6 de mayo 2021
Sin calles libres ni taburetes a los que subir para lanzar el chagüite, sin el importante saludo cara a cara ni las visitas casa por casa, sin debates políticos televisados, las y los precandidatos presidenciales enfrentan la más extraña de las campañas políticas de Nicaragua atenazados por la represión gubernamental y la pandemia.
Sin masas en las calles amenazadas por pistoleros, solo quedan las redes sociales a las que los precandidatos y la sociedad nicaragüense se agarran como náufragos abrazando el trozo de madera en medio de la tormenta, pues estas les están permitiendo emitir el discurso político, recibirlo, apoyarlo, difundirlo, conocerlo, rechazarlo, criticarlo. Para votar en las elecciones previstas para noviembre.
Y así tenemos en las redes sociales a precandidatos emitiendo más contenido proselitista en el último mes y a la gente entregada al debate político, dando “me gustas” y comentando, rechazando y aprobando. Tenemos fenómenos de precandidatos lanzando un tuit y a decenas de tuiteros comentando, en una actividad que podría simular una asamblea política en la vida real de algún barrio de este territorio sitiado por los policías del régimen de Ortega. También hay simulaciones de debates políticos entre grupos de simpatizantes a raíz de hechos que involucran a sus candidatos.
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Comparando actividad e interacción en las redes sociales
Las redes sociales que más están usando los precandidatos y sus simpatizantes para sus campañas son Facebook y Twitter, en menor grado la red Instagram, y en poco grado Tik Tok, YouTube, blogs, web, radio (podcast) y reuniones virtuales por medio de zoom. Eso en público, porque en privado la actividad es frenética: WhatsApp y Telegram son utilizadas también para difundir contenido textual, visual y sonoro a sus simpatizantes; y sobre todo para la organización política de las campañas de los precandidatos, ese engranaje de detalles tan importantes para afinar campañas de comunicación política.
En Facebook, la red que acumula el mayor número de cuentas registradas con casi tres millones y medio de cuentas (observen que cada persona podría tener una o más cuentas en esta red) en el país, según el DataReportal de 2021, los precandidatos tienen sus perfiles personales, páginas de candidato, además grupos de amigos que les abren espacios para promocionarles. Así se observa la actividad en Facebook:
Según los datos que arroja la aplicación Metricool, en el período del 3 de abril al 2 de mayo se observa un crecimiento sostenido de seguidores en las páginas públicas de Félix Maradiaga, Arturo Cruz, Medardo Mairena y Cristiana Chamorro; en menor medida crece Juan Sebastián Chamorro y casi no crece Miguel Mora. Hay que tomar en cuenta que no podemos acceder a medir el crecimiento de seguidores en los grupos privados y perfiles personales, pues Facebook no lo permite al ser información privada.
En sus perfiles personales los seguidores de Mora y Maradiaga se cuentan por miles. La cuenta de Mora alcanza los 74 253 seguidores que empezaron cuando únicamente era periodista, luego preso político y ahora convertido en precandidato. La cuenta de Maradiaga alcanza los 60 094 seguidores. Otro número notable es el del grupo de amistades de Cristiana Chamorro que nació para seguir a la precandidata y alcanza los 27 000 seguidores.
Son notables los casos de Medardo Mairena cuya página alcanza los 19 044 seguidores y nació en julio de 2018 al calor de las protestas políticas, su encarcelamiento y tortura por parte del régimen; también, el caso del precandidato Arturo Cruz, cuya página nace en febrero de 2021 y tiene crecimiento sostenido con 1947 seguidores.
La simpatía que los precandidatos despiertan en sus simpatizantes se puede medir por el término “engagement” que utilizan las aplicaciones. El término pretende medir la pasión, amor, sentimientos que despiertan en los seguidores al utilizar los clic, “me gustas”, compartidos y comentarios. La suma de esa actividad se entiende como “compromiso y fidelidad”.
Aquí, a esta medición la llamaremos interacción comunicativa, puesto que observamos a los seguidores y precandidatos no en su relación comercial de producto en venta y comprador, sino como actores políticos en medio de una práctica social y política como es una campaña electoral y comunicación política.
Esta interacción comunicativa indica el grado de involucramiento que tienen los simpatizantes con sus precandidatos, actuando con casi todas o todas las opciones que les ofrece la red social para expresarse: alguien que comparte, da “me gustas”, comenta y mira el video, por ejemplo, es alguien muy comprometido con el o la precandidata.
Así se observa el grado de interacción comunicativa de los seguidores con sus precandidatos, según Metricool:
Como se observa en el gráfico el mayor ratio de interacción comunicativa lo tiene la precandidata Cristiana Chamorro con 106.45 duplicando y triplicando a los demás. Esto es que del total de seguidores a Chamorro le dan me gustas, comparten, comentan con fiel asiduidad: se comunican más con sus publicaciones. Los seguidores de los demás también actúan aunque usan en menor medida las opciones que les ofrece la red social.
Esto puede deberse a que esa interacción ocurre en otros sitios, como por ejemplo, el perfil personal del precandidato.
Mientras en la red social Twitter, la actividad se manifiesta de esta manera:
Por ahora, los precandidatos Miguel Mora y Félix Maradiaga tienen en Twitter el mayor número de seguidores: 88 600 y 70 500 respectivamente. Le siguen en orden por número de seguidores Juan Sebastián Chamorro con 32 500; Cristiana Chamorro con 14 400; Medardo Mairena con 8081; Américo Treminio con 5048; George Henríquez Cayasso con 2681; Arturo Cruz con 1958; y Noel Vidaurre con 115. No constan cuentas públicas en Twitter de los precandidatos Luis Fley y María Eugenia Alonso.
Tenemos comprobado que existen muchas cuentas de nicaragüenses en Twitter que debido a la represión política están escondiendo sus cuentas usando redes privadas virtuales (VPN) o bien cuentas con seudónimos, por lo que podemos deducir que los números que se presentan en el gráfico de arriba podrían ser mayores para todos los precandidatos de existir un ambiente de interacción comunicativa en libertad.
El alto número de seguidores en cualquiera de las redes sociales no significa mayor simpatía. De hecho existen los casos de precandidatos con alto número de seguidores que obtienen pocos corazones y pocos “me gustas” en la interacción comunicativa. Porque en Nicaragua tenemos el caso de cuentas de precandidatos que nacieron con una identidad, por ejemplo “preso político” y que despertaron mucha solidaridad, y que ahora con su nueva identidad de “precandidato de alguno de los grupos”, las simpatías se diluyen.
Qué pasa en Instagram
Frente a los altos números de seguidores que tienen los precandidatos en Facebook y Twitter llama la atención que en Instagram la actividad se observa baja, a pesar de que es la segunda red con más usuarios registrados en el país.
La actividad en Instagram es notable por parte del precandidato Félix Maradiaga (7236 seguidores), colocándolo mejor posicionado en el uso de las redes sociales para amplificar su discurso político. Duplica a Miguel Mora que tiene 2432 seguidores y quintuplica o se lleva de calle a los demás, como puede observarse en el gráfico anterior. Ambos precandidatos, además, adaptan su contenido a esta red social que se caracteriza por narraciones de la vida personal e intereses políticos de sus usuarios, aunque todavía no consiguen dotar sus contenidos del estilo “instagramer” esto es iluminado, bucólico, reflexivo y romántico usando muy buenas fotografías que atraen a los seguidores de la red.
Precandidatos en otras redes sociales
Es menor el grado de actividad de las y los precandidatos en otras redes sociales, aunque es valioso de hacerlas notar debido a que la intención de uso de otras redes sociales indica la búsqueda y el encuentro de simpatizantes en otras franjas de edad.
Solo Juan Sebastián Chamorro y Arturo Cruz tienen blogs y sitios web propios. Maradiaga y Cruz tienen sus páginas en Wikipedia. El único con canal en YouTube es Miguel Mora, aunque este proviene de la cuenta original Canal 15 y no sería exacto corresponder el alto número de seguidores que obtuvo como medio de comunicación –tiene 64 700 suscriptores– ahora con su nuevo rol de político y candidato. Aunque le sirve para los efectos de exposición que Mora necesita para sus videos.
Maradiaga tiene su cita semanal por Radio Corporación con micrófono abierto y Juan Sebastián Chamorro hace encuentros por zoom mediante registro previo. Es muy notable el esfuerzo de Maradiaga y Cruz por tener presencia en la red Tik Tok cuya dinámica es un reto para políticos de cualquier país: Cruz tiene 40 seguidores y Maradiaga 243. Ambos, por ahora, se limitan a subir videos y no están usando la variedad de formatos que ofrece esta red.
Los retos de la campaña electoral en Nicaragua
Los retos y desafíos para esta campaña electoral usando las redes sociales son enormes. Todos los actores políticos que se integran en un período electoral se encuentran afectados debido a la represión política que impide usar las plazas públicas y la libertad de expresión: los medios de comunicación y periodistas para dar seguimiento entrevistando a la gente y organizando los debates políticos, los precandidatos para encontrarse con sus simpatizantes, las marcas comerciales para anunciarse en los medios de comunicación y exponer sus productos en los espacios de mayor audiencia, las agencias de comunicación y publicidad para gestionar la comunicación política y dinamizar con marketing político a los precandidatos y la sociedad en general para ejercer libremente su comunicación política en período de campaña electoral.
La actividad política de una campaña electoral usando únicamente las redes sociales no puede sustituir a la actividad política de una campaña electoral practicada persona a persona. En situación normal, la actividad de las redes sociales acompañaría a la actividad política ejercida en físico. Por eso los precandidatos y sus seguidores podrían presionar más al Gobierno para que levante el estado policial. Y el régimen –cuyo candidato Daniel Ortega no tiene presencia propia en ninguna red social– debería decidirse de una vez por todas a enfrentarse en justa ley con los candidatos electorales.