27 de septiembre 2024
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El alza en los precios internacionales del café, que se acerca a 270 dólares por quintal, augura un aumento en los deprimidos ingresos que está obteniendo Nicaragua por la exportación de ese grano, aunque es probable que, tal como le ocurrió antes a los productores de cacao, muchos productores no se beneficien en la misma medida en que suben los precios.
En esta ocasión, las quejas de los productores no apuntan en dirección al Estado —que obtendrá mayores ingresos al poder cobrar más impuestos por ventas, porque eso está dentro de su prerrogativa legal—, pero sí en contra de las empresas exportadoras, que aumentan sus cobros en la misma medida en que suben los precios del grano.
Al 15 de marzo de 2024, el precio promedio de un quintal de café estaba en 181.6 dólares. Dos semanas y media después —el 2 de abril— rompía la barrera de los 200 dólares por quintal, de donde no volvería a bajar (salvo en tres fechas puntuales del mes de mayo), hasta situarse este miércoles 25 de septiembre en 268.6 dólares por cada cien libras.
“Ese precio arriba de 260 dólares es muy bueno, pero no nos beneficiará a todos por igual”, dijo a CONFIDENCIAL un productor cafetalero matagalpino que pidió el anonimato para protegerse de represalias gubernamentales. En su caso, él vendió parte de su producción en marzo (a 235 dólares) y en mayo (a 238), pero conoce casos de otros productores que vendieron mucho antes, a 180 dólares por quintal.
Aunque cualquier exportador debe saber elegir el momentum que le sea más conveniente para colocar su producto en los fluctuantes mercados internacionales, los cafetaleros tienen un problema adicional que no pueden solventar. El cierre de CISA Exportadora en diciembre de 2023, cuando Mercom Coffee Group se declaró en bancarrota, los dejó inmersos en un esquema de menor competencia, en el que impera la ley del más fuerte.
El productor matagalpino refirió que cuando vendió el primer lote en 235 dólares, la empresa exportadora le entregó solo 200 dólares por quintal, asegurando que los 35 dólares que le quitaba, eran para pagar el costo de beneficiado más impuestos, incluyendo el porcentaje que debe entregarse para fortalecer la Comisión Nacional de Transformación y Desarrollo de la Caficultura, (Conatradec), de la que nadie sabe nada.
Luego, cuando pudo colocarlo a 238 dólares, la empresa aumentó el cobro y le quitó 38 dólares, con lo que de nuevo obtuvo solo 200 dólares por quintal, “así que el exportador fue el que se benefició con esos tres dólares que subió el precio con respecto a marzo. Ahora que los precios llegaron a 260 por quintal, los exportadores están cobrando entre 50 y 52 dólares por quintal, porque ellos se quieren quedar con una buena parte del pastel, cuando esa ganancia debería ser para el productor”, reclamó.
“Los exportadores que quedaron operando en el país como ya no existe CISA, cuando ven esos precios sacan un colmillo increíble y buscan la forma para que el productor no reciba más de 200 dólares libres por su café”, dijo.
“Como ya no tienen la competencia de ese comercializador que exportaba casi la mitad de la cosecha nicaragüense, nos agarran y nos despedazan”, aseguró el productor sin mencionar nombres.
Ecos del cierre de CISA
El cierre de CISA Exportadora dejó en el desempleo a muchas personas, trastocó el sistema de financiamiento de la producción, (afectando tanto al campo como a los bancos), e incidió en la disminución de las exportaciones, tal como lo muestra el Banco Central de Nicaragua (BCN), en este informe estadístico.
Las cifras reflejan que hasta julio de 2024, el país había exportado un total de 2 115 900 quintales de café, mientras que en el mismo período del año pasado, las exportaciones del grano eran de 2 546 400 quintales, lo que representa una disminución de 430 500 quintales (16.9%) entre 2024 y 2023. El desplome es mucho mayor (-624 800 quintales o 22.8%), si se compara con los 2 740 700 quintales que se habían exportado a julio de 2022.
La historia varía muy poco cuando se mide en dólares y ya no en quintales: el Informe de Comercio Exterior del segundo trimestre de 2024, también del BCN, detalla que las exportaciones de café del primer semestre del presente año, cayeron en 117.9 millones de dólares (-25.6%) en comparación con el mismo período de 2023.
Esa baja deprimió el total de exportaciones acumuladas del sector agropecuario, que fue de 551.7 millones de dólares en el primer semestre, para una disminución interanual de 18.5%.
Con todo, los datos al mes de julio muestran una mejora, siendo que los ingresos acumulados por exportaciones de café se elevaron a 409.9 millones de dólares a julio de 2024, con lo que la diferencia ya es solo de 99.5 millones (19.5%), al compararse con los 509.4 millones de dólares acumulados a julio de 2023, producto de la combinación del aumento sostenido de los precios, con una mayor exportación del grano en el séptimo mes del año.
Eso podría hacer que este año y el próximo, el país recupere parte de los ingresos perdidos, siendo que los mercados a futuro proyectan que los precios se mantendrán por encima de los 260 dólares al menos hasta julio de 2025, y todavía por encima de los 250 al llegar a diciembre del próximo año.
Precio del café depende de Brasil, Vietnam y Oriente Medio
Estos seis meses de precios altos se explican por el comportamiento del clima, tanto en Vietnam —país que redujo sensiblemente su oferta exportadora— como en Brasil, que no solo sufre de escasez de lluvias, sino también por temperaturas inusualmente altas en muchas de sus zonas cafetaleras, pero también por el clima político en algunas regiones del planeta.
“Las tensiones geopolíticas en Oriente Medio siguen teniendo efectos adversos en la estabilidad del suministro de contenedores y en la plena disponibilidad de rutas marítimas. El tráfico sigue desviado del Canal de Suez y se ha dirigido alrededor del Cabo de Buena Esperanza”, señala el Informe Mensual de la Organización Internacional del Café, a agosto de 2024.
El productor matagalpino recomienda esperar a ver cómo reaccionan los precios en caso de que “se establezcan las lluvias en Brasil, donde el mes de octubre es determinante para la floración. Si se prolonga la sequía, tendrán problemas serios en la floración, porque el alto precio actual está soportado más que todo en el clima”.
Un productor que no tenga acceso a expertos en el manejo de las bolsas especializadas venderá cuando el grano alcance un precio atractivo que le permita pagar deudas y obtener ganancias. Vende en ese momento porque, así como sube, también puede bajar por cualquier razón. “Lógicamente, un problema de clima en Brasil, que produce más de 60 millones de quintales, ejerce presión sobre el precio porque el mercado se pone nervioso y empieza a demandar café para garantizar el negocio, comenzando por los tostadores”, explica la fuente.
El productor opina que si continúa la sequía, o siguen las altas temperaturas en las zonas productoras de Brasil, el precio podría llegar a 300 dólares, aunque reflexiona con resignación que “la Bolsa de Nueva York ha mostrado más cautela”.
Lo dice porque “en otros tiempos, con todo lo que está ocurriendo en Brasil, el quintal ya habría llegado a 300 dólares, pero ahora actúan con cautela, y no hay presión de compra de los tostadores, que es lo que hace que el precio suba. Se ve que han aprendido a esperar hasta estar al borde del precipicio para empezar a pujar para comprar. Así están actuando para mantener precios que no son bajos, pero tampoco son altísimos”, concedió.
