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Minoría sandinista celebra la decadencia de Ortega y Murillo el 19 de julio

“Del 100% de convocados, el 90% vamos obligados, porque todos los sábados tenemos que ir a marcha y pasan asistencia”, afirma médico

Celebración del 19 julio

Some of the Ortega supporters who were selected and taken to the celebration of July 19, 2022. Photo: Presidential Office

Octavio Enríquez

16 de julio 2023

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“María”, de 34 años, está preparando pedidos en la pequeña fritanga con que se gana la vida en Nicaragua. No le da tiempo de responder a la pregunta de lo que piensa de Daniel Ortega y su familia en esta noche de trajín exigente. Atiende a los clientes que llegan atraídos por el olor de la comida recién hecha, una diversidad de opciones entre carne y pollo asado, gallopinto y queso frito.

Lleva cinco años sin ejercer su profesión de contadora pública desde que el régimen de Ortega y Rosario Murillo inició el cierre, en diciembre de 2018, de los organismos no gubernamentales, donde ella solía trabajar. “Se me ha hecho difícil encontrar empleo”, lamenta.


Para esta profesional, su supervivencia económica ocupa su agenda cotidiana, relegando cualquier otro tipo de tema como la conmemoración de la caída de la familia Somoza el 19 de julio de 1979. Es una efeméride convertida en un acto partidario de la familia gobernante que se ha erigido como una nueva dictadura con sus 16 años en el poder, la tercera más longeva en América Latina detrás de Cuba y Venezuela.

“La verdad es una fecha que, a este tiempo, no tiene nada de relevancia. Ya ni siquiera los más ‘enamorados’ del partido de Gobierno se les nota alguna emoción”, señala esta mujer, quien califica la festividad partidaria como “chinamo”, en referencia a los juegos de feria comunes en los pueblos. “Antes se tomaban en serio los preparativos y se sentía en el ambiente la devoción a la fecha, eso ya no ocurre”, sostiene.

La visión de “María” contrasta con la propaganda estatal que inició “julio victorioso”, enfatizando que se enrumbaron a la celebración del 44/19, en referencia al aniversario 44 del triunfo de la revolución sandinista, cuyo acto principal se realiza sin la participación masiva de los simpatizantes desde 2019, debido al deterioro cada vez más notable de la base política del régimen que se sostiene en el poder por las armas.

“Todos los julios siempre 19, siempre será 19 en fuerza de victoria de la mano de Dios”, dijo Murillo el 1 de julio de 2023 para dar lugar a una serie de actividades partidarias en las principales cabeceras departamentales del país, entre ellas caminatas a las cuales son convocados trabajadores del Estado, quienes viven bajo vigilancia política y son sujetos de presiones de los comisarios del partido de Gobierno instalados en las distintas instituciones del Estado con un brazo largo a los barrios.

La sobrevivencia económica y la migración de ciudadanos desde 2018 —a causa también de la crisis política generada por la represión estatal que dejó centenares de muertos— es la realidad de los nicaragüenses. Los datos oficiales les dan la razón a sus preocupaciones: un país en crisis sin posibilidad de futuro. 

El salario mínimo aprobado en 2023 es de 7791.51 córdobas, cubre cerca del 40% del costo de la canasta básica de 53 productos, de acuerdo con la información del gubernamental Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (Inide).

CONFIDENCIAL entrevistó a cuatro ciudadanos radicados en Nicaragua que plantearon sus puntos de vista desde el anonimato, sobre el 19 de julio, la erosión de la base política del FSLN y la desaprobación de la gestión de Ortega y Murillo. 

“Guillermo”, un jubilado de 80 años que simpatizó con el FSLN en algún momento de su vida hasta antes del ascenso de Ortega al poder en 2007, dice que el descontento de la población se explica por una crisis económica que sigue su curso, “a pesar de que el Gobierno ha hecho un montón de cosas: carreteras, parques y estadios”

“Hay una crisis que no ha implosionado, como solapada, pero ahí está. A veces yo veo que la gente hace críticas a aquellos que van a conciertos y a los que llenan los bares, pero yo creo que es una manera de salir de la angustia y la ansiedad que vive la población”, agregó el jubilado, quien considera que los viejos militantes del FSLN señalan a Murillo como “el problema” y se “expresan mal de ella”.

“Ya comenzaron a instalar toldos en los alrededores de la Plaza, pero no se ve movimiento de gente. Últimamente no han celebrado el 19 de julio en la plaza. Ha sido de otra manera. Cada día el conglomerado que simpatiza con ellos es menor. No tienen la capacidad de llegar a tanta gente”, recalcó este jubilado, habitante de Managua.

La migración es otro factor a tomar en cuenta en cualquier análisis político. Según los datos del programa de Migración, Remesas de Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento con sede en la capital de Estados Unidos, en el exterior hay 1 270 000 nicaragüenses, lo que representa el 18.5 % de la población actual.

Junieette Brenes, de 38 años, disidente del partido de Gobierno y radicada en Reino Unido, sostiene que  la “venda se cayó para muchos simpatizantes del FSLN desde 2018”, cuando ocurrió la masacre. Hoy piensa que la opinión negativa que se percibe de Ortega en las encuestas es similar a la que se tiene en el exterior, de un dictador caracterizado por la corrupción.

“Hay desesperanza en Nicaragua. La gente no confía en los Ortega, pero están claros que van a seguir en el poder y no estamos próximos a una democracia. Me preocupa mucho también la desconfianza que hay en la oposición”, cuestionó Brenes, quien ve al FSLN como un partido distinto al que le “contaron” cuando militó en el oficialismo.

Para ella, el FSLN es el causante de un enorme daño a la población. Brenes montaba las actividades culturales del partido en su barrio Monseñor Lezcano desde que tenía los siete años de edad, fue parte de la Juventud Sandinista, participó posteriormente como  fiscal de organizaciones aliadas del oficialismo en su Junta Receptora de Votos e hizo también visitas casa a casa para “concientizar”. 

Brenes trabajó en el Poder Judicial y fue en esa institución donde empezó a ver cosas que no le parecían correctas. Es hija del preso político Hugo Brenes, un exmilitar que se negó a reprimir a la población en 2018. Ha sido objeto de amenazas de parte de fanáticos por su posición crítica al Poder Ejecutivo.

La música revolucionaria de antaño ha sido reemplazada por canciones pop y rancheras en honor a la figura de Daniel Ortega. Foto: Tomada de El 19 Digital

Manuel Orozco: “Acto es para medir el clima político interno”

Para el politólogo nicaragüense Manuel Orozco, director del programa de Remesas en Diálogo Interamericano, la celebración del 19 de julio puede verse como una “negación de lo que hay”, pero sigue teniendo un doble sentido de utilidad para la cúpula de esa organización: la efeméride nacional y también un culto a la lealtad del orteguismo.

“Es un mecanismo para medir el clima político al interior de sus bases. Los he estado observando y lo que he visto es que los tipos mediáticos orteguistas tienen menos audiencia (mi observación empírica, pero sistemática cada dos días los últimos dos años). Si le pusiera un número, la audiencia habría decaído de 500 seguidores regulares a 250. Segundo, los comentarios de simpatía al orteguismo o al partido han decaído sustancialmente”, explicó el politólogo desde Washington, DC.

Orozco analizó en un artículo de opinión los resultados de la encuesta de junio de 2023 de CID Gallup, patrocinados por CONFIDENCIAL, en que se reveló que sólo el 13% de los nicaragüenses simpatiza con el partido de Gobierno. Para el especialista, se percibe que hay una base partidaria sin cohesión y con claras señales de disenso e inconformidad.

“Realmente veo que, si lo económico no les está sirviendo, lo internacional tampoco, y el círculo de poder se achica, lo que está quedando rezagado es la cohesión del grupo cívico democrático”, lamentó Orozco.

Una “dictadura en decadencia”

Para la feminista y expresa política Tamara Dávila, desterrada en febrero pasado a Estados Unidos junto a 221 reos de conciencia, el régimen de Ortega está en decadencia. La situación económica y social de los nicaragüenses ha descubierto también la mentira de la narrativa oficialista de que el país “vive bonito” y en realidad la prosperidad solo es notable para los allegados de Ortega.

“Daniel Ortega y Rosario Murillo no están dando respuesta a los problemas que la población tiene: la comida, oportunidades de trabajo, salud, bienestar y tampoco están dando respuesta a las necesidades de seguridad”, afirmó Dávila.

De acuerdo con la feminista, el desgaste en el FSLN se explica en que la gente no ve ningún beneficio en pertenecer a las filas de una organización cuyas decisiones territoriales, incluso, están subordinadas a la cúpula de Ortega.

Dávila enlistó los problemas más urgentes de la población: las mesas de sus hogares están cada vez más desprovistas de alimentos, no hay trabajo, si hay empleo es precario, es más difícil mandar los hijos al colegio, y tener acceso a la salud. 

“Heberto” comparte muchas de estas ideas. Es médico. El 70% de su salario se va en los gastos de su manutención y sostiene que cada día le “alcanza menos, a pesar de no tener una familia numerosa”. 

Sumado a esa crisis por falta de recursos económicos también sufre por la paranoia de las autoridades que persiguen cualquier crítica en las instituciones. “Los mismos Ortegas y sus fieles son paranoicos. Eso se ve desde sus eventos y marchas tan monótonas… Del 100% de convocados, el 90% vamos obligados, porque todos los sábados tenemos que ir a marcha y pasan asistencia, dónde nos dicen que no podemos faltar más de tres veces”, explicó “Heberto”.

Daniel Ortega y Rosario Murillo aplauden durante la celebración del 19 de julio de 2022. Foto: Presidencia

Los responsables de la persecución son los sindicatos de la Federación de Trabajadores de la Salud (FETSALUD), dirigido por el presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, uno de los principales operadores de la pareja presidencial.

Cuando se le pregunta a “Heberto”, sobre cuál es el principal error que explique el desplome del FSLN en las encuestas, su respuesta es contundente: “Ser cínicos, sinvergüenzas, hipócritas”.

En la misma sintonía del médico, el jubilado “Guillermo” opina que en el caso de los empleados del Estado, ellos se mantienen en cargos y en el partido de Gobierno, porque se los han exigido. “Lo hacen para conservar su trabajo y garantizar el alimento en sus casas”, añadió.

Un expolicía con más de una década en condición de retiro, quien estuvo vinculado a las estructuras históricas del Ministerio del Interior en los años ochenta, sostiene que lo primero que se debe entender es que el partido que conoció no existe, lo que hay en realidad es otro con el “sello robado”.

Se simpatice o no con el FSLN, el exoficial recordó que la revolución fue un referente internacional, que conquistó el poder con las armas y lo entregó tras perder en las urnas en 1990, donde un sector de la población cree en ese imaginario, aunque está claro que se cometieron “errores” que explican los resultados electorales de entonces y que continuaron posteriormente.

“No se debe confundir con el sandinismo. El danielismo es el que ha gobernado hasta consumarse como dictadura sangrienta”, afirmó y mencionó al actual régimen que se caracteriza por sus altos niveles de descomposición y corrupción. 

La encuesta citada de CID Gallup muestra que el 56% de la población estimó que la corrupción ha aumentado hasta convertirse en uno de los principales problemas denunciados por la población.

“Los símbolos de la actualidad son los de su máscara. No convence a nadie. Ya no los ven (a Ortega y Murillo), pero para el porcentaje de sus votantes seguros, los mantiene como los adictos a quienes les da su dosis”, finalizó, describiendo el ejercicio de gobierno de Ortega y Murillo como un acto de “poder y muerte para seguir gobernando”.

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Octavio Enríquez

Octavio Enríquez

Periodista nicaragüense, exiliado. Comenzó su carrera en el año 2000, cuando todavía era estudiante. Por sus destacadas investigaciones periodísticas ha ganado el Premio Ortega y Gasset, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa, y el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS).

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