10 de julio 2019
En las calles de Monimbó, Masaya, siguen esperando a un líder de la protesta cívica que continúa en prisión. Es un hombre “chele” que se ganó el respeto del barrio y la admiración de los más chavalos. Se trata de Edward Enrique Lacayo, mejor conocido como ‘la Loba’, un hombre a quien describen con “temple de acero” y “líder del pueblo”, que fue capturado por civiles encapuchados el 15 de marzo en El Ostional, Rivas, cuando pretendía cruzar hacia Costa Rica, huyendo de la dictadura de Daniel Ortega.
La justicia orteguista acusa a ‘la Loba’ de ser narcotraficante. Dicen que se dirigía a Costa Rica con seis tacos de cocaína, y que fue interceptado por oficiales. Su madre, Esthela Rodríguez, y sus allegados, sostienen que es inocente, y que su detención y la imputación de un delito común, es una venganza de la dictadura.
‘La Loba’ permanece en la cárcel La Modelo, de Tipitapa, y es parte de los más de 80 presos políticos acusados por supuestos delitos comunes, y que no fueron “beneficiados” por la Ley de Amnistía, aprobada a principios de junio por la aplanadora de los diputados del FSLN en la Asamblea Nacional.
Palizas, maltrato y castigo
La madre de Lacayo denunció, públicamente, la crueldad con la que tratan a su hijo en prisión. El viernes 28 de junio, durante la visita familiar, Lacayo le contó que un grupo de encapuchados, que no son custodios ni policías, llegaron a su celda, lo sacaron y golpearon. Luego le robaron todo, hasta su ropa y comida, y lo enviaron en bóxer a una celda de máxima seguridad en la galería 300.
“Está en las peores condiciones. Se han ensañado en mi hijo, no sé por qué. Él ha sido un hombre cabal, no es perfecto, pero sí un hombre de buen corazón que le gusta ayudar a las personas. ¿Por qué me lo tienen secuestrado? Libérenlo. Es injusto, es injusto lo que le están haciendo. Está flaco, flaco”, afirma Rodríguez, quien teme que su hijo sea asesinado como sucedió con el preso político Eddy Montes, el pasado 16 de mayo, a manos de un custodio en La Modelo.
Lacayo le aseguró a su madre que teme por su vida, pues durante varias noches esos mismos hombres han llegado a su celda a golpearlo y amenazarlo de muerte. “Me dijo: ‘Mama, me van a matar’, y eso me está matando a mí, me lo quieren matar físicamente”, lamentó Rodríguez.
¿Quién es ‘la Loba’?
En histórico barrio indígena de Monimbó, todos reconocen el liderazgo de ‘la Loba’. Es tan alta su popularidad entre los monimboseños que el 11 de junio, el mismo día que liberaron a más de cincuenta presos políticos, entre ellos los principales líderes de la protesta cívica y rostros emblemáticos de la resistencia ciudadana, los pobladores del barrio llegaron a su casa a esperar su llegada. Adornaron la casa y la calle con banderas y globos azul y blanco.
“Es que ‘la Loba’ era un líder, no como los del Movimiento (19 de Abril), sino un líder del pueblo, de barricadas, de lucha, de irse al frente, sin miedo”, dice una paramédica que lo conoció en las trincheras y lo vio luchar al pie de las barricadas.
Antes de las protestas de abril, a ‘la Loba’ le llamaban ‘el Chele’, y lo conocían por ser el dueño de los molinos más populares de Monimbó. Con las protestas, se atrincheró y emergió su figura de líder.
“Es de esas personas que no dice mucho, pero sus actos hablan por él. ‘La Loba’ logró ganarse el respeto de todo Monimbó. Hay muchas personas que se entregaron, pero que no tenían el reconocimiento del pueblo, pero él era un personaje respetado, por los viejos y los no tan viejos”, cuenta ‘Libertador de Monimbó’, un joven que participó activamente en las protestas de Masaya.
La casa de ‘la Loba’ funcionó como uno de los puestos médicos más grandes de Masaya y coordinó los grupos de defensa de Monimbó y otros sectores de la ciudad. Si había un conflicto, afirman, iban donde ‘la Loba’, para que él mediara en la disputa. Sí era necesario salir para defender un sitio atacado, él salía junto con el grupo, a apoyar en lo necesario. Siempre iba de frente, sin el rostro cubierto.
“El día del (aniversario del) Repliegue, que no se hizo el año pasado, teníamos a unas personas heridas y atrapadas en una zona de conflicto. Conseguimos una camilla con unos amigos y para poder sacarlos, el grupo de él nos cubrió, se fueron de frente para que pudiéramos cruzar”, relata la joven paramédica.
Para los monimboseños, ‘la Loba’, es un símbolo de lucha y resistencia. Por eso cuando se enteraron de su captura, la mayoría pensó que iban a matarlo. “Por eso se ensañan, porque saben que representa mucho”, asegura ‘Róger’, otro Masaya.
“Lo toman como preso común, pero todos sabemos que no lo es. Él no ha tenido relación con las drogas. No es un líder mediático… nunca habló ante las cámaras, él trabajaba con la resistencia y era respaldado por Monimbó”, afirma ‘Libertador’.
El proceso judicial y las “pruebas”
Julio Montenegro, abogado defensor de Lacayo, asegura que su defendido no iba a Costa Rica a traficar droga, sino para huir de la persecución política y relatar la barbarie contra Monimbó a la prensa internacional. En su mochila, afirma, había ropa, y no cocaína, y sostiene que quienes lo capturaron no fueron policías, sino civiles encapuchados.
“En la audiencia preliminar tuvo la representación de un defensor público, que le dijo al juez que, sobre la acusación del Ministerio Público, no iba a emitir ningún criterio, sino que fuese él quien decidiera. El abogado debía argumentar la detención ilegal por civiles armados”, critica Montenegro, para quien lo lógico hubiera sido reclamar la nulidad, basada en la detención ilegal y la acusación por un delito que no ha cometido. Lacayo lleva 117 días en prisión, y confinado en una celda de castigo, espera audiencia para un juicio.