

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La combinación de altos precios de los insumos agropecuarios, falta de lluvia, escasez de mano de obra, bajos precios internacionales de algunos rubros, y las plagas, está obligando a los productores nicaragüenses a reducir áreas de cultivo y pastoreo, lo que podría afectar la seguridad alimentaria del país, así como a la producción exportable.

Desde hace varios meses, los productores están advirtiendo del riesgo que significa para sus cosechas y ganados, la sequía que se avizoraba como efecto del fenómeno El Niño, sumado al sobreprecio que tenían que pagar por los agroquímicos que requiere su labor, como efecto directo de la voracidad recaudatoria del régimen Ortega-Murillo, aplicada en las aduanas del país.


Varios productores agropecuarios que accedieron a hablar con CONFIDENCIAL desde la seguridad del anonimato, explicaron que habían decidido limitarse a fertilizar y cuidar solo aquella parte de sus plantaciones que podrían atender, concentrándose en las que fueran más prometedoras, productivamente hablando.

“Estoy reduciendo áreas de cultivo según la mano de obra disponible, así que tendré que dejar espacios simplemente descuidados, sin control de maleza y sin poder aplicar químicos”, dijo un cafetalero norteño que además ha visto no solo cómo disminuían los precios internacionales del grano, sino también que cada vez hay menos brazos para cortarlo.

Atraídos por el parole de EE. UU.

“La mano de obra será un gran problema, en especial para el café. Si antes se nos fugaba hacia Costa Rica, ahora muchos se están yendo hacia Estados Unidos atraídos por el parole, además que el trabajo en Costa Rica es temporal, en período de cosechas”, dijo un experto en temas de producción agropecuaria.

“Eugenio”, un pequeño productor del norte, refiere cómo mucha gente que hacía labores agrícolas se está yendo del país, por lo que se pregunta si habrá suficientes brazos para recoger la cosecha de café. Dado que su área sembrada es pequeña, puede comprar los insumos que necesita, pero ha visto cómo muchos reducen sus cultivos para darle el tratamiento que necesitan con los recursos disponibles, lo que incluye mano de obra.

Desde la zona de Matiguás, “Benito” ha visto irse no solo a la gente que trabajaba en su propiedad, sino también a su propia familia, luego que tres de sus hijos buscaran mejores horizontes más allá de las fronteras. “Se van porque ganan muy poco y las cosas están muy caras. Ganan 200 córdobas al día, y con eso no se compra nada, así que prefieren arriesgarse con la esperanza de encontrar un trabajo mejor pagado en esos países”, detalló.

De regreso al cafetalero norteño, refiere que en este momento debería tener un promedio de 80 trabajadores permanentes para ejecutar las labores de campo, pero solo tiene 21, “lo que me tiene desfasado, porque en agricultura las cosas son en tiempo y forma. No se puede fertilizar cuando uno quiera o pueda, sino cuando la planta lo necesita”, sentenció.

De forma adicional, la sequía, combinada con las altas temperaturas que se han manifestado en buena parte del país, propiciaron el desarrollo de plagas como los chinches, y varias del ‘complejo spodóptera’, que incluye muchos tipos de insectos, explicó el experto a CONFIDENCIAL. Los calores imperantes incentivaron una alta postura de huevos y eclosiones, lo que se tradujo en una alta demanda de caros insecticidas para controlarlos.

Sin agua no hay esperanza

El agua es, de lejos, el insumo principal de toda la actividad agropecuaria. Sin ella se secarán las plantas y se morirá el ganado, y aún si no se cumplen esos extremos, los pequeños y medianos empresarios que hacen producir la tierra, verán mermar sus ganancias.

“El invierno ha estado crítico para algunos cultivos, y si bien hay zonas del país donde ha llovido regularmente, en general estamos por debajo de los históricos de lluvias que han sido un poco consistentes en occidente, lo que es bueno para el maní, que no requiere tanta agua, mientras que Managua, Masaya y Granada reportan lluvias escasas”, explicó el experto.

Ese comportamiento errático del ciclo lluvioso ha llevado a que haya zonas que pasaron hasta 25 días sin precipitaciones, lo que preocupa en especial a los que ya están en cosecha, porque afectará los rendimientos de sus cultivos.

“Eugenio” está preocupado al ver la extrema irregularidad de las lluvias, recordando que hace unas semanas, la zona del país en que él trabaja la tierrra recibió 45 milímetros de agua en una hora, y luego se paró. “Eso habría sido bueno si hubiera caído a razón de cinco milímetros por día”, detalló.

Él siembra frijoles, zanahorias, plátanos, cítricos… “un poquito de todo. Varío mis cultivos para obtener ingresos de diferentes cosas en diferentes épocas”, explicó lamentando una vez más que “no ha sido un invierno constante… cae mucha agua concentrada en muy poco tiempo, y luego desaparece”.

“Pésimo comportamiento de las lluvias”

“Benito” siembra yuca, frijoles, y maíz para el consumo, porque su actividad principal es la ganadería, y aunque el maíz y la yuca están muy bien, admite que se preocupa al ver que “esto está seco. El clima está muy malo. No ha llovido mucho, aunque los pastos se han sostenido, pero llevamos un mes sin agua”.

Dada su experiencia como productor, él es uno de los que ha podido constituir sus propias reservas de agua, y aunque eso le permite solventar las necesidades de su ganado, muestra su preocupación porque el nivel de su reserva “se sostuvo, pero no aumentó, y los niveles son menores que los del año pasado”.

El cafetalero norteño citado antes, expresó que el “pésimo comportamiento de las lluvias”, lo tiene a él y a sus colegas de la zona norte “bastante secos”, explicando que las lluvias esporádicas que reciben sus cultivos no bastan para alcanzar el nivel de humedad que requieren los fertilizantes para transformarse y que las raíces lo pueden absorber.

Este productor advierte que las siembras de café de este año se verán seriamente afectadas si no llueve, y que eso seguirá así mientras no disminuyan los efectos de El Niño, lo que parece que no ocurrirá hasta después de marzo de 2024. En ese panorama, “la planta se estresa por falta de lluvia; la maduración del cafe se retrasa, y a veces no madura del todo, porque la falta de humedad impide que el grano tenga suficiente miel”, detalló.

Como conocedor del tema, explica que el ambiente semidesértico de las zonas secas pone a los ganaderos en serios problemas, aunque los del trópico húmedo están en mejor situación porque las escasas lluvias permiten mantener los pastos, pero “si concluye el escaso periodo lluvioso y nos encuentra sin reservas de alimento para el verano, veremos mortandad de ganado. En estas circunstancias, los animales sufren, y también los ganaderos”, advirtió.

Altos costos; bajos precios

Y si la irregularidad del período lluvioso es un problema acuciante para todos ellos, el de los precios también lo es. Tanto el de los insumos agroquímicos, como el que pagan los mercados de algunos productos de exportación.

En el apartado de los fertilizantes, el cafetalero norteño relató que la tonelada de urea llegó a cotizarse hasta en USD 1400 y bajó hasta los USD 400, sin que los productores nicaragüenses hayan podido aprovechar la totalidad de la caída del precio internacional porque “cuando los importadores hacen sus declaraciones en Aduana, antojadizamente les suben 200 dólares, lo que afecta la cadena productiva”. La afectación pasa del importador al productor, y de ahí al consumidor, que termina pagando mayores precios finales, recalcó.

“Donald” es un productor nicaragüense de plátanos y maíz, que planea sembrar trigo y frijoles en sus propiedades tanto en Nicaragua como en Costa Rica, lo que le permite conocer ambos mercados de primera mano. Por eso reclama que comprar un quintal de abono en USD 100 en Nicaragua “es una estafa”, cuando en Costa Rica le cuesta 27 000 colones (unos 51 dólares), por lo que prefiere comprarlos en ese país, al igual que los fertilizantes, el alimento para sus cerdos, perros y gallinas, y la comida para su personal.

Mucho más al norte del país, “Benito” se queja del alto precio que tiene que pagar por el yerbicida, del que si antes compraba el litro a 100 o 150 cordobas, ahora debe pagar 4800 por un bidón que en realidad trae 19 litros, así que el litro sale a un poco más de 252 córdobas.

Si bien la esperanza para algunos de ellos -los que producen para exportar- es que los precios que paga el mercado internacional por sus productos, les ayude a balancear la columna de ingresos con la de egresos, lo cierto es que no todos verán cumplida esa expectativa.

Según este informe del Banco Central de Nicaragua, solo el maní y el frijol reportaron mayores ingresos en el primer semestre de 2023, con respecto al mismo período del año pasado. Por el contrario, el café, el ganado en pie, el ajonjolí, y el tabaco en rama cerraron en números rojos. Al extender la lista a productos industrializados, la carne también reporta pérdidas, mientras que el azúcar de caña y la leche tuvieron superávits.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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